Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de octubre 29, 2016

Las Moradas Eternas

Las Moradas Eternas Nuestra habitación celestial 2da Corintios 5:1-3 “Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos.” Una de las preguntas que el ser humano se ha hecho es ¿Cómo resucitaran los muertos? “Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?” 1ra Corintios 15-35. Por medio de las sagradas escrituras Dios nos da a conocer algunas características del nuevo cuerpo que hemos de tener luego que se d é la resurrección. Si tomamos en cuenta la materia de la que es hecho tenemos una diferencia con el cuerpo que hoy tenemos: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” Génesis 2:7. Por eso el Apó

Dios y su poder

Dios y su poder. Hablando Dios con Moisés, estando ya en Egipto y antes de mostrar las maravillas que Dios mostró por medio de plagas en Faraón y su pueblo, le dice la forma como él se dio a conocer a Abraham, a Isaac y a Jacob.   “ Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre JEHOVÁ no me di a conocer a ellos.” Éxodo 6:3. Es maravilloso poder ver que el Dios a quien servimos puede darse a conocer como el Dios Omnipotente, que todo lo puede. Dios goza de una cualidad única en relación a las cosas que es capaz de hacer. Dios puede hacerlo todo. Creó lo que hoy vemos de lo que no se veía. “Por la fe entendemos haber sido   constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.” Hebreos 11:3. Por esta cualidad de Dios fue conocido en el principio “Dios Omnipotente” Indefectiblemente, Dios tiene poder. Este poder de Dios es invisible.   Así está descrito en la palabra de Dios; pero lo cono