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El diezmo y la libertad de hacer promesas



Génesis 28:20-22

“E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.”
Aun cuando la primera referencia al diezmo que aparece en las sagradas escrituras está relacionada con Abraham, no relata  como llegó a practicarlo o como se inició Abraham en esta práctica. ¿Fue una orden de Dios? ¿Fue idea de Abraham? La Biblia no lo especifica, lo que si queda claro que, como la palabra lo dice, es un monto fijo, diez por ciento; y fue entregado a una persona que ejercía un sacerdocio, un hombre que representaba a Dios o las cosas de Dios.  Sin embargo, quiero mostrar el trasfondo en la práctica del diezmo de este otro hombre, Jacob, en este caso nieto de Abraham. Sin lugar a duda Jacob sabía o había escuchado de esta práctica. No estuvo presente cuando su abuelo entregó los diezmos a Melquicedec, no había nacido aún. Para poder Jacob hablar con Dios de diezmo era porque sabía de alguien que lo practicaba y quizá los resultados que se obtenía, la bendición de Dios; o tal vez que Dios aprobaba esta forma de retribución.
Cuando vemos a Jacob hablando aquí con Dios, aun cuando había salido de su casa con la bendición de Isaac su padre, ¿Qué bienes tenía? Se encontraba huyendo de su hermano, ¿Qué podía ofrecer a Dios en ese momento? No tenía posesiones, criados, tesoros, iba sólo. Esta es la razón por la que su compromiso con Dios inicia con una promesa. No era que Jacob tenía unos diezmos atrasados y con la prisa de salir huyendo no los había tomado, no; era que nada tenía, nada podía dar, así que ese momento fue un nuevo comienzo en su vida y ofreció de lo que Dios le daría.
La promesa de Jacob a Dios.
“E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.” Génesis 28:20-22.
Es necesario aclarar que cuando Jacob vivió no existía la ley de Moisés. Que esto que hizo Jacob no fue porque la ley se lo ordenaba, o que por diezmar iba a alcanzar la salvación. Esto que hizo Jacob fue un acto voluntario, un compromiso, una promesa de que daría a Dios el diezmo por agradecimiento, gratitud por favores concedido, por ver la bendición de Dios en su vida.
No se trata esto, que hizo Jacob con Dios, de lo que hoy llaman pacto con Dios pues Jacob no está dando algo primero, no está ofrendando con la intensión de recibir multiplicado, no está sembrando, está haciendo un compromiso, comprometiéndose con Dios verbalmente, asumiendo una responsabilidad, está prometiendo retribuir a Dios.
Ahora usted y yo, que sabemos de la promesa hecha por Jacob con Dios, que no estaba bajo la ley de Moisés, así como tampoco nosotros estamos bajo la ley de Moisés, ¿podemos hacer la misma promesa a Dios? ¿Obtendremos resultados positivos? Sin lugar a Duda; sin embargo mi recomendación es que cuando Diezme hágalo por agradecimiento, en reconocimiento que Dios le ha bendecido y no lo haga por interés de que Dios lo bendiga. Este es el ejemplo de Jacob: “…de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.” Nunca dijo Jacob: voy a dar el diezmo para que Dios me de; por lo tanto cuando usted Diezme no espere recibir sino que usted está dando de lo que recibió, el diezmo es un aporte en retribución a Dios por favores concedidos.
Si a Dios haces promesa
"Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas. No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?" Eclesiastés 5:4-6.
"haces voto a Jehová tu Dios, no tardes en pagarlo; porque ciertamente lo demandará Jehová tu Dios de ti, y sería pecado en ti. Más cuando te abstengas de prometer, no habrá en ti pecado. Pero lo que hubiere salido de tus labios, lo guardarás y lo cumplirás, conforme lo prometiste a Jehová tu Dios, pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con tu boca." Deuteronomio 23:21-23.
Estas escrituras son claras en lo relacionado con hacer promesa a Dios, y ciertamente desconocidas por muchos que se apresuran a proferir promesas delante de Dios.
Hacer promesas no tiene que ver con la ley, como tampoco el prometer a Dios diezmar de lo que gane. Lo que si debe tener muy presente es que es necesario cumplir lo que ha prometido.
¿Es pecado diezmar? No; ¿y no diezmar es pecado? Si no ha hecho promesa tampoco es pecado.
Ya hemos visto que la persona es libre de ofrecer  a Dios, prometerle diezmar, sin que esto sea pecado. De igual modo no diezmar no es pecado en si mismo, no cumplir una promesa hecha a Dios es el problema.
“…Más cuando te abstengas de prometer, no habrá en ti pecado…” Deuteronomio 23:21.
“…Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos…” Eclesiastés 5:4.
Si se ha hecho una promesa y no la cumplimos Dios no esta en la obligación de cumplir con el beneficio que viene por el diezmar. Así mismo el que no da a Dios porque no le ha prometido lo que es un malagradecido, pues no es capaz de retribuir a Dios por lo que le ha dado.
¿La única forma de Diezmar es haciendo una promesa?
No, realmente no. Basta con que la persona quiera mostrar su agradecimiento a Dios y aparte el diez por ciento de la ganancia y lo ofrezca a Dios.  En este sentido, como es gratitud, no necesariamente debe ser un diez por ciento; pero tenga claro que si usted le llama diezmo sin representar el diez por ciento de su ganancia no es correcto; debe decir que es una ofrenda, pudiendo ésta ser entregada directamente al pastor para cubrir sus gastos si así usted lo dispone.
Esto es para los creyentes, no tienen parte los incrédulos.
Usualmente los que critican a aquellos que decidimos diezmar son incrédulos, y no es el diezmo su único problema para ser fieles a Dios sino una escusa para criticar al sistema y sus practicas. Al estudiar a fondo el problema nos encontramos con que ellos ven en todos los pastores una vida de lujos que es producto del usufructo de los diezmos; por unos pagan todos. ¿Es entonces el diezmo el problema? No; el resentimiento es contra la figura pastoral. Lamentablemente esos que tanto critican el diezmar son incapaces de colaborar con el que tiene necesidad, incluso en muchos casos ni siquiera  aportan para los gastos de mantenimiento de la iglesia. Si creyeran en el dar ayudarían al necesitado sea o no pastor quien esta en necesidad.
El problema se presenta cuando es el pastor quien usufructúa o usa de los diezmos de la congregación para suplir sus necesidades, entonces aquellos que no aportan dinero les incomoda que el pastor tenga con que suplir sus necesidades.
Si eres de los que no crees en los diezmos pero aun así estás recibiendo alimento espiritual de un pastor, aun tú tienes una responsabilidad que cumplir. Antes de criticar cumple con tu parte, se agradecido, aunque nuca llegues a diezmar.
El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye." Gálatas 6:6.
Los que predican el evangelio que vivan del evangelio.
Aunque la palabra de Dios es alimento, cuando se refiere que los que predican el evangelio, que vivan del evangelio, no se trata del sentido espiritual, sino que ellos puedan percibir lo material de mano de aquellos a quienes está alimentando con la palabra. El apóstol Pablo lo dijo de esta manera:
“Contra los que me acusan, ésta es mi defensa: ¿Acaso no tenemos derecho de comer y beber? ¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas? ¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar? ¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño? ¿Digo esto sólo como hombre? ¿No dice esto también la ley? Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto. Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material? Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo. ¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio." 1ra Corintios 9:3-14.
Esto es lo que está establecido para la iglesia. Ahora, usted dirá ¿pero allí no nombra el diezmo? Es verdad, no lo nombra, como también es cierto que muchos miembros de iglesia diezman por obligación y por simple interés, mas no por agradecimiento y cumplimiento de la promesa que han hecho. Incluso, muchos diezman por la idea de que el diezmo es para Dios, piensan que lo están dando para Dios y por eso lo dan, pero si le dijesen que es para el pastor no diezmaran. Es lamentable pero la realidad es que si no hablase en la Biblia de un diezmo y las bendiciones que vienen sobre aquellos que diezman muchos pastores estarían pasando mucha necesidad.  No me mal entienda, pues Dios, quien le llamó a pastorear le supliría de algún modo las necesidades, sino que lo digo como si el pastor dependiera enteramente de la colaboración que aportan los miembros de una iglesia; sin un diezmo difícilmente habría alguien que asumiera los gastos de mantenimiento del pastor y su familia; en esto incluyo a muchas organizaciones donde le dan un sueldo al pastor. Si no diezmaran los miembros a la organización ésta no le pagaría al pastor un sueldo; y dicho sea de paso, un porcentaje muy grande de los diezmos que reciben no es usado para pago de pastores.
Entonces ¿Cómo hacer para que esto se cumpla?
¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio." 1ra Corintios 9:14.
Sin lugar a Duda para cumplir la ordenanza  del Señor “…a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio…" es necesario recibir lo material de parte de aquellos que son alimentados espiritualmente.
Cuando el Señor Jesucristo les dio las instrucciones a los que comisionó, les dijo:
“Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento. Mas en cualquier ciudad o aldea donde entréis, informaos quién en ella sea digno, y posad allí hasta que salgáis.” Mateo 10:7-11.
“Después llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos. Y les mandó que no llevasen nada para el camino, sino solamente bordón; ni alforja, ni pan, ni dinero en el cinto, sino que calzasen sandalias, y no vistiesen dos túnicas. Y les dijo: Dondequiera que entréis en una casa, posad en ella hasta que salgáis de aquel lugar.” Marcos 6:7-10.
Cuando hoy hacemos de la misma manera, y llegamos a posar a la casa de alguien, no son precisamente los que no creen el diezmo los que se ofrecen para acoger a los predicadores en sus casas. Son los que creen en el dar aquellos que están dispuestos a compartir lo que tienen con aquel que está predicando el evangelio.
Ahora, lo que muestran estas escrituras claramente que aquellos que predican el evangelio debe esperar que sus necesidades sean suplidas por aquellos a quienes les predican y no suplir ellos mismos sus necesidades. Esos que son criticados por diezmar son a los que Dios ha tocado el corazón para que suplan las necesidades de aquellos que se dedican a predicar el evangelio.
¿Entonces El diezmo no es para Dios? Si pensamos que Dios viene a recoger ese dinero y llevárselo al cielo, No; pero si es tu compromiso con Dios, delante de Dios entonces Dios se da por aludido. Ciertamente Dios no necesita tu dinero para hacer su obra, eres tu y soy yo quienes estamos siendo puestos a prueba y tenemos limitaciones en esta vida.
Dios determinó el uso que se ha de dar al diezmo de aquellos que aparten el diezmo para él. Con tu aporte estas ayudando a suplir las necesidades de aquel que se dedicó a predicar el evangelio.
Cuando diezmamos porque hemos prometido a Dios, él se encargará de darnos la recompensa por lo que hemos hecho.
¿Es el diezmo exclusivo de la Ley de Moisés?
Aún cuando aparece una ordenanza dada por moisés respecto al diezmo, éste no es exclusivo de la ley. Ya antes de la ley de Moisés había quienes lo practicaban, entre ellos abraham; y después de la ley de Moisés aun habemos quienes lo practicamos.
“Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión.” Números 18:21.
Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham. Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas.” Hebreos 7:5-6.
Podemos ver que por orden de Dios los levitas debían usufructuar los diezmos de todo el resto las tribus. Pero, ¿Tenían ellos casas propias y animales? O ¿todos vivían dentro del tabernáculo?
“Porque los hijos de José fueron dos tribus, Manasés y Efraín; y no dieron parte a los levitas en la tierra sino ciudades en que morasen, con los ejidos de ellas para sus ganados y rebaños.” Josue 14:4.
“Los jefes de los padres de los levitas vinieron al sacerdote Eleazar, a Josué hijo de Nun y a los cabezas de los padres de las tribus de los hijos de Israel, y les hablaron en Silo en la tierra de Canaán, diciendo: Jehová mandó por medio de Moisés que nos fuesen dadas ciudades donde habitar, con sus ejidos para nuestros ganados.” Josue 21:1-2.
Es clara la escritura cuando dice que ellos poseían ciudades dentro de los territorios de las once tribus de Israel, eran dueños de casas y tenían animales. ¿Entonces pueden trabajar? Si; además de usufructuar del diezmo podían trabajar y adquirir posesiones; lo que nunca tuvieron fue un territorio exclusivo para ellos como tribu y era obligación de sus hermanos entregar el diezmo a ellos. Cuando en la ley hace referencia a los diezmos es para Dios asegurar que las necesidades de los levitas fueran suplidas, pero no es algo exclusivo de la ley de Moisés.
Del mismo modo hoy en día, un pastor puede percibir el beneficio económico de un trabajo secular, tener su casa, carro, todo aquello que Dios en su misericordia le conceda disfrutar los días de su vida en esta tierra; sin descuidar el ministerios que Dios le ha dado.
“Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero. Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo.” 2da Timoteo 2:3-7.
Para ninguno es un secreto que el Apóstol Pablo trabajaba pero, ¿Acaso le está le está diciendo a Timoteo que no trabaje? Si tomamos esta frase “…Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado…” como el consejo de Pablo a los pastores para que no trabajen en lo secular sino que sólo se dediquen a ser pastor, entonces estaríamos admitiendo que el Apóstol Pablo no agradaba a aquel que le tomó por soldado, pues él mismo dice claramente:
“Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que diho: Más bienaventurado es dar que recibir.” Hechos 20:33-35.
Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos.” 1ra Corintios 4:12.
Estaríamos en presencia de una doble moral, sin embargo que bueno es saber que el apóstol Pablo agradó a aquel que le llamó.
¿Que no se debe hacer?
Es frecuente encontrar personas que están al frente de una congregación, como pastor, y creen en el diezmar, asumen una posición equivocada referente al tema. Creen que es su trabajo obligar a los miembros a dar. Nunca obligue a alguien a diezmar, no lo amenace ni atemorice. No es tu trabajo amedrentar a las personas para que suplan tus necesidades. El diezmar es un acto voluntario, de promesa y compromiso con Dios. Si alguien diezma bajo chantaje ya no trae bendición y quien chantajeó al creyente está en una triste situación delante de Dios.  ¿Crees que tienes necesidades? Habla con aquel que te ha llamado al ministerio, él suplirá tus necesidades aun cuando no haya ninguno que diezme, mandará aun si fuere necesario a los cuervos que te lleven de comer.
“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” Filipenses 4:19.
Sea ejemplo, usted que recibe diezmos no se olvide de Diezmar, incluso poner aparte el diezmo de diezmo. Aprenda a ser acomedido, dispuesto a trabajar. Ofrezca su ayuda aun cuando no vaya a recibir remuneración por lo que hará. No se eche a esperar que lo mantengan, a que le sirvan el plato de comida, ofrézcase a lavar los platos, aprenda a servir, sea bendición donde vaya.
Tampoco impida que alguien diezme, ni le enseñe que es pecado, porque no lo es. Por el hecho que alguien quiera hacerlo, porque cree en ello, recibirá recompensa porque lo hace de corazón.
“Humillaos delante del Señor, y él os exaltará. Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?” Santiago 4:10-12.
“Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido. ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme. Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir,” Romanos 14:1-8.
Si esto dice del débil en la fe, que sigue haciendo cosas que no son necesarias para la salvación, y nos manda a que no lo juzguemos, pues tampoco esto le impedirá la salvación ¿Por qué seguir señalando a aquellos que persisten en diezmar? Si lo hace, y está convencido, para el Señor lo hace, del Señor recibirá recompensa.
Si Dios pone en ti el deseo de diezmar, convencido que Dios te está mostrando que debes hacerlo y así lo asumes, no dejes de hacerlo, es tu compromiso con Dios.
Si estás convencido que no se debe diezmar no lo hagas, pero ten presente que tampoco estas llamado a juzgar, antes somos llamados a orar los unos por los otros. Encomiéndalos a Dios.

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