Juan 10:36.
"¿al que el Padre
santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de
Dios soy?"
El debate que se presenta aun hoy, que si
Jesucristo es el hijo de Dios o si Jesucristo es Dios, no es nuevo. Esta
misma interrogante se planteo estando Jesucristo en persona acá en la
tierra, incluso fue motivo para que los que no pudieron entender
la palabra de Dios, en boca de Jesucristo, procuraran matarle pues nunca
llegaron a conocerle.
Los judíos oyeron que Jesucristo dijo: hijo de Dios
soy, pero no le creyeron, antes lo tomaron como una blasfemia y usaron esta
expresión para condenarle.
"Los judíos le respondieron:
Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a
sí mismo Hijo de Dios." Juan 19:7.
¿Será que hoy también hay muchos con el corazón
como el de aquellos judíos?
“Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer
todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo
padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?” Lucas 24:25-26.
Cuantos, cuando oyen decir que Jesucristo es el hijo
de Dios, les retiñe en sus oídos y condenan a aquellos que dicen la
gran verdad, que Jesucristo es el Hijo de Dios, y según sus creencias
están condenados. Fíjese que dije: según sus creencias, porque esto mismo
hicieron los judíos "...según nuestra ley debe morir...." el juicio a
nuestro señor Jesucristo no fue según la ley de Dios sino según la ley de los
escribas y fariseos intérpretes de la ley. Para ellos, cuando Jesucristo
dijo: “Yo y el Padre uno somos.” esto era una blasfemia, porque según ello
se estaba autoproclamando Dios, cuando en realidad está diciendo que él es hijo
de Dios.
Jesucristo nunca dijo que él era Dios el
Padre, como tampoco se autoproclamo hijo de Dios sino que fue el
Padre quien emitió un decreto tocante a quien es Jesucristo.
En el libro de los salmos encontramos, cuando Dios
declara que Jesucristo es su Hijo, por lo tanto, cuando Jesucristo
dice que es Hijo de Dios, no es una autoproclamación.
“Yo publicaré el decreto; Jehová me ha
dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy.” Salmos 2:7.
Jesucristo simplemente hizo publico el decreto que ya
Dios había hecho, pudiésemos decir que desclasificó el documento o lo dio a
conocer en gaceta publica, para usar términos terrenales actuales, cuando dijo
“Hijo de Dios soy”
Los judíos de ese tiempo torcieron las escrituras de
la misma forma que torcían las palabras de Jesucristo y establecieron un
juicio afirmando palabras que Jesucristo nunca dijo, esto hace nulo dicho
juicio. Los que le acusaron falsamente lo hicieron en base a una mentira:
“Le respondieron los judíos, diciendo:
Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo
hombre, te haces Dios.” Juan 10:33.
Este es un juicio en base a pruebas falsas, y una
mala interpretación de la ley.
La misma ley que hablaba de la venida de Jesucristo
fue usada para condenarle.
“Y les dijo: Estas son las palabras que
os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo
lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.”
Lucas 24:44.
Sabían que Jesucristo era su rey, pero esto lo
utilizaron para crucificarle. Cuando Pilato les dijo: he aquí vuestro Rey, los judíos
le rechazaron:
“Era la preparación de la pascua, y como
la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: ¡He aquí vuestro Rey! Pero
ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he
de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que
César.” Juan
19:14-15.
“Dijeron a Pilato los principales
sacerdotes de los judíos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo:
Soy Rey de los judíos. Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito.” Juan 19:21-22.
Sabían que Jesucristo vino de parte de Dios, pero aún
así no le creyeron; porque les era necesario nacer de nuevo.
“Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal
entre los judíos. Éste vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que
has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú
haces, si no está Dios con él.” Juan3:1-2.
Sabían que Jesucristo era el mesías, pero aún así lo
crucificaron, porque no lo creyeron.
“Y le rodearon los
judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el
Cristo, dínoslo abiertamente.” Juan 10:24.
“Y comenzaron a
acusarle, diciendo: A éste hemos hallado que pervierte a la nación, y
que prohíbe dar tributo a César, diciendo que él mismo es el Cristo, un rey.”
Lucas 23:2.
“Entonces algunos de
la multitud, oyendo estas palabras, decían: Verdaderamente éste es el
profeta. Otros decían: Éste es el Cristo. Pero algunos decían: ¿De Galilea
ha de venir el Cristo? ¿No dice
El desconocimiento y la tardanza para creer el
contenido de las profecías hizo que se cumplieran delante de sus ojos y fueron
incapaces de impedir su curso, antes colaboraron para que se llevaran a
cabo en su totalidad.
“Porque los habitantes de Jerusalén y sus
gobernantes, no conociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas que
se leen todos los días de reposo, las cumplieron al condenarle.” Hechos 13:27.
Todas estas cosas, aunque la ley, los salmos y los
profetas las relataban aun viendo que en Jesús se estaban cumpliendo, no las
creyeron.
¿Por qué Jesucristo
dijo que él y el Padre son uno?
“Yo y el Padre uno somos.” Juan 10:30.
Para no llegar a la misma conclusión de aquellos judíos
que, por una mala interpretación condenaron a muerte al Señor Jesucristo,
es necesario entender la razón o el por qué Jesucristo dijo: “yo y el padre uno
somos”; y es que cuando un hijo hace las mismas obras de su padre, desde
ese momento es uno con su padre.
¿Está acaso diciendo que son la misma persona? Nunca,
jamás.
Para estos judíos si, y por eso lo iban a apedrear.
"Entonces los judíos volvieron a
tomar piedras para apedrearle.” Juan 10:31.
Y Jesucristo le lleva a la esencia de lo que había
dicho, le habla de las obras, de lo que le hacía uno con su Padre.
“Jesús les respondió: Muchas buenas
obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis?” Juan 10:32.
Eran las obras lo que lo hacían uno con el Padre, y
por eso dijo "uno somos", no eran la misma persona; sin embargo ellos
entendieron que había dicho que eran la misma persona y por eso lo iban a
apedrear.
“Le respondieron los judíos, diciendo:
Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo
hombre, te haces Dios.” Juan 10:33.
Ellos sabían que Jesucristo es un hombre, pero cuando
dijo que era uno con el padre entonces interpretaron que eran la misma persona,
por lo tanto se estaba haciendo a sí mismo Dios.
En su defensa, el Señor Jesucristo les dice:
“¿al que el Padre santificó y envió al
mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?.” Juan 10:36
En esta pregunta está, al mismo tiempo, una aclaración:
Lo que Jesucristo dijo fue: no somos la misma persona, el padre me santificó y
me envió al mundo, soy un enviado de Dios; y además les dijo "...hijo de
Dios soy...."
En el momento cuando Jesucristo dijo "...yo
y el Padre uno somos..." les esta diciendo "...hijo de Dios
soy..." porque está haciendo las obras de su padre.
El hijo hace lo que ve hacer al Padre.
“Respondió entonces Jesús, y les dijo: De
cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo
que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el
Hijo igualmente.” Juan 5:19.
Este conocimiento es clave, no solo para entender
quien es Jesucristo sino para saber quienes somos nosotros; tus obras, nuestras
obras dicen quienes somos, si en verdad somos hijos de Dios. Si hacemos las
obras de Dios entonces somos hijos de Dios y uno con el Padre.
“Porque todos los que son guiados por
el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.” Romanos 8:14.
Esta es la base de la afirmación de
Jesucristo: Los hijos hacen las mismas obras de su padre; por eso hace distinción
entre descendientes e hijos. Hay una diferencia grande entre ser descendientes
y ser hijos de alguien.
“Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla
cabida en vosotros. Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis
lo que habéis oído cerca de vuestro padre. Respondieron y le dijeron:
Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las
obras de Abraham haríais. Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os
he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham.” Juan 8:37-40.
Jesucristo reconocía que estas personas eran
descendientes de Abraham pero con estas palabras les está diciendo que no son
hijos de Abraham porque ellos no hacían las obras de Abraham. Solo eran descendientes
pero no hijos de Abraham; podían llegar a ser no solo descendientes sino
también hijos de Abraham al hacer sus obras. Si ellos hubiesen hecho las obras
de Abraham entonces hubiesen sido uno con Abraham, esto no significaba que esos
judíos eran Abraham, la misma persona, sino que eran uno con Abraham
porque hacían las mismas obras; pero las obras que querían hacer negaba que
fuesen hijos de Abraham.
“Vosotros hacéis las obras de vuestro
padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un
padre tenemos, que es Dios. Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre
fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he
venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió.” Juan 8:41-42.
Luego ellos se declaran hijos de Dios, pero sus obras
tampoco coincidían con las de Dios; pues debían amar a aquel que Dios envió al
mundo, a nuestro Señor Jesucristo. Ellos rechazaron al Hijo de Dios, a aquel
que Dios nos dio:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna.” Juan
3:16.
¿Donde está el problema? En el no ser capaz de
entender el lenguaje. Jesucristo les está hablando de que un hijo hace las
obras de su padre y ellos están pensando que Jesucristo se refiere a que son la
misma persona. Padres e hijos no son las mismas personas pero llegan a ser uno
al hacer las mismas cosas, al actuar de la misma forma.
“¿Por qué no entendéis mi lenguaje?
Porque no podéis escuchar mi palabra.” Juan 8:43.
Para poder entender es necesario poder escuchar la
palabra.
Como los hijos hacen las mismas obras de su
padre, en base a estas dos obras, estos judíos eran hijos del diablo:
primero, porque querían matar a Jesucristo; segundo, por mentirosos, pues Jesucristo
nunca dijo que el era Dios, como le acusaban, sino que dijo que él es hijo de
Dios, uno con su Padre; Jesucristo les dice:
“Vosotros sois de vuestro padre el
diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida
desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en
él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de
mentira. Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis. ¿Quién de vosotros me
redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? El
que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque
no sois de Dios.” Juan 8:44-47.
Decir que Jesucristo es la misma persona que Dios,
que es el mismo Padre, es decir mentira; pues Jesucristo es una persona aparte
del Padre, enviado de su Padre, pero que hace las mismas obras que hace el Padre
y esto lo constituye en hijo de Dios. Si tu y yo queremos ser uno con Dios
debemos hacer las obras que hace el Padre.
“Y ya no estoy en el mundo; mas éstos
están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos
en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.” Juan 17:11.
“Mas no ruego solamente por éstos, sino
también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que
todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean
uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que
me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo
en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo
conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me
has amado.” Juan
17:20-23.
Son las obras que hizo Jesucristo las que nos
confirman que él es el Hijo del Dios viviente y estas mismas obras nos hablan
de que Jesucristo es uno con el Padre.
“Si no hago las obras de mi Padre, no me
creáis. Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para
que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.” Juan 10:37-38.
Jesucristo no está buscando su propia gloria, no anda
haciendo su propio mundo o creando un universo paralelo al del Padre, sino que
todo lo que hace es para gloria del Padre; no se está autoproclamando Dios.
“El que habla por su propia cuenta, su
propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es
verdadero, y no hay en él injusticia.” Juan 7:18.
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el
cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí
mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Filipenses 2:5-8.
Aun hoy hay quienes siguen creyendo que
Dios y Jesucristo son la misma persona, no han podido entender que Jesucristo y
el Padre son uno porque Jesucristo hace las obras del Padre. Cuando ven
que Jesús dijo: “yo y el Padre uno somos” llegan a la misma conclusión a que
llegaron estos judíos que no hacían las obras de Abraham, ni las obras de Dios,
y dicen que Jesús es el mismo Padre, que es Dios; y esto porque la palabra de
Dios no haya cabida en ellos.
“El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.” Juan 8:47.