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El Ser humano.



El Ser humano.
Job 27:2-6.
Vive Dios, que ha quitado mi derecho, Y el Omnipotente, que amargó el alma mía, Que todo el tiempo que mi alma esté en mí, Y haya hálito de Dios en mis narices, Mis labios no hablarán iniquidad, Ni mi lengua pronunciará engaño. Nunca tal acontezca que yo os justifique; Hasta que muera, no quitaré de mí mi integridad. Mi justicia tengo asida, y no la cederé; No me reprochará mi corazón en todos mis días.
De las experiencias en la vida que nos hacen recapacitar y buscar sentido y razón al existir, podemos resaltar aquellas que nos ponen en una encrucijada. Estar al borde de la muerte, cuando llegamos a creer que llegó el fin de nuestros días en esta tierra, una enfermedad, un accidente, una pérdida significativa, ya sea en el plano físico como en el emocional, aquellas experiencias en cierto modo traumáticas; estas, antes que aquellos momentos de felicidad, disfrute, alegrías, abundancia, salud, logros.
Encontrar narrados en las escrituras los pensamientos de personas que tuvieron un buen testimonio delante de Dios, de cómo ellos reflexionaron en torno a lo que estaban viviendo, nos da a conocer la profundidad, el alcance de su conocimiento de las cosas que le rodeaban. Son muchas las cosas que podemos aprender de ellos, pero de momento demos una mirada a lo que concierne al Ser, a la existencia, al individuo y su conformación. Más allá del material del que está hecho ¿Cómo está hecho? Y cómo engrana la función de cada elemento que lo conforma. Tomaré como punto de partida las reflexiones encontradas en el libro de Job, quien sus vivencias tocó no solo su plano físico sino su plano emocional.  El habló de los diferentes elementos que conforman el ser: Del espíritu o hálito que ubicó en su nariz, del alma que ubicó dentro de él y de su cuerpo que fue tocado con una llaga. Job cuenta con meritos suficientes para que creamos a sus dichos pues el mismo Dios dio de él un excelente testimonio.
“Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?” Job 1:8.
Como este testimonio encontramos pocos en las sagradas escrituras. Hubo siervos de Dios, a lo largo de toda la historia, que también tuvieron un testimonio similar; aún cuando no en el mismo tiempo, así como tampoco experimentaron las cosas que a Job le tocó vivir. Por esto, iniciaré con Job pero mostraré también lo que otros siervos de Dios refirieron del Ser.
Somos un Ser Viviente producto de la obra de un creador, de un acto de creación de un Ser Supremo. En las sagradas escrituras lo encontramos relatado así:
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” Génesis 2:7.
La expresión “ser viviente” no está reservada solo para los humanos, sino que hace referencia a todo lo que tiene vida, se mueve. Está incluido todo lo que existe a quien Dios le ha dado vida, facultad de moverse.
“Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno.” Génesis 1:21.
Vemos así que los animales también son considerados por Dios como seres vivientes.
“Y dijo Dios: Ésta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos:” Génesis 9:12.
¿Cómo es la conformación de este ser viviente? Podemos hablar de un ser formado por diferentes elementos, que reunidos, en conjunto es lo que se llama un Ser Viviente. Es cuando están reunidos todos los elementos que se conforma el Ser y cada uno de los elementos por separado tiene sus características, sus funciones, su nombre, que aportan en el ser y al ser. Voy a limitarme al ser viviente que conocemos como Humano, pues es el rango en el cual estamos incluidos y somos aquellos que hemos alcanzado el socorro de parte de Dios para obtener la salvación de nuestras almas.
“Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.” Hebreos 2:16.
Hay suficientes indicios en la biblia de la conformación del ser, tanto en el antiguo testamento  como en el nuevo testamento, y como Dios hizo, estructuró este ser.
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” Génesis 2:7.
A pesar de la sencillez del relato, que no entra en detalles de cómo fue todo el proceso, podemos extraer del texto y confirmar con escritos posteriores, el mecanismo y las partes que conforma esta creación. Dice acá que Dios formó al hombre del polvo de la tierra. Empieza utilizando el término “hombre” para referirse a lo físico, al cuerpo y no incluye al resto de los elementos del ser; pues ni el halito de vida ni el alma proceden de la tierra.
Es sobre el hombre, en su nariz, que Dios sopla aliento de vida. Vemos así que aún antes que tuviese aliento de vida y que llegase a ser un ser viviente, ya se refiere a algo como hombre. Este hombre es el cuerpo; aún cuando más adelante, en las escrituras, vemos que no hace distinción y usa el término hombre para referirse a todo el ser.
Pero es necesario que nosotros podamos hacer distinción pues esto nos ayuda a entender inclusive como el hombre mantiene su imagen y semejanza a Dios aún cuando ya ha pecado.
“El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.” Génesis 9:6.
Esto es importante que lo veamos, pues para muchos luego que el hombre peco perdió la imagen y semejanza de Dios. La biblia no explica eso, lo que si relata es que muchos años después de haberse introducido el pecado en la raza humana por medio de Adán, Dios le dice a Noé: “…a imagen de Dios es hecho el hombre.”
Vemos, más adelante, que a esto que al inicio se refiere como hombre pasa a llamársele cuerpo, y a este cuerpo a su vez se hace la distinción de sus componentes, como lo son los huesos, carne, entre otras.
“Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.” Génesis 2:23.
De manera que lo que Dios formó del polvo de la tierra fue el cuerpo con todos sus componentes; pero el resto de los elementos que forman al ser no provienen del polvo.
El Apóstol Pablo nos deja ver que hay en el ser algo más que cuerpo. Que es el cuerpo uno de los elementos que Dios hay dado a la semilla como él quiso.
“pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo.” 1ra Corintios 15:38.
“Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.” 1ra Corintios 15:44.
Este cuerpo terrenal, que hoy tenemos, tiene mucho en común con el de los otros seres vivientes que Dios también creó. Es un cuerpo como el de los animales, cuerpo animal, por haber sido tomado de la tierra como el de los animales, pero con diferencia en la carne.
“No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves.” 1ra Corintios 15:39.
Diferencia entre el cuerpo y el espíritu de vida.
Sobre este cuerpo, en su nariz, Dios sopló aliento de vida. De allí inferimos que si respira entonces tiene vida.
“Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad.” Eclesiastés 3:19.
Dios sopló en el cuerpo, aliento de vida. Este aliento de vida es impartido por el espíritu de vida.
“Todo lo que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices,” Génesis 7:22.
En otras porciones solo se refiere como espíritu de vida.
“Vinieron, pues, con Noé al arca, de dos en dos de toda carne en que había espíritu de vida.” Génesis 7:15.
Vemos que en la carne, en el cuerpo, hay espíritu de vida. En otras palabras, lo que le da vida a la carne es el espíritu de vida y sin espíritu la carne está muerta.
“Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.” Santiago 2:26.
Cuando Dios determinó traer un diluvio sobre la tierra fue con el propósito de destruir toda carne donde había espíritu de vida; mas el resto del ser, no fue destruido.
“Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá.” Génesis 6:17.
¿Es posible destruir solo la carne? Si; claro que sí. Pablo dijo:
“el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.” 1ra Corintios 5:5.
Y Jesucristo dijo:
“Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer.” Lucas 12:4.
Hay así una distinción clara entre lo que es la carne y lo que es el espíritu de vida, que le da vida a la carne. Estos son dos elementos de los que conforman el ser viviente conocido como ser humano; pero no son los únicos.
Diferencia entre el espíritu de vida y el alma.
Para algunos hablar de espíritu de vida es lo mismo que referirnos a alma y otros piensan que el alma es la unión del cuerpo con el espíritu de vida. Pero ¿Qué dice la escritura? ¿Habrá algún otro elemento en el ser?
Job lo dice con estas palabras:
“En su mano está el alma de todo viviente, Y el hálito de todo el género humano.” Job 12:10.
Vemos que todo viviente tiene un tercer elemento conformacional que se llama Alma, y que este es diferente de el hálito o espíritu de vida. Si fuesen lo mismo, no existiría la “Y” en este versículo.
“…el alma de todo viviente, Y el hálito…”
“Que todo el tiempo que mi alma esté en mí, Y haya hálito de Dios en mis narices, Mis labios no hablarán iniquidad, Ni mi lengua pronunciará engaño.” Job 27:3-4
Igualmente acá, una “Y” que nos habla de una diferenciación.
Vemos así que dice que alma y hálito no es lo mismo. Son dos elementos distintos, con funciones diferentes, que no fueron tomadas del polvo de la tierra. ¿Cuál es su origen? Todas las almas son creadas por Dios, así como todo espíritu de vida proviene de Dios.
“Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado.” Isaías 57:16.
Vemos, una vez más, que no se refiere al mismo elemento. Aparece nuevamente una “Y” que nos hace la distinción entre una y otra.
“…el espíritu, y las almas…”
“Ciertamente espíritu hay en el hombre, Y el soplo del Omnipotente le hace que entienda.” Job 32:8.
Vemos acá dos elementos con funciones diferentes “espíritu” y soplo del omnipotente” que hace que entienda. Pone así como causante del entendimiento a un elemento diferente al espíritu.
Hay que hacer la observación que, así como en un principio la palabra hombre se refiere solo al cuerpo y posteriormente fue usada para referirse a todo el ser, de la misma forma ocurre con los términos espíritu y alma. Aun cuando la biblia establece la diferencia entre una y otra hay momentos donde es usado invariablemente, involucrando a todo el ser al decir alma o al decir espíritu; pero esto no elimina el hecho de que son elementos diferentes.
De igual manera, encontramos refiriéndose al alma como espíritu, sin ser el espíritu de vida, pero esto tiene su razón, su explicación. El elemento alma es un componente espiritual al igual que el espíritu de vida.
“Si él pusiese sobre el hombre su corazón, Y recogiese así su espíritu y su aliento, Toda carne perecería juntamente, Y el hombre volvería al polvo.” Job 34:14-15.
Que porción tan especial, donde nos relata la experiencia del ser dependiente de Dios y nos deja ver los tres componentes de nuestro ser:
  • Y recogiese así su espíritu; este se refiere al Alma.
  • y su aliento; este se refiere al espíritu de vida.
  • Toda carne perecería… …y el hombre volvería al polvo; esto se refiere al cuerpo.
Dejaría de existir como ser.
Vemos acá que no aparece la expresión “alma” sino que se refiere a ella como espíritu. A continuación, dos versículos como ejemplo de ello.
“Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan:” Isaías 42:5.
“ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.” Hechos 17:25.
En estos ejemplos, podemos ver qué las frases aliento y espíritu, así como vida y aliento, no se refiere al mismo elemento del ser. En Isaías del alma se refiere como espíritu pero en hechos lo hace como vida; siendo la misma alma.
Y esto es necesario que lo entendamos, pues así fue que Dios hizo venir el alma al ser humano, mediante un soplo, al tiempo que le daba aliento de vida al cuerpo.
“Ciertamente espíritu hay en el hombre, Y el soplo del Omnipotente le hace que entienda.” Job 32:8.
Vemos que el soplo del omnipotente no solo le dio espíritu de vida sino que insufló en el hombre algo que hace que este entienda, el alma. Por eso dice: “…el soplo del Omnipotente le hace que entienda…” El entendimiento está en el alma.
Al llegar el espíritu de vida al cuerpo, su unión, por el soplo del omnipotente hace que se cree un tercer elemento, el alma. Las almas no existen almacenadas esperando un cuerpo donde venir a la tierra; se crean, forman como respuesta al operar del Espíritu de vida en el cuerpo.
En el momento en que Dios sopló en la nariz del hombre aliento de vida, en ese mismo instante creó también el alma del hombre. Humanamente podríamos describirlo como el producto, el resultante del reaccionar el espíritu de vida con el cuerpo, con la materia; sin embargo no es el producto de una reacción, sino el producto de la creación. Por eso en el libro de Job  es recogido este hecho diciendo:
“El espíritu de Dios me hizo, Y el soplo del Omnipotente me dio vida.” Job 33:4.
¿Quién habla en este versículo, el cuerpo? No; el otro elemento que se creó en el momento que el soplo del omnipotente le dio vida al cuerpo.
El alma es un resultante, se crea en el momento del encuentro del espíritu de vida con el cuerpo, por orden de Dios y así sigue siendo; llega a ser un ser viviente. Por eso dice:
“…el soplo del Omnipotente me dio vida.”
En el caso del ser humano, el termino ser viviente involucra algo más profundo. En la biblia encontramos que también se refiere al ser humano como alma viviente. El Apóstol Pablo dijo, al referirse a la creación de Adán:
“Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.” 1ra Corintios 15:45.
Podemos ver que dice que Adán fue hecho alma viviente, refiriéndose a un ser viviente: “…y fue el hombre un ser viviente…”. Esto no es otra cosa que un ser con alma o se dio origen al alma. Cuando entró el espíritu de vida, en ese momento se formó, se creó el alma para conformar el ser.
De igual modo vemos que esta expresión “alma viviente” es usada en el Antiguo testamento, para referirse a todo lo que tiene espíritu de vida, a los seres vivientes, para referirse a personas y también es usado para hacer referencia a todo lo que tiene espíritu de vida, a los seres vivientes.
“Y cuando él vino al reino, mató a toda la casa de Jeroboam, sin dejar alma viviente de los de Jeroboam, hasta raerla, conforme a la palabra que Jehová habló por su siervo Ahías silonita;” 1ra de Reyes 15:29.
Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este río.” Ezequiel 47:9.
Diferencia entre cuerpo y alma.
“Mas su carne sobre él se dolerá, Y se entristecerá en él su alma.” Job 14:22.
La ubicación de los componentes nos ayuda a establecer la diferencia entre estos dos elementos. En este versículo podemos ver que habla de la carne como algo que está sobre él, como algo que lo cubre y que experimenta dolor; mientras que cuando se refiere al alma la ubica dentro de él; utiliza la expresión “en él”, y la relaciona con la emoción de tristeza.
Vemos pues que, estos tres elementos, aún cuando están relacionados entre sí, cada uno cumple su función. Declara la escritura que la vida de la carne está mientras tiene hálito de vida.
“Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.” Santiago 2:26.
De manera que al salir el hálito de vida e ir a Dios que lo dio ese cuerpo queda muerto.
La función del cuerpo es vestir la desnudez del alma y por medio de él, el alma se pone en contacto con lo que nos rodea.
La desnudez del alma no debe ser confundida con la desnudez del cuerpo, la cual llegamos a ser conscientes luego del pecado de Adam y Eva.
“Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.” Génesis 3:7.
La desnudez del alma se da como consecuencia de ser despojados del cuerpo, que el cuerpo vuelva al polvo de donde fue tomado.
Así tenemos que el ser viviente que llamamos se humano no es más que un alma viviendo en un cuerpo que tiene espíritu. Dicho de otra manera: El espíritu de vida le da vida al cuerpo que sirve de vestidura al alma.
Este ser es el que nos insta la palabra de Dios a que lo guardemos irreprensible.
“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.” 1ra Tesalonicenses 5:23.
Y la función del alma es hacer la voluntad de Dios mientras está en el cuerpo, combatiendo dentro de él, para mantenernos siendo amigos de Dios y así permanecer para siempre.
“¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” Santiago 4:4.
“Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” 1ra Juan 2:16-17.
“He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, ésa morirá.” Ezequiel 18:4.



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