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¿Eres uno o ninguno?

 
¿Eres uno o ninguno?
1ra Pedro 4:10
Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.
Cuando nos encontramos en una relación con las personas, con las cosas, con lo que nos rodea, es inevitable que formemos parte del conjunto, ya sea como un elemento incluido o uno que está por fuera del conjunto. Ser uno, denota mas que formar parte de algo, más que simplemente ser un elemento en el conjunto, por lo tanto participa en la relación para sumar o para restar, o cualquier otra operación. Va mas allá de formar parte, es la interacción entre los elementos lo que les lleva a ser un conjunto, a sentir que forma parte de. Pero ser ninguno ¿Cómo afecta al conjunto? Cuando se es equivalente a nadie, o pudiese verse como el cero. Ser ninguno es no aportar absolutamente nada en la relación.
Formamos parte de una familia, un matrimonio, una iglesia, una sociedad y en cuantas cosas más podemos ser parte de un conjunto. Pero ¿Qué función ejercemos en esos conjuntos? ¿Somos uno o ninguno? ¿Sumamos o restamos? O ¿Somos nulos? Es frecuente ver como las personas quedan totalmente anuladas en una relación. Pierden sus ideales, sus sentimientos no pueden ser expresados, sus pensamientos no los pueden dar a conocer porque se hace en esa relación lo que dice el otro. Esto ha sido un problema desde hace muchos años. Caudillos que bajo la cohesión, o presión, por la fuerza imponen sus creencias o pensamientos, sin permitirle a los demás expresar sus pensamientos. Impiden que ministre el don que le ha sido dado por el Espíritu de Dios.
El esposo anula a la esposa, el líder anula al resto de los seguidores y así cada conjunto. El Apóstol Juan nos dejaba conocer un problema en la iglesia.
Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohibe, y los expulsa de la iglesia.3ra Juan 1:9-10.
Esta es una forma de anular elementos en un conjunto; en este caso la Iglesia. Pero ¿A que estamos llamados en la iglesia? ¿A ser uno o ninguno? Veamos que dice la palabra de Dios.
Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.Romanos 12:4-5.
El llamado como miembros del cuerpo de Cristo es a formar parte de la iglesia, ejerciendo una función dentro del cuerpo y para el cuerpo. No puede ni debe haber anulación, el llamado es a ser uno y no ninguno. A ser alguien en la iglesia, con un ministerio, formando parte del conjunto. Note usted que como parte de un cuerpo no le niega la existencia a usted como miembro. Usted pudiera decir que solo existe el cuerpo, no hay miembros, sino que el cuerpo lo conforma la reunión de miembros. Pues es en el cuerpo que los diferentes miembros, ejerciendo cada uno su función, se ayudan mutuamente.
de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.Efesios 4:16.
Somos muchos formando uno; cada uno con su función para el beneficio de uno, el cuerpo, que es la iglesia de Cristo. De la misma manera que en el conjunto llamado matrimonio.
Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.Mateo 19:4-6.
Desde el momento en que dos personas se encuentran para formar un matrimonio, una pareja, siendo dos, los une su intención y deseo de emprender un objetivo común: formar una familia. Desde ese momento los dos deben trabajar en función del objetivo aportando cada uno sus habilidades o todo aquello que fortalezca la relación; ejerciendo cada uno su función, ayudándose mutuamente. No se trata de que uno piense por el otro, sino en tener común acuerdo de aportar a la relación para el avance.
Ser uno no es ser el mismo sino de un mismo sentir. De igual manera, ser uno no significa anular al otro, desaparecerlo; mucho menos convertirse en el otro. Ser uno es llegar a existir con el otro y en el otro. Actuamos, o lo que hacemos es siempre pensando en función del otro; teniendo presente la existencia del otro. De esto nos habla la palabra de Dios. Llegamos a ser uno porque nos enriquecemos el uno con el otro; por el aporte que damos y recibimos. Así llegamos a constituir una unidad muy particular, formada por el conglomerado, la suma de lo que recibo y lo que doy; por los lazos o puentes que logramos establecer.
Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a mismo; y la mujer respete a su marido.Efesios 5:29-33.
Del mismo modo habla de nuestra unidad con Cristo y con Dios.
Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que me enviaste, y que los has amado a ellos como también a me has amado.Juan 17:20-23.
No cabe duda que la unidad de la que está hablando el Señor Jesucristo está relacionada al intercambio o aporte que da cada uno de los elementos. Note que dice:Uno en ti;yo en ti; en miy no dice: uno contigo, yo contigo y con migo. No se trata de que con migo tu eres uno, sino de que en mi nosotros somos uno; o en Cristo somos uno, en Dios somos uno. Porque ¿Qué podríamos conformar si estamos pegados unos con otros? ¿Cómo se le llamaría a ese nuevo elemento donde usted está pegado a otra persona?
Algunos han tratado de explicar esta unidad como el automóvil, que llega a serlo por la suma de sus partes; pero esto no se aplica a nuestra unidad con Dios y con su hijo Jesucristo ¿Por qué? Ciertamente la unión de las muchas partes que lo conforman se le llama automóvil, pero ¿Qué son cada parte sola por mismo? Dígame a hora usted, la unión de usted o yo con Dios ¿Cómo se llama? ¿Paso yo a ser un componente que le faltaba a Dios? ¿Acaso ahora Dios es una versión mejorada porque usted o yo estamos pegados o unidos a él? Jamás. Porque no se trata de pegado a, sino de apego, que nos lleva a aportar a la relación.
Cuando llegamos al texto que algunos tratan de usar para explicar la inexistente trinidad, entonces dicen:
Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.1ra de Juan 5:7.
Hacen el énfasis eny estos tres son uno, dando a entender que la unión del Padre, el verbo y el Espíritu Santo conforman la unidad que ellos llaman Dios, como si Dios fuese un ser compuesto de tres personas divinas. Nada más alejado de la realidad. Y si la unión de los tres es Dios ¿Qué son cada uno de ellos por separados? ¿Dejan de ser Dios? Si siguen siendo Dios por separado, entonces tendríamos tres dioses, cosa que no tiene fundamento bíblico.
Dios es simplemente Dios, único.
¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?Juan 5:44.
Este carácter de ser único no lo es por estar compuesto de tres personas divinas. Dios es una sola persona, no con otros, sino con él mismo. Dios es uno ¿Lo crees? Sé que si lo crees y haces bien.
crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.Santiago 2:19.
Este ser uno no está relacionado con estar pegado con los demás o con otras personas que le conformaren. No: este uno es él como persona, consigo mismo, es su esencia, es una singularidad; y esto debe ser bien entendido y diferenciado de lo que habló el Señor Jesucristo de nosotros y él ser uno en Dios; de la unidad con Cristo y con Dios.
Yo y el Padre uno somos.Juan 10:30.
¿Habla esto de ser la misma persona, una única persona o el mismo? No; no dice: yo y el Padre somos el mismo; sino uno somos; son uno, sin dejar de ser dos; de la misma manera con nosotros.
para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que me enviaste.Juan 17:21.
¿Qué todos sean uno? Esto significa que usted y yo debemos ser uno de la misma manera que el Padre y Jesucristo son uno. Como personas, no dejamos de ser muchos, pero llegamos a ser uno siendo muchas personas. Piense por un momento si usted cree que al ser el Padre y Jesucristo uno, conformando la misma persona, y a la persona resultante le llama Dios ¿Cómo le llamaría a la unión de todos nosotros? Si usted y yo somos una persona, ¿El ser resultante se llamaría? Ciertamente no existe.
Si vamos más allá, encontramos:
La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que me enviaste, y que los has amado a ellos como también a me has amado.Juan 17:22-23.
Esta perfección de la unidad, de la que habla Jesucristo incluye a Dios, cuando dice:Yo en ellos; y en Si a la unión de Jesucristo en el Padre le llaman Dios, ¿Cómo le llamaríamos a la unión de Jesucristo en nosotros y a su vez Dios en Jesucristo? Esta unión no está hablando de la composición de un nuevo ser. La unidad de la que habla el Señor Jesucristo está enmarcada en el amor, en la dinámica de aporte de las partes.
Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.Juan 17:26.
En esto consiste el mandamiento nuevo, en no simplemente amar, sino teniendo al amor de Dios para con Jesucristo como referencia; y a su vez, el amor de Jesucristo para con nosotros:
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.Juan 13:34.
Y esto no es tan nuevo, pues en esto se resume la ley y los profetas:
No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.Romanos 13:8-10.
Volvamos a la dinámica que hace la unidad:
La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.Juan 17:22.
¿Se ha preguntado porque Jesucristo compartió su propia gloria con los discípulos? Mire lo que dice:
La gloria que me distes, yo les he dado.”
¿Paraqué lo hizo? Para que sean uno, como nosotros somos uno.
Se establece así que la dinámica de dar y recibir la necesaria para llegar a ser uno. Lo que cada uno puede aportar a la relación. Usted recibe al tiempo que da.
Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.Lucas 6:38.
Esta es la dinámica de la unidad, lo que nos hace uno siendo muchos. No hay egoísmo para con el que da de corazón, los que aprenden a amar como han sido amados.
Éste es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.Juan 15:12.
Jesucristo nos pide que nos amemos como él nos ha amado; habiendo el aprendido este amor de su Padre; nos ama como el Padre lo ama a él.
Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.Juan 15:9.
Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.Juan 15:13.
Al entrar en la relación con esta visión de formar parte del conjunto, siendo una de las partes que recibe pero que al mismo tiempo da, es cuando podemos llegar a ser uno. No desaparecemos, ni somos anulados para que solo exista Dios, o para que solo exista Su Hijo. Somos uno en ellos, para ellos y ellos para nosotros. ¿Qué recibimos de Dios y que le damos? ¿Qué recibimos de Jesucristo y que le damos?
para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.Juan 5:23.
Si nosotros les honramos, pues hay que honrar a Dios y a su Hijo Jesucristo, ¿Qué recibimos nosotros?
Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.Juan 12:26.
De manera que honra es recompensado con honra.
Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.Romanos 13:7-8.
Formamos así parte del conjunto en el que Dios quiere que estemos incluidos; siendo nosotros uno, con Jesucristo en nosotros y Dios el Padre en Jesucristo, retroalimentándonos unos a otros, tomando parte activa, existiendo no solo por el otro sino en el otro. Dios quiere que seamos uno y que dejemos de ser ninguno. Que cada uno tome parte activa en nuestra relación con el otro.
Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.1ra de Pedro 4:10.
Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.Filipenses 2:3-4.
Que maravillosa forma de involucrarnos unos con otros, ser uno los unos con los otros, todos miembros de un mismo cuerpo, siendo Cristo la cabeza del cuerpo y Dios la cabeza de Cristo.

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