Un
evangelio sin misterios
¿Es
posible?
Efesios 3:5.
“misterio que en otras generaciones no
se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus
santos apóstoles y profetas por el Espíritu:”
Una constante en el evangelio que la
gran mayoría de las organizaciones predican en la actualidad es que cada una
tiene misterios que no pueden explicar. Asuntos que no logran entender del todo
y la respuesta más acertada es que se entiende por revelación; y si usted y yo no
lo entendemos es porque no se nos ha sido revelado. Muchas veces es usado esto
para hacer que las personas no lleguen al conocimiento de la verdad, y logran
que no profundicen en el estudio de estos temas porque eso simplemente es
revelación y ya llegará de forma inesperada el conocimiento. Pero dice la
palabra de Dios:
“Gloria de Dios es encubrir un asunto; Pero honra del rey
es escudriñarlo.” Proverbios 25:2.
Encubrir es ocultar o no manifestar
algo; impedir que llegue a saberse. (Definición del RAE).
En Dios encontramos una forma de
actuar, que relata el libro de Proverbios como una gloria. “Gloria de Dios es
encubrir un asunto”, ocultar, no manifestar, impedir que llegue a saberse; y
esto es necesario para que se despierte nuestro interés en escudriñar; que no
es mas que examinar, inquirir y averiguar cuidadosamente algo y sus
circunstancias. (Definición del RAE).
Dice El libro de Proverbios que allí
hay honra, en escudriñar, en averiguar cuidadosamente las circunstancias. De
manera que el conocimiento de las cosas es para aquellos que se preocupan y
ocupan en alcanzarlo. Este ejemplo encontramos en el profeta Daniel:
“en el año primero de su reinado, yo Daniel miré
atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta
Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta
años. Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en
ayuno, cilicio y ceniza.” Daniel 9:2-3.
“aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel,
a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como
a la hora del sacrificio de la tarde. Y me hizo entender, y habló conmigo,
diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento. Al
principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela,
porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión.” Daniel 9:21-23.
Vemos que Daniel se interesó en saber
el significado de las cosas que Dios, por boca del profeta Jeremías, había
antes dicho, de cuando debían cumplirse la desolación de Jerusalén. Como no lo
tenía claro, él indagó, escudriñó, se acercó a Dios para recibir el
conocimiento y obtener así una explicación; recibiendo de Dios no solo la
explicación de lo que ya se había dicho, sino que se le concedió conocer cosas
que aún no se han cumplido, pero que están para ser entendidas en los últimos
tiempos; cosas que están encubiertas a simple vista.
“Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta
el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se
aumentará.” Daniel
12:4.
“Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será
el fin de estas cosas? Él respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas
y selladas hasta el tiempo del fin. Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados;
los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los
entendidos comprenderán.” Daniel 12:8-10.
Vemos en Daniel:
a)
La
inquietud de saber y entender lo que Dios ha dicho.
b)
Búsqueda
en el lugar correcto, Dios. El origen, quien da el conocimiento y la sabiduría
para entender lo que el ha dado saber.
Una de las cosas que encontramos en
Dios que él revela lo que va a hacer pero se reserva, en muchos casos, la forma
y el tiempo en que lo hará. No da a conocer claramente el medio o método como
llevará a cabo las cosas y esto trae confusión en algunos.
Veamos un ejemplo. Hablando Dios por
boca del profeta Isaías, referente a la salvación de Israel, él da a conocer lo
que va a hacer y nos deja ver como se vale de instrumentos para que hagan el
propósito de él, aún cuando el instrumento no conozca a Dios. El capítulo 45
de Isaías nos ayuda a entender:
“Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por
su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes;
para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán: Yo iré delante
de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y
cerrojos de hierro haré pedazos; y te daré los tesoros escondidos, y los
secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel,
que te pongo nombre. Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te
llamé por tu nombre; te puse sobrenombre, aunque no me conociste. Yo soy
Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me
conociste, para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone,
que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo, que formo la luz y creo
las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago
todo esto. Rociad, cielos, de arriba, y las nubes destilen la justicia; ábrase
la tierra, y prodúzcanse la salvación y la justicia; háganse brotar juntamente.
Yo Jehová lo he creado. ¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡el tiesto con los
tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces?; o tu obra:
No tiene manos? ¡Ay del que dice al padre: ¿Por qué engendraste? y a la mujer:
¿Por qué diste a luz?! Así dice Jehová, el Santo de Israel, y su Formador:
Preguntadme de las cosas por venir; mandadme acerca de mis hijos, y acerca de
la obra de mis manos. Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis
manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé. Yo lo desperté en
justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad, y soltará mis
cautivos, no por precio ni por dones, dice Jehová de los ejércitos. Así dice
Jehová: El trabajo de Egipto, las mercaderías de Etiopía, y los sabeos, hombres
de elevada estatura, se pasarán a ti y serán tuyos; irán en pos de ti, pasarán
con grillos; te harán reverencia y te suplicarán diciendo: Ciertamente en ti
está Dios, y no hay otro fuera de Dios. Verdaderamente tú eres Dios que te
encubres, Dios de Israel, que salvas. Confusos y avergonzados serán todos
ellos; irán con afrenta todos los fabricadores de imágenes. Israel será salvo
en Jehová con salvación eterna; no os avergonzaréis ni os afrentaréis, por
todos los siglos. Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el
que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que
fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro. No hablé en secreto, en
un lugar oscuro de la tierra; no dije a la descendencia de Jacob: En vano me
buscáis. Yo soy Jehová que hablo justicia, que anuncio rectitud.” Isaías 45:1-19.
Muestra aquí Dios como es él quien
está detrás de todas las cosas que están aconteciendo, aunque a simple vista se
las atribuía al rey Ciro. Dios le dio reinos, reyes, tesoros, inclusive le
reveló secretos.
“Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de
mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste,” Daniel 45:5.
“Pero el propósito era que Ciro
conociera de la existencia de Dios, y que Dios está, de forma encubierta,
detrás de las cosas que ocurren.
“para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta
donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo, que
formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo
Jehová soy el que hago todo esto.” Isaías 45:6-7.
Para lograr todas las cosas, por medio
de Ciro, lo primero que hizo fue ungirle. “Así dice Jehová a su ungido, a
Ciro,…” Cuando Dios unge a una persona no es simplemente una designación; va
más allá. Por eso vemos que dice:
“…te harán reverencia y te suplicarán diciendo:
Ciertamente en ti está Dios, y no hay otro fuera de Dios.” Isaías 45:14.
Y luego exclama el profeta Isaías:
“Verdaderamente tú eres Dios que te encubres, Dios de
Israel, que salvas.” Isaías 45:15.
¿Por qué habla acá que Dios estaba
encubierto? Porque el artífice de las cosas que Ciro iba a hacer era Dios. Dios
usó, utilizó, a Ciro para hacer lo necesario para que Israel fuese salvo.
Si entendemos esta forma de obrar
Dios, que inclusive se vale de gente que no le conoce para hacer su obra,
podemos entender muchas otras que algunos han llamado misterios porque no
comprenden que detrás de lo que ocurre está el Dios de la gloria obrando,
mandando, dirigiendo para que su propósito eterno se cumpla.
Nuestra salvación es una de las cosas
que estuvieron encubiertas por muchos años.
“Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a
vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación,
escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba
en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las
glorias que vendrían tras ellos. A éstos se les reveló que no para sí mismos,
sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los
que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo;
cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.” 1ra de Pedro 1:10-12.
Vemos que hubo un interés en los
profetas de conocer y entender las cosas que estaban hablando. No era hablar
por hablar; ellos querían comprender lo que hablaban. Por eso se esforzaron por
llegar al conocimiento y en particular de la salvación. ¿Cómo haría Dios la
salvación?
“escudriñando qué persona…” Ellos
sabían que Dios usaría a alguien para hacer la salvación, que la haría por
medio de alguien, lo que no sabían era quien sería. Dios salvaría por medio de
alguien. Por boca de Moisés Dios ya había dicho:
“Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como
tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le
mandare. Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi
nombre, yo le pediré cuenta.” Deuteronomio 18:18-19.
Dios había prometido que levantaría a
alguien, a una persona, pero no dijo abiertamente, ni dio el nombre, de quien
era.
“Luego por boca del
profeta David, dijo: Entonces hablaste en visión a tu santo, Y dijiste: He puesto
el socorro sobre uno que es poderoso; He exaltado a un escogido de mi pueblo.” Salmos 89:19.
En este Salmo profético, nos da a
conocer Dios acerca de esta persona, este escogido, a quien se hace referencia
como “David mi siervo”; aunque no se refería al Salmista David, sino al siervo
escogido que había de aparecer en el futuro. Y, aunque nos habla del personaje,
no nos dice quien es la persona. De igual modo, por boca del Profeta Isaías,
nos dice:
“He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en
quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá
justicia a las naciones.” Isaías 42:1.
En este capitulo sigue dando
características de este ser que iba a ser levantado por Dios para darnos la
salvación; dejando Dios conocer por boca de sus profetas, incluso, el lugar
donde había de nacer.
“Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las
familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas
son desde el principio, desde los días de la eternidad.” Miqueas 5:2.
Todo esto como muestra de lo que Dios
fue haciendo, como fue dando a conocer lo concerniente a la persona que sería
el salvador del mundo. Cuando se cumplió el tiempo establecido por Dios para su
aparición, entonces encontramos la confirmación de Dios por medio de los
profetas, cuando Zacarías dijo:
“Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y
redimido a su pueblo, Y nos levantó un poderoso Salvador En la casa de David su
siervo,” Lucas
1:68-69.
Y por boca de Simeón:
“Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y
este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu
Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no
vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. Y movido por el Espíritu,
vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para
hacer por él conforme al rito de la ley, él le tomó en sus brazos, y bendijo a
Dios, diciendo: Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra;
Porque han visto mis ojos tu salvación, La cual has preparado en presencia de
todos los pueblos; Luz para revelación a los gentiles, Y gloria de tu pueblo
Israel.” Lucas
2: 25-32.
Confirmando Dios, inclusive por medio
de los ángeles que se le aparecieron a los pastores.
“que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un
Salvador, que es CRISTO el Señor.” Lucas 2:10-11.
Este salvador, es aquel del cual los
profetas indagaron para saber “…que persona…” era esta de la que Dios le estaba
hablando, que había de ser el salvador del mundo. Este personaje no es más que
Jesús de Nazaret, el Cristo de Dios, el Mesías.
Lo otro que los profetas indagaron,
además de quien era la persona, es “…que tiempo indicaba...” En que tiempo
debía acontecer este hecho, la venida del salvador.
De esto escribió el profeta Isaías:
“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la
virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.” Isaías 7:14.
Un evento que debía acontecer, para
saber que este salvador había nacido, era que una virgen concibiera sin
intervención de mano humana; y esto aconteció. Por esto el profeta Juan, el
Bautista, dijo:
“diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios
se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” Marcos 1:15.
O como lo dijera el Apóstol Pablo:
“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió
a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,” Gálatas 4:4.
De manera que Dios dejó constancia que
el tiempo se había ya cumplido y él había enviado a su Hijo, el redentor del
mundo. Cuando habló Jesucristo de quien era Juan el bautista, él dijo:
“Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío
mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti.” Mateo 11:10.
Inclusive diciendo, a los que
escuchaban, que Jesucristo era esa persona para la cual Juan prepararía el
camino. Como dijo Juan:
“Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a
Israel, por esto vine yo bautizando con agua.” Juan 1:31.
Pruebas estas suficientes para que
supiesen y entendiesen que ya el tiempo se había cumplido.
Ahora bien, estas cosas de las que
hablaron los profetas, concernientes a nuestra salvación, y en las cuales se
interesaron en conocer, no eran para ellos, por eso estaba encubiertas y no
llegaron a comprenderlas del todo. Dice claramente que son para nosotros:
“A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para
nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os
han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en
las cuales anhelan mirar los ángeles.” 1ra de Pedro 1:12.
Como estas cosas son para nosotros, no
podemos pretender que aún permanezcan encubiertas. Tenemos en nosotros la ayuda
de Dios, por medio de su Espíritu, para guiarnos a comprender, a entender las
cosas que son para nosotros, para nuestros días.
De esto habló el Apóstol Pablo, cuando
dijo:
“Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han
alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este
siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría
oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que
ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido,
nunca habrían crucificado al Señor de gloria. Antes bien, como está escrito:
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que
Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por
el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.” 1ra de Corintios
2:6-10.
Nos da el Apóstol Pablo la pauta para
el conocimiento de esas cosas que estaban ocultas o encubiertas; la sabiduría
oculta. Pablo dijo:
“…Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu…”
De aquí, dos cosas:
a)
Dios
ya las reveló, de modo que debemos encontrar en los escritos de los apóstoles
revelación de las cosas que alguno de los profetas no entendieron; pero, al
mismo tiempo, no puede ser contradicho la profecía que fue dada por los profetas.
Una interpretación no puede tomarse como revelación si contradice las
escrituras.
b)
Por
el Espíritu; dándonos la pauta que es por medio de su Espíritu Santo que nos da
a conocer lo que antes era misterio, o estaba encubierto.
El Apóstol Pablo relata del conocimiento que él tenía de quien
era Jesús el Cristo, en el libro a los Efesios:
“Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por
vosotros los gentiles; si es que habéis oído de la administración de la gracia
de Dios que me fue dada para con vosotros; que por revelación me fue declarado
el misterio, como antes lo he escrito brevemente, leyendo lo cual podéis
entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo, misterio que en
otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora
es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que los gentiles
son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en
Cristo Jesús por medio del evangelio,” Efesios 3:1-6.
Y no solamente tenía conocimiento de
quien era Jesucristo, sino de que por medio de Jesucristo Toda la raza humana
tiene oportunidad de alcanzar las promesas de Dios.
“Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo
estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él
es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia
de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los
mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un
solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a
ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las
buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca;
porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo
Espíritu al Padre.” Efesios 2:13-18.
Entonces ¿Por qué tantas cosas en las
iglesias que se han convertido en misterios? ¿Por qué tantas explicaciones
contradictorias? Inclusive, algunos han dado por ya cumplido todo el Antiguo
Testamento, como abolido, de manera que basan sus creencias y enseñanzas solo
en el Nuevo Testamento; trayendo como consecuencia que temas tan antiguos
continúen siendo un misterio, como es el caso de la Deidad o Divinidad, o sea
Dios. Para muchos Dios aún es un misterio sin resolver; no lo entienden, cuando
Dios está interesado en que le entendamos y le conozcamos:
“Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en
entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia
en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.” Jeremías 9:24.
Pero vemos que hay aquí uno de los
mayores misterios para las iglesias actuales, dividiendo a las diferentes
denominaciones en Unitarios, Dualistas y trinitarios; y esto solamente en el
conocimiento de Dios. Una sola persona divina, dos personas divinas y tres
personas divinas. Que lamentable que ante esta inquietud no acudamos a Dios en
oración para conocer la verdad; antes acudimos a los escritos de teólogos y
famosos de la historia para afianzar nuestras creencias. Que bueno que como
Daniel nos metiéramos en ayuno y oración a inquirir y diligentemente indagar en
Dios, por medio de las escrituras, la verdad de Dios.
Que lamentable que hemos caído en el
mismo error que tanto hemos criticado de algunas organizaciones que han
necesitado crear su propia versión de la Biblia para sustentar sus creencias,
desacreditando las escrituras por las cuales han alcanzado el conocimiento, al
menos básico, que les ha permitido buscar de Dios el perdón de pecados. Pero
luego empezamos con comezón de oír, a buscar una versión que tenga escrito lo
que yo creo y satisfaga mi concepción de Dios. La biblia que se adapte mejor a
mi creencia; cuando hoy mas que nunca necesitamos apegarnos nosotros a la palabra
de Dios para poder agradarle en todo.
Si usted y yo nos metemos de lleno a
indagar en las escrituras, sin menospreciar Antiguo o Nuevo testamento, lo
concerniente a Dios, cuantas personas divinas hay, estoy seguro que, guiados
por el Espíritu de Dios, llegaremos al mismo conocimiento. Jesucristo Dijo:
“Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es:
Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus
fuerzas. Éste es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a
tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Entonces
el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay
otro fuera de él; y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento,
con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo,
es más que todos los holocaustos y sacrificios. Jesús entonces, viendo que había
respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno
osaba preguntarle.” Marcos 12:29-34.
Ante la aseveración del fariseo,
Jesucristo le dijo: “No estas lejos del reino de Dios”, confirmando que las
cosas que había dicho eran verdad. ¿Pero qué fue lo que dijo? “Uno es Dios, y
no hay otro fuera de él.”
Tomo este pasaje pues es una
referencia del Antiguo testamento en el Nuevo testamento; manteniendo el
conocimiento de que no hay pluralidad en Dios, Dios es solo uno o Uno solo es
Dios; y es lo que predicaban los apóstoles. Así lo dijo el Apóstol Pablo.
“Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los
ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios. Pues aunque haya algunos que
se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y
muchos señores), para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del
cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor,
Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.
Pero no en todos hay este conocimiento; porque algunos, habituados hasta aquí a
los ídolos, comen como sacrificado a ídolos, y su conciencia, siendo débil, se
contamina.” 1ra
Corintios 8:4-7.
Pero encontramos que cuando usted le
pregunta que le expliquen la doctrina de Dios, al no poder explicar lo que
creen, entonces le dicen: eso es un misterio y es por revelación. ¿Revelación?
¿No está aún revelado? ¿Qué dijo Juan?
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su
Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo,
sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado;
pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del
unigénito Hijo de Dios.” Juan 3:16-18.
¿Qué encontramos acá?
a)
Un
Dios.
b)
Que
envió a su Hijo al mundo, para por medio de él salvar al mundo.
¿Qué hay que hacer? Creer en el Hijo
de Dios, y no solamente creer en el Hijo, sino, como dijo el mismo Jesucristo:
“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed
también en mí.” Juan
14:1.
Note usted que Jesús está hablando con
los judíos que ya creían en Dios. ¿Qué les faltaba? Creer en el Hijo de Dios,
en aquel que Dios había enviado al mundo para hacer la salvación de la
humanidad. Por eso dijo:
“…creed también en mí…”
El no les dijo: Como ya creéis en Dios
estáis bien porque yo soy Dios; sino que les dijo que además de creer en Dios
es necesario creer en su Hijo Amado Jesucristo.
“En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en
que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto
consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos
amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.” 1ra de Juan 4:9-10.
¿Qué misterio hay aquí? Ninguno; solo
hay un Dios, que tiene un Hijo unigénito, el cual envió al mundo para
salvarnos.
¿Dónde están los dos dioses? O ¿Dónde
los tres Dioses? Y ¿Qué del Espíritu Santo? El Espíritu de Dios es el ente
ejecutor de Dios, por medio del cual Dios obra maravillas sobre su creación. Es
el Espíritu de Dios, que en los últimos tiempos ha sido derramado sobre toda
carne.
“Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi
Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
Vuestros jóvenes verán visiones,” Hechos 2:17.
Note que Dios, al hacer la promesa por
boca del profeta Joel, dice: “Derramaré de mi Espíritu”. Ese Espíritu le
pertenece a él, es de Dios; no es otra persona o ser aparte. Es el Espíritu de
Dios; el mismo Espíritu que Dios derramó sobre los profetas. Así lo dijo
Moisés:
“Y Moisés le respondió: ¿Tienes tú celos por mí? Ojala
todo el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre
ellos.” Números
11:29.
Y esto fue lo que luego prometió Dios:
“…derramaré mi Espíritu sobre toda carne…” Joel 2:28.
O como lo dijera por boca del profeta
Ezequiel.
“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de
vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón
de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis
estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.” Ezequiel 36:26-27.
De manera que no hay tres Dioses, ni
dos Dioses, sino un solo Dios. Así como no hay tres personas Divinas, ni dos
personas Divinas. Divino solo es uno y es Dios.
Si es posible que todos lleguemos al
conocimiento de la unidad de la fe (Efesios 4:13.), que salgamos de tantos
misterios y misticismos en que tantos nos han envuelto, cuando nos volvamos a
Dios de corazón para conocerle.
“Volveos a mi reprensión; He aquí yo derramaré mi
espíritu sobre vosotros, Y os haré saber mis palabras.” Proverbios 1:23.
Que bueno sería que hoy todos nos volviéramos a buscar
y servir al Dios de Abraham, Isaac y Jacob; al Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, pues en esto no hay misterio.