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¿Y TU, CONOCES A JESÚS?

¿Y tú, conoces a Jesús?


Hechos 19:15.

“Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?”


Una de las cosas que como seguidores de Cristo debemos hacer para nuestro crecimiento y beneficio espiritual es conocer a aquellos que han hecho tanto por nosotros. Jesucristo dijo:
“Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” Juan 17:3.
Dando por sentado que la vida eterna se consigue cuando conocemos al único Dios verdadero, el Padre eterno pero que también es necesario conocer a Jesús, el Hijo de Dios, a quien Dios envió al mundo. Pero, a través de los años, el enemigo ha buscado la manera de tergiversar la información contenida en las escrituras, que nos ayudan a llegar a este conocimiento, usando dogmas, tradiciones e inclusive llegando a quitarle la vida a aquellos que históricamente, en su lucha por dar a conocer la verdad, se han opuesto a la interpretación que prevalece en muchas organizaciones pero que es contraria a las enseñanzas de los profetas, apóstoles e inclusive a las enseñanzas de Jesucristo.
Si queremos alcanzar el conocimiento de Dios y el de su Hijo Jesucristo, de cada uno de ellos, es necesario hacer caso a la recomendación de Jesucristo:
“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;” Juan 5:39.
Déjeme aún aclararle que cuando el señor Jesucristo dijo estas palabras las escrituras conocidas, equivalentes a la biblia que hoy tenemos, es el antiguo testamento; no me refiero como antiguo pacto, sino a los libros que están recogidos en la parte de la biblia que conocemos como el antiguo testamento. ¿Qué podemos entender en estos escritos? Ciertamente encontramos que habla del Dios verdadero, el Todopoderoso y también encontramos que ese Dios Todopoderoso habló por boca de los profetas que enviaría a un mensajero, un profeta; cumpliendo esa promesa en la persona de Jesucristo; y estas eran las escrituras que el apóstol Pablo usaba para dar a conocer  a Jesucristo:
“Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas.” Hechos 28:23.
Por eso dijo el Señor Jesucristo:
“Porque os digo que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: Y fue contado con los inicuos; porque lo que está escrito de mí, tiene cumplimiento.” Lucas 22:37.
Así encontramos que todas las cosas que Dios dijo de Jesucristo, por medio de los profetas, tuvieron fiel cumplimiento y aún las que están por cumplirse se cumplirán. Estos profetas se interesaron en ir más allá de la profecía. Quisieron conocer la persona de la cual estaban profetizando, pero no se les permitió.
“Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.” 1ra de Pedro 1:10-11.
Conocimiento este que también ha despertado la curiosidad de los ángeles.
“A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.” 1ra de Pedro 1:12.
Debemos recordar que por medio de ángeles Dios también envió mensajes relacionados con el nacimiento de Jesús, pero que no quedó hasta allí. El hecho de la existencia de Jesús en este mundo, de su victoria y exaltación, es un conocimiento que le interesa al resto de los seres creados por Dios; porque Dios sujetó todas las cosas debajo de los pies de Jesucristo.
“Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas.” 1ra de Corintios 15:24-27.
Dios sujetó bajo la autoridad de Jesucristo todas las cosas, tanto las que están en los cielos como las que están acá en la tierra, esto incluye a los ángeles, tanto los buenos como los caídos.
“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.” Mateo 28:18.
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” Filipenses 2:9-11.
“quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.” 1ra de Pedro 3:22.
Podemos ver que el propósito de Dios, para con su Hijo Jesucristo, fue darle autoridad sobre todo lo creado. Esto lo sabe y conocen aún los espíritus inmundos, quienes se han interesado en saber quién es Jesucristo; pues Dios lo nombró como señor para que aún los espíritus inmundos le obedezcan. Por eso, al ver lo que hacían los hijos de Esceva, ellos le dieron:
“Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?” Hechos 19:15.
Llama la atención acá el hecho de que este espíritu malo dijo “A Jesús conozco”. Esto es inclusive vergonzoso para muchos hoy día que no han conocido aún a Jesús; conocimiento que es vital para nuestras vidas, conocimiento que nos trae vida eterna y que obtenemos a través de las escrituras, con la ayuda de Dios.
“Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.” Lucas 10:22.
Ahora bien, ¿Cuánto conocimiento tienen los espíritus inmundos acerca del Señor Jesucristo? Recordemos que ellos, hoy por hoy, le deben obediencia a Jesucristo, pues están, por orden de Dios, sujetos a Jesús; pero mientras Jesucristo estuvo acá en la tierra Jesús les echaba fuera por el Espíritu de Dios que estaba en él.
“Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.” Mateo 12:28.
Veamos: Cuando Jesucristo echaba fuera a los demonios, dice la escritura que no dejaba que ellos hablaran ¿Por qué?
“Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían.” Marcos 1:34.
“También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo.” Lucas 4:41
No les dejaba hablar porque los demonios conocían a Jesús, que es el Hijo de Dios, el Cristo. Pero ¿Cuántos más sabían? Miremos lo que pasó en una sinagoga. Cuando Jesucristo predicó con autoridad, esto incomodó al demonio que exclamó:
“diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios.” Lucas 4:34. // Marcos 1:24.
Vemos que afirmo: “Yo te conozco quien eres”. ¿Qué dijo que era Jesucristo? “El Santo de Dios”.
Otro ejemplo lo encontramos con el endemoniado de Gadara, donde se relata que dentro de él había legiones de demonios ¿Qué sabían estos demonios de Jesucristo?
“Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes. Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo.” Marcos 5:7-8. // Lucas 8:28.
Vemos que esta legión, de espíritus inmundos, sabía que Jesucristo de Nazaret es el Hijo del Dios Altísimo, e inclusive los demonios, procurando delatarle, se inclinaban ante él.
“Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Mas él les reprendía mucho para que no le descubriesen.” Marcos 3:11-12.
Ahora bien, si estos seres inmundos, que ya están condenados, se interesaron en conocer y saber quién es Jesús ¿Cuánto más nosotros que estamos puestos para alcanzar salvación? Deberíamos conocer a cabalidad quien es Jesús, o al menos tener el conocimiento básico que también tuvo el apóstol Pedro, no por voluntad humana, sino que Dios mismo se lo reveló:
“Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” Mateo 16:16-17.
Y este conocimiento no difiere del que tienen los espíritus inmundos, ni los ángeles de Dios.
“Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.” Lucas 2:10-11.
De la misma manera que el ángel Gabriel le dijo a María:
“Éste será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;” Lucas 1:32.
“Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.” Lucas 1:35.
Este testimonio, de los ángeles, coincide con el que ha dado Dios acerca de Jesucristo.
“Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.” Mateo 17:5.
“Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque éste es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.” 1ra de Juan 5:9-12.
No es tarde para hacer la debida corrección. Saulo de Tarso, quien se opuso con mucha fuerza a la predicación de los discípulos de Jesucristo, no conocía a Dios, ni a su hijo Jesucristo. Por esto creía que su deber era matar a todos aquellos que predicaban que Jesús, el Hijo de Dios, era el Cristo. Hablando Jesucristo con sus discípulos les dijo:
“Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo. Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios. Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí.” Juan 16:1-3.
De manera que la razón por la que Saulo de Tarso perseguía a la Iglesia y mataba a los cristianos era porque no conocía a Dios, ni tampoco conocía a su Hijo Jesucristo. Pero Dios, que es rico en misericordia, un día le revelo a Saulo de Tarso quien es Jesucristo. Así dijo Pablo:
“Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre,” Gálatas 1:15-16.
Y podemos ver en qué consistió esta revelación, que recibió de parte de Dios:
“En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios. Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes? Pero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo.” Hechos 9:20-22.
Vemos que tan pronto como recibió la revelación de parte de Dios, acerca de quién es Jesús, inmediatamente hizo el cambio y comenzó a predicar la verdad de Dios, que Jesús, el Cristo, es el Hijo de Dios.
¿Qué beneficio trae el saber esto?
“Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.” 1ra Juan 4:14-15.
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él.” 1ra de Juan 5:1.
Conocer a Jesús es necesario para nuestra salvación; y conocerlo como lo conocían sus discípulos:
“Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” Juan 6:69.

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