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María, la madre de mi Señor

María, la madre de mi Señor.
Lucas 1:43.
“¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?”
Hablar de María, en el mundo cristiano, para aquellos que los católicos llaman protestantes, es casi tabú; pocos son los que hacen referencia a María en sus congregaciones. Ellos mismos no se dan cuenta que al dar a Jesucristo una posición que no le pertenece, considerarlo Dios, junto con el grupo católico se llega a la misma conclusión: si María es la madre de Jesús y Jesús es Dios, entonces María es la madre de Dios; así le dan a  esta mujer, mas allá de lo que en realidad fue, el privilegio de haber dado a luz a Dios; una mujer seria la madre de Dios.
Es frecuente escuchar que María es la madre de Dios, como reza el rosario católico: “…santa María madre de Dios…”. Es necesario dejar bien claro que no existe un versículo en la biblia que afirme algo semejante. Nunca dice la escritura que María sea la madre de Dios. ¿Qué problema trae afirmar que María es la madre de Dios? Quien fue primero ¿Dios o su Madre? ¿Tiene acaso Dios madre? ¿Es Dios fruto de un vientre? Si María es antes que Dios ¿Quién creó a María?
En la biblia, María es señalada como la madre de Jesús el Cristo.
No encontramos en la biblia que a María se le haya asignado otra función que la de ser la madre de Nuestro Señor Jesucristo. A ella le tocó aprender a mantenerse en los límites, a no salirse de ellos. ¿Qué haría usted si su hijo o hija hace milagros? ¿Qué si tiene potestad aun sobre los elementos de la naturaleza? ¿Cómo se sentiría? Pues, esto nos podría lleva a querer usar los poderes aún para lo superfluo, o en momentos cuando no es necesario. Ahora, ¿Cómo se sentiría usted, siendo mujer, si fuese la madre de Dios? Bueno, no puedo mostrarle un ejemplo bíblico de esto porque en ninguna parte de la biblia dice que María es la madre de Dios; siempre dice que es la madre de Jesús, el hijo de Dios, y de esto si le puedo mostrar ejemplos.
“Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.” Juan 2:1-4.
Aprovecho este ejemplo para mostrarle que María sabia del poder que se manifestaría por medio de su hijo, pero, ¿Acaso el propósito de la venida de Jesucristo era para solucionar este tipo de cosas? ¿suplir el vino faltante en una boda?
A María le tocó aprender lo que es tener la humildad de cumplir la tarea encomendada sabiendo que somos simplemente instrumentos para honra y gloria de Dios, que no por esto vamos a sacar partido, obtener beneficios o privilegios especiales aquí en la tierra por haber sido usados por Dios para ser bendición.
“Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.” Lucas 1:38.
“Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.” Lucas 2:19.
De igual modo, el poder saber cuando ponerse a un lado, sabiendo que ya terminó la labor, y dejar que Dios use al que debe usar, como dijo Juan el bautista:
“Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.” Juan 3:30.
También podemos ver en estos ejemplos que nunca dice: María la madre de Dios. 
“Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.” Hechos 1:14.
¿Quién es Jesús?
Jesucristo es el hijo de alguien; No solamente de María, sino que es el Hijo de Dios; y no de cualquier Dios, el Hijo del Dios viviente.
“Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” Mateo 16:15-17.
Este conocimiento es lo que creyeron y predicaron los discípulos, y debe ser nuestra enseñanza hoy.
“Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” Juan 6:69.
Ese alguien, de quien Jesucristo es hijo, es el único Dios verdadero. El Dios altísimo es el Padre de Jesucristo. Esto puede sonar extraño para algunos, pero la verdad es que Jesucristo tiene un Padre y un Dios.
“Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.” Juan 20:17.
Si Jesucristo tiene un Padre, no puede ser él su propio Padre y si tiene un Dios no puede ser él su propio Dios.
Este Jesús es nuestro Señor.
En el sermón de Pedro a los gentiles, podemos ver que Dios se encargó de enviar mensaje por medio de un instrumento. Este instrumento, nos dice Pedro, es Señor de todos.
“Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos.” Hechos 10:36.
Este fue el mensaje que predicaron los discípulos y debe ser el nuestro también.
“Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.” 2da Corintios 4:5.
Ya David le llamaba Señor.
“Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies. David mismo le llama Señor; ¿cómo, pues, es su hijo? Y gran multitud del pueblo le oía de buena gana.” Marcos 12:36-37.
Quien hace la referencia de esta porción, que se encuentra en el libro de los Salmos, es el mismo Señor Jesucristo. David, en este salmo dice:
“Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.” Salmos 110:1.
Vemos que David hace una clara distinción entre estos dos personajes: Uno es Jehová y otro es Jesucristo, a quien David se refiere como su Señor “Mi Señor”; por lo tanto no se trata de la misma persona, ni la expresión Señor es sinónimo de Dios.
Como llegó Jesucristo a ser Señor.
Una de las facultades de Dios es que él hace según su sola potestad.
“Mas Dios es el juez; A éste humilla, y a aquél enaltece.” Salmos 75:7.
Esto fue lo que Dios hizo con Nuestro Señor Jesucristo, lo exaltó hasta lo sumo, hasta el nivel más alto que se puede exaltar un ser creado por Dios.
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” Filipenses 2:9-11.
Esta exaltación consistió en hacerle Señor de todos.
“Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.” Hechos 2:36.
Y así quiere Dios que reconozcamos y tengamos a Jesucristo, como nuestro Señor; y esto es para la gloria de Dios Padre. 
Al decirle a nuestro Señor Jesucristo “…siéntate a mi diestra…” le está asignando un sitial de honor, más no le está haciendo Dios.
Leer la exaltación de José, de parte de Faraón, como el Señor de la tierra, nos ayuda a entender lo que hizo Dios con Jesucristo; ya que José es un tipo de Cristo. (Génesis capítulos 41 y 42.)
A Jesucristo le reconocieron como Señor.
“¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?” Lucas 1:43.
“Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.” Juan 20:13.
“Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,” Filipenses 3:8.
Podemos ver en estos tres ejemplos que no solo los seguidores de Jesucristo le reconocían como Señor, sino que Elizabeth, llena del Espíritu Santo, al llegar su prima María a su casa Dijo: “¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?” y aquí, más allá de ser María su prima, encontramos que reconoce que ese ser, que estaba aún en el vientre de María, era Señor de Elizabeth. Así lo reconocían todos los que esperaban la venida de Jesucristo; y así fue anunciado por los ángeles el día de su nacimiento.
“Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.” Lucas 2:10-11.
Jesucristo se reconocía así mismo como Señor.
“Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.” Juan 13:13-14.
Cuando le preguntaron si era Dios, él negó y dijo que era Hijo de Dios.
“¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?” Juan 10:36.
Así vemos que Jesucristo se reconocía como Señor pero no como Dios.
No confunda Señor con Dios.
Si bien Dios también es Señor, no todo el que es señor es Dios. 
Éste es un problema grande que ha llevado a muchos a contradecir las escrituras. Si digo que señor y Dios es lo mismo entonces sería verdad que María es la madre de Dios. La realidad es que Jesucristo es señor pero no es Dios, no es el Señor Dios, sino que Jesucristo es señor y Cristo; y esto es muy diferente. Si Señor y Dios fuesen sinónimos, o palabras equivalente, entonces encontraríamos en la biblia expresiones redundantes que le harían perder el sentido al texto. Veamos algunos ejemplos:
“Ahora pues, Señor Dios nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te hiciste renombre cual lo tienes hoy; hemos pecado, hemos hecho impíamente.” Daniel 9:15.
En esta oración de Daniel, dirigiéndose a Jehová Dios, Daniel le reconoce como señor. Allí le llama “…Señor Dios nuestro…” Si las palabras Señor y Dios son equivalentes entonces al sustituirlas diría: “…Dios Dios nuestro…” o “…Señor Señor nuestro…” pero vemos que dice “…Señor Dios nuestro…” Significa que ellos reconocían a Dios como señor; y esto es correcto. Si fuesen equivalentes o tuviesen el mismo significado no es necesario usar las dos al mismo tiempo, con una es suficiente.
Incluso, en el reclamo que hace Dios al pueblo de Israel les dice que él es Señor.
“El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre?” Malaquías 1:6.
Como este ejemplo encontramos varios, donde la palabra Señor es seguida de la palabra Dios.
“Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos.” Lucas 1:16.
“Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro;” Apocalipsis 19:1.
Estos no son todos los ejemplos, pero, en cada una de las ocasiones donde aparece la expresión “Señor Dios” siempre se refiere a Jehová Dios y nunca a Jesucristo.
Si la palabra Señor es equivalente a Dios entonces, cada vez que en el antiguo testamento se le dice a alguien “señor mío” se le estaría diciendo Dios; cosa que es totalmente absurda pues, como “señor mío”, se le reconoció a reyes, ángeles y otros de menor rango en las sagradas escrituras.
Sólo hay un Señor Dios, y este es el Padre.
Las sagradas escrituras dejan muy claro que solo hay uno que es Señor Dios.
“Éste será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;” Lucas 1:32.
“Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo, Y nos levantó un poderoso Salvador En la casa de David su siervo,” Lucas 1:68-69.
“Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir.” Apocalipsis 4:8.
Este “Señor Dios” es el que levantó a Nuestro señor Jesucristo como salvador, el que está sentado en el trono, el Señor Dios todopoderoso. Jesucristo es “Señor” pero no es el “Señor Dios”, esta distinción sólo se atribuye al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
¿Quieres ser salvo?
En todo aquel que quiera ser salvo debe existir la necesidad de reconocer a Jesucristo como nuestro señor, aparte del Señor Jehová. 
“y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” Filipenses 2:11.
“que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” Romanos 10:9.
Debes hacer la distinción entre quien es el señor Dios y quien es el Señor Jesucristo. (Ver articulo Siervo del Señor de nuestro Señor)
“Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.” 1ra Corintios 8:5-6.
Así podrás afirmar con toda confianza que María, la madre de Jesús, el Hijo de Dios, es la madre de tu Señor, Nuestro Señor.
“Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.” 1ra Juan 4:15.

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