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El origen Divino de Jesucristo



 El origen Divino de Jesucristo

Cuando hablamos del origen de alguien tenemos en cuenta, básicamente, tres (3) cosas:
a)    Lugar de nacimiento.
b)    Madre
c)    Padre.
Así lo describe la sagrada escritura, cuando Dios, por boca del profeta Ezequiel, hablando del origen de Jerusalén, dice: “y di: Así ha dicho Jehová el Señor sobre Jerusalén: Tu origen, tu nacimiento, es de la tierra de Canaán; tu padre fue amorreo, y tu madre hetea.” Ezequiel 16:3.
Si buscamos, en las sagradas escrituras, estos tres (3) elementos para saber el origen de nuestro Señor Jesucristo ¿Qué encontraríamos?
a)    ¿Donde Nació? Para algunos Jesucristo nació en el cielo. Para otros Jesucristo es eterno junto al Padre; y estando en el cielo entonces se encarnó, se convirtió en carne. Pero ¿Qué dicen las sagradas escrituras de donde nació? Dios ya había profetizado de antemano en qué lugar debía de nacer el Cristo. Por boca del profeta Miqueas había dicho:
“Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.” Miqueas 5:2.
Quiero aclarar que la expresión “Y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad” No se está refiriendo a una preexistencia de Jesucristo; se refiere a que su venida, su aparición estaba programada desde antes de la fundación del mundo:
sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros,” 1ra de Pedro 1:18-20.
“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,” Gálatas 4:4.
Vemos que Dios desde la eternidad tenía un plan que ejecutó cuando el tiempo se cumplió.
Ahora, en lo concerniente a el lugar donde habría de nacer Jesucristo, dice claramente que era una ciudad llamada “Belén”, de Judá. Así estaba profetizado. Por esto cuando llegaron los Magos del oriente donde estaba Herodes preguntando por el Rey de los judíos que había nacido, Herodes indagó con los que conocían las escrituras proféticas:
 “Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:” Mateo 2:1-5.; y hace la referencia de las palabras de Miqueas.
Así vemos que el lugar de nacimiento fue Belén, aunque no fue el lugar donde fue concebido; pues María, cuando fue engendrado en su vientre el Hijo de Dios, no estaba en Belén sino en Nazaret, una ciudad de Galilea.
“Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.” Lucas 1:26-27.
Luego encontramos que, cuando ya era el tiempo para el alumbramiento, por causa de un edicto tuvo que viajar a Belén para censarse, pues José era de la tribu de Judá y estando allá se cumplió el tiempo en que debía de nacer el Cristo. Lucas 2:1-7.
Sin embargo, encontramos versículos en las escrituras que para algunos pareciera que estableciesen el origen de Jesucristo en otro lugar.
  • “El primer hombre es de  la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.” 1ra Corintios 15:47.; atribuyendo aparentemente a Jesucristo su lugar de origen al cielo. Pero ¿Es en realidad eso lo que dice este versículo? No; acá nos está haciendo énfasis a el origen de la materia prima usada para su creación, si pudiéramos llamarlo materia prima. El primer hombre es de la tierra, si es de la tierra entonces es terrenal.
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” Génesis 2:7.
De esto no queda duda, que el primer hombre, Adán, fue hecho del polvo de la tierra. Pero ¿Qué del segundo Adán? La biblia nos enseña que el segundo Adán, que es el Señor es del cielo, por lo tanto si es del cielo es celestial. Celestial se le denomina a los seres que no solo habitan en el cielo sino que la materia prima usada para su creación es del cielo. Por eso el Apóstol Pablo habla de:
“Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales.” 1ra Corintios 15:40.;
 Y no se incomode, pues usted sabe muy bien que inclusive, la ciencia ha demostrado que los astros brillantes que están en el cielo tienen diferentes características en lo que a composición se refiere. Unos gaseosos, otros rocosos pero aún así no es su composición igual a la de la tierra.
De la misma forma, los cuerpos celestiales, la materia prima de la que están hechos no es igual a la tierra; por eso no son terrenales.
Algunos dicen que la materia de la que fue hecho el hijo de Dios fue la palabra de Dios, pero ¿En verdad dice la Biblia esto? No. La biblia nos explica cómo es que Dios hace las cosas.
“Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.” Hebreos 11:3.
“Éstos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste,” 2da de Pedro 3:5.
Note usted que, no dice “de la palabra de Dios” sino que dice “por la palabra de Dios”. Mediante, por medio de, la palabra de Dios. Es cuando Dios da la orden, cuando Dios habla, cuando Dios ordena, manda y entonces las cosas ocurren, aparecen, llegan a ser, existen. Así lo escribió el salmista David.
“Alabad a Jehová desde los cielos; Alabadle en las alturas. Alabadle, vosotros todos sus ángeles; Alabadle, vosotros todos sus ejércitos. Alabadle, sol y luna; Alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas. Alabadle, cielos de los cielos, Y las aguas que están sobre los cielos. Alaben el nombre de Jehová; Porque él mandó, y fueron creados.” Salmos 148:1-5.
Vemos aquí la expresión “El mando y fueron creados” ¿Qué es mandar? Es dar una orden, es emitir una palabra. Por la palabra de Dios fueron hechos los cielos y también la tierra. Ahora bien ¿Qué pasó cuando Dios dio la orden? Cuando Dios manda entonces el Espíritu de Dios, que es enviado, fue e hizo con el poder de Dios, lo que Dios estaba ordenando. La palabra ordenando aquí no significa organizando sino que se refiere a mandato. Lo que Dios había mandado.
Así lo describió Job:
“El espíritu de Dios me hizo, Y el soplo del Omnipotente me dio vida.” Job 33:4.
o como lo relata el salmista David:
“Todos ellos esperan en ti, Para que les des su comida a su tiempo. Les das, recogen; Abres tu mano, se sacian de bien. Escondes tu rostro, se turban; Les quitas el hálito, dejan de ser, Y vuelven al polvo. Envías tu Espíritu, son creados, Y renuevas la faz de la tierra.” Salmos 104:27-30.
De manera que no es la palabra de Dios la materia prima, sino que es por la palabra que Dios emite, da, ordena que todas las cosas hayan llegado a ser. Así mismo es el origen del Hijo de Dios. Por la palabra de Dios, que había sido dada con anterioridad por boca de los profetas, cuando vino el cumplimiento del tiempo esta palabra se hizo una realidad y Dios por su Espíritu y con su poder obró en el vientre de María para que se concibiese el Cristo. ¿Cuál fue la materia prima? Indudablemente no fue de la tierra. La biblia aclara que es del cielo. ¿De qué parte del cielo? No lo dice; solo dice que es celestial.
“Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.” 1ra Corintios 15:49.
Y esto dando por sentado que Dios hubiese necesitado una materia prima, pues dicen las escrituras que “…lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” Hebreos 11:3. Aunque no necesariamente lo que nosotros no vemos no significa que no exista o no esté.
A pesar que la materia prima de la cual fue hecho el Cristo no es tierra, igual tiene la cualidad de ser mortal; por eso murió y resucitó, siendo el primero en resucitar para no volver a ver muerte.
“y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;” Colosenses 1:18.
“sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él.” Romanos 6:9.
Cosa que hubiese sido imposible si la materia prima hubiese sido la palabra de Dios; pues la palabra de Dios no muere, permanece para siempre.
“Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.” Isaías 40:8.
Entonces, aunque Jesucristo nació en Belén de Judea, su procedencia es del cielo pues no fue creado con polvo de la tierra sino, por la palabra fue enviado el espíritu de Dios que con el poder de Dios engendró a Jesucristo en el vientre de María. La materia prima es del cielo pero su aparición fue aquí en la tierra, en el vientre de María, por voluntad de Dios, por medio de su espíritu Santo, con su gran poder.

  • Otro versículo que aparentemente da otro origen a Jesucristo es:
“Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió.” Juan 8:42.
            Acá hay una expresión que ha sido usada para confundir a algunos “…yo de Dios he salido…” llegando erróneamente a la conclusión que si salió de Dios entonces es parte de Dios; es Dios.
            Permítame preguntarle ¿De dónde salió la creación? Y no hablo solamente de lo que vemos acá en la tierra. ¿De dónde vino lo que está en el cielo, en la tierra y aún debajo de la tierra? Seres innumerables que Daniel describe en la visión:
         “Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.” Daniel 7:9-10.
¿De dónde  proceden estos millares de millares y estos millones de millones? ¿No proceden acaso de Dios? ¿Quién fue su creador? Ciertamente por la palabra, por la orden de Dios fueron creados y por su voluntad existen. El Apóstol Pablo nos los recuerda que fue Dios el creador de todas las cosas.
“El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.” Hechos 17:24.
“Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.” Hebreos 2:10.
“Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios.” Hebreos 3:4.
“¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.” Romanos 11:33-36.
De igual manera que el Salmista David:
“Para siempre, oh Jehová, Permanece tu palabra en los cielos. De generación en generación es tu fidelidad; Tú afirmaste la tierra, y subsiste. Por tu ordenación subsisten todas las cosas hasta hoy, Pues todas ellas te sirven.” Salmos 119:89-91.
De manera que Dios es el origen, la razón de ser, la procedencia de todas las cosas.
Sin embargo algunos dicen: Pero es que en Juan 13:3 dice:
“sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba,”
Si, ciertamente allí dice que salió de Dios; pero hay que entender lo que aquí está diciendo. No fue que Dios se duplicó ni mucho menos; porque entonces tendríamos dos dioses o dos seres divinos. Así como tampoco fue que Jesucristo emanó, pues esto significaría que ya existía dentro de Dios. Dios tenía una parte que era el Hijo de Dios y esto no puede comprobarse por las sagradas escrituras.
Lo que si puede afirmarse es que Jesucristo dijo que él procede del Padre; pero este proceder no es una emanación. El dijo:
“Pero yo le conozco, porque de él procedo, y él me envió.” Juan 7:29.
El significado aquí de “proceder” es venir de parte de Dios. Por eso está escrito que los que no creían en él decían:
“Entonces algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios, porque no guarda el día de reposo. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había disensión entre ellos.” Juan 9:16.
Este proceder es venir de, así como dice el señor Jesucristo:
“Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti;” Juan 17:7
Y es que Dios es el origen o procedencia de todas las cosas. Así lo afirmó el Apóstol Pablo.
“porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios.” 1ra Corintios 11:12.
¿Por qué no una emanación? Porque  emanación es algo continuo, siempre pegado a su fuente de origen; un ejemplo sería el agua que emana de un manantial; pero Jesucristo es un ser aparte y distinto a Dios; inclusive con voluntad propia.
“diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.” Lucas 22:42.
“Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.” Juan 6:38.
Jesucristo procede de Dios, de origen celestial, dado a luz en Belén de Judea por medio de una virgen, María y esto no lleva a la segunda pregunta.
b)    ¿Quién es su mamá o su Madre? ¿Tiene o no tiene mamá? La respuesta más lógica y sencilla es si; y creo que pocos dudarían en señalar a María como la madre de Jesús. Pero ¿Por qué se considera a María como la madre de Jesús? Por el simple hecho de que ella llevó en su vientre y pario a Jesucristo.
“Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” Mateo 1:20-21.

c)    ¿Quién es su papá o padre? Pues pareciera también sencilla la respuesta de esta pregunta.
“Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía, de José, hijo de Elí,” Lucas 3:23.
Sin embargo encontramos en las escrituras a Dios mismo reclamando este titulo de Padre para él, en lo concerniente a Jesucristo:
“Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy.” Salmos 2:7.
“Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.” Mateo 17:5.
Estos como ejemplos de versículos donde Dios expresa que él es el Padre de Jesucristo. Pero ¿Cómo llegó Jesucristo a ser el Hijo de Dios? Para algunos la razón por la que Dios es Padre es porque Jesucristo es su Hijo, y nada más alejado de la realidad.
Dios es Padre o el Padre porque él es el creador de todo.
“Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros.” Isaías 64:8.
De manera que no es Dios el Padre porque Jesucristo es su Hijo, sino que por ser el creador, el artífice de todas las cosas es el Padre eterno, el que hace existir; y en el libro de los salmos, Dios hablando por boca de David, dice:
“Hallé a David mi siervo; Lo ungí con mi santa unción. Mi mano estará siempre con él, Mi brazo también lo fortalecerá. No lo sorprenderá el enemigo, Ni hijo de iniquidad lo quebrantará; Sino que quebrantaré delante de él a sus enemigos, Y heriré a los que le aborrecen. Mi verdad y mi misericordia estarán con él, Y en mi nombre será exaltado su poder. Asimismo pondré su mano sobre el mar, Y sobre los ríos su diestra. Él me clamará: Mi padre eres tú, Mi Dios, y la roca de mi salvación. Yo también le pondré por primogénito, El más excelso de los reyes de la tierra. Para siempre le conservaré mi misericordia, Y mi pacto será firme con él. Pondré su descendencia para siempre, Y su trono como los días de los cielos.” Salmos 89:20-29.
Permítame hacerle una observación. En el Antiguo testamento, en varias oportunidades, cuando se refiere a Jesucristo, no le llama “Jesús” sino que se refiere a él con el nombre David. Este Salmo 89, no es que David está hablando de sí mismo, sino que proféticamente habla del Cristo de Dios y dice que Jesucristo llamaría a Dios “Padre” y también le diría “Dios”; y esto se cumplió a cabalidad, cuando Jesucristo estaba acá en la tierra. Un ejemplo seria el episodio luego que resucitó, y las mujeres quisieron abrazarle, el les dijo:
“Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.” Juan 20:17.
Dios fue quien hizo que, en el vientre de María, por su Espíritu Santo y con su poder, existiese Jesucristo, el cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Esto le da más que derecho para ser se padre. Sin embargo, permítame ir un poco más allá. En el relato que hace el apóstol Pablo, explicándole a los hebreos, él escribe:
“Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.” Hebreos 7:1-3
Aclaremos que, acá habla de dos personas diferentes: Melquisedec y Jesucristo. No son el mismo. Ellos comparten algunas características en lo que a su origen se refiere.
Veamos cuales son estas características:
  • Sin Padre.
  • Sin Madre.
  • Sin Genealogía. (Isaías 53:8) (Hechos 8:33)
  • Ni tiene principio de días.
  • Ni fin de vida (Romanos 6:9)
  • Hecho semejante al hijo de Dios.
Este personaje, Melquicedec, de quien se da testimonio de que vive, de que existe, comparte su origen con el Hijo de Dios, no en el tiempo, sino en la forma. Por eso dice: “Hecho semejante al hijo de Dios”, pero esta expresión nos da luces de cómo llega a ser realidad la existencia de Jesús el Cristo, el Hijo de Dios.
Revisemos primero un poco la creación de Adán. El libro del Génesis nos relata como fue su origen:
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” Génesis 2:7.
Respecto a Adán, podríamos preguntarnos ¿Quién fue la mamá de Adán? Sin Madre. ¿Quién fue el papá del Adán? Sin Papá. ¿En qué se diferencia de Melquicedec y Jesucristo? En que Adán tiene genealogía, tuvo esposa e hijos, murió y no ha resucitado y fue hecho del polvo de la tierra; pero creo que usted concordaría conmigo en que Adam no tuvo Padre ni Madre; salvo por la observación que hace Lucas en su evangelio cuando dice:
“hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios.” Lucas 3:38.
Y esto no puede entenderse sino  por el hecho de que Dios es su creador. Inclusive por boca del profeta Malaquías Dios dice:
“¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud.” Malaquías 2:15.
La expresión clave aquí es que la razón por la que Dios hizo uno es porque “buscaba una descendencia para Dios” Le pregunto ¿Tiene Dios genealogía? ¿Tiene Dios descendencia? Para algunos Jesucristo es descendencia de Dios y por lo tanto es Dios. Sin embargo no es una filiación como los seres humanos padre-hijo; sino que es Hijo de Dios porque Dios le decretó Hijo de Dios; no porque sea su ascendiente.
“Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy” Salmo 2:7.
Llega a ser hijo por decreto. Es parte del propósito de buscar una descendencia que le agrade, en lo cual estamos incluidos todos aquellos que procuramos obedecer a Dios; quienes estamos considerados como linaje de Dios, al Dios darnos el privilegio de ser hechos Hijos de Dios.
“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.” 1ra de Juan 3:1.
Y además de ser considerados Hijos de Dios, somos considerados Hermanos de Jesucristo.
“diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, En medio de la congregación te alabaré.” Hebreos 2:12.
“Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.” Romanos 8:17.
De manera que somos linaje de Dios por el privilegio que Dios nos concede de ser hechos hijos de Dios; y valga la observación que este privilegio no nos hace Dios o dioses.
Ahora, en el caso de Melquicedec y el de Jesucristo, encontramos que relata la biblia que Melquicedec fue hecho semejante al hijo de Dios. La pregunta es ¿Cómo fue hecho el Hijo de Dios? Vemos que a Melquicedec no se le dice Hijo de Dios, no tiene este reconocimiento sino que es sacerdote de Dios. Vemos que no es en la distinción sino en la creación, en su existencia: Sin padre, sin madre, sin genealogía. Pero, en el caso de Jesús ¿no es María su madre? María fue el vaso escogido por Dios para que, por medio de ella, viniese al mundo el redentor, ella lo parió, pero en su génesis, en su formación María no participó. Jesucristo es el producto de la manifestación del poder de Dios en el vientre de María. Fue colocado allí; por decirlo de alguna manera, de forma milagrosa pues María no participó más que en aceptar que el Espíritu de Dios hiciera el milagro. De manera que María se le considera la madre de Jesucristo porque lo parió y lo crió, pero no participó en su existencia. Dios creó a Jesucristo con su Espíritu Santo, por su poder en el vientre de María.
La biblia no da detalles, en el caso de Melquicedec, cuáles fueron los acontecimientos en torno al nacimiento o aparición de Melquicedec pero sin duda Dios le creo, hizo que existiese. Y de igual manera que Jesucristo, Melquicedec no tiene hijos o descendencia; y es propicio hacer la observación que, para algunos, nosotros somos hijos de Jesucristo; pero nada más lejos de la realidad. La biblia dice que somos Hijos de Dios y Hermanos de Jesucristo.
“Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.” Hebreos 2:10.
Inclusive, algunos esperan que la iglesia se case con Dios; pero la promesa de la salvación incluye es que nosotros, la Iglesia, estaremos en las bodas del Cordero.
“Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.” Apocalipsis 19:7.
Esta esposa es la iglesia,
“Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos. Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Éstas son palabras verdaderas de Dios.” Apocalipsis 19:8-9.
De manera que en las bodas estará presente Dios, pero quien se casa es la Iglesia con el Cordero, quien se entregó así mismo por ella.
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.” Efesios 5:25-27.
Así podemos ver que el origen divino de Jesucristo no es que sea Dios o porte de Dios, sino que tiene que ver con que su origen, su existencia, es obra del Divino Dios, del Dios Altísimo; y este origen divino no le da a Jesucristo divinidad, no le hace Dios , ni un dios. Igualmente, debemos entender que no solo Jesucristo tiene origen divino; sino que toda la creación existe por voluntad de Dios. Melquicedec, los ángeles, los arcángeles, los querubines y cualquier otro ser viviente es producto de la manifestación de Dios, con su Espíritu poniendo de manifiesto su poder.
“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.” Romanos 1:20.
El eterno poder y su carácter divino se ha puesto de manifiesto en la creación; de modo que la creación tiene origen divino, es producto de la deidad, del único Dios verdadero, el Dios Todopoderoso; compartiendo Jesucristo, el Hijo de Dios, este hecho con el resto de la creación, quien también existe por decisión divina, decisión de Dios.-









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