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Luego el fin

Luego el fin
1ra Corintios 15:24-25.
“Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.”
La necesidad que existe de escribir sobre este tema es que algunos piensan que no habrá un fin, que luego que Jesucristo empiece a reinar en esta tierra será para siempre, que se perpetuará la existencia sobre esta tierra. Pero ¿Por qué habla la biblia de mil años como el tiempo de reinado de Cristo? ¿Porqué dice: luego el fin? ¿Será que no se acabará esto que conocemos?
“No se calmará el ardor de la ira de Jehová, hasta que haya hecho y cumplido los pensamientos de su corazón; en el fin de los días entenderéis esto.” Jeremías 30:24.
“Tú, hijo de hombre, así ha dicho Jehová el Señor a la tierra de Israel: El fin, el fin viene sobre los cuatro extremos de la tierra.” Ezequiel 7:2.
Este fin ¿Qué implica? 
Este fin involucra varias cosas totalmente diferentes, pero que todas llegarán a su fin. La primera es el periodo de Jesucristo como el más excelso de los reyes de la tierra, un poco pero no mucho, más allá de mil años. Por eso dice:
“…porque preciso es que él reine hasta…”
Esta expresión nos indica que hay un término, luego de esto no reinará más.
Lo segundo a lo que se refiere el fin es al de todas las cosas. Algunos hablan de la terminación del gobierno humano, un cambio en el sistema de gobierno, cuando la biblia habla del fin, pero la escritura dice: “…el fin de todas las cosas…”
“Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.” 1ra Pedro 4:7.
Al insinuar que solo es el fin del gobierno humano o un cambio de gobierno niegan que estas cosas que hoy vemos vayan a ser destruidas. Incluso, al instalarse el reino de Jesucristo, declarar que es el fin del gobierno humano, es contradecir las escrituras que dice que Jesucristo es un ser humano. Si mientras gobierne Jesucristo no habrá gobierno humano entonces Jesucristo no sería humano, pero Jesucristo no ha dejado de ser un ser humano y reinará solo por mil años.
El fin implica extinción de las cosas que conocemos para crear cosas nuevas.
De igual manera habla de “…en el fin de los días…”, dando a entender que los días se acabarán. Si tomamos en cuenta el sistema humano, de días y noches, sólo está limitado a este planeta tierra.
“Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno.” Génesis 1:14-18.
El sistema de día y noche es propio de la tierra, establecidos por las lumbreras. Al ser extinguidos tanto el sol como la luna, se acabarán los días. Óigame bien, no estoy hablando que se acabará la existencia de la vida, sino del sistema de día y noche. Allá en el trono de Dios no hay día ni noche, ni alumbra el sol o luna. Allá el resplandor de la gloria de Dios lo ilumina todo.
El fin será después del reinado milenial.
“Y cuando oigáis de guerras y de sediciones, no os alarméis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente.” Lucas 21:9.
Podemos estar seguros que aún falta algo de tiempo para que llegue el fin. Que todas estas cosas que ya se oyen como guerras, hambre, terremotos, entre otras, ninguna de estas cosas provocarán el fin de las cosas ni de los días; es necesario que antes del fin se presenten todas estas cosas. Por eso dice: “…el fin no será inmediatamente…”
Para que se termine el reinado de Jesucristo deben pasar al menos mil años; para que se terminen los días y las noches deben ser deshechos el sol, la luna y las estrellas y para que se terminen todas estas sosas la tierra debe ser fundida.
“Alzad a los cielos vuestros ojos, y mirad abajo a la tierra; porque los cielos serán deshechos como humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir, y de la misma manera perecerán sus moradores; pero mi salvación será para siempre, mi justicia no perecerá.” Isaías 51:6.
“Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.” 2da Pedro 3:10-13.
Cuando esta tierra sea deshecha, ¿estarán los salvados sobre ella? Sin lugar a duda seremos sacados de acá antes que sean destruidas todas estas cosas,  nos sacarán de aquí. Pero, preste atención, no es para llevarnos a vivir en el cielo ni mucho menos permanecer para siempre alrededor del trono de Dios, es para que después del juicio en el trono blanco seamos llevados a vivir en una nueva tierra con unos nuevos cielos. (Ver artículo renovación o una tierra nueva)
Aun cuando fue Dios quien le prometió a David que levantaría a un hijo suyo por Rey sobre Israel, y el reinado de Jesucristo por mil años es el cumplimiento de esta promesa, debemos tener bien claro que el sistema de gobierno con un rey al frente del pueblo no fue establecido por Dios. Dios designaba un sacerdote por medio del cual regía la nación.
La designación de Saúl como rey fue producto del desprecio del pueblo hacia Samuel y contra Dios mismo.
“Entonces todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Ramá para ver a Samuel, y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones. Pero no agradó a Samuel esta palabra que dijeron: Danos un rey que nos juzgue. Y Samuel oró a Jehová. Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos. Conforme a todas las obras que han hecho desde el día que los saqué de Egipto hasta hoy, dejándome a mí y sirviendo a dioses ajenos, así hacen también contigo. Ahora, pues, oye su voz; mas protesta solemnemente contra ellos, y muéstrales cómo les tratará el rey que reinará sobre ellos.” 1ra Samuel 8:4-9.
“Pero vosotros habéis desechado hoy a vuestro Dios, que os guarda de todas vuestras aflicciones y angustias, y habéis dicho: No, sino pon rey sobre nosotros. Ahora, pues, presentaos delante de Jehová por vuestras tribus y por vuestros millares.” 1ra Samuel 10:19.
De manera que, el que haya un rey humano sobre la casa de Israel es por voluntad permisiva de Dios, mas no del todo su agrado. Es el resultado de que Dios le concedió un capricho al pueblo. Este no es el único caso. El propósito de Dios era hablar directamente con su pueblo, pero ellos no quisieron.
“Y aconteció que cuando vosotros oísteis la voz de en medio de las tinieblas, y visteis al monte que ardía en fuego, vinisteis a mí, todos los príncipes de vuestras tribus,  y vuestros ancianos, y dijisteis: He aquí Jehová nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz de en medio del fuego; hoy hemos visto que Jehová habla al hombre, y éste aún vive. Ahora, pues, ¿por qué vamos a morir? Porque este gran fuego nos consumirá; si oyéremos otra vez la voz de Jehová nuestro Dios, moriremos. Porque ¿qué es el hombre, para que oiga la voz del Dios viviente que habla de en medio del fuego, como nosotros la oímos, y aún viva? Acércate tú, y oye todas las cosas que dijere Jehová nuestro Dios; y tú nos dirás todo lo que Jehová nuestro Dios te dijere, y nosotros oiremos y haremos. Y oyó Jehová la voz de vuestras palabras cuando me hablabais, y me dijo Jehová: He oído la voz de las palabras de este pueblo, que ellos te han hablado; bien está todo lo que han dicho. ¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!” Deuteronomio 5:23-29.
Aun cuando Dios lo permitió, no era el plan o propósito original de Dios. Dios quería hablar directamente con todo el pueblo.
Un rey humano, gobernando sobre los hombres, es parte del deseo del ser humano de sustituir a Dios. Un rey que les escuche, les resuelva los problemas, pelee sus batallas, en fin que ocupe el lugar de Dios. Este sistema no fue puesto por Dios en la tierra.
“¿Dónde está tu rey, para que te guarde con todas tus ciudades; y tus jueces, de los cuales dijiste: Dame rey y príncipes? Te di rey en mi furor, y te lo quité en mi ira. Atada está la maldad de Efraín; su pecado está guardado.” Oseas 13:10-12.
¿Usted cree que a Dios se le ha olvidado esto? ¿Olvidó la razón por qué puso rey sobre Israel?
Este sistema de rey sobre esta tierra terminará. ¿Cuándo? Después del milenio; cuando Jesucristo entregue el reino.
“Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.” 1ra Corintios 15:24-25.
Fíjese que dice que reinará hasta que haya puesto a todos sus enemigos por estrado de sus pies. Esto marca el fin del reino. No será dejado a otro ser humano, rey o gobierno humano, no lo derrocarán. Jesucristo, voluntariamente, entregará el reino a Dios. No habrá más rey sobre esta tierra.
“Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre,” Daniel 2:44.
Jesucristo sabe que, el sistema de gobierno que Dios quiere para sus hijos es otro diferente al de reyes, por lo que entregará a Dios el reino que Dios le dio.
“Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre…”
Ni Dios, que le dio los reinos de la tierra a Jesucristo para que reinara, tendrá que quitarle el reino a Jesucristo; voluntariamente Jesucristo lo entregará.
Después del milenio viene el fin.
Con el cumplimiento de los mil años del reinado de Jesucristo viene también el fin del reino de Jesucristo en esta tierra. Queda entonces muy poco tiempo para que se dé el fin de los días y el fin de todas las cosas, Hablo de que quedará muy poco ya que el enemigo que será desatado reunirá las naciones para la guerra y Dios no tolerará más esta situación.
“Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar. Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió. Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.” Apocalipsis 20:7-10.
“Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.” 1ra Pedro 4:7.
Dios prometió que crearía nuevos cielos y nueva tierra.
“Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.” Isaías 65:17.
Debemos confiar que Dios lo hará: Dios creará nuevos cielos y nueva tierra.
Permítame decirle que hay quienes dicen que esta tierra va a ser renovada porque cuando el diluvio la escritura dice que fue destruida y no desapareció.
“Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra.” Génesis 9:11.
Dan por sentado que así como con el diluvio será con el fuego, que no consumirá del todo sino que purificará. Déjeme decirle que después del diluvio no se habla de que Dios hizo nueva todas las cosas, antes los mismos árboles reverdecieron, las aguas disminuyeron, pero eran las mismas aguas. Mientras que de la destrucción de todas las cosas dice que serán deshechas para crear cielos nuevos y nueva tierra. ¿Tendremos el privilegio de alabar a Dios mientras hace la nueva creación; como ya ocurrió con los seres que en su momento vieron a Dios hacer lo que hoy conocemos.?
“¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular, Cuando alababan todas las estrellas del alba, Y se regocijaban todos los hijos de Dios?” Job 38:4-7.
La multitud alrededor del trono.
Hay algunas interrogantes que nos podemos hacer referente a la multitud que vio Juan alrededor del trono. ¿Cómo llegaron allí? ¿De dónde venían? ¿Quiénes son?
“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.” Apocalipsis 7:9-10.
“Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Éstos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.” Apocalipsis 7:13-17.
Este pasaje da una descripción de lo que ocurrirá luego del juicio en el trono blanco. Los salvados serán presentados ante Dios. ¿Quiénes son estos? ¿De dónde han venido? Estas interrogantes nos ayudan a saber que estos seres no estuvieron siempre allá. ¿De dónde han venido? Por lo tanto ese evento no es acá en la tierra, salieron de la tierra.
Se encuentran delante del trono, y note usted que dice: el trono de Dios solamente. No dice el trono de Dios y del cordero, como se refiere la escritura al trono de Jesucristo acá en la tierra. El trono donde está ésta multitud es el trono de Dios. 
Cuando habla de Jesucristo, se refiere como el cordero, no como Rey. Jesucristo no está sentado en el trono sino que está en medio del trono. Se refiere al futuro trabajo encomendado a Jesucristo, ya no como rey, ni como sacerdote. Jesucristo hará la función de pastor, nos pastoreará.
Muchos que en la actualidad no son capaces de ponerse bajo la autoridad pastoral de alguien, aquel a quien Dios le ha concedido el ministerio pastoral, manifiestan que les gustaría haber estado en el tiempo de Jesucristo como su discípulo, incluso desean que Jesucristo fuese el pastor de la iglesia donde ellos asisten en lugar del pastor que tienen; no saben lo que dicen, pues si no son capaces de estar bajo la autoridad pastoral delegada en un consiervo porque no la aceptan, otros ni siquiera aceptan que se designen pastores, pues ni por equivocación Jesucristo los pastoreará en el futuro; ya que Jesucristo desde aquí es reconocido como el príncipe de los pastores.
“Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.” 1ra de Pedro 5:4.
Ahora bien, ¿Cómo llegó esta multitud allá arriba? Debemos tener en cuenta que esta multitud no se forma sumando de uno a uno los que van muriendo; no. Ciertamente no está relatada una especie de rapto, ascensión masiva, que nos lleve hasta allá, pero necesariamente debemos salir de acá, de esta tierra. 
¿Razones? Primero, el trono de Dios no está en esta tierra, se encuentra en las alturas. Segundo, dice la escritura que el día del juicio en el trono blanco, ningún lugar  se halló para esta tierra, que está reservada por la palabra de Dios para ser destruida por el fuego. ¿Dónde entonces viviremos? ¿Estaremos para siempre alrededor del trono? No; allí solo estaremos por un corto tiempo, por eso dice: “…y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.” Esto hace referencia al lugar donde iremos a vivir, en una nueva tierra, hasta allí será extendido el tabernáculo de Dios. (Ver artículo Renovación o una nueva tierra). Es en esa nueva tierra donde Jesucristo nos pastoreará, en el nuevo mundo.
Así que, este paso por frente y alrededor del trono de Dios es temporal. ¿Cuánto tiempo? No lo específica las escrituras. Allí no estaremos por mucho tiempo, quizá mientras Dios crea los cielos nuevos y la tierra nueva, pues de esto habla en futuro, no como si ya existiesen; así que no debe ser uno de los planetas que ya conocemos.
Las cosas que hoy conocemos no son eternas, son temporales.
“no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” 2da Corintios 4:18.
“Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.” Isaías 65:17.
Es así el final del reinado de Cristo, el fin de los días y el fin de las cosas que hoy conocemos, el inicio de un nuevo periodo del cual la biblia se refiere como el mundo venidero o siglo venidero. 

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