1ra
Corintios 14:15
“¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el
entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el
entendimiento.”
Uno de los tres componentes del ser, el espíritu,
tiene una capacidad de la que poco se habla y que es necesario que conozcamos
bien, para poder establecer la diferencia y discernir quien está hablando o con
quien estamos conversando en un momento dado. A menudo, cuando oímos la voz de
alguien a quien conocemos bien, con quien hemos hablado frecuentemente, ya no
hace falta que estemos viendo el cuerpo de esa persona para saber quien nos
está hablando. Esto ocurre cuando hablamos por teléfono, al escuchar la voz
inmediatamente relacionamos lo que estamos escuchando con una persona que ya
conocemos. ¿Que ocurre si no conocemos a la persona que nos habla? Que fácilmente
podemos ser engañados, alguien mas se puede hacer pasar por una persona que no
es. En el caso de que los tonos de voz de dos personas sean muy parecidos
entonces acudimos a frases, muletillas incluso conocimiento muy
personal que pueda tener una persona en particular para discernir
quien nos está hablando en verdad.
Cuando nos referimos al espíritu, ya sea humano
o de otro ser, encontramos que también tienen la capacidad de hablar, de poder
comunicarse, de transmitir un mensaje.
En este sentido analicemos como hablan los diferentes
espíritus empezando por el espíritu del hombre.
El espíritu
del hombre.
Es natural que veamos a un ser humano hablando,
articulando palabras para transmitir un mensaje y comunicarse con los que le
rodean, sean otros seres humanos, el resto de la creación o simplemente comunicarse
con Dios. Esta función es llevada a cabo por el alma de forma conciente, con un
lenguaje coherente, con un código que comparte en común con los que le rodean,
para poder hacerse entender. Si el lenguaje no es común entre los que hablan no
pueden ponerse de acuerdo, no podrán permanecer juntos.
“Y descendió Jehová para ver la ciudad y
la torre que edificaban los hijos de los hombres. Y dijo Jehová: He aquí
el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado
la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado
hacer. Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que
ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció Jehová
desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.” Génesis 11:5-8.
Vemos que, para permanecer juntos, es necesario poder
entender el lenguaje en que se comunican los mensajes. El componente del ser
que de forma habitual utiliza, voluntariamente, el lenguaje es el alma, fue
este lenguaje el que Dios les confundió en la porción antes citada. El Alma se
vale de las estructuras del cuerpo para poder emitir fuertemente sonidos que se
traducen en lenguaje por medio del cual nos comunicamos y nos damos a entender.
En esto no hay error posible, transmitimos lo que pensamos y sentimos con
palabras.
También es necesario entender que cuando vivimos para
Dios, nuestra alma anhela estar en la presencia de Dios, desea ardientemente
hacer aquello que nos acerque a la presencia de Dios, llámelo oración, lectura,
vigilia, ayuno, canto; este deseo proviene de nuestra alma, no de nuestro espíritu.
“¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos! Anhela mi
alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; Mi corazón y mi carne
cantan al Dios vivo.” Salmos 84:1.
“Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed
de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas, Para
ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario. Porque mejor
es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán.” Salmos 63:1-3.
“También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu
nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma. Con mi alma te he deseado en
la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte;
porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo
aprenden justicia.” Isaías 26:8-9.
Existe algo que el ser humano ha referido como intuición,
sentir, palpito, impulso, una corazonada, con la cual pretende dar explicación
a eventos que ocurren dentro de él pero que no entiende del todo cual es el
mensaje y con frecuencia se comete error en la interpretación del mensaje. Algunos
caen en el terreno de la adivinación, de la suposición, especulación al estar a
la expectativa de que algo suceda para relacionarlo con aquello que no entendió
pero que presume era un mensaje, y poder decir que fue
un presentimiento, que le habían avisado. Es esta la formula que algunos
utilizan para proclamar supuestas profecías, pero tenga mucho cuidado, no se
trata de decir: Tengo un sentir o presentimiento que algo va a suceder y ese
algo puede ser cualquier cosa; así no trabaja Dios. Cuando es un mensaje de
parte de Dios le dice a usted lo que va a suceder aun cuando usted no tenga
sentir o presentimiento.
Esto es necesario que lo entendamos bien y tengamos
mucho cuidado de no atribuir autoria al Espíritu de Dios esos mensajes que muchas
veces no entendemos.
Hasta ahora les he hablado de que es el alma quien
conciente y voluntariamente utiliza nuestro cuerpo para transmitir un
mensaje por medio de las palabras; el alma habla y se comunica con otros seres
vivos.
De la misma forma que tenemos un alma,
Dios ha colocado en el ser humano un componente llamado espíritu. Es el
espíritu que le da vida al cuerpo, el aliento de vida.
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del
polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre
un ser viviente.” Génesis 2:7.
“Lámpara de Jehová es el espíritu del
hombre, La cual escudriña lo más profundo del corazón.” Proverbios 20:27.
“Porque ¿quién de los hombres sabe las
cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así
tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.” 1º de Corintios
2:11.
Este espíritu, que está en el hombre, tiene la
capacidad de comunicarse tanto con el mismo hombre donde habita como con Dios.
Esta comunicación, a través del espíritu, no es con otros seres humanos sino
que, en unas ocasiones es consigo mismo y en otras con Dios. Nuestro espíritu
mantiene comunicación con nosotros y lo hace mediante un lenguaje común o
conocido, mientras que con Dios el lenguaje es desconocido para los mortales, a
menos que Dios le de facultad de poder interpretarlo.
“Bendeciré a Jehová que me aconseja; Aun en
las noches me enseña mi conciencia.” Salmos 16:7.
“Verdad digo en Cristo, no miento, y
mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo,” Romanos 9:1.
Con el término conciencia vamos a encontrar en las
escrituras que se refiere a nuestro espíritu. El trabajo que hace nuestro
espíritu dentro de nosotros es independiente de nuestra voluntad. La voluntad
es un proceso propio del alma. Esta es la razón por la que nuestro espíritu
puede redargüir a nuestra alma cuando hemos hecho mal para que corrijamos y no
andemos en pecado; nuestro espíritu nos habla. ¿Como nos habla
nuestro espíritu? Con un lenguaje común, conocido, propio de nuestro espíritu y
desde nuestro ser, desde adentro. Cuando nuestro espíritu nos habla lo hace en
nuestro interior.
Aun cuando sus acciones son independientes de nuestra
voluntad, mientras está en nosotros, el espíritu se sujeta a la voluntad
del alma, se pliega o acepta la decisión de nuestra alma; con excepción de la
hora de la muerte, aunque esto no le impide que nos hable.
“Y los espíritus de los profetas están
sujetos a los profetas;” 1º de Corintios 14:32.
“No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el
espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal
guerra, ni la impiedad librará al que la posee.” Eclesiastés 8:8.
De esta manera, cuando el espíritu del hombre tiene
un mensaje no lo dará en publico hasta tanto el alma no se lo permita. En otras
palabras el ser humano puede ejercer control de su espíritu, si le deja hablar
o no, pues no se trata de una posesión sino del espíritu que compone parte de
su ser.
Es muy probable que usted haya visto a una persona poseída
por un demonio, este espíritu demoniaco toma control absoluto de la
persona y se expresa a través de ella sin que el alma de esta persona
pueda ejercer control sobre el espíritu inmundo. Esto no ocurre con el espíritu
del ser humano, el alma puede ejercer control para que no se exprese su
espíritu, no le permite hablar.
¿Que nuestro espíritu habla? Si; y no solo en nuestro
interior. También puede hacer uso del cuerpo para emitir sonidos audibles que
tendrán el mismo timbre de voz como cuando es el alma que está hablando.
Existe una forma de adoración a Dios que solo nuestro
espíritu puede hacer. Usted puede alabar a Dios con toda su alma y
entendimiento con palabras conocidas, a través de un lenguaje, ya sea en canto
u oración; pero también puede alabar a Dios con su espíritu, en el lenguaje que
el espíritu de Dios le de que hable. Ya no será necesariamente en un
lenguaje conocido por usted, ni un lenguaje propio del espíritu humano, pero la
interpretación igual será una adoración, una alabanza a Dios. Nuestro
Señor Jesucristo dijo que esta forma de adorar es necesaria.
“Mas la hora viene, y ahora es, cuando
los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad;
porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es
Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” Juan 4:23-24.
En este momento, cuando nuestro espíritu adora a
nuestro Dios de forma audible hace uso de nuestro cuerpo para expresar su adoración
a Dios.
“Porque si yo oro en lengua desconocida, mi
espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto.” 1º de Corintios 14:14.
Es mi espíritu quien adora a Dios mientras que mi
alma, mi entendimiento no participa, cede el control para que mi espíritu se
comunique con Dios.
“Porque el que habla en lenguas no
habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el
Espíritu habla misterios.” 1º de Corintios 14:2.
Hay algunos que critican porque ven y oyen a alguien
hablando en lengua y les parece que eso no tiene sentido, porque no entienden
lo que dice ni lo que está ocurriendo. Sepa que esa conversación no es con
usted ni para usted, pero si usted quiere entender lo que esta oyendo pídale a
Dios poder interpretar lo que oye y sabrá de que se trata. El espíritu de esa
persona está adorando al Padre en espíritu y en verdad, está adorando al
padre de la manera que el Padre está buscando que le adoren. Este hablar en
lengua es verdadero cuando es el Espíritu de Dios quien le da a nuestro
espíritu que hable.
“Pero si yo ignoro el valor de las
palabras, seré como extranjero para el que habla, y el que habla será
como extranjero para mí.” 1º de Corintios 14:11.
Esta es una de las formas establecidas por Dios de
como podemos comunicarnos con él, por medio de nuestro espíritu a través de las
lenguas que el Espíritu de Dios ponga en nosotros y es necesario que lo
hagamos; oremos con nuestro espíritu y también con nuestra alma, usando el
entendimiento.
“¿Qué, pues? Oraré con el espíritu,
pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero
cantaré también con el entendimiento.” 1º de Corintios 14:15.
Así como nuestro espíritu se comunica y habla con
nuestro Dios, también nuestro espíritu nos habla en nuestro interior, se
comunica con nuestra alma, pero ya no con palabras que no podemos entender sino
por medio de un lenguaje conocido para nosotros, redarguyéndonos o dándonos paz
en nuestro interior según sea el caso. Nos impulsará ha hacer lo bueno o lo que
conduce a nuestra edificación espiritual. Entienda que este no es el Espíritu
de Dios, es nuestro propio espíritu, que cuando es recto y no esta contaminado,
cuando lo hemos limpiado de toda contaminación, nos va a redarguir para que nos
acerquemos y busquemos a Dios, pero que cuando se ha contaminado, está
entenebrecido, entonces no hará su trabajo de forma correcta; de igual modo nos
incitará a hacer lo malo o en ultima instancia no nos redargüirá mientras
cometemos pecado. Es por esto que David, luego que peco, le pide a Dios que
opere un cambio en su espíritu porque no le redarguyó de pecado.
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu.” Salmos 51:10-11.
Esta inoperancia para el bien de nuestro espíritu
ocurre cuando, por causa del pecado, el entendimiento de nuestro espíritu está
entenebrecido.
“Esto, pues, digo y requiero en el Señor:
que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su
mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de
Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón;” Efesios 4:17-18.
Es por tanto necesario limpiarlo de toda contaminación
para que el espíritu pueda hacer su trabajo, ser lámpara de Dios en
nosotros, hablarnos y poder también nosotros adorar a Dios en espíritu
y verdad.
“Así que, amados, puesto que tenemos
tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu,
perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” 2º de Corintios 7:1.
“Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, La cual escudriña
lo más profundo del corazón.” Proverbios 20:27.
El Espíritu Santo también nos habla.
Cuando hablamos del hablar de nuestro espíritu
no debe confundirse con el hablar del Espíritu de Dios. Muchas personas
piensan que cuando ven y oyen a alguien hablar en otras lenguas es el Espíritu
de Dios el que está hablando y esto no es verdad. Cuando hablamos en lenguas es
nuestro espíritu el que habla. Somos inspirados por el espíritu de Dios para
hablar, él nos da que decir, pero es nuestro espíritu el que habla. No es algo
que hacemos con nuestro entendimiento, pues éste en ese momento queda sin fruto.
Esto no debe confundirse con el caso cuando es el Espíritu de Dios el que
habla.
“Porque no sois vosotros los que habláis,
sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.” Mateo 10:20.
Dice claramente que el Espíritu de Nuestro Dios hablará
DENTRO, en nosotros, y no es que emite o sale su voz por medio de nosotros. Si,
el Espíritu de Dios le habla a nuestro espíritu y también le habla a nuestra
alma.
“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos
hijos de Dios.” Romanos
8:16.
Entienda, cuando dice que no somos nosotros los que
hablamos sino que es el Espíritu de Dios no se refiere a algo audible fuera de nosotros,
o que el Espíritu de Dios hable con nuestras cuerdas vocales, no; el Espíritu
de Dios nos dará palabras en ese momento par hablar, ya sea que hablemos con
nuestro espíritu o con nuestra alma. En éste caso en particular, cuando sean
llevados ante las autoridades, hablaremos con nuestra alma; pues la
conversación es con otros seres humanos. Cuando nos da palabras para dirigirnos
a Dios entonces hablaremos con nuestro espíritu.
“Pero cuando os trajeren para entregaros,
no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os
fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que
habláis, sino el Espíritu Santo.” Marcos 13:11
Nosotros hablaremos con nuestra alma las palabras que
el Espíritu de Dios nos de en ese momento, de la misma forma que el
espíritu de Dios le da que hable a nuestro espíritu para que adore a Dios en
otras lenguas.
El lenguaje del Espíritu de Dios no es intuición,
sentir, pálpito, impulso o corazonada, ya que estas cosas podemos encontrar que
también las experimentan aquellas personas que nunca han sido llenas del
Espíritu de Dios, incluso esto es muy frecuentemente usados por aquellos que no
creen en Dios pero que son supersticiosos. Por estar presentes en todos los
seres humanos, tengan o no el Espíritu de Dios, podría decirse que éste es
parte del lenguaje de nuestro espíritu para con nuestra alma, aunque no es el
único, pero no es el lenguaje que proveniente del espíritu de Dios. Es
frecuente confundir estos lenguajes especialmente en aquellas personas que se
emocionan fácilmente, que tienen sus emociones a flor de piel, para ellos es
fácil dar riendas sueltas a sus emociones y luego señalar que fue producto del
Espíritu de Dios. Expresar nuestras emociones no es malo, pero debemos asumir
que son nuestras emociones, que fuimos nosotros los que hicimos movidos por
nuestras emociones; de igual modo expresar lo que el espíritu de Dios nos da
tampoco es malo, pero debemos reconocer la autoría al Espíritu de Dios. En este
caso debe hacerse como lo que está estipulado para los profetas:
“El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien
fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja
con el trigo? dice Jehová” Jeremías 23:28.
Entonces parte del lenguaje que usa nuestro espíritu
es aquel que hemos llamamos de diferentes maneras y va a depender de
como hemos aprendido a entenderlo, ya sea intuición, sentir, palpito,
impulso, una corazonada; y no es mas que el desespero de nuestro espíritu por
comunicarnos un mensaje urgente. El lenguaje del espíritu de Dios es diferente
al de nuestro espíritu, no es limitado, ya que el Espíritu de Dios puede darnos
que hablar con Dios en diferentes lenguas tanto conocidas como desconocidas.
Cuando el espíritu de Dios habla a nuestro espíritu y nuestra alma no lo hace
de forma audible en el exterior, usa nuestro pensamiento, recordándonos versículos
o porciones bíblicas, mostrándonos nuestra condición espiritual, incluso
recordándonos episodios y hechos pasados que nos ayude en nuestro crecimiento
espiritual.
Para entender como es nuestra relación con el Espíritu
de Dios es necesario ir a las instrucciones que nos dio nuestro Señor Jesucristo,
estando aun en esta tierra y por medio de los discípulos. Está escrito que el
Espíritu Santo:
Debemos recibirlo
“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro
Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad,
al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero
vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.” Juan 14:16-17.
Viene para morar en nosotros
“Guarda el buen depósito por el Espíritu
Santo que mora en nosotros.” 2º de Timoteo 1:14.
Viene para darnos que hablar cuando hablamos
en lenguas desconocidas.
“Y fueron todos llenos del Espíritu
Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba
que hablasen.” Los Hechos 2:4.
Viene para guiarnos
“Porque todos los que son guiados por
el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.” Romanos 8:14.
Viene para enseñarnos
y recordarnos lo que Jesucristo dijo
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo,
a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os
recordará todo lo que yo os he dicho.” Juan 14:26.
Viene para dar testimonio
a cerca de Jesucristo.
“Pero cuando venga el Consolador, a quien
yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del
Padre, él dará testimonio acerca de mí.” Juan 15:26.
Viene para glorificar a Jesucristo.
“El me glorificará; porque tomará
de lo mío, y os lo hará saber.” Juan 16:14.
Viene para convencer al mundo de
pecado, de justicia y de juicio.
“Y cuando él venga, convencerá al mundo
de pecado, de justicia y de juicio.” Juan 16:8.
No habla por su propia cuenta
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad,
él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino
que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de
venir.” Juan
16:13.
Podemos ver en esta lista una serie de funciones y
atribuciones que tienen que ver con la morada del Espíritu de Dios en nuestras
vidas y lo relacionado con el hablarnos, qué nos va a decir, qué debemos
esperar que nos diga.
¿Para qué necesitamos saber todo esto? Para ayudarnos
a discernir cuando es el Espíritu de Dios y cuando no. Así pueden ustedes ver
cuantos falsos profetas hablan un montón de cosas que supuestamente Dios les
dijo pero que no se sujetan a lo estipulado en las escrituras que hará el Espíritu
de Dios en nuestras vidas.
¿Por qué es
necesario probar los espíritus?
Encontramos que, además de nuestro espíritu y del Espíritu
de Dios, existen espíritus interesados en hablarnos; presentados en la Biblia
como el espíritu de error o en relación con el espíritu que opera en los
hijos de desobediencia. También lo hacen por medio de lenguaje que nos es común.
Si usted es latino no le hablará en ingles u otro lenguaje que no conozca y
viceversa. Usara un lenguaje conocido para intentar engañarle.
Esta es la causa por la que se nos manda a
probar los espíritus, porque al hablarnos en estos leguajes
podemos ser engañados incluso por nuestro espíritu estando contaminado,
mas aun por espíritus inmundos que pueden implantar pensamientos en
nuestra mente y hacernos creer que vienen de parte de Dios. Podemos ser presa
del espíritu de error, quien haciéndose pasar por el espíritu de verdad hable
en nuestro interior para desviarnos de la verdad.
“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad
los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por
el mundo.” 1º de
Juan 4:1.
Algunos piensan que la única forma que un demonio
hable es cuando posee por la fuerza a alguien y usa sus cuerdas vocales para
emitir sonidos y hablar con un tono de voz diferente a la del que está poseído.
¡Así ¿quien no sabe que un demonio está hablando?! Pero no se dan cuenta que
los demonios usan una forma mas sutil, hablan a nuestra mente, implantan
pensamiento y así pueden confundirnos. Cuando el espíritu de error habla en
boca de un falso profeta no muestra que le tenga poseído o que el falso profeta
está obedeciendo a su voz, antes se disfraza como si fuese el espíritu de
verdad. Sin embargo, hay algo que ocurre con estas personas guiadas por un
espíritu de error y es que cuando usted le confronta con la verdad tienen la
tendencia a enojarse mucho y prontamente, rápido se ponen furiosos. Pero tenga mucho
cuidado, no es esta la forma bíblica de saberlo. Lo que dice la escritura que
debemos hacer es probarlos.
“En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que
Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa
que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y éste es el espíritu del
anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en
el mundo.” 1ra
de Juan 4:2-3.
También podemos conocerlo por el fruto de vida en la
persona, y aquí puede que si entre su carácter.
“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos
de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los
conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No
puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol
que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos
los conoceréis.” Mateo 7:15-20.
Recuerde cual es el fruto del Espíritu de Dios en una
vida:
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” Gálatas 5:22-23.
Si aprendemos a distinguir los espíritus conoceremos
sus discursos, sus formas de hablar y esto nos ayudará a no ser engañados.
Otra característica que se encontrará directamente
relacionado con el hablar del espíritu de error es que tanto abierta como
encubiertamente buscará contradecir las escrituras, incluso hará todo para
torcer las escrituras para acomodarla a sus intereses, valiéndose en ocasiones
de traducciones dudosas que le den validez a su propio engaño.
No espere que siempre el espíritu inmundo hablara por
la fuerza, o que siempre va a ser audible con los oídos físicos; en ocasiones
sólo es posible saberlo por el discernimiento que da Dios y en otras con el
pasar del tiempo, cuando se ve el fruto del engañador.