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EL ÁNGEL DE JEHOVÁ

El Ángel de Jehová

Éxodo 23:20-21.

“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.  Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.”


Es frecuente, en las sagradas escrituras, encontrar diferentes relatos donde seres humanos interaccionan con ángeles, algunos solo una vez, pero otros en repetidas oportunidades. Y es que dice la palabra de Dios que los ángeles son:
“¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?” Hebreos 1:14.


Era común, en los tiempos del Antiguo Testamento, que Dios, por medio de ángeles, hiciera llegar su mensaje a los seres humanos. Así encontramos: Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, Elías, David, e inclusive María; cuando se le anunció que tendría un hijo, fue a través de un ángel. Pero, aunque la aparición de ángeles de parte de Dios no ha dejado de ocurrir, hay un ángel en particular que tiene un papel relevante a lo largo de toda la biblia; a quien Dios le ha encomendado tareas de complejidad muy variada. Este ángel es conocido en las escrituras como: “El Ángel de Jehová” ¿Quién es este ángel? Es un ser creado por Dios, que está al servicio de Dios, a quien Dios le ha encargado tareas desde simplemente dar un mensaje, hasta bendecir o en algunos casos causar destrucción.

Si; es un ángel, con autoridad y poder que le ha sido delegado directamente por Dios. Aunque la porción de Éxodo 23:20-21, no es la primera vez que aparece este ángel, empezaré con esta para describir aspectos importantes que nos ayudarán a entender episodios tanto anteriores como posteriores.

Este ángel es enviado de Dios. Cumple las tareas que Dios le asigna. En este caso iba a avanzar delante del pueblo de Israel hasta introducirlo en la tierra que Dios le había prometido. El ángel de Jehová es un ser con funciones de Guerrero y protector; por eso parte de su trabajo con el pueblo de Israel era protegerle durante el camino, defenderles. Este ángel habla y requiere obediencia; pues tiene permiso de parte de Dios para corregir y castigar. Por eso Dios les dice: “…oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión…” Otra característica en este ángel, que vemos en esta misma porción, es que el nombre de Dios está puesto en él. ¿Qué significa esto? Que este ángel tiene, lleva el mismo nombre de Dios: “Jehová”; también conocido como el ángel de Jehová; apareciendo su uso en las escrituras indistintamente como “El ángel de Jehová” o simplemente como “Jehová”. Esto es necesario tenerlo muy en cuenta, pues hay escrituras que, por no hacer la lectura correcta de quien es el que está hablando, el ángel o Dios, algunos llegaron, y aún llegan hoy, a confundir las actuaciones del ángel en nombre de Dios con Dios mismo. En otras palabras, encontramos en la biblia que el ángel de Jehová se le llama simplemente por su nombre “Jehová”, sin que esto se refiera a Dios; y en otras oportunidades encontramos al ángel de Jehová hablando como el enviado que es, repitiendo las palabras que Dios le dijo y también suelen algunos confundirlo con Dios. No se dan cuenta que simplemente repite las palabras que Dios le dio que dijera. Veamos unos ejemplos que nos ayudaran a comprender mejor que, el ángel de Jehová y Jehová Dios, no son la misma persona.
“Jehová dijo a Moisés: Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a Abraham, Isaac y Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré; y yo enviaré delante de ti el ángel, y echaré fuera al cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo (a la tierra que fluye leche y miel); pero yo no subiré en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino.” Éxodo 33:1-3.
“Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro. Ve, pues, ahora, lleva a este pueblo a donde te he dicho; he aquí mi ángel irá delante de ti; pero en el día del castigo, yo castigaré en ellos su pecado.” Éxodo 32:33-34.

Deja ver, claramente, que hay una diferencia entre Jehová Dios y el ángel de Jehová. Inclusive en el texto donde iniciamos, de éxodo 23:20-23, Dios dijo: “He aquí yo envío mi ángel delante de ti,” y luego dice “guárdate delante de él, y oye su voz” dando a entender que está hablando de alguien diferente a él, aparte de Dios; al servicio de Dios.
En la experiencia de Abraham, cuando encomienda a su mayordomo la búsqueda de esposa para Isaac, vemos que le dice:
“Jehová, Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela, y me habló y me juró, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra; él enviará su ángel delante de ti, y tú traerás de allá mujer para mi hijo.” Génesis 24:7.

Estas personas estaban acostumbradas a que Dios enviara su ángel para guiarles, protegerles en el camino y reconocían que venía de parte de Dios, pero no era Dios. Dios no es un ángel. Los ángeles son creación de Dios, siervos de Dios.
No debe confundirnos el hecho que tiene el mismo nombre, pues en la biblia se hace claramente la distinción.
Veamos este ejemplo: En el libro del Génesis, capitulo 18 y 19, hay un episodio donde aparecen tres ángeles en el lugar donde estaba Abraham sentado. Uno de estos tres varones, dice la biblia que era Jehová. Simplemente le llama por su nombre y no dice el ángel de Jehová. Cuando leemos toda la historia, y como terminan las cosas allá en Sodoma, comprendemos quien era el que estaba allí presente. Así encontramos que dice:
“El sol salía sobre la tierra, cuando Lot llegó a Zoar. Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos;” Génesis 19:23-24.

Acá vemos como aparecen dos personas llamadas por el mismo nombre. Preguntémonos: ¿Quién fue el que hizo llover fuego desde el cielo? Jehová. ¿De parte de quien? De Jehová. Logra verlo más fácil si al primer Jehová le agrega la palabra ángel. “El ángel de Jehová hizo llover fuego de parte de Jehová Dios. Entonces comprenderá porque estos tres seres, a quien llama varones, se lavaron los pies, comieron y bebieron, cuando Abraham les preparó banquete. ¿Dónde les causa confusión a algunos? En que cuando el ángel de Jehová habla lo hace como si él fuese Dios. Esta forma de hablar no es extraña en las sagradas escrituras. Usted consigue a los profetas hablando como si ellos fuesen Dios.
“He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.” Isaías 42:1.

Si usted lee con detenimiento este pasaje, que habla de la aparición del mesías, el profeta Isaías habla como si él fuese Dios. ¿De quién es siervo el mesías, de Isaías? ¿Quién le iba a sostener, Isaías? ¿El Espíritu de quien iba a estar sobre el mesías, de Isaías? No; claramente sabemos que todo esto lo haría Jehová Dios. Pero Isaías está repitiendo las palabras que está oyendo de Dios, por medio de su Santo Espíritu. De esta misma manera habla el ángel de Jehová. En muchas ocasiones simplemente repite las palabras de Dios tal y cual la ha escuchado, trayendo esto confusión en la mente de algunos que, sin discernir correctamente, se atreven a igualar al ángel de Jehová con Jehová Dios. Ellos son dos seres distintos, como podemos ver en Génesis 22:15-16.
“Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo;”

Vemos que aquí el ángel usó la misma expresión de los profetas y enviados: “Dice Jehová” dando a entender que las palabras eran de Jehová Dios.
Veamos otro ejemplo:
“Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?” Zacarías 3:1-2.

Si usted sigue leyendo, encontrara en el versículo seis (6), cuando aclara que este Jehová que le dijo a Satanás “Jehová te reprenda” no es otra que el ángel de Jehová.
“Y el ángel de Jehová amonestó a Josué, diciendo:” Zacarías 3:6.

De manera que el versículo 2, quedaría de esta manera, si sustituyéramos las palabras:
“y dijo el ángel de Jehová a Satanás; Jehová Dios te reprenda, oh Satanás…”

Ahora no se me desespere porque hablé de sustituir. Simplemente lo hago para que comprenda las escrituras; pues si usted entiende que al ángel de Jehová en muchas ocasiones simplemente se le llama “Jehová” no necesita hacer ninguna sustitución.
Veamos otro ejemplo:
“Y ellos hablaron a aquel ángel de Jehová que estaba entre los mirtos, y dijeron: Hemos recorrido la tierra, y he aquí toda la tierra está reposada y quieta. Respondió el ángel de Jehová y dijo: Oh Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás piedad de Jerusalén, y de las ciudades de Judá, con las cuales has estado airado por espacio de setenta años? Y Jehová respondió buenas palabras, palabras consoladoras, al ángel que hablaba conmigo. Y me dijo el ángel que hablaba conmigo:” Zacarías 1:11-12.

Vemos acá claramente que el ángel de Jehová es distinto de Jehová de los ejércitos o Jehová Dios. Que inclusive el ángel de Jehová oró a Jehová Dios, intercediendo por el pueblo de Israel.
Este ángel de Jehová fue el instrumento que Dios usó para, en muchas ocasiones, darle mensaje a Moisés para que este a su vez, lo hiciera llegar al pueblo de Israel.
“Pasados cuarenta años, un ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza. Entonces Moisés, mirando, se maravilló de la visión; y acercándose para observar, vino a él la voz del Señor:” Hechos 7:30-31.

Este relato, en el nuevo testamento, nos lleva al episodio de cuando Moisés fue llamado, estando en el desierto.
“Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.” Éxodo 3:2.
“Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.” Éxodo 3:4.

Si presta especial atención a este evento, podrá notar que hay cuatro elementos involucrados acá: a) El ángel de Jehová, b) La zarza, c) La llama de fuego, d) La voz de Jehová.
A moisés no le llamó la atención el ángel, el quiso ver cuál era la causa por la que aquel fuego no consumía la zarza.
“Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema.” Éxodo 3:3.
“Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.” Éxodo 3:4.

Acá también podemos ver que la voz no salió del ángel, sino de en medio de la zarza; por lo cual podemos asegurar que era la voz de Dios; y esta no fue la única vez que ocurrió una cosa semejante a esta. La biblia dice que cuando Dios habló con el pueblo de Israel, que estaba al pie del monte Horeb, ellos no vieron ninguna figura de Dios, pero oyeron la voz.
“y os acercasteis y os pusisteis al pie del monte; y el monte ardía en fuego hasta en medio de los cielos con tinieblas, nube y oscuridad; y habló Jehová con vosotros de en medio del fuego; oísteis la voz de sus palabras, mas a excepción de oír la voz, ninguna figura visteis.” Deuteronomio 4:11-12.
“Desde los cielos te hizo oír su voz, para enseñarte; y sobre la tierra te mostró su gran fuego, y has oído sus palabras de en medio del fuego.” Deuteronomio 4:36.

Vemos en esta explicación claramente que fue lo que pasó en el episodio de la zarza. Al igual que cuando Dios habló al pueblo, estando en el cielo, hizo oír su voz en medio del fuego; así mismo Dios llamó a Moisés desde el cielo y su voz se hizo oír en medio del fuego en la zarza. Entonces el ángel de Jehová estaba presente en la visión de la zarza pero quien habló fue Dios desde los cielos y se escuchó de en medio del fuego. No da detalles la biblia de si ya Moisés conocía al ángel de Jehová o si fue el momento en que Dios se lo presentó. Lo que si aclara es que Moisés tuvo repetidos episodios donde se encontró con el ángel de Jehová y este le dio información que Dios le enviaba. Por eso dice:
“Éste es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida que darnos;” Hechos 7:38.
“vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis.” Hechos 7:53.

Y de esto mismo habla el apóstol Pablo con los gálatas:
“Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador.” Gálatas 3:19.

Así vemos que Moisés recibió la ley allá en el monte Horeb por medio de ángeles; dentro de los cuales estaba el ángel de Jehová.

Este ángel de Jehová no es Jehová Dios, ni una teofanía, como algunos han querido hacer ver; tampoco es Cristo Jesús pre-encarnado, pues encontramos que de Jesucristo dice la escritura que fue hecho menor que los ángeles.
Le hiciste un poco menor que los ángeles, Le coronaste de gloria y de honra, Y le pusiste sobre las obras de tus manos;” Hebreos 2:7.
“Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.” Hebreos 2:9.

Vemos que Jesucristo es un ser creado, dentro de los seres creados por Dios, en un rango menor que los ángeles. Lo que lo lleva a tener autoridad sobre los ángeles es la exaltación que Dios le dio, posterior a su resurrección de entre los muertos.
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,” Filipenses 2:9.
“quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.” 1ra de Pedro 3:22.

Todo esto es dado por Dios para con Jesucristo; a pesar que fue creado como hombre, dentro de los seres humanos.

Dado que hoy día Dios derrama su Espíritu Santo sobre toda carne humana, es poco frecuente las apariciones de ángeles con misiones de parte de Dios. Gracias al sacrificio en la cruz del calvario que hiciera el señor Jesucristo y haber entrado con su propia sangre, una vez para siempre, al lugar santísimo, tenemos libre entrada al padre. Hemos sido reconciliados con Dios y nuestra comunión directa es con él. Hablamos con Dios y él nos habla por medio de su Espíritu. Tenemos así mismo su palabra escrita, de modo que esto disminuye la necesidad del uso de ángeles como en el antiguo testamento, porque ellos aún siguen siendo ministradores.
“¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?” Hebreos 1:14.

Sin embargo, al leer el libro de Apocalipsis, vemos como en los últimos tiempos le está reservada una participación especial. Ángeles reservados para el día y hora determinada.
“diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Éufrates. Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres.” Apocalipsis 9:14-15.

Volviendo al ángel de Jehová, en las escrituras encontramos un episodio que algunos han querido confundir, pero que en la misma biblia tenemos la explicación de quien era aquel varón en realidad; y es cuando Jacob lucha con un Varón ¿Quién era este varón?
“Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma. Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera.” Génesis 22:24-31.

¿Fue que luchó con Dios? ¿Le ganó a Dios? O ¿Quién era este varón? Este varón era un ángel. Así lo aclara el profeta Oseas:
“En el seno materno tomó por el calcañar a su hermano, y con su poder venció al ángel. Venció al ángel, y prevaleció; lloró, y le rogó; en Bet-el le halló, y allí habló con nosotros.” Oseas 12:3-4.

Vemos así que no se trata de lo que han llamado teofanía, ni de Jesucristo; sino que Jacob lucho con un ángel. Este ángel de Jehová lleva en sí el nombre de Dios, ese nombre que es admirable; pero esto no lo hace Dios, ni lo que han llamado teofanía. El habla en nombre de Dios, como hablan los enviados, y ejecuta la tarea que Dios le determina que haga.

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