Por qué descendió Jesús al Seol
Mateo
12:40
“Porque como
estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el
Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.
El tema de la ida y estadía de Jesucristo al Seol es
bastante interesante. Hay muy poco escrito en la biblia, o no
se da muchos detalles, de todo lo que Jesucristo hizo en el periodo en el su
cuerpo estuvo en el sepulcro; pero está claro que el mismo Jesucristo habló de
que él iría al corazón de la tierra.
“Porque como
estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará
el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.” Mateo 12:40.
Aun cuando Jesucristo dijo que estaría en el corazón de la tierra
hay quienes simplemente niegan el episodio, pues para ellos en esos tres días
Jesucristo estaba en el cielo. Decir que en ese periodo Jesucristo estaba en el
cielo es llevarle abiertamente la contraria a lo dicho por Jesucristo. No
se puede poner en duda que Jesucristo haya estado en el corazón de la tierra,
porque a Jesucristo no se le halló engaño en su boca.
“el cual no
hizo pecado, ni se halló engaño en su boca;” 1º
de Pedro 2:22.
Es necesario tener bien claro el por qué descendió hasta ese lugar,
¿Por qué no fue a otro lugar? En el centro de la tierra se encuentra el lugar
donde van las almas de los seres humanos que han muerto. Allí duermen
las almas, esperando el día de la resurrección para presentarse ante el
tribunal de Cristo para ser juzgados. Entonces ¿Por qué fue
Jesucristo a ese lugar? la respuesta es sencilla, simplemente porque
Jesucristo, por ser un hombre, murió; ya lo he dicho antes, allí va el alma de
los seres humanos que han muerto. Así está relatado el momento de su muerte:
“Entonces
Jesús, clamando a gran voz,
dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró." Lucas 23:46.
Lo primero que hay que tener claro es que Jesucristo es un hombre, un
ser humano, y como hombre pasó por el mismo proceso que pasan todos los seres
humanos, fue engendrado, nació, creció y también gustó la muerte, para
luego ser resucitado por Dios para no volver a ver muerte.
“Porque por
cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección
de los muertos.” 1º de Corintios 15:21.
¿Es que no había algún otro lugar donde pudiera haber sido llevado? Esto
de ir al corazón de la tierra no fue una elección, Jesucristo siguió el camino
de todos los seres humanos que pasan por la muerte, como dijera David.
“Llegaron
los días en que David había de morir, y ordenó a Salomón su hijo,
diciendo: Yo sigo el camino de todos en la tierra; esfuérzate, y sé
hombre.” 1º de Reyes 2:1-2.
Este proceso de pasar por la muerte fue el que le llevó a estar en
el corazón de la tierra; su alma fue llevada al lugar de los muertos.
“Pero vemos
a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de
gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la
gracia de Dios gustase la muerte por todos.” Hebreos
2:9.
Al pasar por la muerte, se desagrupan los elementos que componen al ser
humano; el espíritu de vida, que le da vida al cuerpo, va a Dios que lo dio; el
cuerpo es puesto en la sepultura para ser convertido en polvo; y el alma va al
lugar de espera, al Seol, donde va el alma de todos los que han muerto, y
allí duerme.
Tomando en cuenta este proceso, al morir el Señor Jesucristo, como ser
humano que es, siguió el mismo proceso; su espíritu fue a Dios que lo dio,
su cuerpo fue puesto en el sepulcro y su alma fue al hades, en el corazón de la
tierra. La razón principal por la que su alma fue al hades y allí permaneció
hasta que Dios le desató de los dolores de la muerte, es porque allí va el
alma de los seres humanos al morir.
“o, ¿quién
descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos).”
Romanos 10:7.
“al cual
Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible
que fuese retenido por ella.” Los Hechos 2:24.
Ya estaba profetizado que Jesucristo iría a ese lugar cuando pasara por
la muerte; así mismo que Dios no dejaría que el alma de Cristo estuviese allí
en el Hades por mucho tiempo.
“viéndolo
antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el
Hades, ni su carne vio corrupción.” Los Hechos
2:31.
Es de resaltar que en este versículo hace la distinción entre el
alma, que va al hades y permanece allí, mientras que el cuerpo, que está
en el sepulcro, está supuesto a corromperse, ver corrupción, podrirse
hasta llegar a ser polvo.
Ciertamente Jesucristo ascendió a los cielos, pero esto no fue inmediatamente
cuando murió, ni durante los tres días que su cuerpo estuvo muerto. Luego de
haber resucitado Jesucristo se encontró con María magdalena que había ido al
sepulcro y él mismo le dijo, cuando ésta intentó tocarle, que aún no había
subido al cielo.
“Jesús le
dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; más ve a mis
hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro
Dios." Juan 20:17.
Jesucristo es muy claro cuando les afirmó que él aún no había subido al
cielo, donde está Dios Padre, su Padre; así que esto afirma aún más que esos
tres días y noches estuvo en el corazón de la tierra.
Jesucristo, para poder hacer la redención de la humanidad, debía
presentarse en el santuario celestial, en el lugar santísimo, con su propia
sangre; pero esto no ocurrió durante los tres días que su cuerpo estuvo en el
sepulcro.
“y no por
sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una
vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.” Hebreos 9:12.
“De otra
manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del
mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre
por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.” Hebreos 9:26.
Tampoco se trató simplemente del derramamiento y presentación en el
santuario de su sangre, lo que hizo fue completo, se presentó como ofrenda ante
Dios. Su cuerpo es parte de la ofrenda, por lo que su ascensión al cielo debía
ser en cuerpo y alma, esto quiere decir ya resucitado; y así ocurrió.
“En esa
voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo
hecha una vez para siempre.” Hebreos 10:10.
“pero Cristo,
habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados,
se ha sentado a la diestra de Dios,” Hebreos 10:12.
Algo que impedía que subiese a los cielos estando su cuerpo muerto, es
que su alma debía estar en su cuerpo para poder ir al cielo ya que su cuerpo
formaba parte de la ofrenda que debía presentar en el lugar santísimo, y no era
por separado.
“Porque no
entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el
cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;” Hebreos 9:24.
No hay duda de que Jesucristo subió a los cielos, y se presentó ante
Dios, pero debe quedar claro que no fue durante el tiempo que su cuerpo
estuvo muerto que lo hizo.
Según las ordenanzas dadas para los sumos sacerdotes según la ley de
Moisés, ningún sumo sacerdote podía contaminarse por muerto, aunque fuese un familiar
muy cercano. Ahora, estando el cuerpo de Jesucristo enterrado en una tumba, en
un cementerio, ciertamente estaba contaminado y así no podía presentarse en el
lugar santísimo. Jesucristo, como sumo sacerdote, se presentó en el lugar santísimo.
“Y el sumo
sacerdote entre sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el aceite de la
unción, y que fue consagrado para llevar las vestiduras, no descubrirá su
cabeza, ni rasgará sus vestidos, ni entrará donde haya alguna persona
muerta; ni por su padre ni por su madre se contaminará. Ni saldrá del
santuario, ni profanará el santuario de su Dios; porque la consagración por el
aceite de la unción de su Dios está sobre él. Yo Jehová.” Levítico 21:10-12.
Lo segundo de la ida de Jesucristo al corazón de la tierra es que esto
serviría como señal, como anuncio de que no se quedaría allá, sino que
regresaría, saldría de ese lugar; el padre no le dejó bajo la autoridad de la
muerte. Recuerde que Jesucristo estuvo sujeto a la muerte, la muerte se
enseñoreó de él; pero, las palabras de nuestro Señor Jesucristo nos daban la
seguridad que su alma no iba a ser dejada en el hades pues como Jonás,
que al tercer día fue sacado del vientre del pez, así mismo nuestro
Señor Jesucristo seria sacado del corazón de la tierra.
“El respondió
y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será
dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el
vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en
el corazón de la tierra tres días y tres noches. Los hombres de Nínive se
levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se
arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este
lugar." Mateo 12:39-41.
La resurrección de nuestro Señor Jesucristo es señal para que creamos en
sus enseñanzas, en sus palabras, pue él es el Cristo de Dios; y así estaba
profetizado que Dios haría con el Cristo, le resucitaría de entre los muertos.
Esto nos da la seguridad de que Jesucristo fue el enviado de Dios y así
como Dios le resucito de entre los muertos también nosotros seremos
resucitados. Dios cumplió su palabra dada con relación a nuestro señor Jesucristo,
su alma no fue dejada en el hades; de la misma forma cumplirá
con nosotros, como está prometido.
“Porque no
dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción.” Salmos 16:10.
“viéndolo
antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el
Hades, ni su carne vio corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos
nosotros somos testigos.” Los Hechos 2:31-32.
“Porque si
creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los
que durmieron en él.” 1º de Tesalonicenses 4:14.
La ida de nuestro Señor Jesucristo al corazón de la tierra también es una
señal para la generación mala y adultera, los que no creyeron en Jesucristo,
los que no creen que él es el Hijo de Dios, el Cristo de Dios que vino en
carne.
“En esto conoced
el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en
carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha
venido en carne, no es de Dios; y éste es el espíritu del anticristo, el
cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.” 1ra Pedro 4:2-3.
Estos judíos
no creían que Dios, por amor a la humanidad, había enviado su Hijo Jesucristo nacido
de mujer; que fue Jesucristo a quien Dios envió en carne.
“Pero cuando vino
el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y
nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de
que recibiésemos la adopción de hijos.” Gálatas 4:4-5.
“Porque de tal
manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a
su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por
él.” Juan 3:16-17.
Por su
negativa a aceptar lo que Dios había hecho, de enviar a su Hijo en carne, se
enfrentaban con la pregunta que se hacía la gente.
"Y toda
la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David?” Mateo 12:23.
Para supuestamente salir de la duda pedían señal.
“Entonces
respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro,
deseamos ver de ti señal.” Mateo 12:38.
Ante esta requisición Jesucristo les dice que no les daría señal, sino
que la que ya les había sido dada, lo que había ocurrido con el profeta Jonás.
Por no creer en Jesucristo antes de su muerte y resurrección les tocaría creer después
de la resurrección, cuando vieran que resucito como estaba dicho del Cristo;
regresaría a la vida, como Jonás fue devuelto al tercer día después de haber
estado en el vientre del pez. Los que no creyeron que él era el Cristo, el Hijo
de David, por los milagros que Dios hacía por manos de él antes de su muerte,
les tocaría creer cuando le vieran resucitado.
“Jesús le
dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no
vieron, y creyeron.” Juan 20:29.
“Varones
israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios
entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre
vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis;” Los Hechos 2:22.
Es triste la situación, pero hoy vuelve a repetirse la misma escena,
muchos no creen que fue Jesucristo quien vino en carne, a ellos les tocará
darse cuenta, cuando Jesucristo regrese para sentarse en el trono de David su
padre y reinar por mil años, que el Hijo de Dios vino en carne en la persona
del Señor Jesucristo; para muchos será demasiado tarde.
“Y le preguntarán:
¿Qué heridas son estas en tus manos? Y él responderá: Con ellas fui herido en
casa de mis amigos.” Zacarías 13:6.
“No todo el que me
dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día:
Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera
demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé:
Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.” Mateo 7:21-23.
Jesucristo no fue al infierno.
Hay quienes creen que, mientras el cuerpo de Jesucristo estuvo muerto,
su alma fue al infierno; nada mas alejado de la realidad. Jesucristo no fue al
infierno ni irá. No confunda infierno ni lago de fuego con hades o Seol.
El infierno es un lugar de tormento y allí aún no hay nadie. El infierno es el
lugar donde serán llevados los que salgan reprobados en el juicio del tribual
de Cristo.
“Cuando el Hijo
del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se
sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones;
y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los
cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad
el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.” Mateo 25:31-34.
“Entonces dirá
también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado
para el diablo y sus ángeles.” Mateo 25:41.
“E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la
vida eterna.” Mateo 25:46.
“De manera que como
se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo.
Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los
que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el
horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos
resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para
oír, oiga.” Mateo 13:40-43.
Ningún ser humano ha sido enviado aun al infierno, todavía no han sido
juzgados.
Haciendo referencia al Señor Jesucristo, el Apóstol Pablo nos dice que
nuestro Señor Jesucristo descendió a las partes mas bajas de la tierra, pero
que de allí subió, y esto para ascender hasta los cielos.
“Por lo
cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los
hombres. Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero
a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que
también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.” Efesios 4:8-10.
Así que está claro
que el Señor Jesucristo, en los días que su cuerpo estuvo en el sepulcro,
descendió al corazón de la tierra, al hades, porque allí va
el alma de los seres humanos que mueren.