“No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón;
porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad
de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por
fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que
retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del
alma."
Esta situación trae como consecuencia un cambio de
costumbres; y es que el programa de este año para nuestra iglesia ya nos lo
estaba anunciando. Si bien en la iglesia hablamos de cambiar malas costumbres
por buenas costumbres, el cambio que nos impone la situación no hace discriminación,
simplemente nos obliga a cambiar, procuremos que nuestro cambio sea hacia el
bien.
Nos obliga
a dejar de hacer.
Se ha paralizado la mayoría de actividades que
involucran grupos de personas para disminuir el contacto social. Con excepción
del área de la salud, la seguridad y la alimentación, todas las áreas han sido
paralizadas. Se requiere un cambio en el método como se hacen las cosas, una
restructuración. Seguimos necesitando ropa, seguimos necesitando el
conocimiento académico, seguimos necesitando buscar de Dios, seguimos
necesitando el esparcimiento, estos como ejemplos. Pero no tenemos permitido de
reunirnos en grupo. ¿Como satisfacer estas necesidades? Hay que cambiar las
costumbres, cambiar el método como hacíamos las cosas.
Puntualmente en el área que nos compete, como lo es
el servir a Dios, alabarle, adorarle, hasta ahora tenemos por costumbre ir a la
iglesia. ¿Y eso es una costumbre? Si, pero si la Biblia dice que no debemos
dejar de congregarnos como algunos tienen por costumbre. Pues tanto el dejar de
hacerlo como el hacerlo son costumbres. Aun todo lo que se hace en una reunión
de iglesia es parte de las costumbres. Buena o malas, necesarias o no,
provechosas o no, ¿con cuales nos quedaremos?
Eventualmente llegará el momento cuando esta medida
de confinamiento en casa será levantada ¿cuándo? Cuando ya hayamos aprendido a
vivir diferente, con más distancia, con nuevos hábitos, nuevas costumbres. El
miedo a enfermarnos hará que cambiemos las costumbres que teníamos. Un hábito
se logra cuando durante un periodo de veintiún (21) días seguido realizamos una
actividad. Luego de eso la persona se acostumbra a hacer esa actividad. Así que
no espere que el confinamiento en casa dure menos de veintiún (21) días.
¿Que nos ha
mostrado esta situación?
Nos ha mostrado que se puede servir a Dios estando en
casa. Que no necesitamos las paredes del templo para ser verdaderos cristianos.
Con esto no estoy en contra de los templos, no me mal entienda. Lo que ocurre
es que nosotros debemos aprender a ser cristianos todos los días de nuestra
vida y en cualquier lugar donde estemos. ¿Nos arrodillábamos en la iglesia pero
no en la casa?, ¿cantábamos en la iglesia pero no en la casa?, ¿usábamos
lenguaje cristiano en la iglesia pero no en la casa? ¿Vestíamos con modestia y
decoro para ir a la iglesia pero no en la casa? Pues si así tenía por costumbre
usted debe cambiar, debe entender que nuestro cuerpo es el templo del Espíritu
de Dios por lo que es necesario que nuestra conducta sea acorde con lo que
somos.
“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual
está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis
sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en
vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” 1ra Corintios 6:19-20.
Nos ha mostrado que la figura imprescindible en la
iglesia es Dios y no es el pastor o algún líder o profeta. Es necesario que
podamos entender que las creencias en nuestra vida cristiana deben rondar o
estar alrededor de nuestro Dios, Jehová de los ejercitos, y de nuestro Señor
Jesucristo; con ellos es principalmente nuestra comunión.
“lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros
tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el
Padre, y con su Hijo Jesucristo.” 1ra de Juan 1:3.
“y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y
le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.” 1ra de Pedro 1:21.
Nos ha mostrado que debemos mantener nuestra
integridad para con Dios aun cuando los hermanos no nos están viendo. Usted y
yo no tenemos necesidad de que en todo tiempo nos estén exhortando para que nos
conduzcamos fielmente. Job nos muestra lo que es mantenerse firme para con Dios
en todo momento: todos los que vivían a su alrededor le abandonaron.
“Hizo alejar de mí a mis hermanos, Y mis conocidos como
extraños se apartaron de mí. Mis parientes se detuvieron, Y mis
conocidos se olvidaron de mí. Los moradores de mi casa y mis criadas
me tuvieron por extraño; Forastero fui yo a sus ojos. Llamé a mi siervo,
y no respondió; De mi propia boca le suplicaba. Mi aliento vino a ser extraño a
mi mujer, Aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba. Aun los
muchachos me menospreciaron; Al levantarme, hablaban contra mí. Todos mis
íntimos amigos me aborrecieron, Y los que yo amaba se volvieron contra mí.”
Job 19:13-19.
En medio de esta soledad, y con tres amigos que le
señalaban, aún así Job siguió siendo el mismo siervo de Dios, porque sus
creencias estaban cimentadas en el Dios
al cual servía y no en aquellos que le rodeaban.
“Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se
postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y
desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová
bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.”
Job 1:20-22.
“Reasumió Job su discurso, y dijo: Vive Dios, que ha quitado mi derecho,
Y el Omnipotente, que amargó el alma mía, Que todo el tiempo que mi alma
esté en mí, Y haya hálito de Dios en mis narices, Mis labios no hablarán
iniquidad, Ni mi lengua pronunciará engaño. Nunca tal acontezca que yo os justifique;
Hasta que muera, no quitaré de mí mi integridad. Mi justicia tengo asida, y
no la cederé; No me reprochará mi corazón en todos mis días.” Job 27:1-6.
En estos momentos de confinamiento no hay nadie más
que nuestros familiares alrededor nuestro, quizá no tengan las mismas creencia
y el mismo conocimiento que nosotros, tenemos muchos días que no nos reunimos
con alguien que comparta la misma creencia, no nos están viendo, pero el Dios a
quien servimos sigue estando a nuestro lado, sigue siendo el mismo y por eso
debemos mantener nuestra integridad delante de Dios porque él si nos está viendo.
Nos ha mostrado cuanto vale la libertad que hasta
ahora teníamos de reunirnos libremente para honrar al Dios al que servimos; Es
ahora que más valoramos el hecho de podernos reunirnos, pero esto no debe
llevarnos a entrar en pleito con las autoridades por motivos errados. No nos
han dicho que no podemos tener nuestro Dios, No nos han dicho que no podemos
servir a Dios, no nos han dicho que no podemos vivir para Dios, ni que
cambiemos de Dios, simplemente no se nos permite reunirnos para hacer el culto
dentro del templo. ¿Por qué esto ha incomodado tanto a algunos? Porque ellos
solo servían a Dios en el templo y no en otro lugar, porque ellos tienen su
Dios encerrado en el templo, porque no han podido ver al dios que sirven sino en
la figura de su pastor; en fin, la costumbre que tienen por la creencia
equivocada no les permite servir a Dios desde cualquier lugar donde se
encuentre.
Si simplemente nos han impedido, por nuestro bien
físico, reunirnos y nos hemos sentido cohibidos de alabar a nuestro Dios, piense
por un momento cuando llegue el momento que todo culto a Dios sea suprimido por
la bestia ¿Cómo nos sentiremos? ¿Qué será de nosotros?
“Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga
la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el
cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de
culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar
por Dios.” 2da Tesalonicenses
2:3-4.
De esta situación si debemos estar muy pendiente. En
este caso en particular vendrá una prohibición de adorar a Dios; aun no ha
ocurrido. Existe un ejemplo en la biblia de cómo puede ocurrir esto. Se
levantará alguien que ordenará que ya no adoremos a más nadie sino que
solamente a él, al hombre de pecado. Esto si nos afecta en nuestra vida con
Dios. Mire este ejemplo:
“Fueron, pues, reunidos los sátrapas, magistrados, capitanes, oidores,
tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, a la
dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y estaban en
pie delante de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor. Y el
pregonero anunciaba en alta voz: Mándase a vosotros, oh pueblos,
naciones y lenguas, que al oír el son de la bocina, de la flauta, del
tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de
música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha
levantado; y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado
dentro de un horno de fuego ardiendo. Por lo cual, al oír todos los pueblos
el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la
zampoña y de todo instrumento de música, todos los pueblos, naciones y lenguas
se postraron y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había
levantado.” Daniel
3:3-7.
Decisiones como estas, órdenes como estas es de las
que debemos tener mucho cuidado pues tanto la idolatría, como el cambiar a
nuestro Dios, si son un problema para nuestra vida espiritual y a eso si debemos
oponernos. Dios permita que nuestra decisión sea seguir sirviendo sólo al único
Dios verdadero.
Llegaremos una vez mas a un equilibrio.
El problema de esta coyuntura de peligro para la
salud no se limita a la salud. Esto ha impactado el área económica gravemente y
el orden político-social imperante en el mundo. Ha desestabilizado al mundo en
general, por lo que habrá tirantez entre los gobiernos en busca de mantener el
poder y dominio sobre el otro. Se ha perdido el frágil equilibrio, pero se
volverá a conseguir una vez más el equilibrio, de esto no tenga la menor duda.
Estamos en los últimos tiempos y así relató Daniel que vio en la visión
profética:
“Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de
barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas
habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con
barro cocido. Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de
barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil. Así como viste
el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas;
pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro.
Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no
será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y
consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre,” Daniel
2:41-44.
Entrar en un proceso de inestabilidad y caos hasta que
se llegue a un equilibrio es propio de los últimos tiempos, hasta llegarán a
pensar que lograron la paz entre todos los pueblos antes que venga el día del
Señor.
“Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del
Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad,
entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la
mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas,
para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos
de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto,
no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que
duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. Pero
nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza
de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. Porque no nos
ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro
Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que
durmamos, vivamos juntamente con él. Por lo cual, animaos unos a otros, y
edificaos unos a otros, así como lo hacéis.” 1º de Tesalonicenses 5:2-11.
Los entendidos comprenderán
Es necesario que podamos tener bien claro que estos
son los últimos tiempos y que debemos comportarnos como lo amerita el tiempo.
“Muchos serán limpios, y emblanquecidos y
purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos
entenderá, pero los entendidos comprenderán.” Daniel
12:10.
En estos momentos tenemos la necesidad de adaptarnos.
Adaptarnos no significa ser cobardes sino preservar la vida, en este caso la
vida cristiana, la vida en Dios. Les pongo el ejemplo que diera nuestro señor
Jesucristo para el pueblo de Israel: “…el que este en Judea huya a los montes…”
¿Huir? Si; es parte de la adaptación y es necesario para preservar la vida se
debe hacer. No le esta pidiendo que deje de creer, ni que se olvide de Dios,
sino que huya.
“Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de
que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén
en Judea, huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda para
tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su
capa. Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!
Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; porque habrá
entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo
hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería
salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.” Mateo 24:1522.
Esta situación no nos está impidiendo servir a Dios,
ni nos están obligando a abdicar a nuestra creencia en Dios, simplemente nos
limita nuestras reuniones, nuestra asistencia a los templos y predicación por
las calles. Limita el cumplimiento de la comisión. En esta comisión no esta la
de construir templos ni el de asistir a los templos sino que la orden es
predicar. Es necesario hacer una adaptación. Dios permita que podamos volver a
hacer reuniones en los templos, al menos esto no será posible en el corto y
mediano plazo, y ¿mientras tanto que hacemos? Adaptarnos. La adaptación
requiere tiempo, esfuerzo, para poder desarrollar nuevas ideas o formas de
servir a nuestro Dios. No se trata de cambiar lo que hacemos sino como lo
hacemos, es necesario hacer un cambio en el método, en la metodología. Para
darme a entender mejor, piense un poco en ¿Como se hace el culto dentro del
templo? Usted llega al templo, se arrodilla a orar, luego se levanta y se
inicia la dirección del culto que, en partes mas y en partes menos, lleva este
orden: Una oración para iniciar, una lectura de la escritura, una oración de acción
de gracia, unos cantos de adoración, oración por peticiones, unos cantos de
jubilo, oración por el predicador, predica, oración de despedida. Cada uno de
estos pasos es parte o constituyen el método, la forma. Hacer un cambio en este
orden, suprimir o agregar una o más actividad no impide que adoremos a nuestro
Dios. Se trata de Seguir adorando a nuestro Dios con un cambio en el método.
¿Qué ahora no está presente el líder de….? ¿Qué no está presente el pastor? Es
que ninguna persona es imprescindible a la hora de adorar a Dios, quien no
puede ni debe faltar en nuestros cultos es Dios, quien debe recibir la
adoración.
Nuestra fe y esperanza debe estar centradas en Dios,
así si nos impidieran regresar a los templos, o quisieran impedirnos que
adoremos al Dios verdadero no nos veríamos en la obligación de abdicar a
nuestra fe sino que ya hemos aprendido a estar a solas con nuestro Dios, a
estar en lo secreto de él.
“Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha,
para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te
recompensará en público. Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque
ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles,
para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a
tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará
en público. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que
piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a
ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que
vosotros le pidáis.” Mateo 6:3-8.
“Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis
palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la
maldad de sus obras.” Jeremías 23:22.
Al adaptarnos podremos evitar el peligro que estamos
corriendo a raíz de este confinamiento obligatorio.