Ir al contenido principal

Jesucristo vino en carne

 

Jesucristo vino en carne

1º de Juan 4:3

"y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo."

En la actualidad cada vez es más frecuente encontrarse con personas que abiertamente dicen que Dios vino en carne, Dios se convirtió en carne y vino al mundo en forma de hombre; aquel texto, que otrora los evangelistas usaban en todas sus predicas, ha dejado de usarse porque ahora no les apoya lo que creen.

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios." Juan 3:16-18.

Cuando leemos esta escritura, y somos sinceros con nosotros mismos y con la verdad, estos versículos no nos permiten decir algo distinto a lo que en realidad ocurrió: "Dios nos ha dado a su Hijo Unigénito" y "Dios nos ha enviado su Hijo al Mundo para que seamos salvos por él"

Allí podemos ver que quien vino en carne fue el Hijo de Dios y no Dios.

"Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo, Y nos levantó un poderoso Salvador En la casa de David su siervo, Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio;Lucas 1:68-70.

En este mundo el ser humano está bajo la influencia de espíritus, sea de los espíritus malos que le llevan a hacer el mal, o del espíritu bueno que le lleva a obedecer y servir al Dios Viviente, Jehová de los ejércitos.

Así encontramos la advertencia de no creer a todo espíritu, porque existen muchos espíritus procurando desviarle de la verdad.

 "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo." 1º de Juan 4:1.

Es necesario tener presente que el Espíritu de Dios Habla, que sí podemos oírle, y es menester oírle para poder pregonar la verdad que él inspira.

"Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.Mateo 10:20.

"Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo." 1º de Corintios 12:3.

Existe otro espíritu que también habla, el espíritu de error, que busca alejar a las personas de la verdad.

 "en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,Efesios 2:2.

O se está bajo la influencia del Espíritu de verdad o bajo la influencia del espíritu de error, pero tenga cuidado al juzgar, pues atribuirle la obra que hace el Espíritu de Dios a un espíritu inmundo es blasfemar contra el espíritu de Dios, por lo tanto, se hace necesario conocer la obra que hace tanto el espíritu de verdad como el espíritu de error para hacer un justo juicio; es menester tener discernimiento de espíritu.

El espíritu del anticristo.

Es un hecho que toda persona está bajo la influencia de un espíritu; ya sea del espíritu de verdad o del espíritu de error. El espíritu de verdad es el Espíritu de Dios, el otro consolador; mientras que el espíritu de error es el espíritu de desobediencia, el espíritu del anticristo.

El espíritu del anticristo busca a toda costa negar la existencia y la venida del Cristo de Dios; entonces dirá que Jesucristo no vino en carne, sino que Dios vino en carne. Al decir que fue Dios quien vino en carne está negando al Hijo, y el que niega al Hijo no tiene al Padre.

"Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre." 1º de Juan 2:23.

El que no tiene al Padre se ha extraviado de la verdad, ha dejado la doctrina de Cristo.

"Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo." 2º de Juan 1:9.

El espíritu del anticristo produce, en aquel que está bajo su influencia, esta característica: niega que Jesucristo ha venido en carne.

"Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo." 2º de Juan 1:7.

De una forma muy sutil se enseña en muchas iglesias que Jesucristo no vino en carne. Quizá usted esté pensando que en su iglesia no ocurre esto; pero le he dicho que lo hacen de forma muy sutil, y han logrado engañarle.

Le pongo un ejemplo: tal vez usted ha escuchado decir en la iglesia donde usted va que:

 "el verbo es Dios, y el verbo se convirtió en carne, por lo tanto, Dios se convirtió en carne. Dios convertido en carne vino al mundo. Ese Dios convertido en carne es Jesucristo, así que Jesucristo es Dios, luego le dicen que fue Dios quien murió en la cruz del Calvario."

De forma muy sutil le han dicho que no fue Jesucristo quien vino en carne sino Dios.

Ahora, ¿Qué diferencia vería usted? si dijeran: 

El verbo es El Hijo de Dios. El verbo fue hecho carne, por lo tanto, el hijo de Dios fue hecho carne y el hijo de Dios vino al mundo en carne. Ese hijo de Dios convertido en carne que vino al mundo es Jesucristo, así que Jesucristo es el hijo de Dios, luego fue el Hijo de Dios quien murió en la cruz del calvario.

Este último párrafo claramente dice que fue Jesucristo, el hijo de Dios, quien vino en carne a este mundo.

¿Se escandalizo? Aun cuando las dos afirmaciones anteriores parecieran ser lo mismo, se figuran como iguales pero el mensaje y su significado es muy diferente; por esto es que se convierte, una de las dos, en un grave problema al decir que Jesucristo no vino en carne sino Dios. Le animo a leer las escrituras, pues lo que ocurrió fue que Dios envió a su hijo al mundo en semejanza de carne de pecado, como ofrenda por nuestros pecados, para que muriese en la cruz del calvario derramando su sangre para el perdón de nuestros pecados.

"Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;" Romanos 8:3.

"Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo." 1º de Juan 2:2.

"Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él." 1º de Tesalonicenses 4:14.

Y esto de que Jesucristo, el Hijo de Dios, derramó su vida hasta la muerte, permitió que Dios le otorgara un reconocimiento; le exaltó hasta lo sumo, sentándole a su diestra; y le colocó también como el más excelso de los reyes de la tierra.

"Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores." Isaías 53:12.

"Yo también le pondré por primogénito, El más excelso de los reyes de la tierra." Salmos 89:27.

Quizá lo que le escandalizó más fue cuando dije que el verbo es el hijo de Dios, y es que así lo dice la escritura, que este es el nombre que se le da al hijo de Dios, con el cual Juan, en sus libros, hace referencia a Jesucristo.

"Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS." Apocalipsis 19:13; por eso le dije: el verbo es el hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo. Pero ¿Acaso Juan1:1 no dice que el verbo es Dios? Pues no, no dice que el verbo es Dios. Claramente allí dice “…y el verbo era Dios…” tampoco dice “…ya era Dios…” Simplemente dice “…era Dios…” Tiempo pasado del verbo ser, “era” y no “es” en el tiempo presente. Si dice Era es porque ya no lo es o no está, dejo de ser o estar. Veámoslo con detenimiento. Es necesario leer en el capítulo uno, el versículo dos y también el catorce, para que podamos ver también que esa expresión “…era Dios…” no se refiere a que Jesucristo era el Padre. Juan usa la expresión “…era Dios…” para hacer énfasis que el verbo estaba dentro de Dios, que aún no había salido, pero luego que nació es el verbo de Dios.

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Éste era en el principio con Dios.” Juan 1:1-2.

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Juan 1:14.

No cabe duda de que el propósito del escritor del libro de Juan, en este primer capítulo, es hablar de alguien diferente a Dios, del origen del Hijo de Dios. Cómo estaba en el principio, con quién estaba y como llegó a ser carne o cómo llegó a ser el Hijo de Dios, forma parte de los primeros versículos de este capítulo. Su relato inicia desde antes que pudiéramos ver su gloria, como del unigénito del Padre. Para dejar claro que Jesucristo no tenía una existencia paralela al Padre, que no existía antes de que se cumpliera el tiempo, Juan dice que Jesucristo estaba con el Padre “…Era con Dios…” o “…Estaba con Dios…”. Esta expresión “…con Dios…” no significa al lado de Dios, sino dentro de Dios ¿Dónde? en el Padre; pues hasta el cumplimiento del tiempo estuvo en los planes de Dios, en sus promesas del Nacimiento del Hijo y en la razón por la que Dios hizo el universo, en su interior. Es por esto que Jesucristo dice “…Yo de Dios he salido…”

“Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió.” Juan 8:42.

“Pero yo le conozco, porque de él procedo, y él me envió.” Juan 7:29.

Mientras no se había materializado la vida o el nacimiento de Jesucristo, al estar aún en Dios, entonces “…el verbo era Dios…” porque sólo su existencia estaba dentro de Dios, en la promesa que Dios había hecho, en sus planes, en Dios su Padre, quien le engendró en el vientre de María, con su imagen, como lo planeó; quien llama las cosas que no son como si fuesen porque lo ha pensado y también lo hace venir.

“Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero; que llamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré.” Isaías 46:9-11.

Cuando vemos el versículo catorce del capitulo uno de Juan, nos encontramos que dice: “…Y aquel Verbo fue hecho carne…” Note usted que dice clara mente “…fue hecho…”, alguien mas lo hizo, no se hizo a sí mismo, como escuchará usted a algunos decir “el verbo se hizo carne” o “Dios se hizo carne”. Estas dos últimas expresiones son incorrectas, son una vil mentira. Dios no se hizo carne, ni el verbo se hizo a sí mismo carne. La biblia dice bien claro que “…aquel verbo fue hecho carne…”, alguien lo hizo, Dios hizo carne el verbo que estaba en Dios, con Dios; y es ahora el verbo de Dios.

Juan retoma esta misma idea en el primer capítulo de 1ra epístola de Juan, lo que Jesucristo, el verbo de vida, había sido en el principio, donde estaba, y lo que llegó a ser por el poder de Dios.

Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó);” 1ra de Juan 1:1-2.

De la misma forma que el evangelio de Juan, la primera carta inicia hablándonos de Jesucristo y no de su Padre; en ésta también llama a Jesucristo como el Verbo, por lo tanto el Hijo de Dios es el verbo, que estaba dentro del Padre antes que se nos fuese manifestado.

Si miramos el punto de vista de varias organizaciones, en relación a quien fue el que vino en carne, nos encontramos que:

Cuando un trinitario expresa que Jesucristo es Dios está refiriéndose a una de las tres personas que conforman el Dios de la Trinidad; por lo tanto, una parte que conforma ese Dios trino, el Dios Hijo, es el Cristo que vino en carne, la segunda persona de la trinidad.

Cuando un Testigo de Jehová expresa que Jesucristo es Dios está refiriéndose a un dios menor o más pequeño, el arcángel Gabriel, y no a el Padre; por lo tanto, el Padre no es el cristo, sino que un dios pequeño vino en carne.

Cuando un Modalista, Jesús solo o unicitario expresa que Jesucristo es Dios está refiriéndose a que Jesucristo es el Padre o Dios es Jesucristo; por lo tanto, el Padre es el Cristo. Para ellos fue el Padre quien vino en carne como Cristo.

Cuando un Unitario bíblico o Monoteísta bíblico expresa que Jesucristo es Dios, si es que lo llega a considerar, está refiriéndose a una distinción otorgada al Hijo de Dios, como representante de Dios Padre en la tierra, mas no es Jesucristo el Padre; o también una referencia al verbo de Dios en el principio, antes de ser hecho carne, por lo tanto, Dios no es el Cristo. Fue el Hijo de Dios quien vino en carne. La mayoría de los Unitarios Bíblicos reconocen que Jesús es un hombre, no Dios.

Entre todos, quienes afirman que Dios es el Cristo, son los que están diciendo que fue el Padre quien vino en carne y no Jesucristo, oponiéndose al Cristo. Basta con decir que fue Dios quien vino en carne para estar en contra de Cristo, es negar que Jesucristo vino en carne. Los que dicen que Jesucristo es Dios el Padre están en todo momento negando al Hijo de Dios.

Al decir que Jesús es Dios el Padre están diciendo que Dios es el Cristo, por lo tanto, están negando que el Hijo de Dios es el Cristo. Negar que Jesús es el Cristo es incurrir en una flagrante mentira; esta persona es catalogada en las escrituras como anticristo y como engañador.

"¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo." 1º de Juan 2:22.

 "Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo." 2º de Juan 1:7.

La verdad

Jesucristo vino a predicar el camino de Dios con verdad; él habló de su Padre, que él había sido enviado por el Padre.

"Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres." Mateo 22:16.

Por predicar la verdad, por decir que él es el hijo de Dios, procuraron matarle.

"Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham." Juan 8:40.

Y así como en los días de la predicación de Jesucristo, la gente que escucho la verdad de los labios de Jesucristo no le creyeron, tampoco quieren creer la verdad hoy.

 "Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis." Juan 8:45.

Muchos, como Poncio Pilato, menosprecian la verdad, la tienen en poco; prefieren las tradiciones y explicaciones conforme a la corriente de este mundo, palabrerías huecas que los mantiene esclavos del error. La verdad es escuchada y creída por aquel que es de la verdad.

"Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito." Juan 18:37-38.

Para creer la verdad hay que estar dispuestos a creer la verdad, pero aún más; estar dispuestos a escuchar la voz del Espíritu de Dios que revela la verdad.

"Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.Mateo 16:16-17. 

 "Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar." Lucas 10:22. 

Tanto el Padre como el Hijo se encargan de revelarnos la verdad, por medio del Espíritu Santo.

 "Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir." Juan 16:13.

¿Cuál es la verdad? Que solo hay un Dios, el Padre y un Señor Jesucristo, Hijo del Padre, que ese hijo de Dios vino en carne; que ellos, el Padre y su Hijo, son distintos el uno del otro, uno mayor que el otro, uno bajo autoridad del otro, uno el creador el otro la criatura.

"El anciano a la señora elegida y a sus hijos, a quienes yo amo en la verdad; y no sólo yo, sino también todos los que han conocido la verdad, a causa de la verdad que permanece en nosotros, y estará para siempre con nosotros: Sea con vosotros gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del Señor Jesucristo, Hijo del Padre, en verdad y en amor." 2º de Juan 1:1-3. 

"para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él." 1º de Corintios 8:6.

"lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo." 1º de Juan 1:3.

"Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo." Juan 14:28.

"Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada." Juan 8:29. 

Permanecer en esta verdad trae libertad, recogida en este versículo:

 "Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." Juan 8:31-32. 

Y esta es la verdad que trae vida eterna, conocer a Dios y a aquel que Dios envió al mundo, a su Hijo Jesucristo.

"Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado." Juan 17:3.

La verdad es que fue Jesucristo, el hijo de Dios que vino en carne quien murió en la cruz del calvario, para acercarnos a Dios, para que por medio de él conociéramos a Dios.

"Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;" 1º de Pedro 3:18.

"sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios." 1º de Pedro 1:18-21. 

En la biblia encontrará escrito "El Cristo de Dios", nunca encontrará el Dios Cristo, ni Dios el Cristo.

En las sagradas escrituras podrás encontrar que hace referencia a un Cristo, y que este Cristo es de Dios, el Cristo de Dios, pero nunca podrás encontrar que diga el Dios Cristo; y esto es porque el cristo no es Dios, ni Dios es el Cristo; tampoco el Cristo es el mismo Dios Padre, porque Dios no se convirtió en Cristo, sino que hizo a alguien más, a su amado Hijo, Señor y Cristo.

"El les dijo: ¿Y vosotros, quién decís que soy? Entonces respondiendo Pedro, dijo: El Cristo de Dios." Lucas 9:20.

 "Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo." Los Hechos 2:36.

En las sagradas escrituras encontramos un orden, una escala de valores o si lo prefiere una jerarquía, que va de lo menor a mayor, de lo más pequeño a lo más grande; estableciendo una cadena de dependencia, de subordinación.

"Así que, ninguno se gloríe en los hombres; porque todo es vuestro: sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir, todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios." 1º de Corintios 3:21-23.

A) todo es vuestro.

B)  vosotros de Cristo.

C) Cristo de Dios.

Esto crea un orden, donde claramente Dios es la cabeza de Cristo, está por encima de Jesucristo.

"Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo." 1º de Corintios 11:3.

A) el varón es la cabeza de la mujer.

B) cristo es la cabeza de todo varón.

C) Dios es la cabeza de Cristo.

Todas estas cosas se hacen claramente visibles en las escrituras cuando comprendemos que fue el Señor Jesucristo quien vino en carne y no Dios el Padre.

Es de vital importancia creer y proclamar que Jesucristo vino en carne ya que él es el profeta que Dios había prometido por boca de Moisés que enviaría al mundo; esta es la enseñanza del espíritu de verdad, a favor del Cristo.


Entradas más populares de este blog

LAS ENFERMEDADES Y LOS SIERVOS DE DIOS

Las enfermedades y los siervos de Dios. 2da de Corintios 11:29. “¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?” A veces encontramos personas que creen que es su deber pelear contra las enfermedades como si fuesen sus enemigos. Le declaran la guerra, como si la enfermedad es un monstruo que se está llevando a la persona, no sabiendo cual es el origen y que no tienen que pelear sino rogar a Dios, quien es el que puede solucionar la situación. En la biblia encontramos relatos en la vida de los siervos de Dios, episodios donde atravesaron diversas enfermedades; aún cuando eran ungidos de Dios y es que no existe tal cosa como que no tendremos enfermedades en nuestro cuerpo. Grandes hombres de Dios padecieron enfermedades. Existe la posibilidad de padecer enfermedades mientras estemos en esta tierra. El Apóstol Pablo relata en su vida varios episodios de enfermedad. Hablando con los gálatas dice: “Pues vosotros sabéis que a causa de una