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La primera resurreción

La primera resurrección.
Daniel 12:2.
Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.
Juan 5:28.
“No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.”
Así como pasar por la muerte del cuerpo es una experiencia que está estipulada para cada ser humano, sea bueno o sea malo, todos, buenos y malos, van a ser resucitados para ser llevados a juicio.
Está prometido que habrá resurrección de los muertos. Sin importar cuánto tiempo ha pasado desde que su cuerpo fue a la sepultura ocurrirá que el cuerpo dejará la corrupción y será levantado sin corrupción, mientras el alma es despertada para ser revestida nuevamente por el cuerpo.
Cuerpos vivificados.
Cuando relata que seremos resucitados, muchos piensan que debe estar el cuerpo completo en un solo lugar para que pueda ser levantado, pero eso no es así. Al ver la escritura de Ezequiel, donde un valle se encontraba lleno de huesos secos, ésta nos ayuda a entender el proceso de vivificación.
“La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos. Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera. Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes. Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová. Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu. Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo.” Ezequiel 37:1-10.
Si bien toma como punto de partida los huesos, algo que formaba parte de unos cuerpos, el resto que acompañaba a esos huesos se había deshecho. Podemos ver en el relato que, fue apareciendo músculos, tendones, piel y así el resto de los componentes de un cuerpo por el operar del espíritu de vida. Pero, no es obligatorio que existan huesos para que se dé la vivificación, aun con meno que eso, con el polvo que formó parte de un cuerpo, es suficiente para iniciar un proceso de vivificación. Digo con el polvo, pues la orden emanada por Dios es que volvamos al polvo, de donde fuimos tomados, porque polvo somos. Entonces, a partir del polvo, Dios, por su Espíritu, vivificará los cuerpos, volverá a darles vida. Todo aquello que sea vivificado será resucitado. El apóstol Pablo pone como ejemplo una semilla. Cuando esa semilla es sembrada el producto que emerge es un cuerpo, no una semilla. Cada semilla da como resultado un cuerpo que puede llegar a tener muchas veces el tamaño que tenía la semilla de donde procede. No necesita mucho material para que  nazca lo que será un gran cuerpo, pero, dentro de esa semilla se encuentra el material necesario para el desarrollo del nuevo cuerpo.
“Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano; pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo.” 1ra Corintios 15:37-38.
Sin embargo, cuando habla de lo que se siembra no es el cuerpo que ha de salir, hay que tener cuidado pues no se está refiriendo a la forma, sino a la condición, si estará podrido o no, descompuesto o incorruptible. Cuando resucitemos traeremos, seguiremos teniendo, un cuerpo para seres humanos, pero incorruptible (no podrido), ya no animal sino espiritual; similar a lo que ocurre con la semilla que da origen a un cuerpo semejante al cuerpo que produjo la semilla.
La biblia no habla de reencarnación.
En ninguna parte hace referencia a algo ni semejante a la reencarnación, sino que habla de vivificación y resurrección. ¿Cuál es la diferencia? En la reencarnación el alma, o ser espiritual, de una persona vuelve, inmediatamente después de la muerte, metida en un cuerpo de un animal, en una especie diferente a la raza humana, mientras que vivificación es volver a darle vida al mismo cuerpo.
“Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.” Romanos 8:11.
Entiendo su sorpresa, pues en la mayoría de las creencias, que dicen ser cristianas, enseñan que el cuerpo será cambiado, no solo de corruptible a incorruptible sino que le darán otro cuerpo.
A Jesucristo, quien ya resucitó para no volver a ver muerte, dice la escritura que Dios le vivificó o volvió a darle vida al mismo cuerpo, por esto, cuando se encontró con sus discípulos, pudo mostrar las pruebas de que él era el mismo que había sido crucificado.
¿Por qué, entonces, no le conocían los que iban camino a Emaús?
Es lamentable ver que algunos toman esta porción para decir que Jesucristo, después de la resurrección, era un espíritu; mientras otros afirman que Jesucristo resucitó con un cuerpo diferente al que tenía antes de ser sepultado y por esto no lo reconocían. Pero, ¿Qué dice la escritura?
“Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos. Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen.” Lucas 24:15-16.
¿Lo notó? “…los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen.” No fue que no le conocieron porque había resucitado con otro cuerpo, sino que los ojos de ellos estaban velados para que no le conociesen. Cuando alguien resucita lo hace con el mismo cuerpo con el que fue sepultado, pero sin corrupción, no descompuesto.
Cuando Juan vio a Jesucristo en la visión del apocalipsis, ve el cuerpo resplandeciente, pero no debemos olvidar que la escritura relata que conserva las marcas de los clavos y la lanza hechas durante su crucifixión. De manera que es el cuerpo con el que ya anduvo sobre esta tierra.
“Y le preguntarán: ¿Qué heridas son estas en tus manos? Y él responderá: Con ellas fui herido en casa de mis amigos.” Zacarías 13:6.
Ejemplos hay muchos: Lázaro, el hijo de la viuda de Nain, y todos los que relata la escritura que resucitaron. Aun cuando ellos no han resucitado para no volver a ver muerte, se les volvió a dar vida al mismo cuerpo y fueron resucitados.
Cuando ocurra la resurrección para vida no será diferente, tendremos el mismo cuerpo pero sin corrupción. Es necesario aclarar, referente a la primera resurrección, la interpretación que algunos le dan a las palabras del apóstol Pablo:
“Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia.” 1ra de Corintios 15:20-24.
Con esta porción se ha enseñado, referente a la resurrección, que solo los que son de Cristo van a resucitar en la primera resurrección. Pero, si leemos con detenimiento y tomando en cuenta el contexto, podemos ver que esta referencia tocante a la resurrección está dirigida para aquellos que serán vivificados para no volver a ver muerte, de los cuales Cristo es las primicias. No hace referencia a los otros muertos, los que no tienen la misma esperanza de resucitar para vida; ya que ellos resucitarán, en la venida de Jesucristo, para vergüenza y confusión perpetua.
Era necesario hacer esta observación para establecer la distinción con los que resucitaron cuando Jesucristo murió y que no aparecieron a vista de todos sino hasta que Jesucristo resucitó.
“Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.” Mateo 27:51-53.
Algunos quisieron enseñar que la resurrección ya se había hecho, que esos eran los que habían de resucitar para vida, pero Pablo le dijo a Timoteo:
“Y su palabra carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y Fileto, que se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de algunos.” 2da Timoteo 2:18.
Pablo explica que esos que resucitaron, cuando la muerte de Jesucristo, no representaban ni son aquellos que han de resucitar en la resurrección para vida, cuando regrese Jesucristo, también conocida como la primera resurrección.
También es bueno saber que estos que resucitaron no tenían un cuerpo diferente. Eran santos reconocidos y les vieron resucitados.
No debemos olvidar que la resurrección es tanto para buenos como para malos.
“teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos.” Hechos 24:15.
Tanto los justos como los injustos van a ser resucitados, pues Jesucristo ha de juzgar en su tribunal a buenos y malos. La razón por la que en 1ra de Corintios 15 habla como si en la resurrección que ocurrirá en la venida de Jesucristo sólo se tratara de los que resucitarán para vida, y que los malos deben esperar hasta después del milenio, es porque en el contexto no viene  hablando de los malos. Habla de los que murieron con la esperanza de resucitar para vida.
“Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados.” 1ra de Juan 2:28.
La única razón para que cuando Jesucristo venga y alguien tenga que salir avergonzado es porque en vida no ha sido justo, porque no ha resucitado para vida sino para vergüenza y confusión.
“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.” Mateo 25:31-34.
“Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.” Mateo 25:41.
E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.” Mateo 25:46.
Si solo los justos resucitarán en la primera resurrección ¿Quiénes serían estos que apartó a la izquierda? Lo que sucede es que en este momento hay resurrección tanto de justos como de injustos, y esto ocurre en el momento de la primera resurrección. El tribunal de Cristo será para juzgar a buenos y malos que han resucitado cuando él venga.
“Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.” Hechos 17:30-31.
Los malos que resuciten en esta resurrección, los que resucitaron para vergüenza y confusión, no volverán a morir hasta tanto se presente la muerte segunda. Serán atormentados hasta que se dé el juicio en el trono blanco.
Esta es nuestra esperanza: ser resucitados.
Aun hoy días como en el tiempo de Jesucristo, hay quienes no creen en la resurrección.
“Aquel día vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron,” Mateo 22:23.
Este grupo de personas era conocido como los saduceos, este era un punto que los caracterizaba.
“Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos afirman estas cosas.” Hechos 23:8.
Hoy encontramos grupos que tampoco creen en la resurrección, claro está no se llaman saduceos, pero el efecto es el mismo. Pablo lo plantea de la siguiente manera:
“Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.” 1ra Corintios 15:12-18.
Pero, gracias a Dios que, después que Dios resucitó a Jesucristo, dejó suficientes pruebas de su resurrección, por lo que podemos estar seguros que así como Dios le resucitó también nos resucitará a nosotros. Así lo relato Lucas, al escribir el libro de los Hechos:
“a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.” Hechos 1:3.
Nosotros abrigamos la esperanza de que un día todos los que han muertos serán levantados del polvo de la tierra y las almas serán despertadas para ser presentadas a juicio.
“teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos.” Hechos 24:15.
“sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros.” 2da Corintios 4:14.
La vivificación y resurrección no es sinónimo de inmortalidad.
Vivificar es dar vida, mientras que inmortal es eterno, imperecedero. En la resurrección se le volverá a dar vida al cuerpo mortal, en la inmortalidad se le permitirá a ese cuerpo, al que ya se le ha dado vida, que no perezca. No debemos confundir estos términos, pues no es inmediatamente después de la resurrección que gozaremos de vida eterna, sino que es luego del juicio en el trono blanco donde podremos gozar de esta maravillosa promesa.
Piense un momento en lo que encontrará en la nueva Jerusalén. Dice la escritura que en medio de la ciudad se consigue el árbol de la vida, del que todos los habitantes de esta ciudad comerán de sus frutos durante todo el año. Si ya usted goza de vida eterna ¿Por qué necesita comer del árbol de la vida?
“Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.” Apocalipsis 22:1-2.
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.” Apocalipsis 2:7.
Y aún más, si inmediatamente después de resucitar ya usted tiene vida eterna ¿Qué necesidad tiene de tomar del agua de la vida?
“Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.” Apocalipsis 21:6.
Esto nos habla de que no es inmediatamente después de la resurrección que gozaremos de vida eterna, que esta vida se nos concederá después del juicio en el gran trono blanco, para los que están inscritos en el libro de la vida. Cabe destacar que, este libro de la vida será abierto en el juicio del trono blanco.


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