Lo
que Dios puso sobre Jesucristo.
Isaías 42:1.
“He aquí mi siervo,
yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto
sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.”
En todo lo concerniente al Hijo de Dios,
nuestro señor Jesucristo, es necesario que con más diligencia escudriñemos lo
que Dios dijo por boca de los profetas. El Apóstol Pedro dijo:
“Tenemos también la
palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una
antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero
de la mañana salga en vuestros corazones;” 2da de Pedro 1:19.
Alentándonos a estar atentos a las profecías, lo que Dios dijo de Jesucristo, como algo seguro y siguiendo el ejemplo del mismo Señor Jesucristo, que les dijo a sus discípulos:
“Y les dijo: Éstas
son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que
se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los
profetas y en los salmos.” Lucas 24:44.
Ahora bien ¿Ya todo lo que está escrito, acerca de Jesucristo se cumplió? La respuesta es un rotundo NO. Aún falta mucho por cumplirse; no solo en el antiguo testamento, sino también en el nuevo, donde el libro de Apocalipsis es de alto contenido profético. Por esto, el ángel le dijo a Juan:
“Y él me dijo: Es
necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y
reyes.” Apocalipsis
10:11.
De manera que Dios, por medio de las profecías, dio a conocer las cosas que haría, con anterioridad, para que creamos en él; por medio de sus siervos los profetas.
“Porque no hará nada
Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.” Amos 3:7.
Ahora, no le hablo como profeta, porque no soy profeta, ni las cosas de las que hablo me fueron reveladas a mí. Le hablo de lo que Dios le reveló a sus profetas. En ninguna parte de la biblia habla de que Dios en persona se metería en el cuerpo de Jesucristo, como quieren dar a entender algunos. Ningún profeta habló de eso. ¿Qué si dice? Por boca del profeta Isaías, quien fue uno de los que más Dios le reveló en detalles lo que haría con su Hijo Jesucristo, nos dice:
“He aquí mi siervo,
yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he
puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.” Isaías 42:1.
Si bien son muchas las cosas que Dios dio a conocer de Jesucristo, mucho antes de que viniera al mundo, vamos a centrarnos hoy en una de ellas. ¿Qué puso Dios sobre Jesucristo? Dios mismo, por boca de Isaías, dice claramente que colocó sobre Jesucristo su Espíritu, y este Espíritu no es más que el Espíritu Santo, el Espíritu de Dios. Note usted que no dice que Dios se iba a meter dentro de Jesucristo, sino que haría reposar, morar, habitar, su Santo Espíritu en Jesucristo.
“Y reposará sobre
él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu
de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová.” Isaías 11:2.
¿Qué era lo que Dios reveló que iba a hacer? Que haría reposar sobre nuestro Señor Jesucristo el Espíritu Santo, y por esto en él se manifestarían los dones del espíritu de Dios; y así Dios lo cumplió:
“cómo Dios ungió con
el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes
y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.” Hechos 10:38.
Si; esto fue lo que Dios hizo con Jesucristo, le ungió ¿Con qué? Con Espíritu Santo y con poder. Esto fue lo que Dios colocó sobre Jesucristo, en él, dentro de él. Ya Dios había profetizado que lo haría, por boca del salmista David:
“Has amado la
justicia y aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, Con
óleo de alegría más que a tus compañeros.” Salmos 45:7.
La unción que recibió Nuestro Señor Jesucristo, de parte de Dios, fue mayor que la de sus compañeros ¿De qué compañeros habla? De los profetas, de los siervos del Dios Altísimo. Mas que la unción de Moisés, mayor que la unción de David, mayor que la unción de Isaías, entre otros; con la ventaja que Dios mismo dio testimonio de que Jesucristo andaría delante de él ungido todos los días, cosa que vemos se cumplió, pues en él no se hallo pecado, ni hubo engaño en su boca.
“Y yo me suscitaré un
sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré
casa firme, y andará delante de mi ungido todos los días.” 1ra de Samuel 2:35.
“Y se dispuso con los
impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo
maldad, ni hubo engaño en su boca.” Isaías 53:9.
“Porque no tenemos un
sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que
fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” Hebreos 4:15.
Dios cumplió lo que anunció que haría con Jesucristo:
“Sabiendo esto Jesús,
se apartó de allí; y le siguió mucha gente, y sanaba a todos, y les encargaba
rigurosamente que no le descubriesen; para que se cumpliese lo dicho por el
profeta Isaías, cuando dijo: He aquí mi siervo, a quien he escogido; Mi
Amado, en quien se agrada mi alma; Pondré mi Espíritu sobre él, Y a los
gentiles anunciará juicio. No contenderá, ni voceará, Ni nadie oirá en las
calles su voz. La caña cascada no quebrará, Y el pábilo que humea no apagará,
Hasta que saque a victoria el juicio. Y
en su nombre esperarán los gentiles.” Mateo 12:15-21.
¿Qué era lo que se iba a cumplir? Lo dicho por el profeta Isaías; y dentro de todas estas cosas dichas, encontramos:
“…Pondré mi Espíritu sobre
él,…”.
De esto testifico Juan el bautista; quien por orden de Dios, fue el encargado de bautizar al Señor Jesucristo en el Rio Jordán:
“Y yo no le conocía;
pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas
descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con
el Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el
Hijo de Dios.” Juan
1:33-34.
¿Quién mandó a bautizar a Juan? Dios; de esto no cabe la menor duda.
“Hubo un hombre
enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.” Juan 1:6.
¿Qué fue lo que le dijo Dios? ¿Acaso fue sobre quien veas que yo desciendo? ¿En quién veas que yo entro? NO; esto no fue lo que Dios le dijo. Dios le dijo claramente:
“…Sobre quien veas
descender el Espíritu y que permanece sobre él…”
Y esto fue lo que vio Juan, que Dios colocó, hizo morar, sobre Jesús su Santo Espíritu y que permaneció en él.
Por medio de éste Espíritu, fue que Nuestro
Señor Jesucristo hizo las obras que Dios le encomendó:
“Pero si yo por el
Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros
el reino de Dios.” Mateo 12:28.
¿Cómo hacía para echar fuera los demonios? Por el Espíritu de Dios que el mismo Dios puso sobre él. El mismo Espíritu que le llevó al desierto para ser Tentado por el diablo.
“Jesús, lleno del
Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto” Lucas 4:1.
“Entonces Jesús fue
llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.” Mateo 4:1.
Nuestro Señor Jesucristo, reconociendo las palabras que el profeta Isaías había dicho, dijo:
“El Espíritu del
Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los
pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar
libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los
oprimidos;” Lucas
4:18.
Note usted que no dijo Dios, sino El Espíritu del Señor, y no es más que el Espíritu Santo, como dijo el profeta Isaías, el Espíritu de Jehová el Señor.
“El Espíritu de
Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a
predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón,
a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;” Isaías 61:1.
Esto fue lo que Dios puso sobre Jesucristo, su Santo Espíritu, del que también Jesucristo se refirió como el Espíritu de vuestro Padre:
“Porque no sois
vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en
vosotros.” Mateo
10:20.
Ese Espíritu que ha sido prometido para los que creyeren en Jesucristo; dado por Dios y derramado por Nuestro Señor Jesucristo.
“Pues si vosotros,
siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro
Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” Lucas 11:13.
¿Quién lo va a dar? Dios. ¿Qué es lo que va a dar? Su Santo Espíritu, Su Espíritu Eterno, el Espíritu de él, su propio Espíritu, el que escudriña aún lo profundo de Dios.
“Pero Dios nos las
reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun
lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del
hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie
conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos
recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios,
para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con
palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu,
acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe
las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las
puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” 1ra de Corintios
2:10-14.
Este es el Espíritu Santo, el Espíritu de Dios, que proviene de Dios, emana de Dios, fluye de Dios, porque es su Santo Espíritu. Fue este Espíritu el que Dios hizo morar en Jesucristo.