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La segunda resurrección

La Segunda resurrección
Apocalipsis 20:5.
“Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Ésta es la primera resurrección.”
“Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Ésta es la muerte segunda.” Apocalipsis 20:12-14.
Este proceso, de entrega de los muertos, al fin de los tiempos, poco después del milenio, nos deja ver que no todos los muertos resucitaron en la primera resurrección. En esta segunda, y última resurrección, saldrán los que antes no habían resucitado, y esto no es que sea obvio, es para resaltar que no incluye a ninguno de los que resucitaron en la primera resurrección, porque sobre estos la muerte primera no vuelve a enseñorearse, incluso de los malos. Los que, como consecuencias del juicio en el tribunal de Cristo fueron lanzados en el lugar de tormento, no mueren otra vez por la muerte primera sino hasta que llegue la muerte segunda, como consecuencia del juicio en el gran trono blanco.
Esto no es inmortalidad, se trata de una disposición de Dios que aun los malos no mueran mientras estén en tormento.
“donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.” Marcos 9:44.
Si la muerte se enseñorease de ellos mientras están en tormento, entonces no tendría sentido el tormento.
Así que aquellos que resucitarán en la venida de Cristo, para presentarse ante el tribunal de Cristo, después de este juicio, no morirán hasta que sean juzgados en el trono blanco. La recompensa que recibieron fue consuelo o tormento, según el caso, no fue muerte. Después del milenio, sólo los malos pasarán por la muerte segunda. Ellos forman parte de los que resucitaron en la primera resurrección junto con los justos; pero todos los que estaban muertos no resucitaron, aún quedaron algunos en el Seol y durante el milenio irán muchos otros.
No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito.” Isaías 65:20.
Aún cuando en las sagradas escrituras no aparece la expresión “segunda resurrección” podemos inferirla al leer que dice que “los otros muertos no volvieron a vivir”, dando por sentado de que no todos van a resucitar en la primera resurrección; y es interesante porque, aun cuando en el ambiente cristiano se habla de una segunda resurrección, no todos están de acuerdo en quienes serán los que resucitarán en esta segunda resurrección. ¿A quienes se refiere con la expresión los otros muertos? ¿Quiénes son estos que se encuentran en el Seol? Los que no hicieron ni bien ni mal y todos aquellos que mueran durante el milenio también saldrán al final de los tiempos.
Recuerde que, no habrá muerte para los que están dentro de la ciudad que descendió del cielo, comiendo del fruto del árbol de la vida, pero para el resto de la humanidad, que estará por fuera de la ciudad, que necesitan de las hojas del árbol de la vida para curar sus enfermedades, ellos están sujetos a pasar por la muerte primera.
Tampoco se trata de los malos que resucitaron y fueron juzgados por Jesucristo.  Durante el tiempo que estarán en tormento, permanecerán vivos en cuerpo y alma, conscientes, para poder padecer su castigo. Estos podrán ser vistos de todos los hombres que están viviendo durante el milenio.
“Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre.” Isaías 66:24.
“Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre.” Apocalipsis 14:9-11.
Allí en el lugar de tormento no hay muerte, de modo que saldrán de allí al momento que sean requeridos por Dios para ser presentados ante el gran trono blanco. Cuando dice por los siglos de los siglos no significa que no llegará a término el tiempo de tormento, sino que acaba con el juicio en el trono blanco.
“Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.” Apocalipsis 20:15.
Con la segunda resurrección, no quedará muerto de ninguna de las edades ni de ningún tiempo atrapado en el Hades, en el mar o en el lugar de tormento o infierno. La promesa es que los malos serán extinguidos, y eso debemos esperar; esté en el Hades, en el mar, en el lugar de tormento o infierno, de allí serán sacados para, después de ser juzgados, ser sentenciados al lago se fuego, a la muerte segunda.
“Vi yo al impío sumamente enaltecido, Y que se extendía como laurel verde. Pero él pasó, y he aquí ya no estaba; Lo busqué, y no fue hallado. Considera al íntegro, y mira al justo; Porque hay un final dichoso para el hombre de paz. Mas los transgresores serán todos a una destruidos; La posteridad de los impíos será extinguida.” Salmos 37:35-38.
Esto no es lo que sucede cuando vemos que fueron lanzados al lugar para ser atormentados, allí su gusano nunca muere, por lo tanto no se está refiriendo a la misma situación que habla el libro de los salmos 37, donde dice: “…La posteridad de los impíos será extinguida.” Se hace necesario que esas personas, que resucitaron en la primera resurrección, y pasaron por un tormento, sean lanzadas a un lugar donde si podrán experimentar la extinción, y este lugar es el lago de fuego donde la muerte segunda destruye el cuerpo y el alma. Esto es extinción, aunque los busques no serán hallados.
En esta segunda resurrección, al igual que en la primera, las almas serán revestidas de cuerpo. Esto es algo que debemos tener bien claro: Dios creó las almas para que mientras estén despiertas permanezcan revestidas por un cuerpo. Esta es la razón por la que, cuando el cuerpo muere, las almas desvestidas son llevadas al Seol donde permanecen durmiendo.
Esta segunda resurrección, para aquellos que aun no habían resucitado, traerá como consecuencia que todos los seres humanos sean llevados al cielo, y aun más, sean presentados ante Dios.
De igual modo, la promesa para los salvados, es que se les conceda vida, que la muerte segunda no se enseñoree de ellos. Por esto es necesario que también los salvados sean presentados ante Dios en el gran trono blanco, donde Jesucristo se encargará de presentarnos delante de Dios y de sus ángeles.
“El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.” Apocalipsis 3:5.
Ciertamente ya los que resucitaron para vida pasaron por un juicio, el tribunal de Cristo, pero es necesario que pasemos por el juicio del Trono blanco. Claro está, no serán juzgados por la misma causa.
Igual que en la primera resurrección, en esta segunda resurrección habrá cuerpos vivificados y resucitados para que el alma pueda ser presentada a juicio. No estoy hablando de cuerpos inmortales ni eternos, simplemente sin corrupción. La corrupción es simplemente el proceso mediante el cual se deshace un elemento, en este caso un cuerpo. Job lo plantea con estas palabras, al describir la condición en que se encontraba mientras estuvo enfermo:
“A la corrupción he dicho: Mi padre eres tú; A los gusanos: Mi madre y mi hermana.” Job 17:14.
Cuando alguien muere se produce un proceso de descomposición, se deshace ese cuerpo por medio de la putrefacción, se pudre. Cuando los cuerpos sean resucitados no van a estar podridos, no saldrán como pintan supuestos seres llamados zombis, a quienes les cuelga pedazos de carne y se les ven los huesos. No; si así fuese, entonces los cuerpos resucitaron corruptibles, corruptos, podridos. Lo que está prometido que ocurrirá es una vivificación, se le volverá a dar vida al cuerpo y saldrán de las tumbas como si nunca se hubiesen podridos, esto es llamado incorruptible. Cuerpos capaces de experimentar igualmente emociones, dolores placeres como hoy podemos experimentar.
Ahora bien, igual que en la primera resurrección, acá resucitarán buenos y malos. ¿Cómo así? Tome en cuenta que uno de los libros que se abrirá en el trono blanco es el libro de la vida, para ser usado durante el juicio. Si todos los que resucitaron en la segunda resurrección no están inscritos en el libro de la vida el versículo dijera: como ninguno se hallo inscrito en el libro de la vida fueron lanzados al lago de fuego, pero no dice así. Claramente dice: “Y el que no se halló…”
“Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.” Apocalipsis 20:15.
Esto quiere decir que habrá gente, de los que resucitaron en la segunda resurrección que se les concederá vida, según las bondades y misericordia de Dios, según sus justos juicios. Dios determinará a quien le concede vida y a quién no en este juicio.
“Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.” Romanos 9:15.
¿Entonces habrá otros que se salvarán en otro momento? Hasta ese momento nadie ha sido declarado salvo. Por la fe creemos que somos salvos, pero aun no se ha dictaminado la sentencia.
“que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.” 1ra de Pedro 1:5.
La salvación viene como resultado de creer al evangelio, de ser perdonados de nuestros pecados, producto de un acto de rectificación. Usted y yo hemos procurado la salvación. Hemos renunciado al pecado y, por el sacrificio en la cruz del calvario, somos limpios de todo pecado; algunos tan pecadores que, diría el Apóstol Pablo:
“habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.” 1ra Corintios 1:13.
“Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna.” 1ra Corintios 1:15-16.
“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” 1ra Corintios 6:9-11.
Sin duda, necesitábamos salvación. Pero ahora, medite en esto: Aquellos que no resucitaron en la primera resurrección, que su estadía en el cuerpo ha sido tan corta, que no hicieron ni bien ni mal, esas personas no fueron resucitadas en la primera resurrección. Ellos no tienen razón porque ser atormentados ni porque ser consolados, que es la sentencia del tribunal de Cristo, por lo que esperan directamente el juicio en el gran trono blanco.
“Aunque el hombre engendrare cien hijos, y viviere muchos años, y los días de su edad fueren numerosos; si su alma no se sació del bien, y también careció de sepultura, yo digo que un abortivo es mejor que él. Porque éste en vano viene, y a las tinieblas va, y con tinieblas su nombre es cubierto. Además, no ha visto el sol, ni lo ha conocido; más reposo tiene éste que aquél. Porque si aquél viviere mil años dos veces, sin gustar del bien, ¿no van todos al mismo lugar?” Eclesiastés 6:3-6.
Cuando la muerte se enseñorea de ellos, ciertamente van al mismo lugar, su alma va al Seol, pero no será juzgado en el tribunal de Cristo; puesto que no han hecho nada por lo que ser juzgado mientras estaba en el cuerpo, nada malo por lo que ser atormentados y nada bueno por lo que ser consolados.
“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.” 2da Corintios 5:10.
No sufrieron tormento mientras vivieron por lo que deban ser consolados ni atormentaron a nadie para que se les pague igual. No escucharon el evangelio para creer en él o rehusar creer. Ellos, serán despertados para el juicio final, en el gran trono blanco.
Estos, que no se pueden catalogar de buenos o malos, pues nada han hecho, resucitarán en la segunda resurrección junto con los malos que no han resucitado y todos aquellos que no fueron juzgados en el tribunal de Cristo.
“Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.” Apocalipsis 20:12.
Tome en cuenta que Dios es consciente de esta condición, y de otras, en las que nacen muchos seres humanos que les impide estar consciente cien por ciento de sus actos. ¿Los condenará usted que vino con todas sus facultades?
“Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?” Éxodo 4:11.
Si Dios está consciente de los que no pueden hablar y de los que no pueden oír, ¿no sabrá de la existencia de los que tienen otra condición más dificultosa? Claro que lo sabe, y es inevitable que un día ellos también se presenten ante Dios para rendir cuenta. ¿Qué recompensa les dará? Está en su sola potestad. Sírvannos las palabras que le dijera Dios a Moisés, cuando quiso obligar a Dios que perdonara al pueblo que había pecado.
“Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro, que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito. Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro.” Éxodo 32:31-33.
“Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente.Éxodo 33:19.
En relación a que cuerpo traerán los malos, algunos piensan que será diferente al que traerán los que resuciten en la primera resurrección, que será quejumbroso y doloroso, pero esto no es cierto. De igual modo, no es que el cuerpo con el que resucitaron los buenos ya no siente dolor, ni hambre, entre otras cosas. Lo que sucede es que en el lugar donde estarán los buenos no hay nada que les cause dolor, o llanto, o tristeza. Lo que cambian son las circunstancias, no el cuerpo. El proceso de volver a darle vida a los cuerpos es igual para todos los casos. Luego de que se les confiera vida al cuerpo serán resucitados. ¿Y la vida eterna? ¿Y la inmortalidad? No dice la escritura que es  inmediatamente al resucitar, ni los buenos ni los malos, ya vienen con vida eterna. Los cuerpos no resucitan indestructibles. La vida eterna es una sentencia después del juicio, primero tienen que ser juzgados. Gozar de inmortalidad es consecuencia de una decisión que se dictamina en un juicio y no es inmediatamente al ser resucitados. (Ver artículo La inmortalidad).
“Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; porque no hay acepción de personas para con Dios. Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados.” Romanos 2:5-13.

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