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¿QUIÉN ES NUESTRO PADRE?

¿Quién es nuestro Padre?
Filipenses 4:20.
“Al Dios y Padre nuestro sea gloria
por los siglos de los siglos. Amén.”

Una de las cosas que le agrada al ser humano no es solo saber que es hijo; sino conocer quién es su padre. Saber de quién es hijo. ¿Sabes tú quién es tu Padre? ¿Sabes de quién eres hijo? Las sagradas  escrituras nos enseñan quien es nuestro Padre y como es que llegamos a ser hijos de él. Ha sido el propósito de Dios desde la eternidad tener una descendencia; seres a quienes él llame hijos suyo.
“¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios?...” Malaquías 2:10.
“… ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu?
¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para
Dios….” Malaquías 2:15.

La biblia nos muestra que quien está interesado en que seamos sus hijos es nuestro creador, el Dios Todopoderoso; y esto no es un acontecimiento a la ligera. Dios ha planificado desde antes de la fundación del mundo el que nosotros, su creación humana, llegásemos a ser llamados hijos suyos. Así lo relató el Apóstol Pablo:
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.” Efesios 1:3-10.
“…nos predestino para ser adoptados hijos suyos…”

Este plan o propósito es de Dios e incluye a su hijo Jesucristo. Es gracias a Jesucristo, por medio de Jesucristo.

De manera que llegamos a ser hijos de Dios y no somos hijos de Jesucristo.

Dios preparó a Jesucristo para que hiciese el trabajo de salvador y por medio de él llevar muchos hijos a la gloria; así lo relató el Apóstol Pablo;
“Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos. Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.” Hebreos 2:9-10.

Vemos que Jesucristo es el instrumento mediante el cual Dios nos salva; con el propósito de luego llevarnos a la gloria, y no de cualquier manera. Cuando lleguemos a la gloria seremos reconocidos como hijos de Dios.
“…habiendo de llevar muchos hijos a la gloria…”.

Dios se ha propuesto llevar hijos a la gloria. Somos y seremos hijos de Dios por medio de su hijo amado Jesucristo, nuestro Señor.

Era necesario que Dios levantase a Jesucristo como nuestro salvador.
“Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo, Y nos levantó un poderoso Salvador En la casa de David su siervo,” Lucas 1:68-69.
“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.” Gálatas 4:4-7.

Vemos que Dios tenía un tiempo estipulado para que este acontecimiento se diera: La venida de Jesucristo con el propósito de poder hacernos la adopción a hijos;  pues es lo que Dios siempre ha querido, que la raza humana viva para Dios, haciendo la voluntad de Dios y de esta manera ser llamados hijos de Dios.

Por eso dijo el Señor Jesucristo:
“Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.” Marcos 3:35.

Es necesario hacer la voluntad de Dios para poder ser considerado hermano de Jesucristo e hijo de Dios.

Es por el hecho de ser considerados hijos de Dios que entonces Dios ha enviado el Espíritu de su hijo a nuestros corazones, y por medio del Espíritu podemos decir que Dios es nuestro Padre y decirle a Dios ¡Abba, Padre!

Cuando acá habla de “el Espíritu de su hijo” se refiere al Espíritu que Dios derrama sobre todos aquellos que tiene por hijos; dicho de otra manera “el espíritu de hijo suyo” o “de hijo de Dios”; el mismo Espíritu que Dios depositó en el Señor Jesucristo a quien llamó su Hijo:
“… Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.” Mateo 17:5.

Este Espíritu que hemos recibido es también conocido como el “Espíritu de adopción”.
“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.” Romanos 8:15-16.

El Espíritu que Dios nos ha dado da testimonio a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. De manera que confirma que solo tenemos un Padre, y ese Padre es el Dios de la Gloria, el creador del universo, ¡a él sea la gloria por los siglos de los siglos!

El Señor Jesucristo nos enseñó quien es nuestro Padre y donde se encuentra:
“Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos.” Mateo 23:9.

Ese Padre, que está en los cielos es nuestro Dios, a quien adoramos, alabamos, exaltamos. No hay otro Dios, ni otro Padre.

“para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él;…”  1ra Corintios 8:6.

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