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EL MÁS EXCELENTE NOMBRE


El más excelente Nombre
Hebreos 1:4.
“hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.”

Al leer con detenimiento los dos primeros capítulos del libro de hebreos nos encontraremos con una realidad, una gran verdad; que hace poner en tela de juicio lo que ha sido dicho por mucho tiempo por la tradición religiosa. Si usted preguntase ¿Cuál es el nombre que Jesús heredo? Se encontrará con un grupo de personas que, sin pensarlo, le dirá: “Jesús”; dando por sentado que su papá lleva el mismo nombre. Pero, note usted que dije: “Sin pensarlo”, mucho menos estudiarlo detenidamente.

En estos capítulos de Hebreos, nos da el Apóstol Pablo una explicación detallada de la distinción que Dios le diera a nuestro Señor Jesucristo y no la colocación, como diría la tradición, del nombre de pila o bautizo; haciendo mención de uno de los ritos religiosos.

Si bien encontramos que dice, que Jesucristo heredó mas excelente nombre que los ángeles ¿A qué nombre se refiere? ¿Cuál es este nombre?

Si leemos los dos primeros capítulos, que es donde se hace la aclaración y sirve de contexto a la explicación, vemos que podría dar a entender que el nombre fuese el de “Hijo”.
“Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo?” Hebreos 1:5.

Sin embargo, este nombre no es exclusivo de Jesucristo, pues el propósito de Dios es llevar muchos hijos a la gloria.
“Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.” Hebreos 2:10.

El nombre de hijos, es reservado por Dios para todos aquellos que creen en el Señor Jesucristo, limpian sus corazones y son guiados por el Espíritu de Dios; es un término reservado para seres de la raza humana a quienes Dios les ha dado y dará esta distinción. Es de resaltar que la expresión “Hijo” es tomada en las escrituras no solo como adjetivo calificativo, sino también como nombre. Dice en el libro del profeta Isaías:
“Porque así dijo Jehová: A los eunucos que guarden mis días de reposo, y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto, yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá.” Isaías 56:4-5.

Vemos que la expresión “Hijo” es utilizada por Dios como un nombre o nombramiento; y aun nos deja ver que existe un nombre mejor que el de Hijo.

Esto nos lleva a revisar la porción de Hebreos 1:5, cuando relata que a nuestro Señor Jesucristo, Dios le llamó Hijo; y que a ningún ángel Dios Jamás le ha llamado hijo.
Sin embargo, allí habla que Jesucristo Heredó un nombre; pero lo refiere como “más excelente nombre” pues ya vimos que Dios declara que hay mejor nombre que el de hijo, un nombre que es perpetuo.

Cabe destacar, también, que Dios no es hijo, para poder decir que fue la condición de hijo lo que Jesucristo heredó de Dios. Antes por el contrario, por el hecho de que Dios le hizo su hijo es que llega a ser heredero. Se hereda algo que le pertenece a alguien. A Dios no le pertenece el ser hijo. Dios engendra hijo y llama hijo a seres vivientes de su creación, pero él no es hijo.

¿Podría ser el nombre “Jesús”?. Analicemos la porción. Encontramos que en los dos primeros capítulos de hebreos, donde se nos da la explicación del nombre que heredó, no existe alusión, ni referencia, del nombre “Jesús” como nombre heredado. Si quisiese, el Apóstol Pablo, por la inspiración del Espíritu de Dios, dar a conocer que “Jesús” fue el nombre que heredó el Hijo de Dios, allí había una muy buena oportunidad; pero no fue así. No hay mención en estos dos capítulos, del nombre  “Jesús” como nombre heredado.
Cabe destacar que el nombre “Jesús”, en un nombre compuesto, que tiene como significado “Jehová Salva o Jehová Salvación”; directamente relacionado con la función que haría en el mundo el hijo de Dios, como dijera el ángel a José:
 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” Mateo 1:21.

Con esta premisa encontraremos en las sagradas escrituras registros de otros nombres con el mismo significado, como es el caso de Josué, Jeremías, donde la raíz o procedencia de sus nombres tienen el mismo significado, e inclusive encontraremos de otras personas que se llaman igual, que llevan el mismo nombre “Jesús”.

a)    El caso de cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús, en el libro de los Hechos 13:6.
b)    El caso de un judío que era ayudante de Pablo, Jesús, llamado el justo, en el libro de Colosenses 4:11.

Así podemos ver que el nombre “Jesús” y su significado, no es exclusivo del Hijo de Dios, ni hay registro alguno en las escrituras que afirmen que este es el más excelente nombre que el Hijo de Dios heredo de su Padre. Pues si es el más excelente nombre no debe ser común.

Del mismo modo, no hay, en todo en nuevo Testamento, ninguna referencia que diga que “Jesús” es el nombre del Padre. Con las dos excepciones antes dichas, de Barjesús y Jesús, llamado el Justo, siempre que aparece el nombre “Jesús” se hace referencia al cordero, el Hijo del Dios viviente y nunca al padre de gloria, a Jehová Dios. En ninguna parte se le llama “Jesús” a Jehová Dios; por lo tanto no puede ser éste el nombre que heredó de Dios; salvo por la raíz que da significado al nombre “Jehová Salva o Jehová Salvación”

Sin embargo, no es del nombre “Jesús” que habla en los dos primeros capítulos de hebreos como nombre heredado. Allí  habla el Apóstol de la entronización, de la posición que Dios le dio a Nuestro Señor Jesucristo; distinción que no le dio jamás a ángel alguno.

Acá nos habla de una posición, de una exaltación que no se le dio jamás a algún ángel. No solamente el nombre “Hijo”, sino que lo sentó a su diestra. Veamos:

a)    Dios sentó a Jesucristo a la diestra de su majestad, en las alturas; cumpliendo así Dios su promesa, cuando le dio el permiso para que se sentase a su diestra como estaba profetizado en el libro de los salmos:
“Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.” Salmos 110:1.
el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,” Hebreos 1:3.

Por eso vuelve a hacer la pregunta en hebreos:
“Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?” Hebreos 1:13.

Vemos que esta distinción, de sentar a alguien en ese sitio de honor, no le fue concedido a ningún ángel; pero del Hijo dice:
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” Filipenses 2:9-11.

Este texto nos deja aún más claro de que el nombre o nombramiento que Dios le dio, por encima de cualquier otro, es el de “Señor”, pues lo recibió posterior a la exaltación; y que es lo que se nos dice que cada uno de nosotros debemos confesar: “que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” Luego por ser el Señor, toda rodilla debe doblarse ante él y no por llamarse “Jesús”.

No es que el Señor fue llamado “Jesús” el Cristo, sino que Jesús el Cristo fue llamado, por el mismo Dios “Señor".

b)    Otra de las cosas que podemos ver es que habla de que Dios hizo con Jesucristo algo que no hizo con alguien mas:
“Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros.” Hebreos 1:9.

Recibió el Señor Jesús una unción especial; dice claramente: “…más que a tus compañeros”.

Esta unción coloca a Jesucristo por encima de todos los seres creados por Dios, con privilegios especiales; como dice en colosenses 2:9-11., llevaría a que toda rodilla se doble ante Jesucristo, el Hijo de Dios.

No fue simplemente que el ungido de Dios fue llamado “Jesús”, sino que Jesús el Cristo llegó a ser “El Ungido de Dios”.

Este énfasis, al comparar lo que Dios le dio a Jesucristo con lo que le ha dado a los ángeles, lo hace el Apóstol Pablo para dejar claro la importancia de las palabras que 

Dios habló por boca de Jesucristo. Por eso dice:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;” Hebreos 1:1-2.

Y no solo nos habló por medio de profetas en la antigüedad, sino que por medio de ángeles. De modo que dice:
“Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron,” Hebreos 2:2-3.

De manera que las palabras dichas por boca de Nuestro Señor Jesucristo tienen aún mayor certeza de cumplimiento pues a este Dios le hizo Señor y Cristo, dándole una unción mayor que la de sus compañeros. ¿A cuáles compañeros se refiere acá? A todos aquellos por medio de los cuales Dios nos dio a conocer su mensaje; ya sea ángel, profeta; todos y cada uno de ellos se constituye en compañero de labores, “anunciando las buenas nuevas de salvación”.
“El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos;” Lucas 4:18.

Así tenemos que ante la pregunta, que hace el Apóstol Pablo, “…¿a cuál de los ángeles dijo Dios Jamás” tendremos la respuesta a cual es el nombre que el Señor Jesucristo heredo de Dios.
“… a ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú,… … Siéntate a mi diestra…”

Esto no ha ocurrido, ni ocurrirá con los ángeles. Este privilegio fue reservado sólo para el hijo de Dios, “Jesús” Nuestro Señor. Allí está hoy Jesucristo, sentado en el trono de Dios, con Dios, y no en suplantación de Dios.
“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.” Apocalipsis 3:21.
Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?” Mateo 22:44.

Y el Apóstol Pablo nos dice que así se cumplió.
“pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies;” Hebreos 10:12-13.
Esto le dio un sitial de honor, le dio gloria y honra.
“Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.” Hebreos 2:9.

¿Cómo dice el Apóstol Pablo que vemos a Jesús? Coronado de gloria y de honor. ¿De dónde sacó esta gloria y esta honra? El mismo señor Jesucristo nos ayuda a saber la respuesta:
“Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.” Juan 17:5.

El único que podía darle la gloria, que Jesucristo ostenta hoy, al Hijo de Dios, era y es el Dios Todopoderoso; quien dijo que su gloria no la compartía con nadie más, sino con Jesucristo. La gloria de Dios, su derecho de ser quien gobierne la creación y ser honrado por ella, le pertenece solo al Padre, Jehová Dios. Esta gloria, no puede dársela a Jesucristo ningún otro; por lo tanto del único que puede heredarla es de Dios. Por eso dice, hablando de la honra que Dios le daría a su siervo:
“Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas. Yo Jehová; éste es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas.” Isaías 42:6-8.

Vemos que existe una gloria y una alabanza que solo le pertenece a Dios. Dios no ha permitido que se le haga representación en una estatua para darle gloria y alabanza; pero ha permitido que al señor Jesucristo se le dé honra y alabanza como a Dios se le da honra y alabanza. Por eso dijo, por boca del señor Jesucristo:
“Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.” Juan 5:22-23.

Esa honra y alabanza, que solo le pertenecía a Dios, a él le plació compartirla con su siervo, su hijo amado; se la dio como herencia. Le exaltó hasta lo sumo para que recibiera, también, lo que sólo le pertenecía a el Dios de la Gloria. Así encontramos en el libro de Apocalipsis cumpliéndose lo estipulado por Dios:
“ Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.” Apocalipsis 5:13.

O cuando dice:
“y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.” Apocalipsis 7:10.

Acá podemos ver  que se le está dando gloria y honra a dos personas diferentes: al que está sentado en el trono (Dios) y al Cordero de Dios (Jesucristo). Dios, porque es el merecedor de toda la gloria y Jesucristo porque Dios la compartió con él.
Dios tiene honra y alabanza que recibe de su creación. Dios determina que algo que le pertenece a él le sea dado también a una de sus creaciones, al hijo de Dios; hizo que la heredara, al compartir con Jesucristo algo que le pertenece solo a Dios.

De manera que no se trata que el siervo de Dios, escogido de Dios, ungido por Dios, llegó a llamarse “Jesús” sino que Jesús, el ser engendrado por Dios en el vientre de María, por medio de su Espíritu Santo, Dios le llamó su Hijo y le hizo Señor y Cristo para compartir con él su gloria, honra y alabanza; por esto le sentó a su diestra. Esta es parte de su herencia: el más excelente nombre.

Si volvemos a la expresión “…heredó mas excelente nombre que ellos”, pudiéramos esperan que los ángeles también heredaron un nombre, pero el que heredó Jesucristo es más excelente.

¿Contesta Pablo esta interrogante? Claramente encontramos que dice:
“Ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, Y a sus ministros llama de fuego.” Hebreos 1:7.

“¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?” Hebreos 1:14.

Hay acá una explicación de cuál es el nombre o nombramiento que ostentan los ángeles, el que ellos heredaron de Dios: “Ministros” enviados para servicio. Esta distinción no llega ni cerca a la de Jesucristo, a quien Dios le hizo Señor, aún de los ángeles. Los ángeles son siervos aún del Señor Jesucristo. Solamente de un ángel se habla de haber recibido la distinción de llevar en él, el nombre de Dios; es a quien conocemos como el Ángel de Jehová. Por medio de este ángel Dios ejecutó diferentes acciones a favor y aún en contra de la humanidad. Por medio de él Dios le dio grandes victorias al pueblo de Israel al enviarlo delante de ellos en medio del desierto.
“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado. Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él. Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren. Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.” Éxodo 23:20-23.

Este ángel se llama “Jehová”, al igual que el Dios altísimo. Sin embargo, a pesar de que el nombre “Jehová” es admirable, tampoco es el nombre del cual se refiere el libro de hebreos como el más excelente nombre que heredó el señor Jesucristo; pues ya le había sido dado a un ángel y no podría preguntarse: ¿A cuál de los ángeles dijo Dios jamás tu nombre es Jehová?, porque Dios si dijo de un ángel que su nombre está puesto en él.

Aún cuando este ángel se llama “Jehová” no llegó a ostentar el puesto, al lado de Dios, que le fue conferido al señor Jesucristo. El ser exaltado hasta lo sumo, a lo máximo que una creación de Dios ha sido y puede llegar a ser honrada, solo se le ha concedido al señor Jesucristo: 

Sentarse a la diestra de Dios, nombrado como Señor y recibiendo honra y alabanza. Esto ha causado que algunos lleguen a confundir al Señor Jesucristo con el propio Dios; sin darse cuenta que, el estar sentado al lado de Dios, es por un tiempo: Hasta que Dios ponga a los enemigos de Jesucristo por estrado de sus pies. Entonces se cumplirá lo que dijo Dios por boca del Apóstol Pablo:
“Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.” 1ra de Corintios 15:25-28.

Luego inicia un nuevo periodo, donde no hay enemigos, el cual el Apóstol Pablo llama “El Mundo Venidero”
“Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando; pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, O el hijo del hombre, para que le visites? Le hiciste un poco menor que los ángeles, Le coronaste de gloria y de honra, Y le pusiste sobre las obras de tus manos; Todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas. Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.” Hebreos 2:5:9.

Ya nos encontraremos, en el mundo venidero, una vez más, con Nuestro Señor Jesucristo, pero ahora en nuevas funciones, dadas por Dios, para con nosotros:

“Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.” Apocalipsis 7:14-17.

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