Si el
Señor Quiere,
Confinamiento
obligatorio.
Santiago 4:13-17.
“¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y
estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que
será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece
por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais
decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora
os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala; y al que
sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.”
La situación que se está viviendo a nivel mundial ha
hecho que muchos seres humanos se den cuenta que el exceso de confianza que
tienen en sus capacidades y habilidades ha sido echado por tierra. La vida en
este mundo se ha centrado en el conseguir y poseer bienes, rodearse de lujos y
placeres porque una porción grande tiene asegurada la comida y el vestido con
sus trabajos. Esta carrera se ha visto amenazada por un agente causante de
enfermedad. Por esto, al impedírseles continuar trabajando salta a la luz las
preguntas ¿Qué comeremos? ¿Cómo pagaremos el alquiler? ¿Cómo pagaremos las
deudas? ¿Cómo cumpliremos con los compromisos adquiridos?
“No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué
beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero
vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.”
Mateo 6:31-32.
Una de las cosas que debemos tener bien presente es
que Dios sabe, tiene conocimiento, está al tanto, que tenemos necesidad de
comer, deber y de vestirnos; es que fue Dios quien le dijo a Adán y Eva lo que
podían comer o no, y les enseñó con el ejemplo, cuando les hizo sus primeros
trajes, como debían vestirse; entonces, sabe que comemos y vestimos.
“Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los
vistió.” Génesis
3:21.
¿No sabrá Dios que necesitamos comer? Dentro de las
especificaciones del diseño que Dios nos hizo incluyó el hecho que necesitamos
comer; y esto no es por placer sino para poder ingresar a nuestro cuerpo los
elementos que necesitamos para funcionar correctamente.
“Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que
está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os
serán para comer.” Génesis 1:29.
Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.” Génesis 3:18.
Y es que nuestros afanes, en la mayoría de los casos,
no son por la comida o la bebida sino por causa de obtener las comodidades que
el ser humano ha desarrollado para vivir en esta tierra. Ya no basta tener una
casa sino todo lo que deseamos tener dentro de ella, y como esto muchas otras
cosas.
Y es que no es malo planificar como alcanzar estas
cosas, lo malo es no tener a Dios incluido en nuestros planes; incluso debemos
saber que no podemos obligar a Dios a darnos los lujos que anhelamos tener.
Dios está comprometido en darnos lo que necesitamos: “…sabe que tenéis necesidad…”
¿son los lujos necesidad? No.
Es necesario aprender a vivir acomedidamente y creyendo
que Dios suplirá nuestras necesidades.
¿Es pecado tener lujos? Cuando ya se ha suplido las
necesidades No; pecado es padecer necesidad por darse lujos y luego pelear con
Dios porque no tenemos la vida que nuestro corazón desea. Sabe Dios que si tuviéramos
riquezas pondríamos nuestra confianza en las riquezas y no en Dios
“A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la
esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo,
que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.” 1ra Timoteo 6:17.
En la medida que vamos poniendo nuestra esperanza en
las riquezas entonces pensamos que podemos conseguir todo lo que queremos, aun
cuando Dios no lo quiera. Cuando reconocemos que existe la posibilidad de que
Dios se oponga a nuestros deseos o al menos que no apruebe nuestras acciones
estamos sometiéndonos a la voluntad de Dios. En muchas ocasiones hacemos las
cosas sin haber tomado en cuenta a Dios y, como él no se ha pronunciado, ha
guardado silencio, pensamos que su silencio es una aprobación de nuestras
acciones. Por el hecho de que seamos siervos e hijos de Dios no debemos pensar
que Dios aprobará todo lo que hagamos, por mas buenas intenciones que tengamos.
Veamos este ejemplo:
“Aconteció que cuando ya el rey habitaba en su casa, después que Jehová
le había dado reposo de todos sus enemigos en derredor, dijo el rey al profeta
Natán: Mira ahora, yo habito en casa de cedro, y el arca de Dios está entre
cortinas. Y Natán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón,
porque Jehová está contigo. Aconteció aquella noche, que vino palabra de
Jehová a Natán, diciendo: Ve y di a mi siervo David: Así ha dicho Jehová:
¿Tú me has de edificar casa en que yo more?” 2da Samuel 7:1-5.
El profeta Natán pensaba que, porque Dios estaba con
David, todo lo que le viniera al corazón de David ya tenia la aprobación de
Dios, y resulta que no es así. Incluso, por muy profeta que era Natán en ese
momento no habló palabra de Dios sino que le dijo a David lo que el pensaba y Dios
le mostró esa noche que ambos estaban equivocados: ni David tenía la aprobación
de Dios en todo lo que le venia a su corazón ni Natán tenía razón en lo que
había dicho. En este caso Dios se pronunció inmediatamente pero en la mayoría
de las veces Dios guarda silencio. Ahora, recuerde esto: Cuando Dios guarda
silencio existe la posibilidad de que no esté de acuerdo con nosotros, y no es
que esté trabajando. Aprovecho para decirle que e la biblia relata momentos
donde Dios esta trabajando y antes que en silencio su potente voz se escucha en
toda su creación mientras da la orden para que se ejecute.
“Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé
semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en
él, sobre la tierra. Y fue así.” Génesis 1:11.
Ahora bien, su silencio no es necesariamente su
aprobación.
“Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes, Y que
tomar mi pacto en tu boca? Pues tú aborreces la corrección, Y echas a tu
espalda mis palabras. Si veías al ladrón, tú corrías con él, Y con los
adúlteros era tu parte. Tu boca metías en mal, Y tu lengua componía engaño.
Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano; Contra el hijo de tu madre
ponías infamia. Estas cosas hiciste, y yo he callado; Pensabas que de cierto
sería yo como tú; Pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos.” Salmos 50:16-21.
Y es que Dios nos ha dado el juicio para distinguir
entre lo bueno y lo malo, para hacer lo que a Dios agrada, por esto no tiene
que estar aprobando o rechazando cada acción que hagamos en el momento que la
hagamos; nos deja que elijamos.
“Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha
decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no
hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su
deseo, y tú te enseñorearás de él.” Génesis 4:6-7.
Dios
espera que vivamos en esta vida de manera tal que él cumpla lo que nos ha
prometido.
“Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no
hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme
y hace justicia.” Hechos 10:34-35.
“Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, Y él aprueba su
camino. Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, Porque Jehová
sostiene su mano. Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo
desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan. En todo tiempo tiene misericordia,
y presta; Y su descendencia es para bendición.” Salmos 37:23-26.
Aun cuando Dios está comprometido con aquellos que le
aman llega el momento donde les facilita las cosas, les acorta la vida para que
no sufran. ¿Pensó que diría que le daría comodidades? No; la verdad es que le
acorta la vida.
“Perece el justo, y no hay quien piense en ello; y los
piadosos mueren, y no hay quien entienda que de delante de la aflicción
es quitado el justo. Entrará en la paz; descansarán en sus lechos todos los
que andan delante de Dios.” Isaías 57:1-2.
No ha prometido Dios vida permanente viviendo en este
mundo rodeado de maldad y pecado, así que incluye la muerte para que al
despertar obtengamos algo mejor.
“Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se
avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.”
Hebreos 11:16.
Somos del Señor, ya no somos de nosotros.
Es una necesidad poder
entender que, luego que hemos muerto al pecado, ya no nos pertenecemos a
nosotros mismos. Esto nos daría la tranquilidad que el mundo no entiende, pues
el Dios de quien somos y a quien servimos obrará a nuestro favor y, del mismo
modo que provee para el resto de su creación, proveerá para nuestras
necesidades, pero más aún, debemos entender que Dios permitirá que en algún
momento mengüen las provisiones para que podamos demostrar nuestra integridad
para con Dios. El ejemplo de Elías, que fue alimentado por Dios a través de
cuervos, y bebía del arroyo, nos ayuda a entender que somos de Dios pero hay
momentos de escasez que también nos puede tocar.
“Pasados algunos días, se secó el arroyo,
porque no había llovido sobre la tierra.” 1ra de Reyes 17:7.
Del mismo modo Dios,
eventualmente permitirá que la muerte se
enseñoree de nosotros para que se cumpla su palabra. Lo importante es que
entendamos que cualquiera sea la situación somos del Señor, le pertenecemos.
“Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues
si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así
pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.” Romanos 14:7-8.
Cuando entendemos que
somos del Señor entonces en todo momento nuestro actuar será procurando hacer
la voluntad de él; así podremos decir: si el Señor quiere o lo permite. No
seremos hallados luchando en contra de las palabras de Dios, de sus decisiones,
como relata la escritura de Ezequías:
“En
aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías
hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y
no vivirás. Entonces él volvió su rostro a la pared, y oró a Jehová y dijo:
Te ruego, oh Jehová, te ruego que hagas memoria de que he andado delante de ti
en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho las cosas que te agradan. Y
lloró Ezequías con gran lloro. Y antes que Isaías saliese hasta la mitad del
patio, vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo: Vuelve, y di a Ezequías,
príncipe de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: Yo he oído
tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día
subirás a la casa de Jehová. Y añadiré a tus días quince años, y te libraré a
ti y a esta ciudad de mano del rey de Asiria; y ampararé esta ciudad por amor a
mí mismo, y por amor a David mi siervo. Y dijo Isaías: Tomad masa de higos. Y
tomándola, la pusieron sobre la llaga, y sanó.” 2da Reyes 20:1-7.
Que bueno hubiese sido que
Ezequías aceptara la voluntad de Dios para su vida porque él era del Señor
mientras vivía o si moría también a Dios le pertenecía.
Esta situación que vivimos debería llevarnos a
depender más de Dios.
Esto es lo que debiéramos
vivir cada uno de nosotros, ya que en realidad somos del Señor.
“¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a
tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no
sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina
que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual
deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.”
Santiago 4:13-15.
¿Cuantos planes se han roto con esta situación? ¿Como
ha trastocado a la iglesia? Incluso ¿como ha cambiado la relación de las
personas con la iglesia?
Pastores que por muchos años satanizaron el que
alguien no asistiera a un culto, ya estaban en pecado, ahora no saben como
decirles que se queden en casa, que no hay problema. Enseñaron a los miembros a
buscar a Dios solo en los templos, incluso a depender de la presencia del
pastor antes que de la presencia de Dios. La presencia del pastor era garantía
de la presencia de Dios.
Miembros que esperan con ansias que el pastor les envíe
la predica dominical en directo por medios electrónicos, al colmo de que usted
debe vestir como si fuese a ir a la iglesia y esperar la transmisión en vivo
del pastor.
Pastores desafiando a las autoridades y otros
confinados a regañadientes, enseñando a los miembros a ser rebeldes a las
autoridades, al convocarlos a reuniones en la clandestinidad e incluso
públicamente. El espíritu de rebeldía se manifiesta contra todo aquello que sea
autoridad. Y es que obedecer a las autoridades no es porque necesariamente
compartamos la misma creencia, lo importante es que podamos mantener nuestra
integridad para con Dios en cualquier situación, sea buena o sea mala.
Cuantas inconsistencias de las cosas que a diario
hacemos ha sacado a relucir esta situación de confinamiento en nuestras casas
cuando las confrontamos con la Biblia. No
queremos perder las tradiciones, las costumbres pero es necesario entender que
las cosas no volverán a ser iguales otra vez.
Esta situación traerá un nuevo orden, una nueva forma
de hacer las cosas producto de la adaptación hasta que se pueda lograr el
equilibrio.
Muchos no estarán mañana con nosotros, solo aquellos
que están en condiciones de reponerse a la infección podrán contar lo que
vivieron. Otros aprovecharán la coyuntura para no volver a congregarse, algunos
se convencerán que ir a la iglesia no es para ellos; esto a la larga mostrará quienes
son del Señor, y no es por que asista o no al templo sino porque aprovechan
para apartarse.
También esta situación nos ayuda a ver cuanto estábamos
atendiendo a aquellos que no podían ir al culto. Esas personas ancianas que
fueron fieles a la iglesia por tantos
años pero que ahora en su vejez su condición física, sus recursos económicos,
no les permite congregarse ¿Cómo se siente que de la noche a la mañana no se
puede tener contacto con aquellos que por tanto tiempo hemos llamado hermanos
porque nos encontrábamos en la iglesia? ¿Por qué no hacíamos el mismo esfuerzo
por hacerles llegar una predica o unas alabanzas como ahora lo hacemos con
aquellos que no están enfermos?
Nos ayuda a ver cuan mal acostumbrados estábamos a ir
a la iglesia como vamos al supermercado.
¿Acaso Dios no sabia lo que está ocurriendo en la
tierra antes de esta situación?
“Porque sus ojos están sobre los caminos del hombre, Y ve todos sus
pasos.” Job
34:21.
“Puesto que no son ocultos los tiempos al Todopoderoso, ¿Por qué los que
le conocen no ven sus días? Traspasan los linderos, Roban los ganados, y los
apacientan. Se llevan el asno de los huérfanos, Y toman en prenda el buey de la
viuda. Hacen apartar del camino a los menesterosos, Y todos los pobres de la
tierra se esconden. He aquí, como asnos monteses en el desierto, Salen a su
obra madrugando para robar; El desierto es mantenimiento de sus hijos. En el
campo siegan su pasto, Y los impíos vendimian la viña ajena. Al desnudo hacen
dormir sin ropa, Sin tener cobertura contra el frío. Con las lluvias de los
montes se mojan, Y abrazan las peñas por falta de abrigo. Quitan el pecho a los
huérfanos, Y de sobre el pobre toman la prenda. Al desnudo hacen andar sin
vestido, Y a los hambrientos quitan las gavillas. Dentro de sus paredes
exprimen el aceite, Pisan los lagares, y mueren de sed. Desde la ciudad
gimen los moribundos, Y claman las almas de los heridos de muerte, Pero Dios no
atiende su oración.” Job 24:1-12.
Vemos como Dios está al tanto de todo lo que está
aconteciendo en esta tierra; y si ya Job sabía que todo esto acontecía en
aquellos tiempos ¿Qué cree usted que esta aconteciendo en este tiempo?
“Desde los cielos miró Jehová; Vio a todos los hijos de los
hombres; Desde el lugar de su morada miró Sobre todos los moradores de la
tierra. Él formó el corazón de todos ellos; Atento está a todas sus obras.”
Salmos 33:13-15.
“¿Quién como Jehová nuestro Dios, Que se sienta en las alturas, Que
se humilla a mirar En el cielo y en la tierra?” Salmos 113:5-6.
Se convocan a cadenas de ayuno, cadenas de oración,
se hacen clamores desde todo lugar ¿Acaso Dios no sabe lo que está ocurriendo?
Esta situación no se detendrá porque un grupo de cristianos le ordene a Dios que
quite esta enfermedad o que elimine el virus. Observe que esta enfermedad no
esta haciendo distinción de edad ni de color, de raza o linaje, creyente en
Dios o no creyente en Dios. Esta situación está ocurriendo para ayudar a crear
las condiciones que operaran en los días antes del regreso de nuestro Señor
Jesucristo a esta tierra. Hay un equilibrio muy frágil y llevará a otro
equilibrio también frágil, pero que no impedirá que los que somos del Señor
sigamos siendo del Señor, antes permitirá que hagamos aun más firme nuestra
elección, pues sabemos que está cerca nuestra redención.
Todo cambio se encontrará con resistencia, en
especial de aquellos que están bien aferrados a las tradiciones y costumbres
que han hecho por muchos años, pero esto no impedirá que se establezcan unas
nuevas costumbres en el mundo a las cuales nos tendremos que adaptar, aunque nunca
lleguemos a adoptar como propias las nuevas creencias que serán la base de las
nuevas costumbres, porque van dirigidas en contra de la verdad del evangelio.
El cambio llevará a que costumbres de la mayoría
pasen a ser minoría y costumbre de la minoría pasen a ser ahora de la mayoría.
¿Qué aprendemos con el confinamiento obligatorio?