Recordando a Dios
Éxodo 3:15.
“Además dijo Dios a
Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el
Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Éste
es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos.”
Los seres humanos estamos llenos de
recuerdos. Vamos guardando en nuestras mentes los episodios que vivimos, sean
buenos o sean malos. De nuestra niñez, nuestra adolescencia, de cada una de las
etapas de nuestra vida; y más aún relacionamos estos recuerdos con figuras,
objetos como fotos, suvenir que al verlos nos traen a la memoria episodios que,
en algunos casos, creíamos olvidados.
Así, a lo largo de la historia, los pueblos
han usado los monumentos para dejar una constancia de su existencia. Nos dice
la palabra de Dios, que cuando tenían todos en la tierra una sola lengua y una
misma palabra, los seres humanos dijeron:
“Y dijeron: Vamos,
edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos
un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.” Génesis 11:4.
Buscaban ellos ser recordados, querían que no
se olvidaran de ellos; pero en el afán de los hombres de ser recordados, se han
olvidado de su creador, del verdadero Dios.
Este fue el reclamo constante hacia el pueblo
de Israel; pueblo que Dios tomó para que fuese su pueblo y él ser su Dios.
“Porque yo soy
Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios:
seréis, pues, santos, porque yo soy santo.” Levíticos 11:45.
Dios constantemente les reclamó que ellos se
habían olvidado de él.
“Por tanto, así ha
dicho Jehová el Señor: Por cuanto te has olvidado de mí, y me has echado
tras tus espaldas, por eso, lleva tú también tu lujuria y tus
fornicaciones.” Ezequiel
23:35.
“Voz fue oída sobre
las alturas, llanto de los ruegos de los hijos de Israel; porque han torcido su
camino, de Jehová su Dios se han olvidado.” Jeremías 3:21.
“Porque mi pueblo
me ha olvidado, incensando a lo que es vanidad, y ha tropezado en sus
caminos, en las sendas antiguas, para que camine por sendas y no por camino transitado,”
Jeremías 18:15.
“Y ya te has
olvidado de Jehová tu Hacedor, que extendió los cielos y fundó la tierra; y
todo el día temiste continuamente del furor del que aflige, cuando se disponía
para destruir. ¿Pero en dónde está el furor del que aflige?” Isaías 51:13.
El reclamo era claro: “De tu Dios de has
olvidado”.
Para poder reclamarles que se habían olvidado
de Dios era porque Dios había hecho lo posible para que este pueblo le recordara.
Todos los milagros y maravillas que hizo con ellos en Egipto y en medio del
desierto, como para que nunca le olvidaran.
“Y él contestó: He
aquí, yo hago pacto delante de todo tu pueblo; haré maravillas que no han
sido hechas en toda la tierra, ni en nación alguna, y verá todo el pueblo en
medio del cual estás tú, la obra de Jehová; porque será cosa tremenda la
que yo haré contigo.” Éxodo 34:10.
“El Espíritu de Jehová los pastoreó, como a una bestia que desciende al
valle; así pastoreaste a tu pueblo, para hacerte nombre glorioso.”
Isaías 63:14.
Pero Dios no solo quería que el pueblo viera
que él es un Dios que hace grandes cosas; Dios le ordenó al pueblo, por boca de
Moisés, que debían recordarle, y para eso estableció una forma para que le
recordaran; les dio un nombre.
“Además dijo Dios a
Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el
Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Éste
es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos.”
Éxodo 3:15.
Podemos ver que el propósito de dar a conocer
su nombre es que con ese nombre se le recuerde por todos los siglos. No fue
solo para el pueblo de Israel, sino para todos y por todos los siglos.
Pero, ¿Qué ha acontecido? El ser humano ha
hecho todo lo contrario a lo que Dios ha ordenado. A) se ha olvidado de Dios.
B) Ha cambiado la forma por medio del cual quiere Dios que se le recuerde y ha
establecido la suya propia, por medio de objetos.
El reclamo d Dios hoy sigue siendo el mismo:
“De la Roca que te
creó te olvidaste; Te has olvidado de Dios tu creador.” Deuteronomio 32:18.
Se han creados sus propios dioses, a los
cuales representan por medio de imágenes, tallas, esfinges, y a estos dan
adoración; mientras que el Dios verdadero ordenó que de él no hiciéramos imagen
para adorarla y que él no le daría su alabanza a escultura.
“Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el día
que Jehová habló con vosotros de en medio del fuego; para que no os corrompáis
y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o
hembra, figura de animal alguno que está en la tierra, figura de ave alguna
alada que vuele por el aire, figura de ningún animal que se arrastre sobre la
tierra, figura de pez alguno que haya en el agua debajo de la tierra. No
sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y
todo el ejército del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas;
porque Jehová tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los
cielos.”
Deuteronomio 4:15-19.
“Yo Jehová; éste es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi
alabanza a esculturas.” Isaías 42:8.
Pero vemos que el ser
humano, en su obstinación, ha hecho todo lo contrario.
“Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le
dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio
corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron
la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible,
de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.” Romanos 1:21-23.
En este desenfreno el
ser humano ha construido, como supuestos recordatorios de Dios, estampitas,
tablas de madera, piedra y cuanto material se le ha ocurrido, e incluso es tan frecuente que la gran mayoría
pasa por alto lo que dice la palabra de Dios que no se debe hacer:
“…y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de
hombre corruptible, de aves…”
¿Se da cuenta?
¿Cuántos cristianos hoy representan el Espíritu de Dios con una paloma? ¿Es la
gloria del Dios todopoderoso una paloma? Hágame el favor, sea serio. ¿Quiere
acaso Dios que recordemos su Espíritu con la imagen de un ave? Y es más grave
la situación en aquellos que dicen que el Espíritu Santo es Dios ¿Es una paloma
la imagen de Dios?
Encontramos que los
religiosos, ante el señalamiento de que estas cosas son incorrectas, ellos
llegan a decir que no están adorando esas imágenes sino que son un recordatorio
y pretenden así darles aprobación delante de Dios a estas cosas que Dios
aborrece. Dios quiere que se le recuerde por y con su nombre por todos los
siglos.
De igual manera, es
triste ver como es frecuente el uso del símbolo de la cruz como recordatorio
del que ellos han hecho Dios. ¿Qué dice la escritura del que muere en un
madero, el crucificado?
“no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo
enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado; y no
contaminarás tu tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.” Deuteronomio 21:23.
Si el que es colgado
en un madero es maldito por Dios ¿Qué será el madero? Es un patíbulo de
maldición. ¿Cómo puede ser un recordatorio de un dios, del que ellos tienen por
dios? Ni el mismo Jesucristo, cuando pidió que nos acordáramos de él, dijo que
lo hiciéramos con la cruz. ¿Qué dijo Jesucristo?
“y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi
cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó
también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto
en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.” 1ra Corintios
11:24-25.
Es la cena del señor
el recordatorio de nuestro Señor Jesucristo. Ahora, sino sirve la cruz como
recordatorio de nuestro Señor Jesucristo ¿Servirá como recordatorio del Dios
verdadero? Jamás y nunca. Lo que ha hecho el ser humano es olvidarse del Dios
verdadero y sustituirlo por otro, que no es dios, y aún a agregado un sinfín de
recordatorios fraudulentos y se han olvidado del verdadero. Dios dijo que le
recordáramos por su nombre por todos los siglos y nuestro señor Jesucristo dijo
que le recordáramos mediante la cena del Señor; así que dos recordatorios
diferentes y dos seres (personas) a quienes hay que recordar.
El primer paso para
olvidarse del Dios verdadero es olvidar su nombre; y esto es lo que ha
procurado hacer el ser humano a través del tiempo.
Encontramos en el
mismo pueblo de Israel una tradición oral que prohíbe pronunciar el nombre de
Dios para no blasfemar, y en lugar han agregado la frase que ellos mejor les ha parecido. ¿Acaso
prohibió Dios que se pronunciara su nombre? Nunca. El no pronunciar el nombre
de Dios lo que busca es olvidarse de Dios, que el pueblo no invoque al Dios
verdadero; incluso hay quienes llegan a decir que fue que Dios se cambió el
nombre: ¡Hasta donde han llegado para olvidar al Dios verdadero! Dios dijo:
“… con él se me recordará por todos los
siglos.”
Esto no deja lugar para cambio de nombre.
Ahora ¿Qué de blasfemar porque se pronuncie
el nombre de Dios? Esto simplemente es una mala interpretación de las
escrituras, que dice:
“No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por
inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.” Éxodo 20:7.
Donde un supuesto
miedo a pronunciar mal el nombre de Dios, para no blasfemar ha hecho que la
gente deje de clamar al Dios verdadero.
¿Hay algún caso en la
biblia de blasfemia contra el nombre de Dios? Si; veamos que ocurrió.
“En aquel tiempo el hijo de una mujer israelita, el cual era hijo de un
egipcio, salió entre los hijos de Israel; y el hijo de la israelita y un hombre
de Israel riñeron en el campamento. Y el hijo de la mujer israelita blasfemó
el Nombre, y maldijo; entonces lo llevaron a Moisés. Y su madre se llamaba
Selomit, hija de Dibri, de la tribu de Dan. Y lo pusieron en la cárcel, hasta
que les fuese declarado por palabra de Jehová. Y Jehová habló a Moisés,
diciendo: Saca al blasfemo fuera del campamento, y todos los que le oyeron
pongan sus manos sobre la cabeza de él, y apedréelo toda la congregación. Y a
los hijos de Israel hablarás, diciendo: Cualquiera que maldijere a su Dios,
llevará su iniquidad. Y el que blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser muerto;
toda la congregación lo apedreará; así el extranjero como el natural, si
blasfemare el Nombre, que muera.” Levítico 24:10-16.
Este episodio no
tiene nada que ver con pronunciar el nombre de Dios de forma incorrecta; la
blasfemia se da por tener en poco el nombre, menospreciar o maldecir el nombre
de Dios. Eso es muy diferente. Tener el nombre de Dios en poco, como algo vano,
sin importancia eso si es penado delante de Dios.
“No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque Jehová no dará por
inocente al que tome su nombre en vano.” Deuteronomio 5:11.
Hay una diferencia
entre blasfemas y lo que es tomar el nombre de Dios en vano; aún cuando hay
quienes pueden hacer ambas cosas.
“Porque blasfemias dicen ellos contra ti; Tus enemigos toman en vano tu
nombre.” Salmos
139:20.
El presentar las
cosas como un temor reverente para no blasfemar contra el nombre de Dios es una
estratagema del enemigo. Lo que hay detrás de este falso temor de pronunciar el
nombre de Dios es que el ser humano se
olvide del Dios verdadero y nuca lleguen a conocerle; mientras que nuestro
Señor Jesucristo procuró dar a conocer al Dios verdadero, y esto lo catalogó
como la vida eterna.
“Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y
a Jesucristo, a quien has enviado.” Juan 17:3.
Aun cuando Dios es
eterno, no encontramos en ninguna parte de la biblia que para referirse a Dios
se haga simplemente como “el eterno”. No existe esa forma de llamarle. Cuando
aparece la expresión “Eterno” para referirse a Dios lo hace así:
“Y plantó Abraham un árbol tamarisco en Beerseba, e invocó allí el
nombre de Jehová Dios eterno.” Génesis 21:33.
“El eterno Dios es tu refugio, Y acá abajo los brazos eternos; El echó de
delante de ti al enemigo, Y dijo: Destruye.” Deuteronomio 33:27.
“¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual
creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su
entendimiento no hay quien lo alcance.” Isaías 40:28.
“pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los
profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas
las gentes para que obedezcan a la fe,” Romanos 16:26.
En todo momento
aparece como compañero del nombre o para resaltar una cualidad que ciertamente
le pertenece a Dios, pero nunca como nombre solo. Dios no es llamado “el eterno”,
ni por sí mismo, ni por ningún otro.
Dios se dio a conocer
por una de sus cualidades, y así apareció como nombre; aun que es una
característica de Dios, pero esta no fue “eterno”
“Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas
en mi nombre JEHOVÁ no me di a conocer a ellos.” Éxodo 6:3.
“El Omnipotente”. Así
sí; Esto si lo encontramos en las sagradas escrituras que se refiere al Dios
verdadero: Así le llamaba Job:
“Vive Dios, que ha quitado mi derecho, Y el Omnipotente, que amargó
el alma mía,” Job
27:2.
“¡Quién me diera quien me oyese! He aquí mi confianza es que el
Omnipotente testificará por mí, Aunque mi adversario me forme proceso.” Job 31:35.
Así lo encontramos en
el libro de los Salmos.
“Cuando esparció el Omnipotente los reyes allí, Fue como si hubiese
nevado en el monte Salmón.” Salmos 68:14.
“El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del
Omnipotente.” Salmos 91:1.
Allí se le llama a
Dios “El Altísimo” y el “Omnipotente”; pero nunca encontramos de esta forma de
expresarse que llame a Dios “El Eterno”.
¿Por qué empeñarse en
llamar a Dios, el verdadero Dios, de forma diferente a como lo relata la
escritura? Pregúntese ¿Hay alguien más que sea altísimo? No; ¿Alguien más que
sea omnipotente? No; y ¿Eterno? Dios ha hecho cosas que son eternas y, por
poner un ejemplo, si simplemente digo “el eterno” ¿a quién me estoy refiriendo,
a Dios o al evangelio?
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio
eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu,
lengua y pueblo,” Apocalipsis 14:6.
Pero, si digo “El
Dios eterno”, entonces no cabe duda que
no es al evangelio del que hago referencia.
Así también se
refiere al fuego eterno, reino eterno, pacto eterno, juicio eterno, entre otros.
No es “el eterno” una forma adecuada para llamar a Dios, pues deja otras
posibilidades de referencia.
¿Si Dios pidió que se
le recordara por su nombre por todos los siglos porque no hacerlo? Entonces
habrá quien diga es que es imposible pronunciar cuatro consonantes ¡YHWH!; no
se sabe cómo se pronunciaba. Pues no es la única palabra que no se escribe sin
vocales, es la norma no escribir las vocales en el hebreo; pero solo de esta
palabra se negaron a develar como se pronunciaba. ¿Qué lograron? Que el nombre
de Dios no se pronunciara más. ¿Era este el deseo de Dios? No; Dios quiere que
le recordemos por su nombre.
“Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos
de Israel: YO SOY me envió a vosotros.” Éxodo 3:14.
Ciertamente allí no
aparecen las consonantes ¡YHWH!, pues no es esto una biblia en hebreos; pero
dice: “Yo soy el que soy”. ¿Qué parte de esta expresión es la traducción
literal de ¡YHWH!? Ninguna, sin embargo, en la expresión “Yo soy el que soy”
¿Está el significado del nombre de Dios? Está la explicación, significado de
las consonantes ¡YHWH!.
Si, en la expresión
“Yo soy el que soy”, yo le preguntase ¿Quién es Dios? La respuesta cierta es
“el que soy”; pero la forma correcta de pronunciarla es “el que es”, porque nos
referimos a él, y no estamos hablando de nosotros. “El que es” sigue siendo el
significado del nombre de Dios; representado en las consonantes ¡YHWH!, Nótese
que no significa el eterno, ni señor, ni Dios, ni alguno de las otras frases
por la que han querido sustituir a las cuatro consonantes.
Déjeme decirle que,
si Dios quiere que le recordemos por su nombre, lo más cercano que hay a su
significado es “el que es”, pues es el significado de ¡YHWH!; sin embargo nos
encontramos con el uso de unas vocales, tomadas de la pronunciación de una
palabra hebrea que solo es usada para referirse al único Dios verdadero, en
singular, como lo es el Dios de Abraham, y de Isaac, y de Jacob; esta es la
palabra “Eloha”; el singular de Elohim. Al colocarle estas vocales, o el sonido
de estas vocales intercaladas en las cuatro consonantes, y llevarlo al alfabeto
del castellano o al español, nos conseguimos con la palabra “Jehová”. Esta
expresión, que conseguimos a lo largo del antiguo testamento en muchas
traducciones de la biblia, no puede decirse que es ó fue el sonido que escuchó
Moisés allá frente a la Zarza, pero es cónsona con el significado del nombre de
Dios, que sigue siendo “el que es”. Fue el equivalente por el cual se tradujo
la expresión ¡YHWH!.
Si hablamos del significado
del nombre Jehová, nos encontraremos que es “El que es”; y así quiere Dios que
se le recuerde, por su nombre, por ser él el que es.
“Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el
Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me
ha enviado a vosotros. Éste es mi nombre para siempre; con él se me
recordará por todos los siglos.” Éxodo 3:15.
“Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy JEHOVÁ; y yo os
sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su
servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes; y os tomaré
por mi pueblo y seré vuestro Dios; y vosotros sabréis que yo soy Jehová
vuestro Dios, que os sacó de debajo de las tareas pesadas de Egipto.” Éxodo 6:6-7.
Esta expresión se
repite con frecuencia en la biblia “yo soy Jehová” en lugar de “Yo soy El que
soy”. Este es el recordatorio aprobado por Dios, su nombre, para que sea
reconocido por todos los siglos, por todos los pueblos. De esta manera podrán invocar
a Dios.
¿Qué buscan al
esconder la verdad? Que no invoquen a Dios.
“porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo,
pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de
quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo
predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los
pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” Romanos 10:13-15.
Si alguien decide no
creer, después de habérsele hablado de Dios, pues es su responsabilidad. Lo
triste es que no crean, ni invoquen a Dios porque nadie le ha hablado de él.
Hoy en día encontramos grandes grupos autodenominados Cristo céntricos, que
esconden la verdad y no dan a conocer al
Dios que hizo grandes obras por medio de, por mano de Jesucristo. Nunca han
oído hablar del Dios verdadero.
“Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por
Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre
vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis;” Hechos 2:22.
Los discípulos
hablaron de Dios y de su hijo Jesucristo, como él les enseñó.
“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.” Juan 14:1.
Ellos hablaron de ese
Dios que quiere que le recordemos por su nombre.
“El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha
glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis
delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad.” Hechos 3:13.
“A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; no a
todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros
que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. Y nos
mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha
puesto por Juez de vivos y muertos.” Hechos 10:40-42.
Es necesario enseñar
de Jesucristo sin dejar de predicar al Dios y Padre de Nuestro Señor
Jesucristo. Recordarlos a cada uno por su respectivo recordatorio. Para Dios:
Su nombre y para Jesucristo: El Pan y el vino en la cena del señor, que hacemos
en memoria de él.