2da de Reyes 5:8
“Cuando Eliseo el varón de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado
sus vestidos, envió a decir al rey: ¿Por qué has rasgado tus vestidos? Venga
ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel.”
Es frecuente encontrar a nuestro alrededor personas
que tienen un conocimiento adquirido por medio del estudio, por medio de la
experiencia, las vivencias e incluso muchos que se atreven a hacer y decir las
cosas aunque no tengan conocimiento previo pero están dispuestos a correr el
riesgo, a estos también se les conoce como emprendedores. Van haciendo un
curriculum u hoja de vida que los posiciona como una persona que tiene mucho
conocimiento en un área en particular hasta llegar a ser considerado experto en
una materia. Llega a ser referencia en
esa materia, la persona a quien todos consultan ante una duda en ese punto en
particular,
En la iglesia encontramos personas a las que Dios les
ha concedido un conocimiento de su palabra mayor que otros, y para esto hay
ciertas condiciones y estas las establece Dios y no los hombres. El apóstol
Pablo es un ejemplo de ellos, de los relatados en la Biblia.
“¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de
Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” Romanos 11:33.
“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase
desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás
que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera;” 2da Corintios 12:7.
“si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me
fue dada para con vosotros; que por revelación me fue declarado el misterio,
como antes lo he escrito brevemente, leyendo lo cual podéis entender cuál sea
mi conocimiento en el misterio de Cristo, misterio que en otras generaciones no
se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus
santos apóstoles y profetas por el Espíritu:” Efesios 3:2-5.
“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni
han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le
aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el
Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.” 1ra Corintios 2:9-10.
Por medio de su Santo Espíritu Dios da a conocer sus
palabras, nos da el entendimiento para comprender las escrituras y esto no nos
convierte en experto:
“Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y
si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?” 1ra de Corintios 4:7.
Usar la expresión "experto" para distinguir
de otros a aquel a quien Dios le da conocimiento de su palabra es un error.
Esta palabra es usada para referirse a habilidades y conocimientos terrenales,
nunca para lo espiritual.
“Dadme de entre vosotros, de vuestras tribus, varones
sabios y entendidos y expertos, para que yo los ponga por vuestros jefes. Y
me respondisteis y dijisteis: Bueno es hacer lo que has dicho. Y tomé a los principales de vuestras tribus,
varones sabios y expertos, y los puse por jefes sobre vosotros, jefes de
millares, de centenas, de cincuenta y de diez, y gobernadores de vuestras
tribus.” Deuteronomio 1:13-15.
“Tú tienes contigo muchos obreros, canteros,
albañiles, carpinteros, y todo hombre experto en toda obra. Del oro, de
la plata, del bronce y del hierro, no hay cuenta. Levántate, y manos a la obra;
y Jehová esté contigo.” 1º de Crónicas 22:15-16.
Ningún apóstol o profeta fue un experto, ellos fueron
simplemente portadores del mensaje que Dios les daba. Pretender que alguien a
quien Dios le ha dado un conocimiento de su palabra se ha convertido en un
experto es darle mayor importancia a quien entrega el mensaje que a aquel que
inspira el mensaje.
El Profeta Amós, reconociendo la fuente del mensaje
que él transmitió, dijo:
“Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla
Jehová el Señor, ¿quién no profetizará? Amós 3:8.
De manera que quien recibe un mensaje de parte de
Dios está en la obligación de comunicar dicho mensaje.
“Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me
es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! Por lo
cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala
voluntad, la comisión me ha sido encomendada.” 1ra Corintios 9:16-17.
Es necesario entender el lugar al cual Dios nos ha
llamado; y no tener un concepto mayor; somos siervos, este debe ser nuestro
concepto.
“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada
cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el
que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de
fe que Dios repartió a cada uno.” Romanos 12:3.
Que es Pablo,
que es Apolos.
Somos servidores por medio de los cuales Dios hace
llegar el evangelio. Lo importante es el evangelio, lo grande es Dios.
“¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores
por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió
el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así
que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el
crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno
recibirá su recompensa conforme a su labor. Porque nosotros somos
colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.”
1º de Corintios 3:5-9.
Aunque encontramos a Eliseo dando a conocer que él
era Profeta de Dios, no lo hace por vanagloria. Quien no sabía de la existencia
de Eliseo era el Rey, Eliseo estaba claro en quien era él.
“Cuando Eliseo el varón de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado
sus vestidos, envió a decir al rey: ¿Por qué has rasgado tus vestidos? Venga
ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel.” 2da Reyes 5:8.
Si algo sabía Eliseo era que él era profeta de Dios, pero
esto no les hacía más que un siervo, dependiente de Dios; pues aun a los profetas
Dios les encubre muchas cosas, ellos no lo saben todo.
“Luego que llegó a donde estaba el varón de Dios en el monte, se asió de
sus pies. Y se acercó Giezi para quitarla; pero el varón de Dios le dijo:
Déjala, porque su alma está en amargura, y Jehová me ha encubierto el
motivo, y no me lo ha revelado.” 2da Reyes 4:27.
Dios revela
a sus siervos.
Es necesario entender bien el mecanismo por medio del
cual los siervos de Dios adquieren el conocimiento, aún para entender las
sagradas escrituras.
“Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus
siervos los profetas.” Amos 3:7.
“Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de
Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto
desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las
Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha
dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe,” Romanos 16:25-26.
Esto es simplemente lo que ha ocurrido con las
sagradas escrituras: Dios ha revelado, dado a conocer, aquello que había estado
oculto, incluso escritos que estaban velados para ser revelados al final de los
tiempos.
“Y os será toda visión como palabras de libro sellado, el cual si dieren
al que sabe leer, y le dijeren: Lee ahora esto; él dirá: No puedo, porque está
sellado. Y si se diere el libro al que no sabe leer, diciéndole: Lee ahora
esto; él dirá: No sé leer.” Isaías 29:11-12.
“Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el
tiempo del fin.” Daniel 12:4.
Para poder entender es necesario que sea revelado, y
esto fue lo que Dios hizo con Pedro, le reveló quien era ese ser que estaba con
ellos acá en la tierra; el hijo del Dios viviente.
“Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro,
dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió
Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló
carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” Mateo 16:15-17.
“Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce
quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a
quien el Hijo lo quiera revelar.” Lucas 10:22.
Esto, a pesar de que fue un privilegio, una bienaventuranza,
no convirtió a Pedro en un experto; incluso, podemos ver que, quien más habla
en la Biblia del hijo de Dios fue el Apóstol Pablo y después el Apóstol Juan y
no El Apóstol Pedro; a ellos se les dio mayor conocimiento de quien es Jesucristo.
Entonces no se trata de que te hable o te explique un
experto, alguien con gran conocimiento humano, pues si Dios no interviene y te
hace entender, si no te lo revela no alcanzarás el pleno entendimiento. Porque
lo leíste o se lo oíste a algún grande entre los hombres, podrás repetir algo
de memoria, hasta el cansancio, pero carecerá de valor si no lo has entendido,
si no se te ha sido revelado.
“para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta
alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el
misterio de Dios el Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos los
tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” Colosenses 2:2-3.
“hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento
del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la
plenitud de Cristo;” Efesios 4:13.
La
reputación dentro de la iglesia.
Pablo llego a tener un amplio conocimiento por el Espíritu
de Dios que moró en él, sin embargo tomó tiempo para exponer ante los que eran
reconocidos como alguien dentro de la iglesia y así poder corregir si había
algo que corregir, sin embargo dijo que los que tenían reputación de ser algo nada
nuevo le enseñaron.
“Después, pasados catorce años, subí otra vez a
Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito. Pero subí según una
revelación, y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a
los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles.”
Gálatas 2:1-2.
“Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo
que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de
personas), a mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron.
Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio
de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión” Gálatas
2:6-7.
Esta reputación no era porque tenían mayor
conocimiento que Pablo, era simplemente por reconocimiento entre los hombres,
quienes los consideraban como columnas.
“y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan,
que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la
diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y
ellos a la circuncisión.” Gálatas 2:9.
Si hubiese
alguien experto en conocimiento dentro de la iglesia es Dios.
Nosotros podemos simplemente comunicar lo que Dios
nos ha dicho, lo que nos ha enseñado. Ni aun Jesucristo fue un experto dentro
de la iglesia, su reputación la adquirió porque Dios estaba con él y lo respaldaba.
“Éste vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de
Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si
no está Dios con él.” Juan 3:2.
“Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde
Galilea, después del bautismo que predicó Juan: cómo Dios ungió con el Espíritu
Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y
sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.” Hechos 10:37-38.
“Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado
por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo
entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis;” Hechos 2:22.
Esto también ocurrió con Moisés,
cuando Dios le está haciendo el llamado le dijo:
“Ahora pues, ve, y yo
estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.” Éxodo
4:12.
“Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como
estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.” Josue 1:5.
Dios es la fuente de todo conocimiento y sabiduría,
la referencia a consultar sobre cualquier materia relacionada a lo espiritual.
La conexión
directa con Dios.
Esto es lo que debe existir en cada uno de los
siervos de Dios, la certeza de que existe una comunicación directa con Dios,
que recibes respuesta a las preguntas que le haces a Dios.
“Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.”
Juan 11:22.
“Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y
Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud
que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.” Juan 11:41-42.
Esta certeza de que Dios le escuchaba y le respondía
la vemos en el profeta Balaam. Cuando le fueron a buscar para realizar una
actividad en contra del pueblo de Israel les dijo que esperaran que fuera a
consultar. Que seguridad la de este hombre, aun cuando horas más tarde Dios
tuvo que hablarle por medio de una burra.
“Fueron los ancianos de Moab y los ancianos de Madián con las dádivas de
adivinación en su mano, y llegaron a Balaam y le dijeron las palabras de Balac.
Él les dijo: Reposad aquí esta noche, y yo os daré respuesta según Jehová me
hablare. Así los príncipes de Moab se quedaron con Balaam. Y vino Dios a
Balaam, y le dijo: ¿Qué varones son estos que están contigo? Y Balaam respondió
a Dios: Balac hijo de Zipor, rey de Moab, ha enviado a decirme: He aquí, este
pueblo que ha salido de Egipto cubre la faz de la tierra; ven pues, ahora, y maldícemelo;
quizá podré pelear contra él y echarlo. Entonces dijo Dios a Balaam: No
vayas con ellos, ni maldigas al pueblo, porque bendito es.” Números 22:7-12.
Esta seguridad que
nos da el ser siervos del Dios altísimo, y que él pone palabra en nuestra boca,
es la que vemos en los profetas de la Biblia, reflejada en expresiones como
estas:
a) Esto
dice el Espíritu.
“Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un
profeta llamado Agabo, quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose
los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los
judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos
de los gentiles.” Hechos 21:10-11.
b) Así dice
Jehová.
“Así dice Jehová Dios,
Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus
productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los
que por ella andan:” Isaías 42:5.
c) No tengo
mandamiento del Señor.
A apóstol Pablo le hacían frecuentemente preguntas,
para saber el consejo de Dios y del Señor Jesucristo. En una oportunidad su
respuesta fue:
“En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy
mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel.” 1ra Corintios 7:25.
d) Lo
recibí de…..
Es necesario poder reconocer que el conocimiento que
podemos tener de las sagradas escrituras lo hemos recibido, ya sea de otro ser
humano o directamente de Dios por medio de su santo espíritu.
“Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio
anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de
hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.” Gálatas
1:11-12.
Debemos
actuar con humildad y sumisión:
“Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso
nombre. Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer
voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu
mano te damos.” 1ra Crónicas 29:13-14.
“Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y
si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?” 1ra Corintios 4:7.
“Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.” Mateo 21:22.
Cuando Juan, quien recibió la revelación del libro de
Apocalipsis, iba a rendir honores al ángel que le estaba mostrando todas estas
cosas, el ángel no permitió que Juan le adorara, pues él simplemente estaba
comunicando un mensaje, no era el ángel un experto.
“Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la
cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Éstas son palabras verdaderas de
Dios. Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo
hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de
Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la
profecía.” Apocalipsis
19:9-10.
“Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los
pies del ángel que me mostraba estas cosas. Pero él me dijo: Mira, no lo hagas;
porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que
guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.” Apocalipsis 22:8-9.
Luego que el Apóstol Pablo habló con aquellos que
dentro de la Iglesia
tenían algo de reputación ¿Qué hizo?
“(pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la
circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles), y reconociendo la
gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados
como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo,
para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión.” Gálatas
2:8-9.
¿Menospreciaba Pablo a los que tenían reputación? No,
él estaba claro que el conocimiento lo da Dios, que eran todos compañeros.
Lo que cuenta para con Dios es un buen testimonio.
“Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio
mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa
mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de
nosotros.” Hebreos 11:39-40.
El ejemplo
de los habitantes de Berea.
Este es un buen ejemplo a seguir, ellos indagaron en
las escrituras, lo dicho por Dios a través de los profetas. Que bueno que lo
que usted o yo digamos nos lleve a indagar en las sagradas escrituras como lo
hicieron los habitantes de Berea, y no en los escritos o comentarios de los
supuestos padres de la iglesia o libros filosóficos de supuestos expertos o
eruditos. No hay escrito que tenga mayor autoridad que las Sagradas escrituras
inspiradas por el Espíritu de Dios.
“Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a
Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga
de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron
la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si
estas cosas eran así.” Los Hechos 17:10-11.
Recomendación
“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre
vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino
que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a
cada uno.” Romanos
12:3.
Que cuando alguien lea, escuche o vea lo que hacemos
pueda decir que en nosotros está el Espíritu de Dios, éste debe ser el sello de
lo que damos a conocer; y esto por el testimonio que da el Espíritu de Dios a
nuestro espíritu.
“dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en
quien esté el espíritu de Dios?” Génesis 41:38.
No se puede ser experto en las escrituras dentro de
la iglesia, simplemente se es fiel; fiel a la palabra, fiel a Dios; la
fidelidad que se demuestra por la obediencia, por el mover del Espíritu de Dios
en nuestras vidas.
“Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios
según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio
del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo
escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado
escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se
jacte en su presencia. Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual
nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;
para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.” 1ra de Corintios
1:26-31.