El fundamento de Nuestra
Creencia
“edificados sobre el
fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo
Jesucristo mismo,” Efesios 2:20.
Es
fácil encontrar un sinfín de denominaciones en el mundo de hoy, basadas en las
enseñanzas de un dirigente o líder en particular. Las abundantes denominaciones
van más allá de la necesidad de estar legales en un país, o cumplir con las
leyes terrenales. Ante esta realidad surge la pregunta ¿Cuál es la verdadera? Y
pensamos que por el hecho de que lleve el nombre de Cristo o apostólica ya eso
le da el carácter de legitima, pero nada más alejado de la realidad.
Algunos
tratan de clasificarlos en Unitarios, Dualistas, Trinitarios o simplemente
monoteístas o politeísta, pensando que de esa forma pueden tener una idea
global de las denominaciones.
Esto
no es nuevo. Ya en los tiempos de Jesucristo encontrábamos diferencia entre los
que profesaban ser discípulos de moisés.
“En la cátedra de
Moisés se sientan los escribas y los fariseos.” Mateo 23:2.
Los
fariseos y los saduceos, aunque ambos predicaban a Moisés, diferían en algunas
enseñanzas, como la resurrección, los espíritus, los ángeles, entre otros.
a a) Saduceos:
“Aquel día vinieron a
él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron,” Mateo 22:23.
“Porque los saduceos
dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos afirman
estas cosas.” Hechos
23:8.
b b) Fariseos:
“Porque los fariseos
y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si muchas veces
no se lavan las manos, no comen.” Marcos 7:3.
“Pero el Señor le
dijo: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del
plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad.” Lucas 11:39.
Inclusive estas
diferencias ya existían en los tiempos de los Apóstoles bíblicos:
“Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de
Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue
crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?” 1ra Corintios
1:12-14.
¿Por
qué no hemos podido salir de ese sistema? La razón es porque, aunque profesan
que la biblia es la palabra de Dios, no aceptan parte de sus enseñanzas.
Algunos por conveniencia otros resistencia. Sea cual sea la causa, cada
denominación hace su propio dogma, inclusive aquellos que dicen que no
pertenecen a ninguna religión; pues ellos mismo terminan rechazando parte de
las enseñanzas bíblicas y no coinciden con las enseñanzas que predicaron los
apóstoles.
Debemos
tener en cuenta que aunque a los seguidores del evangelio de Cristo les
llamaron cristianos, no así a todos los que vivieron antes de Cristo pero que
también agradaron a Dios con su manera de vivir. De manera que no podemos
excluir a los que vivieron antes de Cristo de la salvación pues ellos también
buscaron agradar a Dios aun cuando no les llamaron cristianos.
Ante los tiempos que
se avecinaban, el Apóstol pablo nos recomienda:
“edificados sobre el
fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo
Jesucristo mismo,” Efesios 2:20.
Esto
nos permite mantener las enseñanzas dadas por Dios en diferentes tiempos, de
diferente manera, pero que nos llevan a conocerle quien es realmente él.
¿Qué somos?
Seguidores
del evangelio que Dios envió por medio de los profetas, Apóstoles incluyendo a
Jesús el Cristo. Dios es el Autor de los mensajes que se predican a lo largo de
toda la biblia, por eso encontramos:
a) “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas
maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días
nos ha hablado por el Hijo,” Hebreos 1:1.
b)
“Dios envió mensaje a
los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo;
éste es Señor de todos.” Hechos 10:36.
c)
“Pero no quisieron
escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír; y
pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que
Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas
primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.” Zacarías 7:11-12.
d)
“Los profetas que
profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente
indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo
indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de
antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. A
éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban
las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio
por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los
ángeles.” 1ra de
Pedro 1:10-13.
e)
“Profeta les
levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su
boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare. Mas a cualquiera que no oyere
mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.” Deuteronomio
18:18-19.
De manera que Dios se ha encargado de darnos a
conocer, a través del tiempo, las palabras de su boca que ha puesto en boca de
sus siervos. Por eso la recomendación de Pablo es:
“edificados
sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal
piedra del ángulo Jesucristo mismo,” Efesios 2:20.
Aparecen
acá Apóstoles, profetas y como principal Jesucristo. No podemos ignorar las
palabras que cada uno de ellos ha hablado, pues para nuestra edificación fueron
dichas. No podemos quedarnos solo con las que dijeron los apóstoles, o con las
que dijeron los profetas o nada mas creer a las que dijo Jesucristo pues sería
no atender a las palabras que Dios ha mandado por medio de alguno de sus
siervos.
El
común denominador en Apóstoles, profetas y Jesucristo es: El evangelio que Dios
envió por su espíritu a través de cada uno de ellos. Hoy es necesario seguir
dependiendo de Dios, quien con su Espíritu nos guía a toda la verdad.
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os
guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que
hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.” Juan 16:13.
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en
mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo
os he dicho.” Juan
14:26.
El
común denominador es “El Espíritu de Dios”
“Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu
Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.” Hechos 5:32.
“Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión
y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si
descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada
primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios
juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos
del Espíritu Santo según su voluntad.” Hebreos 2:2-4.
Se presenta un dilema.
¿Seguidores
de Cristo o del evangelio?
Al
ser simplemente seguidores de Cristo, existe la tendencia a predicar la persona
y sus características, mas no lo que enseñaba. Esto es lo que ha acontecido en
gran parte de las denominaciones a lo largo de la historia, inclusive llegando
a conformarse nuevas denominaciones que llevan el nombre del líder o persona
quien fungía como principal entre ellos; resaltando los meritos de esas
personas. En otros casos esto ha llegado a ser causal de separación de algunos
de la iglesia, pues piensan que las enseñanzas y revelaciones terminan con la
muerte física del líder y no ven lo que Dios va realizando al ir
progresivamente sacando a la luz verdades que han estado veladas a nuestros
ojos por mucho tiempo o simplemente nos se han negado a revisar pues sería
aceptar que por mucho tiempo han estado desviados de la verdad.
Debemos predicar a Dios y su
evangelio.
Qué
bueno sería que nos preguntáramos ¿De quién es el evangelio que predicamos?
Puesto que en las sangradas escrituras encontramos al dueño de evangelio
deberíamos procurar que el evangelio que predicamos coincida con el que Dios ha
enviado por medio de sus siervos.
“Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante
la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la
predicación.” 1
de Corintios 1:21.
“Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el
evangelio de Dios, que él había prometido antes por sus profetas en las
santas Escrituras, acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del
linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según
el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,” Romanos 1:1-4.
“Mas os he escrito, hermanos, en parte con atrevimiento, como para haceros
recordar, por la gracia que de Dios me es dada para ser ministro de Jesucristo
a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles
le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo.” Romanos 15:15-16.
“Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido
entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias
vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos.” 1ra Tesalonicenses 2:8.
Dios
por medio de su Espíritu, nos da a conocer, a través de los profetas, apóstoles
y su hijo amado, su mensaje y propósito para con nosotros.
Siendo
que el evangelio es de Dios, entonces ¿Por qué aparecen expresiones tales como?:
a) El evangelio de Cristo.
“Porque no nos hemos extralimitado, como si no llegásemos hasta vosotros,
pues fuimos los primeros en llegar hasta vosotros con el evangelio de Cristo.” 2da Corintios 10:14.
Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por
la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino
que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Gálatas 1:6-7.
“Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.” Marcos 1:1.
b) El evangelio de los
apóstoles.
“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con
otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.” Hechos 2:42.
c) El evangelio de Pablo.
“Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de
Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde
tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras
de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas
las gentes para que obedezcan a la fe, al único y sabio Dios, sea gloria
mediante Jesucristo para siempre. Amén.” Romanos 16:26-27.
“Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos
conforme a mi evangelio, en el cual sufro penalidades, hasta prisiones a modo
de malhechor; mas la palabra de Dios no está presa.” 2da Timoteo 2:2-9.
Todo
esto tiene que ver con el sentido de pertenencia. Se siente parte de.
Si
usted llaga a un banco y en ese momento no hay línea, o no hay dinero en
efectivo, la persona que le atienda le dirá: “En este momento no tenemos línea,
o no tenemos efectivo. ¿Acaso el dinero es del empleado? ¿Es el empleado el que
no tiene línea? Ciertamente, como trabajador, se siente parte del banco y asume
que es él.
Sin
lugar a duda, el evangelio es de Dios, dado por medio de su Espíritu a través
de sus siervos y estos siervos se sienten parte del evangelio; por medio del
cual ellos mismo son salvos.
En
las sagradas escrituras encontramos una afirmación valida aun en nuestros días,
dada por medio del Rey Salomón:
“Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.”
Eclesiastés
12:13.
Nos
introduce Salomón, en la realidad de toda nuestra vida llamada cristiana. El
propósito es que nosotros vivamos para Dios, sirvamos a Dio y le obedezcamos en
todo cuanto el nos ha mandado. Nuestra reconciliación es con Dios para que
vivamos para él. Esto era parte de lo que predicaba el apóstol pablo:
“Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones
atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; porque pasando y mirando
vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción:
AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien
yo os anuncio. El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay,
siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos
humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues
él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Y de una sangre ha
hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la
tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su
habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando,
puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque
en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas
también han dicho: Porque linaje suyo somos. Siendo, pues, linaje de Dios, no
debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura
de arte y de imaginación de hombres. Pero Dios, habiendo pasado por alto
los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo
lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará
al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a
todos con haberle levantado de los muertos.” Hechos 17:22-31.
Al nosotros buscar a Dios, guardar sus mandamientos y
ordenanzas, garantizamos que Dios va a darnos la recompensa al final de los
tiempos. Aun cuando no existía la ley, Dios dijo de Abraham que él había
guardado todo lo que Dios le había ordenado:
“Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu
descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán
benditas en tu simiente, por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto,
mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes.” Génesis 26:4-5.
Hubo recompensa, para Abraham, como también lo habrá
para todos los que son fieles a la voz de Dios, sin importar por boca de quien
Dios le envió el mensaje. Basta con reconocer que el mensaje viene de parte de
Dios para que lo pongamos en práctica y obedezcamos.
De todas las doctrinas enseñadas por las diferentes
denominaciones, al enemigo de nuestra alma le preocupa solo aquellas que están
conforme al mandato de Dios. El enemigo conoce las sagradas escrituras,
inclusive aún mejor que muchos que se llaman cristiano y asisten regularmente a
una iglesia. Es contra las personas que enseñan la verdad de Dios y su
evangelio que el enemigo se ensaña más para buscar destruirlos. Contra ellos
hace guerra. Así lo relata el apóstol Juan en el libro de Apocalipsis:
“Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer
guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los
mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.” Apocalipsis 12:17.
No salió a hacer guerra con cualquiera, sino contra
aquellos que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de
Jesucristo. ¿Tendrá importancia el tener el fundamento correcto? Por eso el
apóstol Pablo dijo:
“edificados sobre el
fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo
Jesucristo mismo,” Efesios 2:20.