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El hombre celestial




1ra Corintios 15:47-49.

“El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.”
El origen del ser humano, la creación del hombre, es independiente de su reproducción. No podemos, ni debemos, confundir el proceso por medio del cual Dios hizo existir seres humanos sobre esta tierra (creación) con el mecanismo que Dios determinó que se haría la multiplicación de los seres ya creados (procrear).
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” Génesis 1:27-28.
Hay en estos versículos dos procesos diferentes: origen y multiplicación.
Para algunos sólo puede haber hombres si su procedencia u origen es la tierra, incluso sólo como producto de una relación sexual. Ellos sólo ven la posibilidad de existencia en el mecanismo de multiplicación, la reproducción (procreación). ¿Acaso Dios no puede crear seres humanos una vez más? ¿Acaso se ha acortado el poder de Dios?
En la creación de Dios hay elementos que, para su existencia, Dios usó parte de lo ya creado, como lo son las plantas, animales y el cuerpo de los seres humanos, en este caso la tierra; y creó otros elementos para los que no tomó algo ya creado, no usó materia prima ya conocida, por ejemplo; cuando dijo Sea la luz.
A estas cosas creadas las sometió a procesos de degradación, de reproducción, de transformación, incluso procesos que le permiten mantener un equilibrio que les da la posibilidad de permanecer en el tiempo.
Es facultad de Dios crear lo que su mente conciba, y hacer existir aquello que no existía incluso de la nada, de lo que no se ve, por la palabra de Dios.
“Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.” Hebreos 11:3.
De Adán dice la escritura:
“Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.” 1ra Corintios 15:45.
Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” Génesis 2:7.
La existencia del hombre es relatada, no solamente en el libro del génesis sino a lo largo de la escritura. Nuestro Señor Jesucristo corroboró el hecho de que Adán y Eva fueron creados por Dios.
“Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo,” Mateo 19:4.
“pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios.” Marcos 10:6.
Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados.” Génesis 5:2.
Así encontramos que Adán y Eva no deben su existencia a una relación sexual entre dos seres humanos ni de un ser humano con alguien más. Adán y Eva son productos de la creación de Dios y no de una reproducción, ni del azar o evolución. Es Adán un hombre terrenal porque la materia prima para su creación fue tomada del polvo de esta tierra y no necesariamente porque fue acá en la tierra el lugar de la creación.
Fue el ser humano parte de la creación de Dios.
“porque aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta este tiempo, ni la habrá.” Marcos 13:19.
“Alaben el nombre de Jehová; Porque él mandó, y fueron creados.” Salmos 148:5.
El inicio de todo, incluyendo al hombre, es una creación. Ahora, la descendencia de Adán y Eva ya no forman parte de un proceso de creación, no fueron creados directamente por Dios sino que son producto de la reproducción, de una procreación; ya no del polvo de la tierra sino de un material genético contenido en un ovulo y un espermatozoide.
“Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set.” Génesis 5:3.
El hombre terrenal es de la tierra.
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” Génesis 2:7.
El polvo de la tierra es el mismo material de donde fueron creados las plantas y los animales, todo lo que se mueve y se arrastra sobre la faz de la tierra y en las corrientes de las aguas.
“Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad. Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo. Eclesiastés 3:20.
Es este hecho lo que los hace ser terrenales, que fueron tomados del polvo de la tierra y esto no debe confundirse con el hecho de ser humanos.
También podemos decir que Dios creó a Adam, el hombre terrenal, pero no es Adam el único hombre creado por Dios.
El hombre celestial es del cielo
De Jesucristo dice la escritura.
“Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.” Hebreos 2:9.
El origen de Nuestro Señor Jesucristo, al igual que Adán y Eva, no es el producto de una relación sexual entre dos seres humanos. Debe quedarnos bien claro que nuestro Señor Jesucristo forma parte de los seres creados por Dios, “…fue hecho un poco menor que los ángeles…” y en el orden de la creación, cuando Dios lo hizo, fue hecho menor que los ángeles, como fue la disposición de Dios para con el ser humano y no sólo para el Señor Jesucristo. Es Jesucristo, al igual que Adán, el producto de un acto de creación de Dios, no es un acto de reproducción o procreación. Mientras los hijos de Adán son producto de una reproducción o multiplicación, en cumplimiento de la orden “fructificaos y multiplicaos” con Jesucristo no sucede igual. Jesucristo es producto de un acto de creación; un operar sobrenatural de Dios por medio de su Santo Espíritu en el vientre de María, aquí en la tierra. Por esto Nuestro Señor Jesucristo es un hombre celestial, no es terrenal, por ser creado por obra y gracia del Espíritu, sin intervención del hombre.
“El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.” Corintios 15:47-49.
El Apóstol Pablo nos recalca el hecho de que Jesucristo es un hombre cuando dice que él es el segundo hombre. Jesucristo vino en carne pero no es terrenal, es un hombre con cuerpo celestial; a semejanza de carne de pecado.
“Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;” Romanos 8:3.
“Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él;” Colosenses 1:21-22.
Así encontramos que existe hombre terrenal y hombre celestial. Que la aparición de ambos es por un acto de creación. Mientras que para la creación de Adán y Eva no usó vientre alguno, para la creación de Jesucristo Dios lo creó, colocó, implantó en el vientre de María, sin que ella hubiese estado sexualmente con alguien, ni con un hombre y mucho menos con Dios.
Debo recalcar que ésta expresión “el hombre celestial” está referida a nuestro Señor Jesucristo aunque existen otros seres, que al igual que Jesucristo, no tienen padre ni madre pues son producto de la creación de Dios y otros que no hace la biblia alguna referencia de su origen pero que por el lugar donde habitan no puede localizarse sus orígenes acá en la tierra.
Seres humanos que no son producto de una reproducción o multiplicación.
Son aquellos que las sagradas escrituras no identifican que tengan padres terrenales. Aunque tienen forma humana, un cuerpo de carne, y su materia prima no necesariamente sea de esta tierra.
·        Adán y Eva.
·        Melquisedec.
·        Jesucristo.
Todos estos seres la Biblia no precisa quienes son sus padres, incluso de alguno de ellos hace la observación que no tienen padre ni madre.
Adán y Eva.
Adán y Eva llegan a existir por un acto de creación de Dios. No tienen padre ni madre terrenal, de ellos si se especifica que sus cuerpos fueron creados del polvo de la tierra, aunque Eva indirectamente al ser creada a partir de la costilla de Adán.
“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” Génesis 1:27.
Melquisedec.
Melquisedec, simplemente aparece en la escritura y aun cuando no dice mucho donde está actualmente podemos darnos una idea de su origen por el orden sacerdotal al que pertenece. De igual manera Melquisedec lleva el titulo de Sacerdote del Dios altísimo. La escritura dice que Jesucristo fue hecho sumo sacerdote según el orden de Melquisedec, y sabemos que nuestro Señor Jesucristo, como sumo sacerdote, entró en el lugar santísimo allá en el cielo para ofrecer con su propia sangre una vez para siempre por los pecados de la humanidad.
“Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;” Hebreos 9:24.
Si el santuario donde ofrecen los sacerdotes de este orden, el orden de Melquisedec, está en el cielo y no acá en la tierra, es de suponer que Melquisedec es del cielo. Está dentro de los seres humanos pero es del cielo. Sobre su origen dice la escritura que no tiene padre ni madre. Si no tiene padre ni madre entonces fue echo como Adán y Eva, es producto de una creación de Dios y no es una reproducción o multiplicación.
“Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.” Hebreos 7:1-3.
Cuando dice que es sin Padre ni madre no significa que es huérfano, que sus padres ya murieron, sino que al igual que Adán y Eva no tiene padre ni madre porque es producto de un acto de creación de Dios. Además es clara la escritura cuando dice que el origen de Melquisedec guarda relación con el proceso como fue creado el hijo de Dios, nuestro señor Jesucristo: “…hecho semejante al Hijo de Dios…”, su origen es del cielo, es celestial, producto del creador.
Jesucristo.
El origen de nuestro señor Jesucristo está dentro de un acto de creación de Dios. Jesucristo es un ser creado. Aun cuando en la Biblia encontramos registros de que María y José son considerados padres de Jesús, vemos claramente que en verdad ellos no son los padres de Jesucristo.
Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía, de José, hijo de Elí,Lucas 3:23.
“Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre.” Mateo 12:48-50.
Dios creó, hizo a Jesucristo dentro del vientre de María. Por eso dice: “…hecho un poco menor que los ángeles…”
“Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.” Hebreos 2:9.
Por el hecho de ser creado es que se considera el primogénito de la creación. Toma la primogenitura de todo lo creado por él mismo formar parte de los seres creados. Note que en esta primogenitura excluye al Dios creador pues Dios no es creado. Jesucristo es el primogénito de toda la creación de Dios.
“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.” Colosenses 1:15.
El hecho de que Jesucristo en su origen no tiene padre ni madre es relatado con más precisión en el mismo texto que relata el origen de Melquisedec.
“sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.” Hebreos 7:3.
“… sin padre, sin madre,… hecho semejante al Hijo de Dios…” ¿Como fue hecho el Hijo de Dios? Por un acto de creación en el vientre de María:
“Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.” Lucas 1:35.
Dios, envió su Espíritu sobre María para producir un acto milagroso en su vientre; por esto el ángel le dijo a José:
“Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.” Mateo 1:20.
Así es la creación de Dios, o así Dios crea: Envía su Espíritu para crear las cosas y los seres. Ese Espíritu de Dios, que en el principio se movía sobre la faz de las aguas, es el Espíritu del creador.
De igual modo Dios preparó, creó el cuerpo de habitación, de revestimiento, la morada para nuestro Señor Jesucristo:
“Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo.” Hebreos 10:5.
Esta preparación de cuerpo no es otra cosa que un acto de creación. Esta es la razón por la que Jesucristo no tiene padre ni madre, porque Dios lo creó.
Un día llegaremos a ser hombre celestial.
Cuando llegue el momento que seamos transformados cual el celestial, entonces traeremos la imagen del celestial.
“Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.” 1ra Corintios 15:49.
No se me confunda, pues algunos piensan que al resucitar no tendremos cuerpo porque, para ellos, decir espiritual o celestial es ser un espíritu incorpóreo. Lo que enseña la escritura es que hay cuerpo terrenal y cuerpo espiritual y que al resucitar tendremos cuerpo.
“Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.” 1ra Corintios 15:44.
Al resucitar obtendremos un cuerpo terrenal, sin corrupción, pero luego seremos revestidos de un cuerpo espiritual.
“Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial;” 2da Corintios 5:2.
Ahora, más allá de lo que seremos y de los que tendremos, es necesario que tengamos bien claro que alguien ya tiene ese cuerpo que nosotros tendremos, del que seremos revestidos. La Biblia dice bien claro que Jesucristo es el celestial, y va un poco más allá, es el hombre celestial.
“El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.” 1ra Corintios 15:47.
Hace énfasis en que Jesucristo es un hombre celestial. Pero ¿Dónde nació Jesucristo? Jesucristo tiene su origen en el vientre de María por el operar del de Dios a través de su Santo Espíritu.
Ser hechos cual el celestial no cambia nuestra apariencia y condición de humanos. Algunos piensan que no tendrán más cuerpo, eso es mentira. Otros dicen que tendrán alas y se moverán como los ángeles, también es mentira, otros que ya no deberán comer. No crea ninguno de esos cuentos. Seguiremos siendo hombres y mujeres, pertenecientes a la raza humana, solo que ahora hombres cual el celestial, celestiales. Es a los seres humanos a quienes Dios ha tomado como hijos, así que nos mantendrá siendo humanos. Tendremos cuerpo, un cuerpo vivificado, como hizo Dios con nuestro Señor Jesucristo.
“Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.” Romanos 8:11.
Este trabajo lo hará una vez más Dios por medio de su Santo Espíritu, el elemento que Dios envía a todo lugar para mostrar su poder.
Seremos semejantes al hombre Jesucristo, hombre que Dios usó para darnos la reconciliación.
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,” 1ra Timoteo 2:5.

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