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El Hablar en Nuevas Lenguas



El Hablar en Nuevas Lenguas
Marcos 16:17
“Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;”
Un hecho innegable es que los discípulos de Jesucristo, luego que él ascendió a los cielos, pasaron por la experiencia de ser llenos del Espíritu Santo tal como Jesucristo les había dicho.
“Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.” Juan 14:15-17.
Este consolador del que les habló Jesucristo a sus discípulos, no era más que la promesa que Dios ya había dado por boca del profeta Joel; había prometido derramar su Espíritu sobre toda carne.
“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.” Joel 2:28-29.
Por esto es que Jesucristo les recuerda a los discípulos que él les había anunciado ya de esta promesa, y antes de ascender al cielo, estando reunido con ellos les dijo que esperasen la promesa del Padre.
“Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.” Hechos 1:4-5.
Esto fue efectivo en la vida de los discípulos, y están relatados en hechos capitulo dos (2) los pormenores del evento.
“Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.” Hechos 2:4.
Lo da por un hecho “fueron todos llenos del Espíritu Santo”. ¿Quién puede decir lo contrario? Ahora bien, ¿era una experiencia solo para los que llegaron a ser Apóstol? ¿Un privilegio para solo unos pocos? No; no es solo para unos pocos. Así estaba profetizado:
aa)    “…derramaré mi Espíritu sobre toda carne” Joel 2:28.
bb)    “Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu” Joel 2:29.

Esto era conocido por los Apóstoles. Quienes habían leído al profeta Joel. Por eso ante la interrogante de los que les oían hablar en otras lenguas ¿Qué quiere decir esto?, Pedro, ya lleno del Espíritu Santo, les contesta:
“Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:” Hechos 2:16.
Luego, al terminar el discurso, ante la pregunta ¿Qué haremos? Pedro contesta:
“…Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” Hechos 2:38.
Note que quienes estaban haciendo la pregunta no eran Apóstoles, pero Pedro les dijo: “…recibiréis el don del Espíritu Santo” De manera que no es solo para un grupo de personas e inclusive les dice:
“Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.” Hechos 2:39.
Incluyendo en este versículo a todos los que habían de creer en el señor Jesucristo en el futuro por la predicación de ellos, así como los que aún no habían nacido, pero que ya Dios así lo había establecido.
El recibir el Espíritu Santo fue una constante en la vida de la Iglesia. Para ellos todos los que eran llamados por Dios pasaban por esta experiencia. Un ejemplo está relatado en Hecho capitulo Ocho (8) cuando se relata la predicación del evangelio en Samaria.
“Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. Hechos 8:14-17.
Estas personas habían oído el evangelio de boca de Felipe, habían sido llamados por Dios, ellos habían aceptado el llamado y habían sido ya bautizados en el nombre de Jesús, pero aún no habían recibido el Espíritu Santo. ¿Qué hizo falta para que recibiesen el Espíritu Santo? Que los apóstoles oraran por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo y luego les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.
Vemos que no fue en el momento que se iniciaron como cristianos, que aceptaron el llamado cuando fueron llenos del Espíritu Santo. Se necesitó que orasen por ellos y que impusiesen las manos sobre ellos para que le recibiesen.
Otro ejemplo lo encontramos en el capítulo 19 del libro de los Hechos, donde se relata la visita de Pablo a Éfeso.
“Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Éfeso, y hallando a ciertos discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. Eran por todos unos doce hombres.” Hechos 19:1-7.
Cuando Pablo llegó a esta ciudad, encontró a un grupo de “discípulos” y consciente de la importancia del haber sido llenos del Espíritu Santo, Pablo les preguntó: “… ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.” Hechos 19:2.
Es necesario hacer la observación que este texto es tomado como escusa por algunos para decir que en el momento que ellos aceptaron a Jesucristo como su salvador o se entregaron, en ese momento ya recibieron el Espíritu Santo. Nada más alejado de la realidad, pues el Apóstol Pablo, que conocía bien el evangelio les preguntó porque sabía que era necesario que fuesen bautizados con el Espíritu Santo. Pablo no dió por sentado que como ya eran discípulos entonces ya tenían el Espíritu Santo. No; no lo supuso. Pablo se cercioró que estas personas también pasaran por esta maravillosa experiencia: El ser llenos con el Espíritu Santo de Nuestro Dios, la promesa del Padre.
Pablo se llevó una sorpresa en la respuesta de estos discípulos. Ellos ni siquiera habían oído si hay Espíritu Santo. Esta situación se viene presentando en la Iglesia desde hace muchos años. Grandes grupos denominacionales que no les hablan a sus miembros de la existencia del Espíritu Santo. Les dicen que hay un Dios Espíritu Santo, contraviniendo las escrituras, pero no le hablan que existe “El Espíritu Santo de Dios”  De la misma manera que estos discípulos de Juan el Bautista no habías escuchado del Espíritu Santo a pesar que el mismo Juan el Bautista dijo del señor Jesucristo que: 
“… él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.” Lucas 3:16.
De esta misma forma hoy se les niega el conocimiento verdadero a muchas personas. Dios prometió derramar sobre toda carne y sobre sus siervos y siervas “Su Espíritu”.
“…derramaré mi Espíritu…” Joel 2:28.
Estos discípulos no habían oído hablar de la promesa del Padre y por ende no podían haber recibido aquello de lo que no habían oído hablar. Pablo siguió indagando como habían sido instruidos y les habló de cómo era que debían ser bautizados, Les bautizó en el nombre de Jesús y luego:
“…habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.” Hechos 19:6.
Fue necesario que ellos recibieran el Espíritu Santo; así como es necesario aún hoy que cada uno, de los que ha sido llamado por Dios y ha creído, pasar por la experiencia de ser lleno del Espíritu Santo.
Algunos han querido restarle importancia al hablar en lengua diciendo que eso es una señal para los incrédulos y como ellos no son incrédulos entonces no es necesario. Le pregunto ¿Era el Apóstol Pablo un incrédulo? ¿Por qué vemos que cuando oró por estos discípulos de Juan ellos hablaron en nuevas lenguas y profetizaron? Porque ciertamente es necesaria la evidencia de hablar en lenguas y profetizar.
No basta con ser discípulo, con ser piadoso, con llevar una vida religiosa o de apariencia espiritual, es necesario ser llenos del Espíritu Santo.
¿Qué acompaña esta experiencia?.
Volvamos a la promesa hecha por Dios.
“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.” Joel 2:28-29.
¿Qué produciría o que acompañaría el ser lleno del Espíritu Santo?
Podemos hablar de dos efectos visibles y audibles.
a)    Uno a corto plazo, inmediatamente.
b)    Otro a largo plazo, con el tiempo.
Aunque ambos son producto de la presencia del Espíritu Santo en la vida de la persona, es necesario que se evidencien en cada persona; pues traen beneficios a la vida del creyente.
Acá en Joel habla de parte de cada uno de estos efectos. De los de acorto plazo es el “profetizar” y de los de largo plazo “soñarán sueños” y “verán visiones”.
Se hace necesario, para poder tener esta experiencia de profetizar, tener sueños de parte de Dios y ver visiones de parte de Dios, el ser primero lleno del Espíritu Santo; pues estos son consecuencia o el resultado de estar lleno del Espíritu de Dios.
Existen otros efectos que no están acá en Joel, pero que también son producto de la presencia del Espíritu Santo en la vida del creyente: “hablar en nuevas lenguas” según el Espíritu le dé que hable, a corto plazo; y “los dones del Espíritu” y “el fruto del Espíritu” que son a largo plazo.
Cuando hablo de a corto plazo no significa que deben cesar o que solo se haga una vez, no; simplemente son las evidencias inmediatas de haber sido llenos del Espíritu Santo y que es evidente incluso a los oyentes que estén alrededor.
Tendríamos así:
a)    A corto plazo:
a.    Hablar en Lengua.
“Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.” Hechos 19:6.
b.    Profetizar.
“Y cuando llegaron allá al collado, he aquí la compañía de los profetas que venía a encontrarse con él; y el Espíritu de Dios vino sobre él con poder, y profetizó entre ellos.” 1ra Samuel 10:10
b)   A largo plazo:
a.    Tener sueños de parte de Dios.
“Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él.” Números 12:6
b.    Tener Visiones de parte de Dios.
“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.” Joel 2:28.
c.    Tener Dones.
“Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.” 1ra Corintios 12:4-11.
d.    Tener el Fruto del Espíritu.
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” Gálatas 5:22-23.
Es el Señor Jesucristo, antes de ascender a los cielos, dentro de los mandamientos que les dio por el Espíritu Santo a los discípulos, quien nos da a conocer lo que iba a pasar con los creyentes cuando recibieran el Espíritu Santo, como parte de las señales.
“Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;” Marcos 16:17.
Vemos acá que habla de señales, mas no de dones. Si creemos la primera de las dos señales de las que acá se habla para los que creen, entonces debemos creer la segunda señal. Si se echan fuera demonios en el nombre de Jesús, entonces debemos creer que también se debe hablar en nuevas lenguas. Claro está, tanto la una como la otra bajo el respaldo del Dios, por medio de su Espíritu y no puede ser capricho personal; pues así nos lo enseñó nuestro señor Jesucristo:
“Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.” Mateo 12:28.
Del mismo modo el Hablar nuevas Lenguas es por el Espíritu de Dios.
“Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.” Hechos 2:4.
Todas estas señales son bajo el influjo del Espíritu Santo
Esto fue una constante en la iglesia primitiva. Todos los relatos de personas que recibieron el Espíritu Santo estaban acompañados de la señal de hablar en lenguas según el Espíritu les daba que hablasen.
a)    Hechos 2:4.
“Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.” Hechos 2:4.

b)   Hechos 10:45-46.
“Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios.”
c)    Hechos 19:6.
“Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.”
Hay que hacer la diferencia entre este hablar en lengua como señal y el don de lengua. Hasta ahora no he hablado de los dones. Este hablar en lengua es una señal que seguiría a los que creen, tan igual como el echar fuera demonios. Marcos 16:17.
Se trata de algo audible y visible que sirve como señal.
 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.” Hechos 2:33.
Por eso cuando dice en Hechos 8:17, “Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.”, aunque aquí no dice que hablaban en lenguas sin duda estas personas si lo hicieron, hablaron en lengua. Fue algo visible y audible; por eso Simón el mago pudo saber que realmente esas personas habían recibido el Espíritu Santo y se interesó en tener ese poder.
“Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo.” Hechos 8:18-19.
Era algo inmediato. Al poner las manos sobre las personas se veía una señal. No se podía esperar el fruto a largo plazo. Era en el momento y esto es el hablar en lengua como señal que se diferencia del don de lengua; aun cuando es producido por el mismo Espíritu.
Tome en cuenta que Jesucristo dijo que ocurriría:
“Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;” Marcos 16:17.
De la misma manera que tomamos autoridad para echar fuera demonios, y no siempre es la misma persona endemoniada la que se echa fuera los demonios que tiene dentro, de igual manera está hablando de producir, hacer, lograr que otra persona hable en lengua por el mover del Espíritu Santo desde el que, ya lleno del Espíritu Santo, impone las manos sobre aquel que aún no ha hablado en lenguas para que sea lleno del Espíritu de Dios. Y hablo de imponer las manos y no solamente dar la orden, pues así vemos que lo hicieron los discípulos:
“Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.” Hechos 8:17.
Es en la experiencia inmediata, a corto plazo que conocemos el momento en que una persona ha sido llena del Espíritu Santo. Debemos esperar tanto el hablar en lenguas como el profetizar; pues ambos traen beneficios a la vida del creyente inclusive más allá de ser una señal pues deben permanecer a lo largo de la vida cristiana. No es solo de momento ni por un momento. Por esto el Apóstol Pablo, en 1ra de Corintios capitulo Catorce (14), nos aclara lo concerniente a la profecía y al hablar en lengua y da la reglamentación; que hacemos bien el tenerlo bien en cuenta para que no nos perdamos de los beneficios que trae:
1)    El que habla en lengua habla con Dios.
“Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios.” 1ra de Corintios 14:2.
Sea que hable en lengua porque tiene un don de lengua o por señal, hay que tener presente que quien habla en lengua, según el Espíritu le dé que hable, habla a Dios. No se trata solamente de orar, hablar con Dios, pues en la oración con el entendimiento no solo escucha Dios, sino todo aquel que esté allí cerca; sin embargo si la oración es en espíritu, por influencia del Espíritu Santo, esta oración es exclusiva a Dios, quien escucha acá en la tierra no entiende lo que está oyendo, ora en el espíritu. Esto fue lo que le dijo Jesucristo a la mujer Samaritana:
“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” Juan 4:23-24.
¿Impediría usted el hablar en lengua? Al impedir el hablar en lengua usted está impidiendo que el creyente adore a Dios en espíritu y verdad. Antes, es necesario motivar a las personas, al creyente, a que se comunique con Dios en espíritu, según el Espíritu de Dios le dé que hable.
2)    El que habla en lengua a si mismo se edifica.
“El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia.” 1ra de Corintios 14:4.
En nuestro caminar en la vida cristiana lo que debemos esperar es que vayamos creciendo, avanzando, a medida que pasan los días.
“Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto.” Proverbios 4:18.
Y al igual  que Jesucristo, así debe ser nuestra vida cristiana.
 “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.” Lucas 2:52.
Este crecimiento debe ser asistido según la disposición de Dios.
“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,” Efesios 4:11-12.
Y no solamente estos ministerios son usados para edificar a la Iglesia, sino que Dios dispuso el hablar en nuevas lenguas como un mecanismo para edificar a cada persona en particular.
“El que hala en lengua extraña a si mismo se edifica…”
Al impedir que las personas hablen en lengua le estamos impidiendo que esta persona tenga un encuentro con Dios, por medio de su espíritu para ser edificados directamente por Dios. Es para su edificación.
3)    Cuando alguno ora en lengua, es el espíritu de la persona el que ora.
“Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto.” 1ra Corintios 14:14.
En nuestro vivir en Cristo Jesús es necesario involucrar todo nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo; pues nos recuerda el apóstol Pablo que Dios debe santificarnos por completo.
“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.” 1ra Tesalonicenses 5:23.
De manera que no es solo el intelecto, o solo el corazón, o alguna parte de nuestro cuerpo, es todo nuestro ser que debe estar involucrado.
Lamentablemente la mayoría de las veces solo utilizamos nuestras emociones y nuestro cuerpo para participar en el culto a Dios, e inclusive procuramos hacer lo que es de nuestro agrado y pensamos que a Dios le debe agradar. Juzgamos si el culto estuvo bonito o si nos gustó o no, como si fuese para nosotros y en ocasiones sin hacer lo que a Dios le agrada.
En muy pocas ocasiones, y para algunos nunca, permiten a su espíritu orar a Dios; cuando dice claramente:
“…Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.” 1ra Corintios 14:15.
Se debe motivar a los creyentes a adorar a Dios en espíritu y verdad. Tal como lo dijo el Señor Jesucristo en Juan 4:23-24 planteándolo como una necesidad de los verdaderos adoradores.
“…es necesario que adoren.”
4)    Se bendice y se da gracias con nuestro espíritu mientras se habla en lengua.
“Porque si bendices sólo con el espíritu, el que ocupa lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe lo que has dicho. Porque tú, a la verdad, bien das gracias; pero el otro no es edificado.” 1ra de Corintios 14:16-17.
Hay que recordar que al momento de hablar en lengua es el espíritu del hombre el que habla a Dios. ¿Qué le dice? Pues el Espíritu de Dios le da que hablar, que decir y el Apóstol Pablo nos dice que lo que está ocurriendo es que estamos bendiciendo a Dios con nuestro espíritu, y al mismo tiempo dando gracias.
De manera que se da una oportunidad especial de comunicarnos con Dios y para Dios, para nadie más, pues cualquier otro que oiga, a menos que Dios lo permita, puede entender lo que oye. De allí que se debe motivar a cada creyente que se comunique con Dios usando su espíritu según el Espíritu de Dios le dé que hable frecuentemente y no solo en el momento en que fue bautizado con el Espíritu Santo.
Así pues vemos, en la recomendación del Apóstol Pablo en 1ra de Corintios 14, que no impidió el hablar en lengua, todo por el contrario dice:
“Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas;” 1ra Corintios 14:39.
Reconociendo inclusive que el mismo hablaba en lenguas pero procuraba hacerlo cuando no estaba en la congregación.
“Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros; pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida.” 1ra Corintios 14:18-19.
De manera que no hay una prohibición sino una regulación por causa del objetivo o propósito del culto.
“Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos? Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.” 1ra Corintios 14:23-25.
La regulación no debe llevar a la extinción del hablar en lengua pues sigue siendo una señal visible y audible del ser bautizado con el Espíritu Santo y no sólo como un don. Por eso el Apóstol Pablo dice que cuando se reúnen “…y todos hablan en lenguas…” 1ra Corintios 14:23. ¿Tenían todos el don de lenguas? No; ciertamente no. Al igual que el día de Pentecostés todos los que estaban reunidos, cuando fueron llenos del Espíritu Santo, todos hablaban en lenguas y esto causó que los que se acercaron, los incrédulos se burlaran.
Parte de la regulación de la que habla el Apóstol Pablo es:
“…hágase todo decentemente y con orden.” 1ra Corintios 14:40.
¿Qué tan difícil es hacerlo decentemente y con orden? Ciertamente allí es donde se presenta la critica mayor en contra de los que si creemos en el hablar en lengua, pues hay gente haciéndolo para presumir santidad o mayor espiritualidad, que son usados por Dios, otros escandalosos dejándose llevar por las emociones, no solo hablan en lenguas sino que gritan, corren, brincan como si esto formara parte del hablar en lengua o parte de la manifestación del Espíritu de Dios en su cuerpo. No estoy en contra de que expresen sus emociones, sino que hay que estar claros que el gritar, correr, brincar o cualquier otra de estas formas de expresión no forman parte del hablar en lengua. ¿Se debe prohibir? No; siempre y cuando se haga decentemente y con orden, pues la manifestación del Espíritu se nos da para provecho (1ra Corintios 12:7), no para avergonzar a la persona.
Pero, ¿En el día de Pentecostés todos estaban brincando? No; eso no es lo que dice la escritura.
“Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;” Hechos 2:2.
Se  dio cuenta “…estaban sentados.” E inclusive cuando Pedro se va a dirigir a la multitud que se había reunido para ver lo que estaba sucediendo, dice:
“Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.” Hechos 2:14.
Dando a entender que aún estaban sentados.
¿Qué tan difícil sería seguir la recomendación de nuestro Señor Jesucristo?
“Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.” Mateo 6:6.
Esto coincide con lo que dijo el Apóstol Pablo:
“Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios.” 1ra de Corintios 14:28.
Dando a entender que es en su casa, en su aposento donde entonces usted, preferentemente, puede hablar sin impedimento a Dios en lengua extraña, todo lo que quiera; e inclusive allí esto no debe constituirse en un escándalo, ni en un espectáculo. Recuerde hacerlo decentemente y con orden, especialmente aquellos que conviven con no creyentes o incrédulos.
Hay que hacer la observación de que hay momentos en que Dios mismo despierta el espíritu de todos o gran parte de los congregados y mientras oran el hablar en lengua se hace manifiesto, sin ser esto un desorden sino algo armonioso guiados por el Espíritu de Dios para bendición de los congregados.
De manera que nos encontramos en la biblia dos maneras del inicio o aparición del hablar en nuevas lenguas:
a)    Espontaneo:
Como ejemplo podemos señalar el día de Pentecostés, mientras oraban los discípulos y en la casa de Cornelio.
El día de Pentecostés.
“Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.” Hechos 2:4.
Note usted que hace énfasis en que fue un evento de forma brusca, sorpresiva, aunque ellos estaban esperando que en cualquier momento fuesen llenos del espíritu Santo como se le había prometido:
 “Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.” Hechos 1:4-5.
Y sin embargo la escritura dice “Y de repente vino del cielo…” algo repentino, sorpresivo que invadió el espacio y a cada uno de los que estaban allí reunidos.
Mientras oraban los discípulos:
Luego de haber sido amenazados por los gobernantes, los discípulos se congregaron para orar y pedir que se les diera fortaleza para predicar el evangelio. Al término de la oración ocurrió algo inesperado, sorpresivo:
“Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.” Hechos 4:31.
En la casa de Cornelio:
Luego que Pedro llega a casa de Cornelio y se le da la oportunidad de hablar, mientras está dando el discurso, inclusive no había terminado de hablar y ocurrió algo inesperado, sorpresivo:
“Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios.” Hechos 10:44-46.
Estos tres ejemplos hablan de un evento espontaneo, que les toma por sorpresa, porque así le place a Dios hacerlo, despierta el espíritu de todos los congregados y de forma armónica, sin desorden, guiados por el Espíritu de Dios se habla en nuevas lenguas.
b)   Inducido:
Encontramos, así mismo, en las escrituras ejemplos donde para que una persona hable en lengua hay una intervención de una persona. Es inducido. Es provocado. Es por una orden, con el uso de las manos. Imponían las manos. Los creyentes en samaria, Ananías es enviado donde Saulo de Tarso, Pablo y unos discípulos en Éfeso,
Los creyentes en samaria:
Felipe, lleno del Espíritu Santo, va a la ciudad de Samaria y empieza a predicar el evangelio. Los que escucharon empezaron a creer a la predicación por medio de Felipe. Cuando oyeron los apóstoles que en samaria habían recibido el evangelio fueron hasta allá:
 “los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo.” Hechos 8:15-19.
Note que además de orar para que recibieran el Espíritu Santo, ellos impusieron las manos sobre los creyentes para que fuesen llenos del Espíritu Santo.
Ananías es enviado donde Saulo de Tarso:
Cuando Saulo de Tarso recibió el llamado de Dios, por medio del señor Jesucristo, al mismo tiempo Ananías recibió la orden de ir a el lugar donde se encontraba Saulo, con una información muy precisa: Poner las manos encima de Saulo; pero no solo para que recibiera la vista, luego vemos que agrega “y seas lleno del Espíritu Santo”. Ambas señales iban a ocurrir: La sanidad en la vista y el recibir el Espíritu Santo.
“Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista.” Hechos 9:11-12.
“Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.” Hechos 9:17.
Hay acá un hecho inducido, se hizo necesario que Ananías fuese hasta allá, donde estaba Pablo. Además note usted aquí que no era solamente los Apóstoles que anduvieron con Jesucristo los que estaban autorizados pues Ananías no formaba parte de los doce discípulos y fue él quien fue enviado para que impusiese las manos.
Pablo y unos discípulos en Éfeso:
Mientras pablo esperaba a sus compañeros de ministerio, al llegar a Éfeso, se encontró con unos discípulos. Y hablando con ellos, referente al evangelio, encontró que ni siquiera les habían hablado de la existencia del Espíritu Santo. Pablo les instruye en la verdad y entonces:
“Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.” Hechos 19:5-6.
Pablo, entonces, puso las manos sobre ellos y luego vino el Espíritu Santo sobre ellos y hablaron en Nuevas lenguas. Fue inducido. Fue después que Pablo puso las manos sobre ellos.
De este modo encontramos que está registrado que por las manos de los discípulos Dios hacía señales y prodigios. Hay un uso de las manos, y Jesucristo habló de señales que se harán por la imposición de manos, entre ellas “Hablar en nuevas lenguas”
“Por tanto, se detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo, confiados en el Señor, el cual daba testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que se hiciesen por las manos de ellos señales y prodigios.” Hechos 14:3.
 “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;” Marcos 16:17
Al hablar de un hecho inducido, debemos estar consciente que esto es producto de la autorización, el poder que se nos concede, por la gracia de Dios, cuando somos llenos del Espíritu Santo, para que hagamos uso de la provisión de Dios, de la plenitud de Dios que llega a nosotros por medio de Cristo, para nuestras vidas por nuestras manos, porque así le plació a Dios; y no es un capricho nuestro ni, como quiso hacerlo simón el mago, para ganancia propia, fama o reconocimiento, de creernos ser alguien grande o importante. En todo tiempo, en todo momento, a Dios sea la gloria por los siglos de los siglos.
“Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.” Efesios 3:20-21.
Luego de Usted ya ha sido lleno del Espíritu Santo, resta el poder ser sensible al Espíritu de Dios, y poder llevar a cabo otra de las cosas que está determinado que ocurrirá en nuestra vida por la presencia de la promesa de Dios en nosotros: Orar y Cantar en el Espíritu.
“¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.” 1ra Corintios 14:15.
De esta forma, no debemos limitar a nuestro espíritu para que, por influencia del Espíritu de Dios, pueda comunicarse con Dios según el Espíritu de Dios le dé que hable, de forma ordenada, coherente, las veces que sea necesario; pero tampoco debemos limitar que la gloria de Dios se haga manifiesta por medio de las manos de aquellos que Dios quiere usar para su honra, repartiendo a cada uno según su voluntad.

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LAS ENFERMEDADES Y LOS SIERVOS DE DIOS

Las enfermedades y los siervos de Dios. 2da de Corintios 11:29. “¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?” A veces encontramos personas que creen que es su deber pelear contra las enfermedades como si fuesen sus enemigos. Le declaran la guerra, como si la enfermedad es un monstruo que se está llevando a la persona, no sabiendo cual es el origen y que no tienen que pelear sino rogar a Dios, quien es el que puede solucionar la situación. En la biblia encontramos relatos en la vida de los siervos de Dios, episodios donde atravesaron diversas enfermedades; aún cuando eran ungidos de Dios y es que no existe tal cosa como que no tendremos enfermedades en nuestro cuerpo. Grandes hombres de Dios padecieron enfermedades. Existe la posibilidad de padecer enfermedades mientras estemos en esta tierra. El Apóstol Pablo relata en su vida varios episodios de enfermedad. Hablando con los gálatas dice: “Pues vosotros sabéis que a causa de una