El
Dios que vio Moisés.
Números 12:7-8.
“No así a mi siervo
Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él, y claramente,
y no por figuras; y verá la apariencia de
Jehová. ¿Por qué,
pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?”
Cuando describimos la semblanza de Dios, es
común conseguirnos con aquellos que han resuelto creer en un Dios sin forma ni
cuerpo. Bástenos los relatos de la biblia para llegar a ver lo que vieron y
pensar lo que pensaron los hombres de Dios. ¿Qué experiencias tuvieron con
Dios? ¿Qué vieron? Y ¿Qué nos dieron a conocer del Dios al cual sirvieron
mientras estaban en el cuerpo?
Uno de los inconvenientes que nos encontramos
es que cuando describimos a Dios no lo aceptan porque dicen que se trata de
antropomorfismo.
Antropomorfismo. S.
m. Creencia o doctrina que concibe la divinidad a imagen del ser humano.
Diccionario El Pequeño Larousse Ilustrado 2006.
No se trata de darle cualidades humanas a
Dios, como si nosotros fuésemos primero que Dios. No es concebir a Dios a
imagen del ser humano. Debemos tener bien claro que nosotros nos parecemos a
Dios, pues él nos formó a su imagen y semejanza; y no podemos decir que Dios se
parezca a nosotros jamás. Eso sí sería antropomorfismo, si digo que Dios se
parece al hombre; pero le estoy diciendo que es el hombre quien se parece a
Dios.
“Y creó Dios al
hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los
creó.” Génesis
1:27.
“El que derramare
sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de
Dios es hecho el hombre.” Génesis 9:6.
Es
irreal, absurdo, pensar que cuando Dios creó al hombre sólo lo hizo parecido a
él en el ámbito espiritual, ¿Y su figura material de manos, cabeza, espalda,
entre otros? Si nos comparamos con el
resto de los seres creados, como ángeles, arcángeles, serafines, querubines,
aún cuando ellos no son Dios encontraremos rasgos comunes entre ellos y
nosotros los seres humanos. ¿Sólo nosotros fuimos creados a imagen de Dios?
¿Acaso no dice la escritura “… Hagamos
al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza;…”? Génesis 1:26.
Sin duda está refiriéndose al decir “…a nuestra imagen…” a esa imagen de Dios
que ha impreso en todos los seres vivientes que ha creado, su propia imagen.
No estamos creando a Dios, es Dios que nos
está creando a nosotros, conforme a su imagen y semejanza. Somos semejantes a
Dios, pero él no lo es a nosotros, tenemos la imagen de Dios pero él no tiene
la nuestra.
Si yo le preguntara ¿Se parece usted a Adán?
Seguro me dirá que sí; pues encontraría bases bíblicas:
“Y vivió Adán ciento
treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y
llamó su nombre Set.” Génesis 5:3.
Hemos heredado de nuestro padre Adán la
figura que tenemos. Tenemos la imagen y semejanza de Adán. Seguramente él tenía
manos, rostro, cabeza, espalda y cada parte que un ser humano puede tener. Así
podemos decir que tenemos la imagen y semejanza de Adán, pero Adán no tiene la
imagen y semejanza de nosotros, puesto que él es primero que nosotros. Hoy
podemos decir que nosotros tenemos manos como Adán, pero no podemos decir que
Adán tenía manos como nosotros, aun cuando pertenece al género humano. ¿Pero de
dónde sacó Adán su imagen y semejanza? De su creador; por eso podemos decir hoy
que nosotros tenemos la imagen y semejanza de Dios.
De manera que antropomorfismo es darle
cualidades humanas a Dios, y eso no es lo que hacemos nosotros. Dios tiene
manos no porque nosotros tenemos manos, es que nosotros tenemos manos porque
Dios tiene manos.
Si lo vemos con los sentimientos, ¿dudaría
usted que Dios ama? ¡Usted sabe que Dios ama! ¿Porque Dios ama? ¿Será acaso
porque los seres humanos amamos? No; Nosotros amamos porque Dios ama y nos ha
enseñado a amar, lo hemos recibido de Dios.
¿De dónde puedo yo tomar que tenemos la
imagen y semejanza de Dios? De la conversación que tuvo Dios con Moisés. Dios les
dijo a Aarón y a María, hermanos de Moisés, que cuando él hablara con Moisés lo
haría de forma diferente que con las demás personas. Con Moisés sería
diferente. Dios le hablaría a Moisés cara a cara, esto quiere decir
directamente, que no usaría un instrumento o herramienta.
“…Cara a cara hablaré
con él,…”
“… y claramente, y no
por figuras;…”
“… y verá la
apariencia de Jehová….”
Dentro
de los escritos de Moisés encontramos descripciones que tienen un peso mayor
que la de cualquier otro profeta, pues no se trata de una figura sino que es la
apariencia real; de modo que podemos asegurar que eso es verdadero.
Podemos
asegurar que Dios se mostró a Moisés y que Moisés vio a Dios.
¿Pero el que vea a Dios tal
como es muere? No es eso lo que dice la escritura.
“Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y
vivirá.” Éxodo
33:20.
Acá no está hablando de no poder ver a Dios, mucho
menos de que sea porque no tiene forma o no tenga un cuerpo. Lo que dice que no
podemos ver es su rostro; por eso es que no consigue a ningún profeta
describiendo el rostro de Dios.
Pero, si presta atención, ya con este versículo
podemos sacar la primera conclusión: Dios tiene rostro. Dios mismo dijo que él
tiene rostro y que la razón por la que no podíamos ver su rostro es porque
moriríamos inmediatamente. Dios no dijo: no podrás ver mi rostro porque no
tengo. No; Dios aseguró que tiene rostro, pero no deja que se lo veamos
mientras estemos en este cuerpo de barro, para que no muramos.
¿Qué otra cosa le dio Dios a Moisés que tiene? ¿Qué
forma parte de él, de su apariencia?
“Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la
peña; y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te
cubriré con mi mano hasta que ha ya pasado. Después apartaré mi mano, y
verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro.” Éxodo 33:21-23.
Según este relato, ¿Dijo Dios que tiene gloria? ¿Usted
cree que Dios tiene gloria? Dios le dijo a Moisés que esto era una de las cosas
que pasarían frente a Moisés, pero que mientras pasaba él iba a colocar su mano
para que Moisés no viera el rostro de Dios. Si creemos que Dios acá hablo de su
gloria ¿Por qué no creemos que Dios tiene mano? ¿Acaso no dijo que iba a tapar
con su mano a Moisés mientras Dios pasaba?
Luego, si creemos que Dios habló acá de su gloria,
¿Por qué no creemos que Dios tiene espaldas? Dios le dijo a Moisés que le
mostraría sus espaldas.
Con esta base, yo puedo afirmar que Dios tiene
espaldas. Déjeme decirle que yo no estoy diciendo que forma tiene la espalda de
Dios, ni como es su mano, sólo me limito a decir que Dios si tiene mano, rostro
y espalda porque él mismo habló de ello. Esta afirmación tiene mayor peso cuando
entendemos la forma en que Dios habló a Moisés, cara a cara.
La expresión cara a cara significa sin intermediario,
sin instrumentos. Dios mismo hablando con Moisés, no a través de un ángel, aun
cuando hubo oportunidades donde también le hizo llegar información por medio
del ángel de Jehová.
En cambio, con el pueblo de Israel le habló primero a
Moisés y este al pueblo. Esto fue lo que le dijo Dios a Aarón y a María, que a
Moisés le iba a hablar sin intermediarios, pero al resto de los profetas por
medio de figuras, a través de un sueño.
Fue Dios mismo quien determinó que parte de él vería
moisés y que parte de él no vería Moisés. No se lo inventó Moisés, Dios le dijo
que vería sus espaldas.
El Dios que vio Moisés es el mismo que
vio Jesucristo.
Jesucristo
dijo:
“No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha
visto al Padre.” Juan 6:46.
A pesar que expresa “No que alguno haya visto al Padre”,
que pudiese tomarse como que ninguno ha visto al Padre, si fuese así, luego se
contradeciría pues con la segunda parte del versículo da a entender que
Jesucristo ha visto a Dios, pues fue él quien vino de Dios.
“Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me
amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de
mí mismo, sino que él me envió.” Juan 8:42.
La relación de Jesucristo con su Padre fue y sigue
siendo de mucha cercanía. El Dios que sirve nuestro Señor Jesucristo es el
mismo Dios que sirvió Moisés. Dios usó a moisés para anunciar la venida de
Jesucristo.
“Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y
pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare. Mas
a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le
pediré cuenta.” Deuteronomio
18:18-19.
El mismo Dios a quien sirve nuestro Señor Jesucristo
es el Dios al que nosotros servimos, pues dijo claramente que ese es nuestro
Dios:
“Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a
mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a
vuestro Dios.” Juan 20:17.
El Dios que vio
Moisés y Jesucristo es el mismo que ven los ángeles todos los días.
“Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus
ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos.”
Mateo 18:10.
Es de resaltar, particularmente, que Jesucristo dijo
que los ángeles ven el rostro de Dios. ¿Tiene entonces Dios rostro? Si; claro
que sí. ¿Se deja ver? También es sí. Y no solamente eso, dice claramente que
los ángeles “ven siempre” el rostro de Dios.
¿Qué del resto
de los profetas?
“Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros
profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él.” Números 12:6.
Ciertamente vieron una figura, una representación de lo
real; pero llama la atención que en estas representaciones, en medio de las
visiones, que cuando hablaron de Dios lo describen como alguien sentado en un
trono.
“En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un
trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.” Isaías 6:1.
“Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en
el cielo, y en el trono, uno sentado. Y el aspecto del que estaba
sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del
trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda.” Apocalipsis 4:2-3.
De igual modo, en esta representación, le describe a
Dios mano, y quiero recalcar que no dice como mano de hombre, simplemente dice
mano.
“Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro
escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos.” Apocalipsis 5:1.
Note usted la diferencia con estos seres vivientes,
que si les compara con los seres humanos.
“Y apareció en los querubines la figura de una mano de hombre debajo de
sus alas.” Ezequiel
10:8.
Cuando se trata de Dios no lo compara con la figura
humana, simplemente se limita a decir que tiene mano.
¿Hemos de
confiar que las palabras que escribieron los profetas las escucharon o acaso
las inventaron?
Que lamentable es escuchar decir a algunos que lo que
los profetas escribieron fue lo que entendieron y que por lo tanto, como hoy
hay mayor conocimiento científico, ahora debemos creer lo que entendemos y
conocemos. Pero el Apóstol Pablo dijo:
“Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando
venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.” 1ra Corintios
13:9-10.
El conocimiento científico podría ayudarnos a entender
la profecía pero nunca sustituirá lo dicho por los profetas, pues ellos
hablaron lo escucharon de la boca de Dios.
Por ejemplo: ellos dicen que los detalles de la
creación, narrados en el libro del Génesis, no ocurrieron de esa forma sino que
eso era los que entendían por su
limitado conocimiento. ¿Acaso no le habló Dios al escritor del libro del Génesis?
¿No dice la escritura que lo que escribió fue por inspiración?
“porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los
santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.” 2da Pedro 1:21.
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia,” 2da Timoteo 3:16.
Dice claramente que Dios inspiró a los escritores a
través del Espíritu que hizo morar en ellos; su Santo Espíritu. Por eso el
salmista David pudo decir:
“El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, Y su palabra ha estado en
mi lengua.” 2da
Samuel 23:2.
Y el Señor Jesucristo dijo:
“Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de
vuestro Padre que habla en vosotros.” Mateo 10:20.
De manera que debo creer que los profetas fueron
guiados a escribir lo que Dios quería que supiésemos y no que ellos escribieron
su parecer, lo que entendían.
¿Por qué hago la observación? Porque a diferencia de
Moisés, quien vio la apariencia de Dios, el resto de los profetas solo
escucharon las palabra de Dios y cuando vieron algo fue mediante visiones o
sueños. No significa que no es verdad sino que, ya no fue directo, Dios usó un
medio para comunicarse con ellos.
Debemos creer que ellos fueron fieles y obedientes a
lo que escucharon y vieron en esas visiones. Así lo dijo el Apóstol Pablo:
“Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial,
sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda
la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a
Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.” Hechos 26:19-20.
¿Qué comunicaron los profetas de las visiones que
vieron y oyeron? Todo lo que se les dijo, incluyendo las veces que se les
prohibió escribir:
“Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir;
pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete
truenos han dicho, y no las escribas.” Apocalipsis 10:4.
Así, cuando ellos escucharon las descripciones que
Dios da de sí mismo, simplemente las declararon como la oyeron. Veamos unos
ejemplos.
“Y os meteré en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la
daría a Abraham, a Isaac y a Jacob; y yo os la daré por heredad. Yo JEHOVÁ.” Éxodo 6:8.
“Mi mano fundó también la tierra, y mi mano derecha midió los
cielos con el palmo; al llamarlos yo, comparecieron juntamente.” Isaías 48:13.
“Y pondré mi rostro contra ellos; aunque del fuego se escaparon,
fuego los consumirá; y sabréis que yo soy Jehová, cuando pusiere mi rostro
contra ellos.” Ezequiel 15:7.
“Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo;
El que ande en el camino de la perfección, éste me servirá.” Salmos 101:6.
“Porque mis ojos están sobre todos sus caminos, los cuales no se me
ocultaron, ni su maldad se esconde de la presencia de mis ojos.” Jeremías 16:17.
“Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies;
¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo? Mi
mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová;
pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi
palabra. ” Isaías
66:1-2.
“lugar donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré
entre los hijos de Israel para siempre; y nunca más profanará la casa de Israel
mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus fornicaciones, ni con los
cuerpos muertos de sus reyes en sus lugares altos.” Ezequiel 43:7.
“Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y
no será revocada: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua.” Isaías 45:23.
Con palabras como estas, ojos, manos, pies, entre
otras, describen los profetas que escucharon a Dios hablar de sí mismo. Aún
cuando no dicen la proporción, ni describen la apariencia, relatan que Dios
dijo de él que tiene ojos, boca, mano, rostro, entre otras cosas. Yo debo creer
que ellos fielmente escribieron lo que Dios dijo de él y no fue lo que lograron
entender. Esto no es humanizar a Dios ni mucho menos lo hicieron para que
entendiéramos lo que estaban diciendo. Ellos simplemente publicaron las
palabras que oyeron que Dios les dijo, creyéramos o no, entendiéramos o no;
transmitieron un mensaje:
“Me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo… …
Yo, pues, te envío a hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les
dirás: Así ha dicho Jehová el Señor. Acaso ellos escuchen; pero si no
escucharen, porque son una casa rebelde, siempre conocerán que hubo profeta
entre ellos… …Les hablarás, pues, mis palabras, escuchen o dejen de escuchar;
porque son muy rebeldes. Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te
hablo; no seas rebelde como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo
que yo te doy.” Ezequiel
2:1-8.
“Y me dijo: Hijo de hombre, toma en tu corazón todas mis palabras que yo
te hablaré, y oye con tus oídos. Y ve y entra a los cautivos, a los
hijos de tu pueblo, y háblales y diles: Así ha dicho Jehová el Señor;
escuchen, o dejen de escuchar.” Ezequiel 3:10-11.
Esta es la narración de la experiencia de Ezequiel.
¿Acaso no escribiría Ezequiel lo que Dios le dijo que le dijera al pueblo? Esta
es la razón por la que son profetas, porque dieron a conocer las palabras que
Dios dijo que nos dijeran.
Aún hoy hay mucha incredulidad; que fue la causa por
la que Juan escribiera, repitiendo las palabras dichas por Isaías:
“Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían
en él; para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo:
Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el
brazo del Señor? Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías: Cegó los
ojos de ellos, y endureció su corazón; Para que no vean con los ojos, y
entiendan con el corazón, Y se conviertan, y yo los sane. Isaías dijo esto
cuando vio su gloria, y habló acerca de él.” Isaías 12:37-41.
Y el apóstol Pablo lo repite:
“Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién
ha creído a nuestro anuncio? Así que la fe es por el oír, y el oír, por la
palabra de Dios.” Romanos 10:16-17.
De la misma manera que ha habido incredulidad para
creer al evangelio, del mismo modo han sido tardo para creer todo lo que los
profetas han hablado de nuestro Dios y de su hijo Jesucristo.
“Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer
todo lo que los profetas han dicho!” Lucas 24:25.
El Dios que vio
moisés es el Dios que verán nuestros ojos en el futuro.
Tenemos la fe y la esperanza que conforme está escrito
ha de acontecer; está prometido que un día veremos a nuestro Dios tal como él
es.
“Irán de poder en poder; Verán a Dios en Sion.” Salmos 84:7.
“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” Mateo 5:8.
Esta es la misma fe y esperanza que tuvo Job, que con
sus propios ojos verá a Dios:
“Y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; Al
cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi
corazón desfallece dentro de mí.” Job 19:26-27.
Hasta ahora creemos lo que otros ojos vieron, lo que
otros oídos oyeron: pero creemos que un día contemplaremos con nuestros ojos a
Jehová Dios todopoderoso, nuestro hacedor, con nuestros propios ojos; miraremos
su rostro.
“En aquel día mirará el hombre a su Hacedor, y sus ojos contemplarán al
Santo de Israel.” Isaías 17:7.
“Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella,
y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus
frentes.” Apocalipsis
22:3-4.
“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos
de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él,
porque le veremos tal como él es.” 1ra Juan 3:2.
“Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu
voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá:
¡Ved aquí al Dios vuestro! He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder,
y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante
de su rostro.” Isaías
40:9-10.
“Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara.
Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.” 1ra Corintios
13:12.