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Verdadero y falso

Verdadero y Falso.
Filipenses 4:8.
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”
Es inevitable, en este mundo donde vivimos, estar rodeados de cosas originales o copias, verdaderas o falsas, reales o imaginarias. La posibilidad de los seres humanos, de transformar su entorno, crear mejores condiciones de vida y poder ofrecer sus productos para que otro satisfaga sus necesidades, físicas o espirituales, y obtener un beneficio a cambio, le ha llevado a desarrollar nuevas ideas, conceptos, unos llenos de originalidad mientras que otros son una copia barata de algo ya existente. Quizá esto es comprobado por lo que  ya dijera Salomón:
“¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido.” Eclesiastés 1:9-10.
En el mundo se llevan a cabo grandes fraudes, imitaciones de lo verdadero, que ha involucrado incluso al ámbito espiritual. Engañadores de oficio quienes quieren sacar provecho de la credulidad de las personas, que en la necesidad de poner su fe en alguien o en algo, no son capaces de discernir si algo es verdadero o falso. Son personas como las que vivieron en Nínive, de quienes Dios le dijo a Jonás:
“¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?” Jonás 4:11.
Lamentablemente en la tierra sigue habiendo gente así, que no distingue entre su mano derecha ni su izquierda; gente susceptible a ser engañada fácilmente. Por eso se hace necesario que podamos crecer, dejar de ser niños en el conocimiento de Dios y su evangelio.
“para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,” Efesios 4:14.
Es nuestra responsabilidad no dejarnos engañar. Así lo dijo nuestro Señor Jesucristo.
“Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.” Mateo 24:4-5.
“Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;” Mateo 24:11.
También el Apóstol Pablo nos los recordaba:
“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.” Colosenses 2:8.
De manera que somos responsables de estar vigilantes, de no ser engañados por aquellos que con astucias utilizan las artimañas del error para arrastrar a otros a creer a la mentira antes que a la verdad.
Dentro de las corrientes religiosas y cristianas hay cosas que son verdaderas y otras que son falsas; incluso dentro de una misma iglesia. Permítame remitirles a las iglesias en el libro de Apocalipsis, capitulo dos y tres, como ejemplo de lo que aun ocurre hoy. En ellas había cosas buenas, pero toleraban cosas malas. Tenían cosas verdaderas pero también aceptaban cosas falsas. Así hoy, dentro de las iglesias, encontramos:
  • Semilla mala y semilla buena.
  • Testigos falsos y testigos verdaderos.
  • Profetas falsos y profetas verdaderos.
  • Bautismos falsos y bautismos verdaderos.
  • Lenguas falsas y lenguas verdaderas.
  • Dioses falsos y el Dios verdadero.
Semilla mala y semilla buena.
¿Por qué ocurre esto? El Señor Jesucristo nos enseñó:
“Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?” Mateo 13:27-28.
Es sin duda obra del enemigo, quien se opone a que las almas sean salvas, salgan a la libertad. Lo mismo hicieron aquellos hechiceros del Faraón. Cada milagro original que hacía Moisés y Aarón, ellos lo reproducían con uno similar, pero no era el original.
“Entonces llamó también Faraón sabios y hechiceros, e hicieron también lo mismo los hechiceros de Egipto con sus encantamientos;” Éxodo 7:11.
“Y los hechiceros de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos; y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó; como Jehová lo había dicho.” Éxodo 7:22.
“Y los hechiceros hicieron lo mismo con sus encantamientos, e hicieron venir ranas sobre la tierra de Egipto.” Éxodo 8:7.
Pero, aún cuando ellos lograron imitar las cosas que Moisés y Aarón estaban haciendo, llegó un momento en que no pudieron.
“Y los hechiceros hicieron así también, para sacar piojos con sus encantamientos; pero no pudieron. Y hubo piojos tanto en los hombres como en las bestias.” Éxodo 8:18.
Quiero mostrar acá que el enemigo usa sus artimañas para imitar lo verdadero, por lo que debemos tener cuidado y no dejarnos engañar. Para casi todo lo verdadero que se hace en la iglesia el enemigo ha creado una imitación, con el propósito de engañar a muchos y endurecer el corazón de otros. Muchos van tras el engaño, tomando como de parte de Dios muchos milagros y actividades que se llevan a cabo dentro de la iglesia. A todas estas, detrás de estos engaños hay gente que sabe que lo que están haciendo es engaño y mentira. Que no es el Dios verdadero quien está haciendo la obra. Bueno, estas personas tienen el corazón endurecido. Aun cuando vean que ocurra un milagro verdadero, para ellos seguirá siendo engaño. Un corazón endurecido es un corazón no arrepentido, y un corazón engañado es un corazón que va a la perdición.
Estas personas que conocen de los fraudes que se cometen en algunas organizaciones corren un peligro grande, pues o se les endurece el corazón y ellos también caen en el mismo error o salen de allí para no ser partícipe de ese fraude, pero entonces muchas veces se aíslan, ya no tienen comunión con alguien más. Si Usted sale de allí, de alguna organización donde vio cosas incorrectas, debe tener cuidado de no juzgar todas las cosas como iguales. Debe saber discernir qué es lo verdadero y que es lo falso. Ciertamente se ha dado cuenta de lo que es falso y por eso sale de allí, lo correcto es anhelar lo verdadero. Lo verdadero no es negar que exista una experiencia sino poder conocer la diferencia entre la experiencia verdadera y la falsa.
Es necesario tener bien claro que lo que hace el enemigo es imitar lo verdadero, por ende debe usted estar bien claro en que existe lo verdadero, lo original. No se quede con la copia barata, no se deje engañar.
Es triste ver que algunos, ante la existencia de lo falso, cuando descubren el engaño, entonces optan por negar incluso lo verdadero.
Testigos falsos y testigos verdaderos.
Es necesario saber que dentro de la iglesia hay falsos hermanos, falsos testigos, pero del mismo modo habrá hermanos verdaderos, testigos verdaderos. Nos encontraremos con personas que con corazón sincero buscan agradar a Dios, quieren servirle, pero también encontraremos personas que buscarán su propio beneficio, que procurarán sacar provecho según su propia concupiscencia.
Este es un buen ejemplo de alguien falso:
“Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios.” Hechos 8:18-21.
Encontramos hoy personas cobrando por enseñar cómo realizar trucos dentro de la iglesia, para hacerlos pasar como verdadero, y esto porque hay quienes están dispuestos a comprar el truco y hacer lo mismo en sus iglesias; como si la presencia de Dios dentro de la iglesia se tratara de un truco, mueven las emociones de las personas para hacerles creer que ese es el mover de Dios. Engañadores de oficio, irán de mal en peor.
“mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.” 2da Timoteo 3:13.
“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.” 2da Pedro 2:1-3.
Por el hecho de que existan dentro de las iglesias algunos que sean engañadores, no significa que no existan los verdaderos.
“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.” Juan 4:23.
“Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis.” 1ra Corintios 5:9-11.
Profetas falsos y profetas verdaderos.
Cuando descubren que aquel que se decía profeta en realidad era un falso profeta entonces toman la determinación de meter a todos los profetas en el mismo saco. Ya no creen en profetas. Permítame llevarle a un episodio en la biblia que ilustra este problema:
“Dijo luego Josafat al rey de Israel: Yo te ruego que consultes hoy la palabra de Jehová. Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, como cuatrocientos hombres, a los cuales dijo: ¿Iré a la guerra contra Ramot de Galaad, o la dejaré? Y ellos dijeron: Sube, porque Jehová la entregará en mano del rey. Y dijo Josafat: ¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová, por el cual consultemos? El rey de Israel respondió a Josafat: Aún hay un varón por el cual podríamos consultar a Jehová, Micaías hijo de Imla; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal. Y Josafat dijo: No hable el rey así.” 1ra de Reyes 22:5-8.
Este hombre no se dejó impresionar de los muchos profetas, ni por saber que esos cuatrocientos eran falsos dejó de creer en los profetas. El preguntó por un profeta por el cual pudieran consultar al Dios verdadero. Así hoy, el dios falso tiene muchos profetas, no se deje engañar. Necesitamos estar atentos a la voz del Dios verdadero por medio del profeta que el escoja para trasmitir su mensaje.
El ministerio de profeta aun está vigente, no terminó con Jesucristo y sus discípulos. Uno de los beneficios que traería el que Dios colocara su Espíritu sobre toda carne sería profetizar:
“Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños;” Hechos 2:17.
De manera que esto no estaba limitado a los apóstoles, pues habla de vuestros hijos y vuestras hijas. Así encontramos a las cuatro hijas de Felipe que eran profetizas:
“Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él. Éste tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban.” Hechos 21:8-9.
Claro está, la profecía no se trata de zalamería, de adular a las personas para obtener favores, ni mucho menos augurar prosperidad a alguien. Dios, quien es el que por su Espíritu inspira al profeta, dirá que es lo que debe decir el profeta. La profecía no es un horóscopo, falsas predicciones según la concupiscencia que hay en el corazón de la persona.
Ahora, por el hecho de que existas falsos profetas no significa que no existan los verdaderos.
“Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen.” 1ra Corintios 14:29.
“Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.” Hechos 13:1.
Bautismos falsos y bautismos verdaderos.
Así en la iglesia encontramos bautismos falsos y bautismos verdaderos. Se necesita discernimiento, conocimiento de las escrituras para conocer los verdaderos. Si hablo en plural, pues así dice la biblia:
“de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.” Hebreos 6:2.
Jesucristo le habló a Nicodemo de la necesidad de ser bautizado.
“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.” Juan 3:5.
“Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?” Hechos 10:47.
“Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.” Hechos 1:5.
Por el hecho de que hoy por hoy encontremos bautizos falsos dentro de algunas iglesias esto no significa que ya no debemos creer en el bautismo. No: antes bien debe instarnos a buscar el bautismo verdadero.
Lenguas falsas y lenguas verdaderas.
De la misma manera encontramos en algunas iglesias que se manifiestan lenguas falsas, imitaciones, lenguas inspiradas por espíritus engañadores, inmundo, para hacer caer en el error a los que no disciernen entre el bien y el mal, entre su mano derecha y su izquierda.
Lenguas mecánicas, aprendidas en una lección dentro de un salón de clases. Es necesario saber que esto existe, y son lenguas falsas, pero no debe ser motivo para que no busquemos con ahínco la manifestación de las lenguas verdaderas, las inspiradas por el Espíritu de Dios.
“Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.” Hechos 2:4.
Mediante estas lenguas se glorifica a Dios, se habla de sus maravillas.
“cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.” Hechos 2:11.
Existen algunos que enseñan en contra del hablar en lengua en forma generalizada porque su experiencia ha sido solo con las lenguas falsas. Aún no han conocido la experiencia verdadera del hablar en lenguas. El Apóstol Pablo, que conocía bien del hablar en lenguas inspiradas por Dios, dijo:
“Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas; pero hágase todo decentemente y con orden.” 1ra Corintios 14:39-40.
Dice claramente: “…no impidáis el hablar en lenguas…” Claro está, estas lenguas están reguladas por el parámetro que viene del mismo Espíritu de Dios. El Espíritu de Dios no es desordenado ni le dará a hablar en lengua a un desordenado, a alguien que lo que quiere es aparentar mayor santidad, presumir de ser muy espiritual. Alguien que al ser nombrado para dar una predicación de la palabra y se monta al pulpito a hablar en lenguas que ninguno de los que le está oyendo le entiende. Esto es falta de humildad, de orden, y no procede de Dios. El Apóstol Pablo dijo:
“Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros; pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida.” 1ra Corintios 14:18-19.
Que buen ejemplo de alguien que estaba interesado en que el pueblo de Dios adquiriera conocimiento, que entendiera lo que se le estaba diciendo y no una persona vanagloriosa que quiere aparentar una espiritualidad que no tiene. Fue asignado para subir al altar para hablarle a la iglesia, no a Dios; pues dice claramente que el que habla en lengua no habla a la iglesia.
“Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios.” 1ra Corintios 14:2.
Pues, cumpla el encargo que se le ha encomendado, hable a los hombres de la palabra de Dios y deje de hacer alarde delante de la congregación.
Qué bueno que usted habla en lenguas ¿Cuándo debemos hacerlo? Cuando usted y yo estemos hablando con Dios.
“Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios.” 1ra Corintios 14:27.
De modo que no debemos impedir el hablar en lenguas verdaderas, lo que no se puede permitir son las lenguas falsas, y en esto nos ayuda a discernir el Espíritu de Dios.
Dioses falsos y el Dios verdadero.
Estamos rodeados de personas que adoran dioses falsos, y ojalá fuese simplemente por adorar ídolos. No; recuerde que la imitación se parece mucho al original. ¿En qué se parece un ídolo al Dios verdadero? En prácticamente nada. Pero, el enemigo ha buscado la manera de engañar haciendo algo muy parecido al original. Tenga cuidado de no ser engañado. Solo hay un Dios verdadero; y este Dios ha enviado su hijo al mundo en carne, para salvarnos de la condenación. Por el hecho de que alguien hace milagros esto no lo hace Dios, simplemente significa que Dios se está glorificando por medio de él.
“Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis;” Hechos 2:22.
Del mismo modo ocurrió con los discípulos:
“Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo,” Hechos 19:11.
Cuando el Apóstol Juan nos insta a probar los espíritus, es porque saldrían engañadores a imitar lo verdadero.
“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.” 1ra Juan 4:1.
Dándonos a entender que hay un espíritu de verdad y hay espíritu de error. Esta prueba  es mediante el conocimiento de la verdad. No es el alarde de conocimiento sino de los puntos clave en la verdad. Al Apóstol Juan pone como ejemplo el hecho de que Jesucristo haya venido en carne. Qué triste es encontrar personas con un gran conocimiento cuantitativo de las sagradas escrituras pero en lo elemental nos conseguimos que atribuyen a Dios haber venido en carne. Este problema pone de manifiesto el propósito de la enseñanza de Juan, no dejarnos desviar de la verdad. El Apóstol Juan dijo: este en anti Cristo.
Lo cierto del caso es que ese conocimiento desviado no proviene del Espíritu de Dios, sino del espíritu de error. Decir que el que vino en carne es el Padre en lugar de decir que Jesucristo vino en carne pone de manifiesto al espíritu de error; aun cuando tenga conocimiento de las otras cosas, esta es imprescindible.
“En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y éste es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.” 1ra de Juan 4:2-3.
Dios no necesita meterse en un cuerpo de carne ni mucho menos convertirse en carne para venir al mundo. ¿A dónde no podrá ir Dios, de todos los lugares que ha creado, tal como él es? Dios va donde quiere, nada ni nadie se lo puede impedir. Ahora, para darle perdón a los seres humanos de sus pecados no vino Dios, sino que Dios levantó un salvador.
“Y nos levantó un poderoso Salvador En la casa de David su siervo,” Lucas 1:69.
“El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.” Hechos 5:30-31.
Este ser que Dios formó en el vientre de María, con su poder, por medio de su Santo Espíritu, Jesús de Nazaret, vino en carne; y por medio de él Dios nos ofrece salvación. En él, en Jesucristo, Dios ha puesto el socorro para esta humanidad.
“Entonces hablaste en visión a tu santo, Y dijiste: He puesto el socorro sobre uno que es poderoso; He exaltado a un escogido de mi pueblo.” Salmos 89:19.
Es Jesucristo la garantía de salvación, de perdón, de vida eterna. Si Usted y yo tenemos con nosotros a Jesucristo entonces Dios nos dará con él todas las cosas.
“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Romanos 8:32.
Para darle perdón a la humanidad, socorrer a la descendencia de Adán, Dios levantó un cordero, se proveyó de un cordero, que fuese ofrecido en sacrificio en la cruz del calvario y su sangre fuese presentada ante Dios en el lugar santísimo.
“El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” Juan 1:29.
“Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.” Hebreos 9:11-12.
Por el hecho de que existan tantos creyendo que fue Dios el que vino en carne, engañados por el espíritu de error, no significa que nosotros no debamos creer que fue Jesucristo quien vino en carne.
“Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo.” 2da Juan 1:7.
“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,” Gálatas 4:4.
Pidamos a Dios discernimiento, para poder saber qué es lo verdadero y que es lo falso de tantas cosas que ocurren dentro de las iglesias, teniendo bien claro que Dios nos ha dado de su Santo Espíritu para guiarnos a toda la verdad.

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