Efesios 1:20-23.
“la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.”
En el ámbito cristiano podemos
encontrar diferentes interpretaciones de las escrituras. Esto ha provocado que existan
innumerables organizaciones, cada una con su propia creencia. Mientras más
importante o relevante es el tema se puede ver que muchos mas divergente son
las interpretaciones; y esto tiene una razón muy sencilla. Mientras no se crea
a la palabra de Dios existirán cada vez más interpretaciones diferentes, mas
dudas creará en las personas que no dependen de la dirección del Espíritu de
Dios y saldrán más estudiados a procurar dar su punto de vista según los
manuscritos, costumbres, ideas que crean apoyar su posición. Hablo de la
dirección del Espíritu de Dios porque el Señor Jesucristo dijo que el Espíritu
Santo nos recordaría todo lo que él dijo mientras estuvo en la tierra, y que
nos diría las cosas que vendría; incluso conocer que Jesucristo es el Hijo de
Dios, y conocer quien es el Padre requiere de la intervención de Dios por medio
de su Santo Espíritu.
“Mas el Consolador,
el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará
todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” Juan 14:26.
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la
verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que
oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.” Juan 16:13.
“Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios
viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo
de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los
cielos.” Mateo
16:16-17.
Somos consciente de la dificultad que ha
causado el poder conocer cual es el nombre que es, que está, sobre todo nombre,
esto debido al efecto que es observado en el ámbito cristiano al invocar el
nombre Jesús. Por los resultados, por las cosas que ocurren al invocar el
nombre “Jesús”, ha llevado a pensar que “Jesús” es el nombre sobre todo nombre.
Es necesario tener muy en cuenta que “el nombre sobre todo nombre” involucra a
los seres que están en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra, no sólo a
los que estamos en la tierra, y también abarca este siglo y el venidero.
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre
que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda
rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;
y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” Filipenses 2:9-11.
“sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo
nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero;”
Efesios 1:21.
El nombre sobre todo nombre involucra a los seres que
están en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra y abarca este siglo y el
venidero, y debe cumplir esta condición para ser considerado como tal. Veamos unos hechos por los que el nombre
“Jesús” no es el nombre sobre todo nombre.
v
Es
cierto que “Jesús” es el nombre dado para salvación; pero tenga en cuenta que
la salvación es inherente a los seres humanos, los que estamos en esta tierra.
Esto deja por fuera a los habitantes del cielo y los de debajo de la tierra, de
quienes no se habla de salvación. El siguiente versículo puntualmente dice:
“…no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombre…” esto excluye al resto
de los seres vivientes que están sobre el cielo; y aquellos que no son hombres.
“Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores,
la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación;
porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser
salvos.” Hechos
4:11-12.
v
Es
cierto que “Jesús” es el nombre que se nos ordenó para que pidiéramos al Padre;
pero tenga en cuenta que al Padre pedimos en el nombre de Jesús sólo los seres
humanos, los que necesitamos la salvación, no los ángeles u otros seres
celestiales. ¿Cómo así? A los únicos de los seres vivientes que Dios llama hijo
es a los seres humanos, por lo tanto somos los únicos en la creación de Dios
que llamamos Padre a Dios. Esto no ocurre con los habitantes del cielo y los de
debajo de la tierra, ellos no son hijos de Dios, son sus criaturas.
“En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que
todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.” Juan 16:23.
v
Es
cierto que estamos autorizando a usar el nombre “Jesús” a la hora de sanar y
echar fuera demonios, entre otras cosas; pero eso también son cosas inherentes
a esta vida en la tierra, no fuera de ella. Del mismo modo encontramos que los
ángeles no reprenden a los demonios en el nombre “Jesús”.
“Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová
que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado
del incendio?” Zacarías
3:2.
El texto nos da la clave:
“…estas señales seguirán a los que creen…”, se refiere a los seres humanos que son
los que no han creído en Dios ni en su amado Hijo, y hay promesas para los
humanos que crean. Note que el versículo dice claramente “…seguirán a los que
creen: En mi nombre...” Esto es importante destacar pues dice muy claro “…a los
que cree:…” luego de la palabra creer hay dos puntos, que hacen una pausa. No
dice “… a los que creen en mi nombre:…” sino que dice: “…a los que creen: En mi
nombre…” Los que creen son los que en su nombre harán las cosas que allí
enumera.
“Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera
demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si
bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus
manos, y sanarán. Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en
el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron en
todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que
la seguían. Amén.” Marcos 16:17-20.
v
El
cierto que “Jesús” es el nombre dado para el perdón de pecados; pero tenga en
cuenta que sólo los seres humanos fueron socorridos para alcanzar perdón de pecados;
ningún otro ser viviente necesita ser perdonado, los ángeles que pecaron están
aguardando la ejecución de su sentencia, no hay oportunidad de perdón. La
predicación del perdón de Pecados es para la raza humana que están en las
naciones de la tierra.
“y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de
pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.” Lucas 24:47.
“De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él
creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.” Hechos 10:43.
“para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a
la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la
fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.” Hechos 26:18.
Por el hecho de que todas estas cosas que he
mencionado sólo están supuestas a ocurrir con los seres humanos, y para los
seres humanos, dejan por fuera a los otros seres vivientes que están en los
cielos y los que están debajo de la tierra, y que el nombre “Jesús” sólo será
usado en este siglo y no en el venidero, el nombre “Jesús” no es “el nombre
sobre todo nombre”. Jesús es el nombre de la persona a quien Dios le dio un nombre
por encima de, por sobre todo nombre. Jesucristo tiene una autoridad dada por
Dios como recompensa de su fidelidad, una potestad para hacer que está ligada a
su cargo, a su posición y no a su nombre propio. Su nombre propio habla de
salvación, lo que Dios haría por medio de él, salvar a su pueblo de su pecado.
Forzar un texto para que diga lo que
pensamos no es interpretar correctamente las escrituras, para esto es necesario
que entendamos el contexto en el cual se han dicho las palabras que están escritas.
Una de las escrituras que algunos usan
para afirmar que “Jesús” es el nombre sobre todo nombre, es la siguiente:
“la cual operó en Cristo, resucitándole
de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales,
sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que
se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió
todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las
cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo
llena en todo.” Efesios 1:20-23.
Por el hecho de que la persona de quien
se dice todo esto se llama Jesús entonces afirman que “Jesús” es el nombre
sobre todo nombre. Pero, al revisar el orden en el cual fueron escritas estas
palabras, como una serie de eventos o hechos que se van sucediendo uno
detrás del otro, nos encontramos que:
1.
fue
resucitado de entre los muertos.
2.
Fue
sentado a la diestra de Dios en los lugares celestiales.
3.
Sobre
todo principado, autoridad, poder, señorío y sobre todo nombre que se nombra.
4.
Sometió
bajo sus pies todas las cosas
5.
Lo
dio por cabeza.
Podemos ver claramente que se está
mostrando una serie de eventos que se dieron desde el momento de la
resurrección hasta que Jesucristo fue exaltado a la diestra de Dios, la
colocación en alto, en el sitial de honor y autoridad a nuestro Señor
Jesucristo, cuando Dios cumplió lo que había dicho que haría con aquel cuya
honra desea El Rey Jehová; y no se trata del momento de su nacimiento.
“Con todo eso, Jehová quiso
quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en
expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de
Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y
quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y
llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con
los fuertes repartirá despojos; por
cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores,
habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.”
Isaías 53:10-12.
“Por cuanto en mí ha puesto
su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto,
por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará, y yo le responderé; Con él
estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga
vida, Y le mostraré mi salvación.” Salmos
91:14-16.
Lo primero que hizo Dios fue resucitar
a Jesucristo de entre los muertos. Después Dios le llevó hasta el lugar de su
trono y le sentó con él en su trono, a su diestra, le dio a Jesucristo
autoridad por encima de todo aquel ser viviente que ejerce autoridad en el
gobierno de Dios, sea cual sea su nombramiento: principado, autoridad, poder,
señorío y para resumir dice “…sobre todo nombre que se nombra…”.
Está porción, Efesios
1:20-23, está haciendo
referencia a la designación de un cargo no a la pronunciación de un
nombre propio.
(a) Nombre:
1.m. Palabra que designa
cualquier realidad, concreta o abstracta, y que sirve para referirse a ella,
reconocerla y distinguirla de otra.
2. Título de una cosa por
el cual es conocida: no recuerdo el nombre del archivo.
(b) Nombrar:
1.tr. Decir el nombre de
alguien o de algo:
nombrame los cabos de
España.
2. Hacer mención honorifica
de alguien o de algo:
jamás pensé que me
nombraría en el capítulo de agradecimientos.
3. Elegir o designar a
alguien, generalmente para un cargo o empleo:
la nombraron embajadora.
(a) (b) (c) Tomado del diccionario
Wordreference.
Al ver el significado de estas palabras
podemos notar que tiene varios significados, y esta es la razón por la que se
ha prestado para confusión en algunos. Los términos “nombre” y “nombrar”, deben
ser usados según el contexto en el que están enmarcadas.
Al revisar el contexto en el cual está
dicha la expresión “…nombre que se nombra…” en la cita de Efesios
1:20-23, podemos ver
que no hace referencia a nombre propio de una persona sino a un titulo.
Entiéndase por nombre propio a aquel que le es otorgado al individuo al momento
del nacimiento o presentación, independientemente de las funciones que
desempeñe o la vida que lleve.
Al designar a una persona con un
nombre, aunque alguien más lo tenga, pasa a ser su nombre propio; pero al
designar a alguien en un cargo, dársele un titulo de autoridad, todos sus
funciones son inherentes al cargo y el nombre del cargo no será jamás su nombre
propio, siempre acompañará a su nombre de pila; Ejercerá autoridad sobre todo
aquel que esté en su cadena de mando.
Lo mismo ocurre con este otro
versículo.
“Por lo cual Dios
también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla
de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda
lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” Filipenses 2:9-11.
Ocurre una serie de eventos, que se
suceden uno tras otro en la vida de Jesucristo:
- Dios lo exalto hasta lo sumo.
- Le dio un nombre que es sobre todo nombre.
- Toda rodilla debe doblarse ante el nombre de Jesús.
- Toda lengua debe confesar que Jesucristo es “El Señor”, para gloria
de Dios Padre.
Es de resaltar, en el punto tres,
cuando dice “…en el nombre de Jesús se doble toda rodilla…” expresa
claramente “…el nombre de Jesús…” y no dice en el nombre “Jesús”. Esa preposición
“de” que aparece antes del nombre “Jesús” hace la diferencia; de allí que se
refiere al nombramiento que Dios le dio como “Señor” y no a su nombre propio
“Jesús”. Así se debe doblar rodilla ante el Señor Jesucristo porque Dios le
hizo “Señor” y no porque se llame “Jesús”. (Para mas detalle vea artículo: La
exaltación de José).
Es el contexto que nos muestra que
cuando, en ambos versículos, usa la expresión "nombre"
que está haciendo referencia al un cargo y no a un nombre propio; las
frases en cuestión son: “nombre que se nombra” y “y le dio un nombre que
es sobre todo nombre,”
En ambos casos se está refiriendo a una
mención honorífica, pues no se trata de la hora de su nacimiento, sino en el
momento de su exaltación, posterior a su muerte y resurrección, cuando ascendió
a los cielos. En el momento en que Dios sentó a nuestro Señor Jesucristo a su
diestra, en el sitial de honor, lo colocó por encima de todos los ángeles,
arcángeles, serafines, querubines, independientemente del nombre propio que ellos
puedan tener; ya sea Gabriel, Miguel o algún otro. Aparte de su nombre propio
ellos ejercen un señorío, han sido designados en cargos de autoridad. No existe
rango en el cielo que no haya quedado por debajo del nombramiento que Dios le
dio a Jesucristo; lo colocó por encima de todo nombre, por eso dice: le dio un
nombre que es sobre todo nombre.
En la exaltación de nuestro Señor
Jesucristo no hubo cambio de nombre propio, sino de nombre general (para mas
detalle ver artículo: ¿Hijo es nombre?) Lo que ocurrió fue un cambio de rango,
de ser Señor y Cristo pasó a ser Señor de todos los seres creados; Señor de
Señores, claro está: Todos están bajo la autoridad de Jesucristo con excepción
de aquel que le exalto, el Padre.
“Porque todas las cosas las
sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas
a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas.” 1ra de Corintios 15:27.
Por haber sido exaltado es que
encontramos que allá en el cielo, delante del Padre, recibe honra y adoración:
“Y a todo lo creado que
está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a
todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono,
y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos
de los siglos.” Apocalipsis 5:13.
Durante su ministerio terrenal
Jesucristo era simplemente Señor y Maestro, así lo reconoció él mismo:
“Vosotros me llamáis
Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y
el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies
los unos a los otros.” Juan 13:13-14.
Es en el momento de la exaltación que
viene a ser Señor de Señores, a causa del nuevo nombramiento, cuando Dios le
designa por encima de todo nombre. El
nombramiento que Dios le dio a su Hijo amado, luego que ascendió a los cielos,
engrandeció aun más el nombre propio de Jesús. Por el “nombre sobre todo
nombre”, el ser Señor, añadió relevancia al nombre “Jesús” para su uso en la
tierra; y es que “El Señor” se llama “Jesús”. Al pronunciarlo, ya no te estas
simplemente refiriendo al maestro que caminó por las calles de galilea, al
cordero de Dios que quita el pecado del mundo, ahora te estas refiriendo a
aquel que está sentado a la diestra de Dios, que fue declarado Señor
por Dios su Padre, a aquel que Dios puso como juez de vivos y muertos:
Esto es lo que hace grande al nombre Jesús, su portador, por el lugar que
ocupa otorgado por Dios, sobre todo nombre.
Es necesario recalcar que el nombre “Jesús”, en el
siglo venidero, ya no lo tendrá el hijo de Dios, ya no se llamará así; por lo
que no se cumple “…y sobre todo nombre que se
nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero …” Jesucristo
dijo que Dios le cambiará el nombre propio, tendrá un nombre nuevo. Deja además
ver este versículo que Jesús y su Padre no tienen el mismo nombre.
“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca
más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el
nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del
cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. El que tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias.” Apocalipsis 3:12-13.
Así que por el hecho de que el nombre de Jesús le será cambiado al Hijo de Dios, y no será usado en el siglo venidero, no puede ser el nombre “Jesús” el nombre sobre todo nombre; mientras que nuestro Señor Jesucristo es Señor en este Siglo y en el venidero, para gloria de Dios Padre.