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El tribunal de Cristo

El primer Juicio,
El tribunal de Cristo
Mateo 24:51.
“y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes.”
Existe el relato, en las sagradas escrituras, de la recompensa de los impíos, aquellos que hacen maldad, los que no han querido hacer la voluntad de nuestro Padre que está en los cielos. De la misma forma existe el relato de la recompensa para los justos, los que obedientemente hicieron la voluntad de Nuestro Padre que está en los cielos. Aún cuando toda desobediencia es pecado, no todo pecado es por desobediencia.
“No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir.” Romanos 5:14.
La recompensa, por obediencia o desobediencia, es necesario que la podamos ver por separado de la sentencia como consecuencia del pecado de aquellos que decidieron no arrepentirse y la recompensa para aquellos que se arrepientan de sus pecados.
El primer Juicio:
“Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?” 1ra de Pedro 4:17-18.
“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.” 2da Corintios 5:10.
El primer juicio, encontramos que va ha ser hechos por alguien que ha sido encargado por Dios para que ejecute este juicio. Este ser, que juzgará a la humanidad, es Jesucristo.
“Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos.” Hechos 10:42.
“Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías. A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan; pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.” 1ra de Pedro 4:3-5.
Esta ha sido la voluntad de Dios, encomendar a Jesucristo para que haga el juicio a los seres humanos, con el propósito que los seres humanos también den honra a Jesucristo de la misma forma como honran a Dios.
“Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió. De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.” Juan 5:22-24.
En este versículo de Juan, se está refiriendo al primer juicio; donde es Jesucristo quien va a juzgar y no Dios. Jesucristo juzgará por y con la autoridad que Dios le dio. En el segundo juicio, ya no juzgará Jesucristo, sino que el juez será Dios; pero no los dos a la vez.
El juicio de Jesucristo será acá en la tierra, en su venida; cuando venga, en la gloria de su Padre, a dar la recompensa luego de haber estado varios años ausente de esta tierra en persona.
“Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente. Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver. Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo. Pero sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros. Aconteció que vuelto él, después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno.” Lucas 19:11-15.
Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y decapitadlos delante de mí.” Lucas 19:27.
En esta parábola, se ve claramente que Jesucristo regresa para pedir cuentas, hacer un juicio. Este juicio es tanto para buenos como para malos; todos seremos juzgados por Jesucristo.
“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.” 2da Corintios 5:10.
Es inevitable: Todos compareceremos ante este tribunal. ¿Cuándo será esto? Cuando venga a reinar, en el milenio, cuando se siente en el trono de David su padre.
Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.” Mateo 25:31-34.
“Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.” Mateo 25:41.
“E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.” Mateo 25:46.
Mientras en esta porción se le da a los que hicieron lo bueno la recompensa inmediata de heredar el reino que estaba preparado para ellos desde antes de la fundación del mundo, podemos ver que no especifica la recompensa inmediata para los malos; sino que se le habla de los que va a acontecer con ellos al final, pues aún el diablo y sus ángeles no han sido lanzados al lago de fuego. Por eso dice: “…preparado para…” en el versículo cuarenta y uno, pues ya está determinado, pero aun el diablo y sus ángeles no han sido lanzados. Cuando vamos al versículo cuarenta y seis, entonces nos encontramos con la recompensa inmediata para los malos y la futura, la final, para los salvados. La recompensa inmediata para los salvados es heredar el reino y la recompensa futura, después del milenio, es heredar la vida eterna y heredar la tierra, el mundo venidero. Mientras que, la recompensa inmediata para los perdidos es el castigo eterno y la recompensa futura, después del milenio, es la extinción en el lago de fuego.
Debo hacer la observación que, por el hecho de que hable de fuego eterno no significa que arderán por la eternidad, sino que el fuego que les destruirá es el fuego de Dios, el fuego eterno, que hará arder el lago de fuego.
El caso de Sodoma y Gomorra nos ayuda a entender este concepto:
“como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.” Judas 1:7.
Luego que fueron extinguidas las ciudades de Sodoma y Gomorra con sus habitantes, ese lugar no siguió ardiendo. El fuego que descendió del cielo, de parte de Jehová Dios, este fuego, es el fuego eterno.
Veámos con más detalles las recompensas de los diferentes juicios:
“Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.” Mateo 8:11-12.
Habla  acá de que muchos judíos, a quienes primeramente se les anunció el evangelio y no creyeron, de quienes se refiere como hijos del reino, por no haber creído iban a ser echados a las tinieblas de afuera, mientras muchos del oriente y del occidente se sentarán en el reino.
“Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.” Lucas 13:27-28.
La recompensa, que hará a muchos llorar y crujir los dientes, es el quedar excluido.
“Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,” 2da Tesalonicenses 1:6-10.
Vemos que Jesucristo no viene a ejecutar el juicio de la segunda muerte, sino que aparecerá para hacer la distinción entre los buenos y los malos; y darles una recompensa visible durante el milenio. Gozar de la comunión y presencia del Señor o quedar excluidos de su presencia.
“Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.” Mateo 13:47-50.
La expresión “lloro y crujir de dientes” se encuentra en diferentes ejemplos en las escrituras, y en todas se refiere a la recompensa del juicio de Jesucristo para los malos y nunca al juicio final en el trono de Dios.
El quedar excluido de la presencia del Señor, ya es garantía de que, en el juicio del trono blanco, la sentencia es pasar por la muerte segunda. Esto causará una desesperación en los perdidos, que saben bien la consecuencia de sus acciones; llorarán amargamente porque saben lo que le espera. Pero, cuando una persona muere hoy día ¿Acaso sabe si va a la perdición o salvación? Lamentablemente hay muchas personas muriendo hoy con falsas esperanzas. Algunos en plena hora de la muerte le prometen salvación porque simplemente dijo que aceptaba a Cristo, cuando fue preguntado por algún evangélico, y muere inmediatamente, se va con la falsa esperanza de que eso fue suficiente. Otros, por haberle hecho creer que con sus buenas acciones ya alcanzaron la vida eterna, mueren con esa esperanza. Piensan que, por hacerle una cantidad equis de misas, ya sus pecados le han sido perdonados y los familiares se quedan tranquilos pensando que son salvos; lo triste es que de estos ejemplos hay bastantes.  Pero, cuando ya Jesucristo aparte a los buenos de los malos, ya nada podrá hacerse, ellos sabrán que al quedar excluidos están expuestos para ser lanzados a la muerte segunda; aunque este conocimiento no les excluye de pasar por el juicio en el trono blanco.
El problema mayor es la falsa expectativa que le crean en vida a tantas personas, quienes quieren vivir un evangelio a su parecer, ligado con las cosas de mundo, pasando por alto lo que dice la escritura:
“¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” Santiago 4:4.
Los enemigos de Dios no van a ser salvos, es necesario reconciliarse con Dios para poder alcanzar la vida eterna.
“Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.” 2da Corintios 5:20.
“testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.” Hechos 20:21.
Es necesario que entendamos esto. Para esto apareció el Hijo de Dios, para reconciliarnos con Dios. Usted no tiene que reconciliarse con Cristo, sino con Dios.
“por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él;” Colosenses 1:19-22.
El primer juicio, es relatado por el apóstol pablo, junto con su respectiva recompensa:
“Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; porque no hay acepción de personas para con Dios. Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.” Romanos 2:5-16.
El castigo con tormento es consecuencia del juicio de Jesucristo, cuando venga a reinar. Los malos serán lazados al lugar de tormento para ser castigados.
Cuando habla de infierno, se refiere al castigo que como recompensa ejecutará Jesucristo: allí será el lloro y el crujir de Dientes, y el gusano nunca muere. Allí sufrirán vergüenza y confusión. Serán lanzados en cuerpo y alma, pues fueron resucitados. La recompensa será heredar y formar parte del Reino, para los que hicieron lo bueno, y exclusión del reino, vergüenza y confusión para los que hicieron lo malo.
“Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.” Lucas 13:28.
“Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).” 2da Tesalonicenses 1:6-10.
El libro de Apocalipsis nos aclara, por boca de los veinte cuatro ancianos que están alrededor del trono de Dios, quienes son los que van a ser juzgados.
“Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado. Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.” Apocalipsis 11:16-18.
¿A quienes se va a juzgar?
  1. A los muertos.
  2. Dar el galardón a los profetas, los santos, los que temen el nombre de Dios, pequeños y grandes.
  3. De destruir a los que destruyen la tierra.
No aparecen acá, por ningún lado, los demonios.
Cabe destacar que este es el primer juicio, y será ejecutado por Jesucristo en la tierra por orden de Dios. A este primer juicio acudirán todos aquellos que sean resucitados, tanto buenos como malos, en la primera resurrección. ¿Cómo así, buenos y malos? La resurrección que se dará cuando Jesucristo venga, es un llamado para todos:
“No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.” Juan 5:28-29.
Así ya se le había dicho a Daniel:
“Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.” Daniel 12:2-3.
Como en el primer juicio se han de juzgar las almas de adultos responsables, por lo que hicieron mientras estaban en el cuerpo, cabe preguntarse por aquellos que por su corta existencia no hicieron ni bien ni mal, no escucharon el evangelio para creerlo o rechazarlo, ¿no hay porque juzgarles? Ellos permanecerán dormidos hasta el segundo juicio, el del trono blanco.

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