El sacrificio de Abel y Caín. Génesis 4:3-7. “ Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él. ” La institución de los sacrificios como ofrenda por el pecado, trasciende a la ley. Mucho antes que Moisés recibiese la orden para la reglamentación de cada uno de los diferentes tipos de ofrenda, ya había sido
Somos una Iglesia que profesa el Evangelio de Jesucristo contenido en las sagradas escrituras del cual, encomendado a los Apóstoles mediante el ministerio de la reconciliación para salvar nuestras almas. Constituida para el crecimiento espiritual y aprendizaje de las verdades bíblicas, proclamar las buenas nuevas de salvación, propiciando la reconciliación del hombre con Dios para que vivamos sobria, justa y piadosamente, a fin de presentarnos perfectos en Cristo Jesús para toda buena obra.