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El Alma.



El Alma.
Job 12:10.
En su mano está el alma de todo viviente, Y el hálito de todo el género humano.”
La existencia del alma ha sido motivo de controversia durante mucho tiempo. Que si existe o no existe, ¿Tenemos o no tenemos alma? ¿Cuándo llega a existir? ¿Qué pasa con el alma cuando el hombre muere? ¿Se extingue o sigue una existencia fuera del cuerpo? Preguntas como estas se han planteado durante mucho tiempo. Pero ¿Qué dice la biblia de todo esto? Veamos con detenimiento lo que allí está escrito.
Podemos encontrar porciones como la escrita en el libro de Job, capitulo doce, versículo diez, donde deja ver claramente la creencia del que habla, en este caso Job. Él relata que en la mano de Jehová Dios está el alma de todo viviente, y el hálito de todo el género humano. Expresa Job que hay dos cosas, separadas y distintas la una de la otra, que están en la mano de Dios: Algo llamado Alma y algo llamado Hálito. En este articulo hablaremos primordialmente del Alma; pues es necesario que conozcamos los pormenores que en la biblia están contenidos referente al Alma.
Cuando llega la hora de nacer, todo ser humano ya viene dotado de un alma. No da muchos detalles de su proceso de creación, simplemente da por sentado su existencia. Es el alma la parte del ser humano que es responsable ante Dios de lo que haga mientras permanece dentro del cuerpo.
“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.” 2da Corintios 5:10.
El alma tiene la responsabilidad de tomar la decisión de hacer lo bueno o lo malo, ser obediente o pecar. Es sobre el alma que pesa la sentencia de muerte que dice:
“He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, ésa morirá.” Ezequiel 18:4.
La ubicación de esta alma en el ser humano es dentro del cuerpo. Así lo expresó Job:
“Que todo el tiempo que mi alma esté en mí, Y haya hálito de Dios en mis narices, Mis labios no hablarán iniquidad, Ni mi lengua pronunciará engaño.” Job 27:3-4.
También lo dijo Pedro:
“Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación;” 2da de Pedro 1:13.
Esto deja por sentado que existe o llega el momento donde el Alma ya no estaría en el cuerpo, del mismo modo que el hálito o espíritu de vida tampoco iba a estar allí, dentro de Job.
“Hesbón y Eleale gritarán, hasta Jahaza se oirá su voz; por lo que aullarán los guerreros de Moab, se lamentará el alma de cada uno dentro de él.” Isaías 15:4.
“Lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí;” Lamentaciones 3:20.
Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo.” Jonás 2:7.
Vemos claramente que no solo da por sentado la existencia del alma sino que se ubica al alma dentro del cuerpo.
Cabe destacar que lamentablemente el ser humano le coloca nombre a lo que se ve del ser humano, esto es el cuerpo. Es al cuerpo que llamamos por un nombre, en este caso Job, aún cuando delante de Dios los tres elementos que conforman el ser responden al mismo nombre.
Cuando Dios creó al hombre, luego que llegó a ser un Ser Viviente fue que Dios dijo:
“Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados.” Génesis 5:2.
Al ser viviente completo llamó Adán, aún cuando el ser humano solo se refiere por el nombre al cuerpo.
Pues bien, el alma es habitante dentro del cuerpo. Viene a ser el cuerpo aquello que cubre al alma, de lo que está revestida el Alma. Por eso dijo el Apóstol Pablo:
“Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.” 2da Corintios 5:1-4.
Pablo habla que estamos en este tabernáculo, refiriéndose al cuerpo, y que no quisiéramos ser desnudados sino revestidos del nuevo cuerpo. ¿Por qué habla de desnudez? Pues no se refiere a la falta de la ropa que ponemos sobre el cuerpo sino que habla del cuerpo como aquello que cubre la desnudez del alma.
En la biblia encontramos que el alma es parte de la creación de Dios.
“Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado.” Isaías 57:16.
Podemos ver dos elementos por separados y diferentes el uno del otro. Cuando habla del espíritu lo hace en singular “el espíritu”, denotando que es uno sólo, y cuando se refiere a las almas lo hace en plural “las almas”, dando a entender que son varias o muchas, tantas como seres humanos hay. Pero, viendo más allá, atribuye a Jehová Dios la creación tanto del espíritu como de las almas. Esto era conocido incluso por el Rey Sedequías:
Y juró el rey Sedequías en secreto a Jeremías, diciendo: Vive Jehová que nos hizo esta alma, que no te mataré, ni te entregaré en mano de estos varones que buscan tu vida.” Jeremías 38:16.
Dios creó el alma dentro del hombre. En el libro de Zacarías capítulo doce, versículo uno, podemos ver que habla de un proceso de formación dentro del hombre:
“Profecía de la palabra de Jehová acerca de Israel. Jehová, que extiende los cielos y funda la tierra, y forma el espíritu del hombre dentro de él, ha dicho:” Zacarías 12:1.
A pesar de que no usa acá el término o expresión alma, para referirse a lo que forma Dios dentro del hombre, sino que le llama espíritu, podemos afirmar que se refiere al alma, pues el hálito de vida o espíritu de vida procede de Dios, no es creado, le pertenece Dios; y por eso que, al morir el cuerpo, este hálito de vida vuelve a Dios que lo dio; mientras que el alma es trasladada a un lugar diferente y en dirección opuesta. Mientras que del espíritu de vida dice que sube arriba, del alma dice que desciende a las profundidades del abismo.
“¿Quién sabe que el espíritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el espíritu del animal desciende abajo a la tierra?” Eclesiastés 3:21.
“Jehová mata, y él da vida; Él hace descender al Seol, y hace subir.” 1ra Samuel 2:6.
“Oh Jehová, hiciste subir mi alma del Seol; Me diste vida, para que no descendiese a la sepultura.” Salmos 30:3.
“Porque tu misericordia es grande para conmigo, Y has librado mi alma de las profundidades del Seol.” Salmos 86:13.
“Lo castigarás con vara, Y librarás su alma del Seol.” Proverbios 23:14.
Así que este espíritu del hombre, que es formado dentro del hombre, no es otro que el alma, la cual es creada desde el momento en que el espíritu de vida le da comienzo al desarrollo de un nuevo cuerpo. ¿Por qué puedo afirmar esto? Pues dice la escritura que el abortivo también tiene un alma, y esa alma desciende al Seol, mientras su cuerpo va a la sepultura.
“Aunque el hombre engendrare cien hijos, y viviere muchos años, y los días de su edad fueren numerosos; si su alma no se sació del bien, y también careció de sepultura, yo digo que un abortivo es mejor que él. Porque éste en vano viene, y a las tinieblas va, y con tinieblas su nombre es cubierto. Además, no ha visto el sol, ni lo ha conocido; más reposo tiene éste que aquél. Porque si aquél viviere mil años dos veces, sin gustar del bien, ¿no van todos al mismo lugar?” Eclesiastés 6:3-6.
“¿Por qué no morí yo en la matriz, O expiré al salir del vientre? ¿Por qué me recibieron las rodillas? ¿Y a qué los pechos para que mamase? Pues ahora estaría yo muerto, y reposaría; Dormiría, y entonces tendría descanso,” Job 3:11-13.
Si Job hubiese muerto dentro de la matriz hubiese sido un abortivo, y vemos que dice: “…ahora estaría yo muerto, y reposaría; Dormiría, y entonces tendría descanso.” El Abortivo igual tiene un alma.
El espíritu de vida no es formado dentro del hombre, sino que viene de parte de Dios, lo da Dios para que le de vida al cuerpo donde ha de morar el alma; el cuerpo que ha de cubrir la desnudez del alma.
El hálito de vida no es el soplo sino que vino con el soplo.
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” Génesis 2:7.
“Ciertamente espíritu hay en el hombre, Y el soplo del Omnipotente le hace que entienda.” Job 32:8.
Al comparar la información que está en estos dos versículos podemos ver que: Con el soplo del omnipotente además del hálito de vida se creó el alma, el que hace que el hombre entienda. El entendimiento está en el alma. Este es el momento de la creación del alma dentro del hombre. De igual forma podemos ver que en el hombre hay espíritu y algo más que le hace que entienda: el soplo del omnipotente le hizo entender. Con el soplo del omnipotente tuvo el hombre aliento de vida y además llegó a ser un ser viviente.
Esta alma es responsable ante Dios por todas las decisiones que tome. Mientras esté en este cuerpo corruptible tiene el permiso para hacer como quiera.
Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios.” Eclesiastés 11:9.
Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.” 1ra Corintios 10:23.
Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.” 1ra Corintios 6:12.
El cuerpo, por separado, no va a ser juzgado sino el alma, por lo que hizo mientras estaba en el cuerpo, por lo que hizo con el cuerpo y en el cuerpo.
El tiempo de permanencia del alma dentro del cuerpo solo lo sabe Dios, aún cuando cada quien puede decidir si será largo o corto este tiempo; a pesar de que no podrá traspasar el límite que Dios le ha establecido.
El temor de Jehová aumentará los días; Mas los años de los impíos serán acortados.” Proverbios 10:27.
“Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años.” Génesis 6:3.
Los días de nuestra edad son setenta años; Y si en los más robustos son ochenta años, Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, Porque pronto pasan, y volamos.” Salmos 90:10.
Durante ese tiempo el alma se afana en poseer sin prestar mucha atención a que los días dentro del cuerpo están contados.
“También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.” Lucas 12:16-21.
No se trata de que Dios le mandó a quitar la vida porque estaba acumulando riquezas, sino que Dios sabía lo que este hombre no sabía: se le había acabado el tiempo de permanencia del alma en ese cuerpo.
Entonces llega lo desconocido; pero que la biblia manifiesta bien claro. ¿A dónde va el alma del que muere? Me refiero a desconocido por el hecho de que no lo hemos vivido, o aún no hemos pasado por allí, pero eso no significa que la biblia no hable de eso. La escritura aclara bien a donde van las almas de los que mueren. Permítame mostrarle:
En la biblia encontramos referencia, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, de un lugar a donde va el alma cuando el cuerpo muere. En el antiguo Testamento lo encontrará con el nombre Seol, mientras que en el Nuevo Testamento con el nombre de Hades. Aún cuando no son los únicos nombres para referirse a este lugar, la diferencia de nombre está dada por el idioma en el cual fueron escritos los libros. Los detalles de este lugar los expondré en otro artículo; baste por ahora saber que es un lugar al cual es conducida el alma posterior a la muerte del cuerpo. Cuando sale el espíritu de vida del cuerpo, el alma ya no puede permanecer en el cuerpo muerto. Es allí cuando desciende hasta la parte más profunda de la tierra donde permanecerá hasta el día cuando sea llamada, despertada, para volver a formar parte del ser humano que era.
A este lugar va él alma de todos los que mueren, sean buenos en vida o sean malos. Pienso que usted ha leído de Jacob, a quien Dios llamó Israel. ¿Qué dijo él cuando le dijeron que su hijo José había muerto?
Y se levantaron todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo; mas él no quiso recibir consuelo, y dijo: Descenderé enlutado a mi hijo hasta el Seol. Y lo lloró su padre.” Génesis 37:35.
Vuelve y lo repite, cuando le tocó dejar que sus hijos llevaran a su hijo menor, Benjamín, ante el gobernador de Egipto.
“Y él dijo: No descenderá mi hijo con vosotros, pues su hermano ha muerto, y él solo ha quedado; y si le aconteciere algún desastre en el camino por donde vais, haréis descender mis canas con dolor al Seol.” Génesis 42:38.
Vemos que Jacob tenía bien claro que cuando muriera iba a descender al Seol. Pero ¿Quién era Jacob? ¿Era malo para que fuese al Seol? No; no se trata de ser malo, es que el Seol es el lugar donde van las almas de los que su cuerpo ha muerto.
Otro ejemplo de alguien que las escrituras declaran que descendió al Seol después de morir es Nuestro señor Jesucristo. Es bueno saber que hay otros ejemplos a parte de estos dos. El Apóstol Pedro, haciendo referencia al Salmo 16, dice:
“Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.” Hechos 2:30-32.
En el libro de los Salmos dice:
“Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción.” Samos 16:10.
Vemos que hace referencia de que el alma de Nuestro Señor Jesucristo, cuando al exhalar su espíritu murió, su alma descendió hasta el Seol o Hades. Así lo confirma la escritura:
“Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?” Efesios 4:9.
Esta parte más baja de la tierra es el corazón de la tierra, donde está el Seol. Así dijo Nuestro Señor Jesucristo:
“Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.” Mateo 12:40.
¿Cómo estuvo Jesucristo en ese lugar y cuando fue? La biblia dice que fue en espíritu, note usted que dice “en espíritu” y no “en el Espíritu”. También podemos ver que vuelve y llama al alma “espíritu”; pues es frecuente ver que cuando el alma está fuera del cuerpo se le llame espíritu, porque eso es: un espíritu; aunque diferente del espíritu de vida.
“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados,” 1ra de Pedro 3:18-19.
Allí, en el Seol, el alma de Nuestro Señor Jesucristo pasó tres días, luego de lo cual fue desatado por Dios para que volviera a la vida. Fue Dios quien resucitó a Jesucristo y no fue él mismo.
“al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.” Hechos 2:24.
Es necesario dejar claro la condición en las que se encuentran las almas allá en el Seol. La biblia enseña que se encuentran durmiendo; y esto aplica tanto para buenos como para malos. Por eso habla de despertar cuando habla de la resurrección del cuerpo.
“Así el hombre yace y no vuelve a levantarse; Hasta que no haya cielo, no despertarán, Ni se levantarán de su sueño.” Job 14:12.
“Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.” Daniel 12:2.
“Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días.” Daniel 12:13.
Habla la biblia de que los que murieron están durmiendo.
“Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.” 1ra Tesalonicenses 4:14-15.
En la profecía de Isaías, capítulo catorce, encontramos un evento interesantísimo para ilustrar lo que estoy explicando. No voy a extenderme, simplemente mostraré que cuando este personaje fue destruido y su alma llegó al Seol, ocurrió que el Seol hizo algo diferente para recibir a este personaje:
El Seol abajo se espantó de ti; despertó muertos que en tu venida saliesen a recibirte, hizo levantar de sus sillas a todos los príncipes de la tierra, a todos los reyes de las naciones. Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú también te debilitaste como nosotros, y llegaste a ser como nosotros?” Isaías 14:9-10.
Vemos almas hablándole a este personaje que va llegando al Seol después de muerto. Pero, para poder hablarle primero fueron despertadas: “…despertó muertos que en tu venida saliesen a recibirte…” Cabe destacar que no los resucitó, sino que los despertó. Allí podemos ver que los muertos en el Seol están durmiendo. Estos fueron despertados para recibir a este personaje, el Rey de Babilonia, pero luego volvieron a dormir.
Es frecuente escuchar que cuando una persona muere inmediatamente va a un lugar de tormento y otros a un lugar de delicia y reposo. Esto no tiene basamento solido en las escrituras, al menos no ocurrirá inmediatamente después de muerto el cuerpo. Le explico. Si al morir ya va a recibir una recompensa, entonces significa que ya fue juzgado. ¿Quién le juzgó? Para poder recibir la recompensa primero esa alma debe ser juzgada y aún no se ha dado el juicio. Permanecen en el Seol esperando el día del juicio en el Tribunal de Cristo y otros hasta el juicio en el trono blanco. Desearán no haber despertado.
Y si recibieron ya su recompensa, entonces ¿Cómo hacemos con hebreos once treinta y nueve y cuarenta?
“Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.” Hebreos 11:39-40.
Los que ya murieron, sus almas están en reposo, descansando, durmiendo, a la espera de que llegue el día del juicio. Ellos serán despertados y juntos con los que estemos vivos iremos a presentarnos ante el tribunal de Cristo.
En su condición de durmiendo, su mente está puesta en olvido, cesan los pensamientos, allí no hay cuerpos, no hay lengua, no hay dedos.
“Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.” Eclesiastés 9:5-6.
“Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.” Eclesiastés 9:10.
“Porque en la muerte no hay memoria de ti; En el Seol, ¿quién te alabará?” Salmos 6:5.
Esta estancia en el Seol o Hades es temporal. Unos más tiempos que otros, dependiendo de los años que lleve muerto el cuerpo; pero lo importante es que es por un tiempo, mientras llega el día en que seamos despertados y nuestros cuerpos resucitados; pues cuando el Seol sea vaciado por completo, aún él mismo será lanzado en el lago de fuego para ser destruido.
“Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Ésta es la muerte segunda.” Apocalipsis 20:13-14.
Las almas serán despertadas para ser vestidas con el cuerpo; y, en cuerpo y alma, serán presentados ante el juez que Dios determinó que las juzgará en el primero juicio.
“Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos.” Hechos 10:42.
“por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.” Hechos 17:31.
Así en cuerpo y alma recibirán la sentencia y el castigo temporal que han de recibir, mientras esperan ser llevados ante el gran trono blanco; cuando el resto de los muertos sean despertados para recibir sentencia definitiva del Juez Jehová Dios todopoderoso, quien tiene poder sobre los cuerpos y las almas de todo ser viviente.
“Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.” Mateo 10:28.
“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Ésta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.” Apocalipsis 20:11-15.
Esto nos habla de que el alma es mortal, el alma muere. ¿Pero en qué momento muere? Cuando sea juzgada por Jehová Dios quien es el único que tiene poder sobre la vida del alma, él es su creador. Dios dictará sentencia que llevará a muchas almas a pasar por la muerte. Esta muerte, que tiene potestad sobre el alma, es la muerte segunda; no porque el alma ya había muerto antes, sino porque estas personas ya habían pasado por la muerte primera, la del cuerpo. Ante esta muerte primera el alma sobrevive al cuerpo y es llevada al Seol donde espera durmiendo para recibir sentencia, pues ha de cumplirse lo que Dios estableció: “El alma que pecare morirá”
“Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.” Apocalipsis 20:6.

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