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El Seol o Hades

El Seol o Hades,
¿Un paraíso?
Job 3:11-19.
“¿Por qué no morí yo en la matriz, O expiré al salir del vientre? ¿Por qué me recibieron las rodillas? ¿Y a qué los pechos para que mamase? Pues ahora estaría yo muerto, y reposaría; Dormiría, y entonces tendría descanso, Con los reyes y con los consejeros de la tierra, Que reedifican para sí ruinas; O con los príncipes que poseían el oro, Que llenaban de plata sus casas. ¿Por qué no fui escondido como abortivo, Como los pequeñitos que nunca vieron la luz? Allí los impíos dejan de perturbar, Y allí descansan los de agotadas fuerzas. Allí también reposan los cautivos; No oyen la voz del capataz. Allí están el chico y el grande, Y el siervo libre de su señor.”
La existencia de un lugar llamado Seol ha sido negada por una gran cantidad de personas, catalogándola como doctrina fuera de la biblia. Lo han relacionado con creencias paganas, doctrinas de platón o algún otro filósofo. Algunos, en su afán de negar su existencia procuran descalificar las escrituras como libros no inspirados. De estos debemos tener mucho cuidado, pues hay suficiente evidencia en las escrituras de la existencia del Seol y de las cosas que ocurren allí.
Tenga presente esto: Un conocimiento no queda invalidado por el hecho de que también los paganos sean consientes de su existencia. Los demonios están consientes de que les vendrá un tormento, mientras que es cada vez más frecuente dentro de los que se dicen cristianos que se niegue que los malos serán atormentados, que simplemente serán extinguidos. Esta posición de muchos creyentes no inválida la realidad, de la cual están consientes hasta los demonios.
“Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo;” 2da Tesalonicenses 1:6.
“Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?” Mateo 8:29.
Insisto: por el hecho de que los demonios y los paganos estén conscientes de una verdad no significa que es mentira. Si así fuese, hoy no tendría validez el salmo noventa y uno, ya que usando este salmo el mismo diablo tentó a Jesucristo en el desierto. Así como esto, muchas cosas descritas en la biblia las han tomado los paganos para ellos, pues saben que son verdaderas, aun cuando en la mayoría de las veces lo que buscan es que las personas blasfemen de la verdad, o simplemente profanarla; incluso antes de que existiera la biblia escrita, los paganos tomaron parte del conocimiento de Dios que ya se transmitía de forma oral. Jacob, quien vivió muchos años antes que platón, ya sabía de la existencia del Seol, incluso sabía que su alma iba a ser trasladada hasta allí en la hora de la muerte.
“Y se levantaron todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo; mas él no quiso recibir consuelo, y dijo: Descenderé enlutado a mi hijo hasta el Seol.” Génesis 37:35.
Ni que decir de los que piensan que el Seol era el vertedero o basurero a las afuera de Jerusalén, ¿Acaso Jerusalén existía cuando Jacob?
Es pues Seol, el nombre de un lugar, descrito en la biblia, al cual son trasladadas las almas de las personas cuando su cuerpo muere por ya no tener hálito de vida. Es también nombrado en las escrituras como hades y como abismo. Es el lugar donde permanecen las almas de los que han muerto. El Seol, hoy por hoy, en la actualidad, no es un lugar de castigo o de tormento. No se debe confundir con lo que en la biblia se llama infierno, ni mucho menos con el lago de fuego, pues no son equivalentes. Son lugares, pero todos distintos.
El Seol se encuentra ubicado en la parte más baja de la tierra, en las profundidades, en el centro de ella.
“o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos).” Romanos 10:7.
“Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.” Efesios 4:9-10.
“Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; Mi carne también reposará confiadamente; Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción.” Salmos 16:9-10.
“Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción. Hechos 2:27.
Para llegar al Seol o Hades es necesario descender.
“Jehová mata, y él da vida; Él hace descender al Seol, y hace subir.” 1ra Samuel 2:6.
“Como la nube se desvanece y se va, así el que desciende al Seol no subirá; No volverá más a su casa, Ni su lugar le conocerá más.” Job 7:9-10.
“Aunque cavasen hasta el Seol, de allá los tomará mi mano; y aunque subieren hasta el cielo, de allá los haré descender.” Amos 9:2.
Allí son trasladadas las almas de los que mueren, sean buenos a sean malos. Tanto David como Jacob hablaron de descender al Seol y se supone que ellos no eran malos.
Los malos serán trasladados al Seol, Todas las gentes que se olvidan de Dios.” Salmos 9:17.
“¿Qué hombre vivirá y no verá muerte? ¿Librará su vida del poder del Seol?” Salmos 89:48.
En el Seol no hay trabajo, ni allí se pasa trabajo.
“Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.” Eclesiastés 9:5-6.
“Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.” Eclesiastés 9:10.
“Porque en la muerte no hay memoria de ti; En el Seol, ¿quién te alabará?Salmos 6:5.
Al Seol se puede descender en paz o en amargura.
“Tú, pues, harás conforme a tu sabiduría; no dejarás descender sus canas al Seol en paz.” 1ra Reyes 2:6.
“Pero ahora no lo absolverás; pues hombre sabio eres, y sabes cómo debes hacer con él; y harás descender sus canas con sangre al Seol.” 1ra Reyes 2:9.
“Y él dijo: No descenderá mi hijo con vosotros, pues su hermano ha muerto, y él solo ha quedado; y si le aconteciere algún desastre en el camino por donde vais, haréis descender mis canas con dolor al Seol.” Génesis 42:38.
“Y si tomáis también a éste de delante de mí, y le acontece algún desastre, haréis descender mis canas con dolor al Seol.” Génesis 44:29.
Lo de descender en paz o en amargura tiene que ver con la condición en el momento de la muerte, pero no con el ser atormentado allá en el Seol mientras espera el juicio. No es que allá tendrá amargura sino que a la hora de la muerte estaba en amargura. Quizá tenga que ver con lo último que recuerde antes de morir y así poder hacer diferencia a la hora de la resurrección, después de ser juzgados; pues dice:
“Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder,” 2da Tesalonicenses 1:6-7.
El Seol es una morada
El Seol es una morada temporal, pero no dice que allí se lleve la cuenta del tiempo. Es variable de acuerdo a los años que hayan pasado desde que murió, pero eso lo sabemos los vivos que llevamos la cuenta, pues los muertos nada saben.
“Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido.” Eclesiastés 9:5.
Aunque temporal, pues el mismo Seol será lanzado al lago de fuego en el día del juicio final, es el Seol una morada.
“Como a rebaños que son conducidos al Seol, la muerte los pastoreará, Y los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana; Se consumirá su buen parecer, y el Seol será su morada.” Salmos 49:14.
“Si no me ayudara Jehová, Pronto moraría mi alma en el silencio.” Salmos 94:17.
Dios hace lo que quiere aún en el abismo.
No hay barrera que impida la llegada del Espíritu de Dios a algún lugar. Dios puede enviar su Espíritu a cualquier lugar, de todos los que ha creado, esto incluye el Seol. Ni las tinieblas mucho menos la luz impide su presencia.
“Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día; Lo mismo te son las tinieblas que la luz.” Salmos 139:12.
“Todo lo que Jehová quiere, lo hace, En los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.” Salmos 135:6.
Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.” Salmos 139:8.
En el Seol la muerte ejerce su Señorío.
Las almas no están en el Seol de su cuenta. La muerte se ha enseñoreado de ellas, por lo tanto ejerce su señorío sobre cada uno de los que ya han muerto.
Este señorío será hasta que le toque soltar y entregar los muertos que retiene, pues ya Jesucristo tiene las llaves de la muerte y el Hades.
Cuando Jesucristo, con voz de mando y trompeta de Dios, de la orden entonces la muerte y el Hades obedientemente entregarán los muertos que están allí.
“Como a rebaños que son conducidos al Seol, la muerte los pastoreará, Y los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana; Se consumirá su buen parecer, y el Seol será su morada.” Salmos 49:14.
Nuestro Señor Jesucristo sabía de la existencia del Seol.
Es más, Jesús tenía muy claro a donde iría cuando muriera, pues así se lo había declarado a los escribas y fariseos:
“Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.” Mateo 12:40.
Sabía muy bien que iba al centro de la tierra tan pronto como muriera. ¿Por qué entonces prometió al ladrón que se arrepintió en la cruz que iría con él al paraíso? ¿Dónde queda el Paraíso del que le habló Jesucristo al ladrón? Este paraíso no queda en el cielo, ya que Jesucristo no le iba a mentir estando muriendo en la cruz por los pecados de la humanidad.
Decir que el Paraíso queda en el tercer cielo, inclusive simplemente en el cielo, porque Pablo dijo que fue arrebatado es totalmente sin fundamento.  Los casos de arrebatamiento señalados en las escrituras no siempre se refirieron o trataron de subir al cielo.
Cuando el profeta Elías fue llevado por un carro de fuego al cielo, aun cuando ascendió no dice la biblia donde está. Lo que llama la atención es lo que dijeron los hijos de los profetas después que el profeta Elías fue arrebatado:
“Y dijeron: He aquí hay con tus siervos cincuenta varones fuertes; vayan ahora y busquen a tu señor; quizá lo ha levantado el Espíritu de Jehová, y lo ha echado en algún monte o en algún valle. Y él les dijo: No enviéis.” 2da de Reyes 2:16.
“…quizá lo ha levantado el Espíritu de Jehová, y lo ha echado en algún monte o en algún valle….”
Note usted que, a pesar de que fue arrebatado, ellos no pensaron que había subido al cielo o algún paraíso celestial. Creían que podía estar sobre un monte o en el valle, pero no fuera de esta tierra.
No sé cuantas veces ya habían visto que esto ocurriera, pero lo tenían como una posibilidad. Sólo Eliseo sabía que no volverían a ver a Elías, pero no les dijo a donde había sido llevado.
Las palabras dichas por Jesucristo a Nicodemo dejan claro que ningún hombre había subido al cielo antes de Jesucristo, por lo tanto Elías no está en el cielo. Fue arrebatado, pero no fue llevado al cielo, al menos no al tercer cielo.
“Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.” Juan 3:13.
Otro que refiere episodios de ser levantado y llevado en cuerpo a diferentes lugares en esta tierra es Ezequiel.
Me levantó, pues, el Espíritu, y me tomó; y fui en amargura, en la indignación de mi espíritu, pero la mano de Jehová era fuerte sobre mí. Y vine a los cautivos en Tel-abib, que moraban junto al río Quebar, y me senté donde ellos estaban sentados, y allí permanecí siete días atónito entre ellos.” Ezequiel 3:14-15.
Ezequiel, fue transportado a otro lugar, pero en esta misma tierra.
Si vemos el caso de Felipe, después de explicarle al Eunuco lo concerniente a la salvación y haberle bautizado, encontramos que fue arrebatado del lado del Eunuco.
“Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea.” Hechos 8:39-40.
Podemos ver que fue arrebatado y no fue llevado al cielo ni mucho menos a un paraíso celestial, sino que fue trasportado acá mismo en esta tierra a un lugar llamado Azoto.
Lo que quiero mostrar es que porque diga en la porción que Pablo fue arrebatado al paraíso, no es que fue llevado a un lugar en el cielo que se llama Paraíso.
Arrebatar es quitar del lugar o ser llevado algo o alguien de un lugar; pero la palabra arrebatar no incluye la nueva ubicación. Por eso dice:
“Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar.” 2da Corintios 12:2-4.
Acá están relatados dos episodios diferentes y separados uno de otro en tiempo y espacio. Por eso inicia el relato, en ambos casos, con la misma expresión. El primer episodio dice “conozco” y luego para el segundo vuelve a decir “y conozco”. Del mismo modo, al hacer el énfasis en “…si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe…” y hacerlo por separado para cada ejemplo, nos habla de que son episodios diferentes.
Aun cuando los episodios se relatan uno seguido del otro, no significa que la ubicación o lugar al que fue es el mismo, pues ya le dije que la palabra arrebatar no incluye ni la dirección, ni el lugar, mucho menos el tiempo. Por eso especifica: “arrebatado al tercer cielo” y luego “arrebatado al paraíso”. Ni fue dos veces al mismo lugar, ni se trata que los dos lugares estén en el cielo.
En concordancia con lo que dijo Nuestro Señor Jesucristo, que iría al corazón de la tierra, pudiéramos ubicar el paraíso, del que le habló Jesucristo al ladrón arrepentido en la cruz, en el centro de la tierra; y ciertamente, comparado con el sufrimiento que estaban padeciendo allí en la cruz, la muerte se constituía en un alivio tremendo, un descanso. El Seol sería un Paraíso en comparación con el sufrimiento de la cruz.
Job, estando en su tribulación, dijo que estar muerto sería un descanso. Si lo comparamos con lo que estaba viviendo, estar en el Seol sería un paraíso.
“¿Por qué no morí yo en la matriz, O expiré al salir del vientre? ¿Por qué me recibieron las rodillas? ¿Y a qué los pechos para que mamase? Pues ahora estaría yo muerto, y reposaría; Dormiría, y entonces tendría descanso,” Job 3:11-13.
De manera que pudiésemos decir que el Apóstol Pablo subió al tercer cielo y bajó al Paraíso.
Cuando dice que fue arrebatado al tercer cielo indica que no fue por sus propios medios sino que fue llevado. De igual forma, cuando dice que fue arrebatado al Paraíso, no indica que el Paraíso queda en el tercer cielo, sino que fue llevado a un lugar que se llama Paraíso o que es un Paraíso; y que al mismo no fue por sus propios medios sino que fue llevado. ¿Dónde está ubicado? El Apóstol Pablo no lo dice; pero por las palabras de nuestro Señor Jesucristo pudiésemos decir que está en el centro de la tierra.
Cabe destacar que el Aposto Pablo tenía conocimiento de la existencia del Seol o un lugar debajo de la tierra, que al igual que en el cielo y en la tierra, allí también hay seres que deben doblar sus rodillas ante Nuestro Señor Jesucristo. Este lugar debajo de la tierra puede bien ser el paraíso al cual Pablo hace referencia que fue llevado.
“para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;” Filipenses 2:10.
Si creemos que Jesucristo ascendió a los cielos también debemos creer que primero descendió a las partes más bajas de la tierra, al hades; de donde Dios lo sacó al tercer día. Esta ida fue en alma, pues su cuerpo estaba dentro del sepulcro y ya había entregado su espíritu a Dios, cuando dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.” Efesios 4:9-10.
“Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido. Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, Y aun mi carne descansará en esperanza; Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción. Me hiciste conocer los caminos de la vida; Me llenarás de gozo con tu presencia. Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción.” Hechos 2:25-31.
“Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción.” Salmos 16:10.
De manera que Jesucristo bajó a las profundidades de la tierra, hasta el Seol o Hades, o lo que él llamó Paraíso, a donde van las almas de los que mueren.
No debemos confundir este lugar llamado Paraíso con lo que relata el libro de apocalipsis como el Paraíso de Dios.
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.” Apocalipsis 2:7.
Primero, este paraíso no estará ubicado en el cielo. Está hablando del lugar, para los santos y salvados, que estará asentado sobre el monte Sion, en Israel, durante el milenio, donde cosa inmunda no entrará.
“En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.” Apocalipsis 22:2.
“Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira.” Apocalipsis 22:14-15.
No podemos ubicar esto en el cielos, pues alrededor de esta ciudad “…los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira…”. No podemos imaginar que esto ocurra allá en los cielos.
Este paraíso es la santa ciudad que Juan vio descender del cielo.
“Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, teniendo la gloria de Dios. Apocalipsis 21:10.
“Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche. Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella. No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.” Apocalipsis 21:24-27.
La escritura llama a esta ciudad Paraíso, y ciertamente no es simplemente por su belleza, sino por la calidad de vida que disfrutarán sus habitantes. No se compara con lo que estarán viviendo los que están fuera ni mucho menos con los que estén en el lugar de tormento.
“Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.” Lucas 13:28.
Es por el contraste de vida que llevarán sus habitantes en relación a los que estarán fuera. Este es el sentido que tiene esta palabra Paraíso. Así lo vemos en las escrituras.
“Ciertamente consolará Jehová a Sion; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto. Estad atentos a mí, pueblo mío, y oídme, nación mía; porque de mí saldrá la ley, y mi justicia para luz de los pueblos. Cercana está mi justicia, ha salido mi salvación, y mis brazos juzgarán a los pueblos; a mí me esperan los de la costa, y en mi brazo ponen su esperanza.” Isaías 51:3-5.
No debemos confundir el Seol o Hades con el Seno de Abraham aun cuando digamos que es un paraíso en comparación con lo que se vive acá en la tierra; mucho menos que allá hay dos compartimentos.
En el Seol las almas no tienen cuerpo y no están en tormento; simplemente están durmiendo. Mientras que en el relato del rico y lázaro hay elementos que dan indicio de que lo que allí se relata no ocurre allá en el Seol. Veamos:
  1. Allí se habla de que el rico mantiene una conversación con Abraham.
  2. Se dice que está siendo atormentado en una llama.
  3. El rico habla que tiene sed, y tiene lengua.
  4. Pide que lázaro moje su dedo en agua.
¿Qué indica todo esto? Que están vivos y tienen cuerpos. En el Seol las almas no tienen cuerpo y aún cuando no están muertas están durmiendo. Este episodio del rico y lázaro se desarrolla después de la resurrección y el juicio en el tribunal de Cristo, y el lugar en que está cada uno es la recompensa después de haber sido juzgados. De esto hablare con detenimiento en otro artículo. Solo adelantaré que la nueva Jerusalén, es el seno de Abraham donde estará lázaro, y el lugar de tormento en el cual está el rico es el infierno.
¿El Seol, un paraíso?
“¿Por qué no morí yo en la matriz, O expiré al salir del vientre? ¿Por qué me recibieron las rodillas? ¿Y a qué los pechos para que mamase? Pues ahora estaría yo muerto, y reposaría; Dormiría, y entonces tendría descanso, Con los reyes y con los consejeros de la tierra, Que reedifican para sí ruinas; O con los príncipes que poseían el oro, Que llenaban de plata sus casas. ¿Por qué no fui escondido como abortivo, Como los pequeñitos que nunca vieron la luz? Allí los impíos dejan de perturbar, Y allí descansan los de agotadas fuerzas. Allí también reposan los cautivos; No oyen la voz del capataz. Allí están el chico y el grande, Y el siervo libre de su señor.” Job 3:11-19.
Estas palabras de Job, hacen pensar que el Seol es un lugar paradisiaco en comparación con las cosas que se viven acá en la tierra. No hace distinción entre buenos y malos, solo relata la paz que allí tienen las almas.
“Allí los impíos dejan de perturbar, Y allí descansan los de agotadas fuerzas. Allí también reposan los cautivos; No oyen la voz del capataz. Allí están el chico y el grande, Y el siervo libre de su señor.” Job 3:17-19.
Esto es lo más cercano a un paraíso del que estarán muchas almas. Por supuesto no se compara con la dicha y gloria que experimentaremos los salvados después de ser resucitados, pero si un aliciente para tantas almas que viven atormentadas en este mundo.

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