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El segundo juicio

El segundo Juicio,
El trono Blanco
Apocalipsis 20:11-12.
“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.” 
Estar en pie ante el creador del universo, nuestro hacedor, es uno de los eventos que causa cierta expectación en nosotros los seres humanos. Algunos sueñan con pararse delante de Dios y hacerle preguntas, que Dios les dé respuesta a interrogantes, inquietudes y otras cuestiones que su mente no comprende; sin embargo cuando estemos delante de Dios no será precisamente para que Dios conteste nuestras inquietudes sino para que nosotros demos respuesta a las preguntas de Dios ¿Seremos absueltos o seremos condenados?  Es inevitable, todos seremos presentados ante el trono blanco para ser juzgados. Este momento es diferente a aquel cuando nos presentaremos delante de Jesucristo.
Debo dejar bien claro que, en el tribunal de Cristo la sentencia es: “…Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.” Mateo 25:34.
La sentencia del tribunal de Cristo no tiene que ver con la vida o con la muerte, sino con consuelo o con tormento.
Tanto los unos como los otros necesitan permanecer vivos para poder experimentar la sentencia del tribunal de Cristo; por eso es necesario ser resucitados y ser juzgados. Esta es una gran diferencia en el juicio en el gran trono blanco donde la sentencia es vida o muerte. Para ser juzgados igual es necesario estar vivo. Cuando hay muerte no se está consciente de lo que ocurre alrededor. Si al ser lanzados al infierno es para producirles la muerte, estando muertos ¿Cómo padecerán el tormento aquellos que mientras estaban en vida atormentaron a otros?
“Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros…” 2da Tesalonicenses 1:6-7.
El segundo juicio:
Además del juicio en el tribunal de Cristo, existe otro juicio. La palabra nos muestra a Dios sentado en su trono juzgando.
“…Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él…. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios… y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.” Apocalipsis 20:11-12.
La causa por la que seremos presentado ante este tribunal es la sentencia que pesa sobre el hombre a raíz del pecado. 
por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,” Romanos 3:23.
Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” Romanos 5:12.
El sacrificio de Jesucristo en la cruz del calvario fue realizado para que en este momento, cuando seamos presentados ante el trono blanco, podamos salir absueltos de todo pecado. Este juicio es diferente al que se dará sobre esta tierra, cuando Jesucristo regrese a reinar. Hay así dos juicios por los que pasaremos los seres humanos: el tribunal de Cristo y el del trono blanco.
Cada uno de estos dos juicios traerá como recompensa dos cosas muy diferentes: En el primero, los que hicieron lo malo, los hacedores de maldad, les traerá como recompensa un castigo con sufrimiento; mientras que los que hicieron lo bueno, los benditos del Padre, serán consolados. En el segundo juicio, el del trono blanco, traerá como resultado la extinción en el lago de fuego para los pecadores, mientras que para los que arrepentidos de sus pecados fueron perdonados se les concederá la vida.
Encontramos así que, los seres humanos vamos a tener que enfrentar dos juicios, en momentos diferentes, por razones diferentes, con jueces diferentes y recompensas distintas. Un juicio sobre esta tierra y otro juicio fuera de esta tierra. (Ver artículo el primer juicio).
El juicio del trono blanco:
En este segundo juicio serán presentados tanto buenos como malos. Cuando habla de que los muertos serán presentados delante de Dios, no es porque aun permanecen muertos, ni porque se trate solo de pecadores, sino que se refiere a todos aquellos que experimentaron la muerte, pues estando muertos ninguno será juzgado.
“…Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios…”
La destrucción final solo tiene potestad de hacerlo Dios, quien, sentado en el trono blanco, juzgará y lanzará al lago de fuego a los convictos, y el conceder la vida a los justificados, pues esto también es potestad de Dios.
La recompensa del juicio en el trono blanco, para los malos es muerte eterna, extinción. Para ellos es eterno porque no pueden cambiar la sentencia más no porque permanecerán vivos o porque estarán constantemente muriendo. Los buenos estarán allí presentes y verán la recompensa de los impíos.
Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos.” Salmos 91:8.
Aquí, en el juicio en el gran trono blanco, se dará cumplimiento a la advertencia que se les hiciera a Adam y Eva, que el día que comieran del fruto del árbol del bien y del mal morirían. Desde el momento que los seres humanos pecaron, todo aquel que vive en pecado lo hace bajo una horrenda expectación de muerte. Mientras estábamos sin Dios y sin Cristo en el mundo, éramos por naturaleza hijos de ira lo mismo que los demás. Estábamos sentenciados a muerte. No es que exista una tercera muerte ni una llamada muerte espiritual. Es igual que cuando recibimos vida, o salvación, la salvación que ha de manifestarse, la vida que ha de manifestarse; así la muerte que ha de manifestarse, la muerte segunda.
“Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.” Romanos 8:10-13.
“Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.” Romanos 8:6.
Al considerar una persona muerto al pecado, no significa que está muerto ni corporalmente ni espiritualmente hablando, simplemente ya no practica el pecado porque ahora vive para Dios, gracias a nuestro señor Jesucristo.
“Pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta.” 1ra Timoteo 5:6.
Este es uno de los versículos con los que han intentado sustentar una tal muerte espiritual, de la que no habla la biblia. Este versículo simplemente está diciendo que está muerta en delitos y pecados.
 “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” Romanos 6:23.
En el juicio final, a una los impíos serán extinguidos.
Cuando Dios habla no lo hace sin antes haberlo pensado. Cuando habló de que la desobediencia conduciría a muerte, no lo hizo como amenaza, sino que les dio a saber las consecuencias de los actos. Para los impíos, los que no se arrepintieron de sus pecados, hay una sola sentencia: Destrucción en la muerte segunda.
“Mas los transgresores serán todos a una destruidos; La posteridad de los impíos será extinguida. Pero la salvación de los justos es de Jehová,” Salmos 37:38.
El primer juicio está destinado únicamente para los seres humanos. Aún cuando los demonios no se les permitirá actuar durante estos mil años, y el diablo va a estar atado, no es consecuencia de un juicio hecho por Jesucristo sino que serán inmovilizados, confinados a encierro en el abismo y esto será un tormento para ellos, pues no podrán hacer lo que quieran.
“Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?” Mateo 8:29.
Esto es por orden directa de Dios, quien enviará un ángel con una cadena para prender y atar al diablo.
Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.” Apocalipsis 20:1-3.
De la misma forma como el diablo va a ser lanzado al abismo podemos decir que los demonios también serán lanzados, pues los mismos demonios que le preguntaron a Jesucristo que si los iba a atormentar antes de tiempo le rogaron que no los enviase al abismo.
“Y le rogaban que no los mandase ir al abismo.” Lucas 8:31.
El juicio, que se le hará a los demonios y al diablo lo hará Dios mismo, el Padre, Jehová Dios. Fue Dios quien le prometió a Jesucristo que pondría a todos sus enemigos por estrado de sus pies.
“Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.” Salmos 110:1.
“pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.” Hebreos 10:12-14.
Es en el juicio en el trono blanco que son lanzados al lago de fuego.
“Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió. Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.” Apocalipsis 20:9-10.
En cambio, los seres humanos si han de ser juzgados por Jesucristo, por creer o no a los anuncios que Dios ha enviado por muchos años. Seremos presentados ante el tribunal de Cristo.
“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino,” 2da Timoteo 4:1.
“Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.” Hechos 17:30-31.
“Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.” Romanos 2:14-16.
El juicio que hará Jesucristo tiene que ver con el haber creído en su venida y en el evangelio.  El segundo juicio es para juzgar a todo ser viviente, grandes y pequeños, y Dios que conoce los corazones y la intención del alma le hará juicio según lo que hay en ellos.
“Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.” Apocalipsis 20:12.
“Porque si dijeres: Ciertamente no lo supimos, ¿Acaso no lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, Y dará al hombre según sus obras.” Proverbios 24:12.
Cuando habla de grandes y pequeños no solo se refiere a grandeza por renombre o importancia, sino que habla de unos que no han sido juzgados antes, unos pequeños, aquellos que por su corta existencia no tuvieron tiempo de hacer ni bien ni mal, ni aún tuvieron la oportunidad de oír el evangelio de salvación para aceptarlo o rechazarlo. Ellos también irán a juicio, y Jehová Dios les dará según sus misericordias para con ellos, juzgará con justo juicio según las intenciones de sus alma.
¿Por qué no es Jesucristo quien juzgará en este juicio?
Entiendo que la escritura dice que todo el juicio delegó al hijo, ¿a qué se refiere?
“Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.” Juan 5:22-23.
Sin lugar a duda se refiere a la función de Jesucristo sobre esta tierra cuando se siente en su trono como Rey y Juez. Es común ver que esto lo tomen incluso para sentar a Jesucristo en el cielo en lugar de Dios, como si Dios hubiese dejado de trabajar, y esto no es correcto. (Ver artículos. Las obras que cumplió Jesucristo y La obra que hace Jesucristo). Dios exaltó a Jesucristo hasta lo sumo, pero no se quitó para que se sentara Jesucristo; Dios sigue siendo la cabeza de Cristo.
“Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.” 1ra Corintios 11:3.
Cuando leemos acerca de la instalación del trono blanco, para ejecutar juicio, Jesucristo queda dentro de los seres que serán encomendados para ejecutar los juicios de Dios sobre esta tierra. Dios le dará autoridad para ejecutar juicio, pero esto es por un periodo de mil años y un poquito más. 
“Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos. Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego. Habían también quitado a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo. Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.” Daniel 7:9-14.
Aquí podemos ver que el anciano de días no es Jesucristo sino Jehová Dios. Jesucristo es quien fue acercado delante del anciano de días y recibió domino, gloria y reino. Todo esto que recibió es temporal, hasta que Dios ponga a todos sus enemigos por estrado de sus pies. Entonces Jesucristo entregará todo lo que le fue entregado y se sujetará al que le sujeto a él todas las cosas.
Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.” 1ra Corintios 15:24-28.
Esta descripción nunca ha cambiado ni cambiará, Dios sigue sentado en su trono; y cuando dice que Jesucristo ascendió a los cielos no desplazó a Dios, dice que se sentó con Dios en su trono.
“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.” Apocalipsis 3:21.
Jesucristo es el más excelso de los reyes de la tierra y Dios es el Rey del Universo, de toda la creación; no los confunda.
De manera que cuando se dé el juicio a todo ser viviente en el trono blanco ya Jesucristo ha entregado a Jehová Dios todo lo que le fue entregado. Ya Jesucristo no estará como juez en esta tierra sino que Jehová Dios será todo en todos; sin olvidar que este juicio no será acá en la tierra. Ante él serán presentados todos los seres vivientes, incluyendo a los seres humanos y no se trata solo de ellos, sino que también de todos aquellos que van a ser juzgados se presentarán ante él.
¿Pero si el reino de Jesucristo no acabará? Algunos esgrimen esta razón para negar que haya otro juicio y otro juez, pues dicen que el reino de Jesucristo es para siempre. Ciertamente no habrá reino sobre esta tierra que ponga fin al reinado de Jesucristo. Es Jesucristo quien de forma voluntaria entregará el reino al Dios y Padre, para que Dios sea todo en todo. Por favor, no confunda el reino de Dios y el reinado de Jesucristo o el reino de Dios en manos de Jesucristo. (Ver artículo el reino de Dios y del cordero) Es muy diferente la potestad de Dios, el todopoderoso, de ser él el que es, el que era y el que ha de venir.   
Así que, El Padre, representado en Daniel por el anciano de Días, está sentado en el trono y allí hará el juicio no solo a los seres humanos, sino a todos aquellos seres que están pendientes por juicio, ángeles desobedientes.

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