Ir al contenido principal

La obra que cumple el Espíritu de Dios



1º de Corintios 2:12-13.


"Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual." 

Si bien cualquiera puede hablar de lo que está escrito en la Biblia, e incluso filosofar entorno a un tema, dándole un matiz aparentemente espiritual, nunca, jamás podrá igualar la obra del Espíritu de Dios que mora en nuestros corazones. Lo que está haciendo, quien aparenta, es simplemente una imitación que nunca tendrá el mismo efecto que aquel mensaje esbozado por el Espíritu de Dios. Es necesario ser bautizados con el Espíritu Santo, su obra en nuestras vidas y en la del que nos oye es insustituible. 

"Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual." 1º de Corintios 2:12-13.

Te has preguntado ¿Por qué las personas no cambian a pesar de pasar tantos años en la iglesia? Porque nunca han sido llenos del Espíritu de Dios, porque se resisten a la obra del Espíritu; porque no dejan que el Espíritu de Dios trabaje, obre en sus vidas. Si niegan la existencia del Espíritu de Dios o lo sustituyes por un razonamiento filosófico que llamas espíritu nunca podrás ver el obrar del Espíritu de Dios, carecerán de la transformación que hace el Espíritu de Dios.

"Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios." 1º de Corintios 6:11.

"porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis." Romanos 8:13.

 El Espíritu de Dios es un elemento que forma parte de Dios, emana, procede de Dios y Dios ha dispuesto que more, habite, en nuestros corazones, que seamos templo de su Santo Espíritu. 

"Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí." Juan 15:26.

“Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido,” 1ra Corintios 2:12.

El Espíritu de Dios es un elemento constituyente de Dios por esto dice la escritura que el Señor es el Espíritu, para denotar que le pertenece a él; refiriéndose "Señor", en este caso, a Dios y no al Señor Jesucristo.

"Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad." 2º de Corintios 3:17.

Aprovecho para apuntar que esto es unidireccional: El Señor (Dios) es el Espíritu pero no encontrará en la escritura que diga el Espíritu es el Señor (Dios), pues así constituiría en Dios al Espíritu Santo. El Espíritu Santo no es Dios, sino que Dios es el Espíritu, que no es lo mismo. El Espíritu Santo no es Dios sino que es de Dios, un elemento que le pertenece y escudriña lo profundo de Dios. (Ver artículo: Dios y su Espíritu)

"Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios." 1º de Corintios 2:10-11.

Cuando Dios envía su Santo Espíritu a nuestras vidas llegamos a ser templos del Espíritu de Dios, estará en nosotros.

"¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" 1º de Corintios 3:16.

"En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu." 1º de Juan 4:13.

El obrar del Espíritu Santo en nuestras vidas es lo que hará la diferencia; que nuestra vida cristiana no sea un repetir mecánico, religioso, que no logra la transformación de la vida del que asiste a una iglesia.

Tenga en cuenta que, aunque usted ya haya sido bautizado con el Espíritu de Dios esto no garantiza que todos los que le rodean están llenos del Espíritu de Dios. El Espíritu de Dios no se transfiere por contigüidad, por estar al lado de alguien que esté lleno del Espíritu; tampoco debe ser motivo de exaltación, de sentirse superior o delirios de grandeza si es bautizado con el Espíritu de Dios.

Felipe había sido lleno del Espíritu de Dios, lo encontramos incluido entre los siete escogidos para un trabajo en la iglesia primitiva.

"Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo." Hechos 6:3.

"Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía;" Hechos 6:5.

Este Felipe es el que encontramos luego predicando el evangelio en Samaria.

"Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella ciudad." Los Hechos 8:5-8.

No cabe duda que Felipe había sido bautizado con el Espíritu de Dios, era usado por Dios, tenia autoridad para echar fuera demonios, bautizaba, pero los que le rodeaban no estaban siendo llenos con el Espíritu Santo.

"Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres." Los Hechos 8:12.

“los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús.” Hechos 8:15-16.

Por más que alguien sea bautizado en agua no significa que ya está lleno del Espíritu Santo; aun cuando en la práctica alguno puede ser lleno del Espíritu Santo antes del bautismo en agua.

"También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito." Los Hechos 8:13.

Por más que usted sea lleno del Espíritu de Dios no necesariamente usted va a impartirle el Espíritu Santo a los que le rodean, en ocasiones puede ser necesario que Dios use a alguien más para hacerlo.

"Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santoporque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo." Los Hechos 8:14-17.

"Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. Eran por todos unos doce hombres." Los Hechos 19:1-7.

Lo que es necesario que entienda es que todos necesitamos ser llenos del Espíritu de Dios, que ésta es la disposición de Dios para este último periodo.

"Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros." Juan 14:16-17.

Es necesario tener bien claro que el Espíritu Santo es un elemento, un Espíritu que forma parte de Dios, que no es un pensamiento, ideología o concepto; por esto dice el Señor Jesucristo "...a quien yo enviaré..." alguien que es enviado y que debemos recibir. ¿Ya le recibiste?

"Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí." Juan 15:26.

Permita Dios que podamos comprender que todos necesitamos ser llenos del Espíritu de Dios, pero también que no todos tienen el mismo ministerio; que es Dios por medio del mismo Espíritu reparte diferentes ministerios en aquel que viene a morar.

"Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere." 1º de Corintios 12:8-11.

No se sienta a menos si por sus manos Dios no le da el Espíritu Santo a los que usted pastorea, como sucedió con Felipe,  Dios usará a alguien más, y esto debemos aceptarlo con humildad. Dios lo está permitiendo para que todos los miembros del cuerpo ejerzan la función que Dios le asigno. Si no es por medio de ti será por mano de alguien más. Dios te usará grandemente en otra área, donde quizá no use a otro que esté cerca de ti. Por el hecho de que tú seas alguien como Felipe eso no te hace menos, da gloria a Dios que te está usando para congregar un pueblo para Dios. No reniegues del Espíritu de Dios, de su obra y de su existencia simplemente porque por tu oración no les es dado el Espíritu de Dios a otro; es Dios quien está a cargo de darlo por medio de quien él disponga; de nosotros es el disponer el corazón y propiciar la ocasión para recibir el bautismo del Espíritu Santo.

"Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?" Lucas 11:13.

"Y yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo." Números 11:17.

 "Y salió Moisés y dijo al pueblo las palabras de Jehová; y reunió a los setenta varones de los ancianos del pueblo, y los hizo estar alrededor del tabernáculo. Entonces Jehová descendió en la nube, y le habló; y tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta varones ancianos; y cuando posó sobre ellos el espíritu, profetizaron, y no cesaron." Números 11:24-25.

Note usted que por más que Moisés era grandemente usado por Dios no se le encargó la trasferencia del Espíritu de Dios sobre los setenta que le ayudarían.

Así hoy, confíe en que Dios usará el medio necesario para impartir su Santo Espíritu.

"Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños;" Hechos 2:17.

Dios promete derramar de su Espíritu, yo simple y llanamente debo creerlo. Dios lo hará aun cuando usted no lo crea, incluso le quitará del medio a usted para que no estorbe si intenta impedir que alguien, que le ha pedido conforme a las escrituras, sea templo del Espíritu de Dios.

"Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; mas si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios." Hechos 5:38 -39.

Cuando persistimos en impedir la obra del Espíritu de Dios en la vida del creyente corremos el riesgo de que a la larga el trabajo que hemos hecho se pierda, no tenga validez ante Dios. Puede pasar mucho tiempo y estar creyendo que tenemos un enfoque correcto, que se es una opción de salvación. Permítame aclararle que no estamos para construir opciones de salvación, el evangelio de salvación es uno solo, una sola opción, enviada por Dios y traída por nuestro Señor Jesucristo.

“diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” Marcos 1:15.

“Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,” Tesalonicenses 1:6-9.

“Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús.” Hechos 8:35.

Felipe no le construyó su propia alternativa de salvación al eunuco, simplemente le habló de la única opción de salvación, el evangelio de Jesús.

Recuerde que cada quien es responsable de lo que construye sobre el fundamento que Dios estableció.

"Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa." 1º de Corintios 3:11-14.

Permítame poner este ejemplo:

En el libro de Apocalipsis al menos se pueden ver ocho iglesias, quizá haya más, pero hay siete incluidas en el mensaje a las iglesias en los capítulos dos y tres; la octava en el capitulo dieciocho. En estas siete hay un mensaje que ellos deben oír para corregir a través de sus líderes, cuyo ponente es el mismo: Dios por medio de su Santo Espíritu, en boca de Jesucristo.

"El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias." Apocalipsis 2:29.

Si en la actualidad hay alguna iglesia que no cree en la existencia del Espíritu de Dios o piensa que simplemente es un poder ¿Podrá así escuchar lo que el Espíritu habla? No; ellos estarán ajenos al mensaje del Espíritu, porque no reciben el Espíritu de Dios.

La octava iglesia que se puede ver en el libro de Apocalipsis es la gran ramera, sobre ella cae un juicio. ¿Por qué no hay un mensaje del Espíritu de Dios para esta iglesia por medio de sus líderes? Porque ellos no son guiados por el Espíritu de Dios sino por el espíritu de error, el espíritu que opera en los hijos de desobediencia, el espíritu del mundo.

"en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás." Efesios 2:2-3.

Solo encontramos un llamado al pueblo de Dios a salir de en medio de ella.

"Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;" Apocalipsis 18:4.

En cada una de estas iglesias vemos diferentes construcciones, entiéndase como: puntos de vistas, creencias, prácticas, doctrinas, pero a Dios gracias que siempre se encuentra un grupo dentro de ellas que no se contamina con las prácticas equivocadas. Están dentro de esa iglesia pero no practican las costumbres desviadas de la iglesia, que los lideres han permitido incluso practicado; ellos alcanzaran la salvación.

La obra del Espíritu de Dios hoy es más importante que en cualquier otro tiempo ya que el testimonio del Espíritu ya no depende de personajes únicos, que llegaron a creerse indispensables, sino que Dios trata, de forma individual, con aquel en quien ha hecho morar su Santo Espíritu, incluso para comprobar si lo que nos dice alguien es de Dios o no lo es.

“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.” Juan 16:13.

“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y éste es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.” 1ra de Juan 4:1-3.

La presencia del Espíritu de Dios es lo que hará que no dependamos a ciegas del la enseñanza humana, de la sabiduría del mundo, como ocurría con los israelitas que dependían de la interpretación que daban los escribas y fariseos de las escrituras, sino que podemos juzgar si la enseñanza que escuchamos es verdadera, pues el Espíritu de verdad nos dará testimonio a nuestro espíritu.

La obra del Espíritu de Dios no se limita a transmitir conocimiento sino que también es fundamental en la transformación de la vida, la forma de vivir del creyente.

“porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” Romanos 5:5.

“porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.” Romanos 8:13-14.

Sin embargo dependemos más de su dirección, de la guía, ya que no nos obligará a cambiar. El cambio es voluntario pero dirigido por el Espíritu de Dios, entonces su obra se hará visible.

“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” Efesios 4:2-32.

Somos ayudados a identificar lo que debemos cambiar, incluso podemos pedir ayuda a Dios para ser transformados, pero es necesario poner de nuestra parte; vivir conforme al Espíritu. Si intentamos cambiar por nuestras fuerzas verá algo de cambio, conducta religiosa, repetitiva, imitación del verdadero cambio; pero cuando nos ponemos en las manos de Dios para vivir conforme al Espíritu entonces el fruto del Espíritu se verá en nuestras vidas. Es necesario deponer nuestra actitud de creer que podemos cambiarnos a nosotros mismos y reconocer que Dios lo puede hacer mejor que nosotros.

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.” Gálatas 5:22-25.

Entradas más populares de este blog

LAS ENFERMEDADES Y LOS SIERVOS DE DIOS

Las enfermedades y los siervos de Dios. 2da de Corintios 11:29. “¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?” A veces encontramos personas que creen que es su deber pelear contra las enfermedades como si fuesen sus enemigos. Le declaran la guerra, como si la enfermedad es un monstruo que se está llevando a la persona, no sabiendo cual es el origen y que no tienen que pelear sino rogar a Dios, quien es el que puede solucionar la situación. En la biblia encontramos relatos en la vida de los siervos de Dios, episodios donde atravesaron diversas enfermedades; aún cuando eran ungidos de Dios y es que no existe tal cosa como que no tendremos enfermedades en nuestro cuerpo. Grandes hombres de Dios padecieron enfermedades. Existe la posibilidad de padecer enfermedades mientras estemos en esta tierra. El Apóstol Pablo relata en su vida varios episodios de enfermedad. Hablando con los gálatas dice: “Pues vosotros sabéis que a causa de una