Por
medio de él.
Colosenses 1:16.
“Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los
cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios,
sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para
él.”
Las palabras escritas en este versículo han
sido tomadas para señalar y dar base a ciertas creencias que abiertamente
desdice lo que otros libros de la biblia afirma con toda seguridad. Esto
incluye escritos del mismo autor del libro a los colosenses.
Ya que se está refiriendo a Jesucristo,
algunos toman como base lo escrito en colosenses 1:16, para atreverse a afirmar que:
a) Jesucristo
existía antes de la creación.
b) Jesucristo
fue el medio usado por Dios para crear todas las cosas, por lo tanto Jesucristo
es el creador.
c) Jesucristo
coexistía con el Padre en la eternidad.
Pero ¿Cuál es la verdad? ¿Ya no es válido lo
dicho por Dios por boca de Isaías y otros profetas? ¿Qué de lo que dijo Pablo a
los Romanos? ¿Y que de las palabras escritas en el libro de Job, las cuales son
atribuidas a Dios? Veamos cada una de estas escrituras y analicemos Colosenses 1:16.
Lo primero que podemos ver es que se está
refiriendo a la creación de todas las cosas, y no solamente lo que conocemos
acá en la tierra. Habla de lo que hay creado en los cielos y en la tierra,
visibles y aún las invisibles o no visibles con nuestros ojos humanos; así como
también aquellas que por no ser objetos no son visibles, como lo son tronos,
dominios, principados, potestades, que se refieren a cargos o designaciones de
autoridad o señoríos que ciertamente no son visibles.
No es un secreto que las cosas creadas acá en
la tierra fueron posterior a las creadas allá en el cielo y que inclusive la
creación de los hombres en menor que la de los ángeles. Pero ¿Quién es el
creador? ¿Usó Dios a alguien para crear las cosas acá en la tierra?
Algunos
ven en colosenses
1:16 un versículo que les da base para decir que el ayudante de Dios
en la creación fue Jesucristo porque dice: “…todo fue creado por medio de él…” Pero al leer el versículo nuevamente,
desde el principio, nos encontramos que dice: “Porque en él fueron creadas
todas las cosas…”
Esta expresión nos deja ver que no fue Jesucristo el
creador sino que en Jesucristo fueron creadas todas las cosas. Alguien más y
diferente a Jesucristo creó las cosas en Jesucristo. No los pudo haber creado
Jesucristo en si mismo sino que las cosas fueron creadas en él, teniendo en
cuenta a Jesucristo. ¿Dónde, en su cuerpo? Sabemos que Jesucristo no tiene un
cuerpo tan grande, por lo que la expresión “en él” debe referirse a otra cosa
¿A qué se refiere? Esto tiene un significado inclusivo pero no referido a lo
físico. Veamos un ejemplo.
“En Dios haremos proezas, Y él hollará a nuestros enemigos.” Salmos 108:13.
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,
los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” Romanos 8:1.
En estos dos versículos, que tomo como
ejemplo, vemos que habla de estar en Dios y de estar en Cristo; incluso de hacer
algunas cosas en ellos. En Dios haremos proezas y estando en Cristo no hay
condenación. Esto pone un margen, unos límites, y habla de una condición.
Existe una condición sin Dios y sin Cristo, al tiempo que existe otra condición
en Dios y en Cristo. Estos parámetros me hablan de tiempo, de periodo. ¿Cuánto
tiempo tiene usted en Dios? ¿Cuánto tiempo tiene en Cristo? Comience a contar
desde aquel día en que aceptó a Jesucristo como el salvador que Dios envió para
el rescate de nuestras almas de la muerte por el pecado.
“En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel
y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el
mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais
lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.” Efesios 2:12-13.
Hoy estamos en Dios y en su Hijo Jesucristo,
y recibimos los beneficios de estar en ellos.
Ahora, cuando Dios planificó la creación de
todas las cosas que hizo, tanto en el cielo como en la tierra, lo primero que
planificó fue la existencia de Jesucristo, aún cuando no lo hizo aparecer de
una vez.
“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo,
nacido de mujer y nacido bajo la ley,” Gálatas 4:4.
Dios planificó aún el tiempo en que haría la
introducción del Hijo en el mundo. Así, cuando empezó a crear las cosas las
hizo teniendo en cuenta la existencia futura del Hijo. No creó nada sin tomar
en cuenta la existencia en el futuro de su Hijo. Por lo tanto, la creación fue
hecha en Cristo, en él.
Si momentáneamente sustrajéramos del
versículo las cosas que fueron creadas, ya que están escritas entre las comas,
quedaría algo así:
“Porque en él fueron creadas todas las cosas,… …; todo fue creado por medio
de él y para él.” Colosenses 1:16.
Entonces nos
encontramos la expresión “por medio de él”; la cual es costumbre usar como
sinónimo de “a través de” siendo Jesucristo el instrumento usado para crear.
Pero ¿Es, aquí, este el significado real de esta expresión o quiere transmitir
otro significado? Veamos estos ejemplos:
“Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por
medio de él se os anuncia perdón de pecados,” Hechos 13:38.
“porque por medio de él los unos y los
otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.” Efesios 2:18.
En estos versículos podemos ver que esta
expresión “por medio de él” tiene otra connotación.
No se está refiriendo a que por boca de
Jesucristo hoy se nos anuncia perdón de pecados, sino por poner la fe en
Jesucristo, y del mismo modo, por él llegamos a ser Hijos de Dios. Hoy se nos
anuncia por boca de los predicadores que recibimos perdón de pecados al poner
nuestra fe en Jesucristo.
“para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz,
y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en
mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.” Hechos 26:18.
“pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;” Gálatas 3:26.
No es que Jesucristo en persona es un puente
o canal para entrar al Padre, sino que por la fe en Cristo Jesús es que tenemos
entrada al Padre. Por eso Jesucristo dijo que llegamos al Padre es por él.
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al
Padre, sino por mí.” Juan 14:6.
Al poner nuestra fe en Jesucristo, entonces
podemos llegar al Padre. Así pudiéramos tener como sinónimo o frase equivalente
de la expresión “por medio de él” la expresión “gracias a” o “porque está de
por medio”, en lugar de “a través de” y mucho menos queriendo decir que es
Jesucristo quien lo hace.
Algunos ven a Jesucristo como ubicado en la
mitad entre los hombres y Dios. Que toma las cosas que son de Dios y nos las
hace llegar a los hombres. En otras palabras como un repartidor, como se
aprecia en la figura (a.); sin embargo esto no es lo que enseña la escritura.
Dios ha establecido darnos las cosas a aquellos que tengamos a Jesucristo, como se aprecia en la figura (b.).
Dios es el que se encarga de darle sus
promesas a aquellos que tengamos en nuestras vidas a su Hijo Jesucristo. Dios no
ha renunciado a lo que le pertenece, solo ha hecho a su Hijo amado heredero de
todo. Por eso encontramos esta expresión en presente.
“Todo lo que tiene el Padre es mío; por
eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber” Juan 16:15.
Aún le pertenecen al Padre; y Dios nos da lo
que ha prometido, haciéndonoslo llegar por el medio que él quiera, a aquellos
que amen a su Hijo Jesucristo y pongan su confianza en él.
Como ejemplo pondré:
“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Romanos 8:32.
“El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de
Dios no tiene la vida.” 1ra de Juan 5:12.
“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer
en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.” Juan 3:36.
Es por esta razón que nuestro Señor
Jesucristo dijo:
“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar
fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no
permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en
mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis
hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y
los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis
palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En
esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis
discípulos.” Juan
15:4-8.
Tener a Nuestro Señor Jesucristo en nosotros
es la garantía de que recibiremos de Dios lo que ha prometido.
“a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este
misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de
gloria,” Colosenses
1:27.
Cabe destacar que, en el mismo libro de Pablo
a los colosenses aparece dos veces más la misma expresión: “por medio de él”.
“y por medio de él reconciliar consigo
todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los
cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.” Colosenses 1:20.
“Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre
del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre
por medio de él.” Colosenses 3:17.
Cabe destacar que al igual que en Colosenses 1:16.,
en ninguna de estas dos oportunidades adicionales está hablando de que es
Jesucristo el que hace lo que se promete en el versículo, sino que Dios pone de
por medio a Jesucristo, para hacer o darnos, para que obtengamos el beneficio
prometido; en el caso de la reconciliación, el sacrificio de Jesucristo es
acepto ante Dios, y hace la paz mediante la sangre ofrecida en el lugar
santísimo y en el otro caso damos gracias a Dios por medio de Jesucristo. ¿Es
acaso que le decimos a Jesucristo que le lleve las gracias a Dios? No; sino que
damos gracias a Dios, es gracias a Jesucristo y no a través de Jesucristo.
De manera que tratar de utilizar esta
expresión como una supuesta prueba de la participación de Jesucristo en la
creación de todas las cosas no tiene fundamento bíblico. Si queremos encontrar
la forma como Dios creó todas las cosas nos toparemos con que no fue una
persona quien le ayudó, sino que Dios mismo, utilizando su Santo Espíritu,
quien lo hizo todo.
Al revisar el relato del libro de Génesis,
vemos que Dios usó su palabra para crear las cosas. Así encontramos la
expresión “y dijo Dios” y luego da la orden para que las cosas sean creadas y
con ella enviaba su Santo Espíritu
creador. Pero no dice que haya usado una persona para que le ayudara.
Solo deja evidencia de que su Santo Espíritu se movía sobre la faz de las
aguas.
“Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la
faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.”
Génesis 1:2.
Si queremos señalar un ente ejecutor, por
medio del cual Dios hizo la creación es Su Santo Espíritu y no la persona de
Jesucristo, pues así lo da a conocer el libro de Job y el Libro de los Salmos.
“El espíritu de Dios me hizo, Y el soplo del Omnipotente me dio vida.”
Job 33:4.
“Todos ellos esperan en ti, Para que les des su comida a su tiempo. Les
das, recogen; Abres tu mano, se sacian de bien. Escondes tu rostro, se turban;
Les quitas el hálito, dejan de ser, Y vuelven al polvo. Envías tu Espíritu,
son creados, Y renuevas la faz de la tierra.” Salmos 104:27-30.
“Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, Y todo el
ejército de ellos por el aliento de su boca. El junta como montón las aguas del
mar; Él pone en depósitos los abismos. Tema a Jehová toda la tierra; Teman
delante de él todos los habitantes del mundo. Porque él dijo, y fue hecho;
El mandó, y existió.” Salmos 33:6-9.
Vemos que el Salmista
David atribuye al Espíritu de Dios la renovación de la faz de la tierra. Es el
Espíritu de Dios el ente ejecutor, a través de lo que Dios lleva a cabo sus
planes y proyectos, con solo dar una orden.
Fue Dios con su Espíritu quien hizo todas las
cosas.
“Así dice Jehová, el Santo de Israel, y su Formador: Preguntadme de las
cosas por venir; mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis
manos. Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos,
extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé. Yo lo desperté en
justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad, y soltará mis
cautivos, no por precio ni por dones, dice Jehová de los ejércitos.” Isaías 45:11-13.
Cuando leemos lo
escrito en el libro de Job, nos encontramos que Dios dice:
“¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si
tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió
sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra
angular, Cuando alababan todas las estrellas del alba, Y se regocijaban todos
los hijos de Dios? ¿Quién encerró con puertas el mar, Cuando se derramaba
saliéndose de su seno, Cuando puse yo nubes por vestidura suya, Y por su faja
oscuridad, Y establecí sobre él mi decreto, Le puse puertas y cerrojo, Y dije:
Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante, Y ahí parará el orgullo de tus olas?”
Job 38:4-11.
De igual modo,
encontramos lo escrito por el Apóstol Pablo, en el libro a los romanos:
“¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios!
¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién
entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él
primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él,
son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.” Romanos 11:33-36.
No hay duda de que ninguna
de estas porciones hablan de Jesucristo como creador, sino que dicen claramente
que Dios es quien creó todas las cosas. Querer atribuir la creación a
Jesucristo es contravenir, contradecir lo que Dice la Biblia claramente: Dios
el Padre es el creador de todo, el dador de todo.
“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre
de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.” Santiago 1:17.
De igual modo,
encontramos otra porción en las escrituras que nos ayuda a comprender el uso de
la expresión “por medio de él”, en los escritos bíblicos. Esta se encuentra
ubicadas en el libro a los hebreos.
“Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por
medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que
confiesan su nombre.” Hebreos 13:15.
Lo primero que vemos
acá es que es a Dios a quien debemos ofrecerle sacrificios de alabanza; por eso
dice: “…ofrezcamos siempre a Dios…”. Ha sido, es y será Jehová Dios el objeto
de nuestra alabanza.
“A Jehová tu Dios temerás, a él solo servirás, a él seguirás, y por su
nombre jurarás. Él es el objeto de tu alabanza,
y él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles que
tus ojos han visto.” Deuteronomio 10:20-21.
Si solo leemos por
encimita este versículo, pareciera dar a entender que esta alabanza debe ser
enviada por medio de alguien. Que hay que hacerla llegar a Dios a través de
Jesucristo. Sin embargo, cuando seguimos leyendo, con detenimiento, nos
encontramos con la expresión “es decir”. ¿Para qué es usada esta expresión?
Para aclarar o dar explicación de algo que acaba de decirse, para procurar que
quede claro lo que se ha dicho. Esto es necesario pues el escritor uso la
expresión “sacrificio de alabanza” mientras se dirige a un pueblo acostumbrado
a los sacrificios descritos en la ley de Moisés. ¿Cómo es eso de sacrificio y
de alabanza? ¿Qué es eso? El escritor aclara, dice lo que significa sacrificio
de alabanza y expone la forma como se hace para que llegue a Dios. Los
sacrificios de alabanza son los frutos de labios y luego agrega: “que confiesen
su nombre”.
Esta última
expresión, aclara el medio o el por medio de quien usted lo hará. No se trata
de darle la alabanza a Jesucristo y luego este se la entrega a su Padre, sino
que, al confesar su nombre la alabanza es aceptada por nuestro Padre celestial.
Por eso aclara la escritura en que nombre es necesario hacer todas las cosas:
“Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.” Colosenses 3:17.
Cuando lo hacemos en
el nombre de nuestro Señor Jesucristo, es entonces cuando lo hacemos por medio
de él. El fruto de labios que confiesa su nombre es el sacrificio de alabanza
dado por medio de Jesucristo, es decir en el nombre de Jesús. Decir, en el
nombre de Jesús va más allá de la simple frase; o como si la frase “en el
nombre de Jesús” fuese mágica o milagrosa. Al usar la frase “en el nombre de
Jesús” usted está haciendo presente en su vida la existencia de Jesucristo como
Señor; y esto hace que usted le haga presente aún cuando él no esté en persona.
Por eso el Señor Jesucristo dijo:
“Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en
medio de ellos.” Mateo 18:20.
Al tenerle usted allí
presente, al pronunciar su nombre, entonces da a Dios gracias por medio de él;
porque está en él. Colosenses 1:16, está refiriéndose a que el Padre
tuvo siempre presente a su Hijo, quien vendría a ser heredero de todas las
cosas. No fue que hizo la creación invocando el nombre de su Hijo Jesús, ni que
mandó al Hijo a hacerlo; sino que Dios hizo su creación con Jesucristo de por
medio, incluido, pues él es el beneficiario de todas las cosas; lo hizo en
Cristo.