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LA IMAGEN DEL CREADOR



La Imagen del creador.
Génesis 9:6.
“El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.”

Toda creación tiene la imagen de  su creador, todo descendiente lleva la imagen de su progenitor. Siempre se cumplirá este principio, pues así lo estableció el mismo Dios. Cuando Dios creó al hombre, al primer Adán, lo creó a su imagen y semejanza. ¿Qué fue Adán con respecto a Dios? Su creación. Adán fue, o trajo la imagen de Dios. Cuando Dios se refiere a la raza o especie humana lo hace con la expresión hombre.
“…porque a imagen de Dios es hecho el hombre.” Génesis 9:6.

Y es Adam el referente de ese raza humana. Pero ¿Sólo el hombre? ¿Trajo Eva la imagen de Dios? Si; el principio es que la creación o lo creado tiene la imagen de su creador, entonces sin duda alguna Eva también trajo la imagen de Dios, puesto que dice:
Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados.” Génesis 5:2.

Eva no es obra o producto de Adam. Eva no fue engendrada por Adam. Adam fungió como fuente de la sustancia de donde Dios formó, creó a Eva. Así como la aparición de Adam es por voluntad de Dios, del mismo modo lo es la creación de Eva. Fue Dios y no Adam quien decidió hacerle una ayuda idónea. Luego, esta imagen fue trasmitida a toda la raza humana. Como especie podemos decir que fuimos creados a imagen de Dios. Sin embargo, esta imagen la hemos obtenido ya no directamente de Dios sino de nuestros progenitores.

Así encontramos que cuando Adam y Eva tuvieron hijos, entonces ya no dice que Set fue creado a imagen y semejanza de Dios, sino que trae la imagen de quien lo engendró, quien a su vez tiene la imagen de Dios.
“Éste es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo. Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados. Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set.” Génesis 5:1-3.

Así, cada ser humano que engendra hijos lo hace a su imagen y semejanza. Son los hijos los que tendrán la imagen de los Padres, pero nunca los padres tendrán la imagen de los Hijos. Por eso es que los hijos se parecen a los Padres y no los Padres a los Hijos. Es en una sola dirección, la descendente. Así cada generación tiene la imagen y semejanza de sus progenitores.
Dice la escritura, que nosotros hemos traído la imagen de Adam.
“Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.” 1ra de Corintios 15:49.

Hemos traído la imagen de este primer hombre, el terrenal, Adam; y note que no dice que directamente trajimos la imagen de Dios.
“El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.” 1ra de Corintios 15:47.

Luego todos somos descendientes de Adam, sin embargo nunca podríamos decir con verdad que Adam se parecía a nosotros, pues somos nosotros los que nos parecemos a Adam; el que ha sido engendrado de aquel que le engendró.

En el caso de Jesucristo ¿Qué ocurre? ¿Tenía Jesucristo la imagen y semejanza de José y María o no?  Pues Jesucristo es un caso especial.  Jesucristo tiene la imagen de aquel que lo engendró. Fue introducido Jesucristo en la raza humana, como hombre,  por el mismo ser que introdujo a Adam en esta tierra. Como ser creado por Dios, Jesucristo tiene la imagen y semejanza de Dios, y no de María y mucho menos de José. Es por eso que dice que:

“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.” Colosenses 1:15.

La imagen de Dios en Jesucristo es por haber sido creado por Dios y no porque Jesucristo sea Dios o un Dios. Jesucristo es la Imagen de Dios por su origen, su creación por Dios, al haber sido creado por Dios.- Tampoco lo es por ser hijo de Dios. Jesucristo primero fue creado, engendrado y luego fue declarado Hijo de Dios.

Dios es el creador de Jesucristo, es quien lo engendró por medio de su Santo Espíritu. Cuando el Ángel habló a José, esto fue lo que le dijo:
“Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.” Mateo 1:20.

No fue engendrado de María, sino en María. De igual forma, al decir: “…del Espíritu Santo es”, no está diciendo que el Espíritu santo es el Papá, sino que es producto del mover del Espíritu de Dios enviado desde lo alto para manifestar el poder de Dios. Esta es la forma de obrar de Dios. Envía su Espíritu donde quiere poner de manifiesto su poder.
“Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.” Lucas 1:35.
Envías tu Espíritu, son creados, Y renuevas la faz de la tierra.” Salmos 104:30.

Dios operó un milagro creativo (de creación) en el vientre de María e hizo que la promesa, la palabra que había dado por boca del profeta Isaías se hiciese una realidad. Acá no intervino voluntad humana; ni Mará tuvo que ver en el acto de ser engendrado Jesucristo en su vientre, más allá de su disposición para que la voluntad de Dios fuese hecha en su ser.  Ella simplemente dijo:
“Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.” Lucas 1:38.

María fue la receptora de ese milagro. No solamente creyó, sino que permitió que Dios implantara en su vientre lo que creó, lo que formó, lo que hizo. Dice la escritura:
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Juan 1:14.

No se hizo carne solo o por sí solo, alguien lo hizo “fue hecho”. Dios hizo una creación de carne en el vientre de maría.
Este hecho coloca a Jesucristo como poseedor de la imagen de su creador, de su Padre, y no de María, pues ella no lo engendró. Así que el Apóstol Pablo nos lo presenta como el Segundo Hombre.
El Primer hombre, creado por Dios = Adam.
El Segundo hombre, creado por Dios = Jesucristo.
“El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.” 1ra de Corintios 15:47.

Además agrega, que este postrer Adam, Jesucristo, en constituido por Dios como el primogénito de toda creación.
“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.” Colosenses 1:15.

La creación de Jesucristo ocurrió cuando se cumplió el tiempo para Dios hacerlo. Estaba en los planes de Dios hacerlo y por esto ya lo había dado a saber por medio de los profetas.
“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.” Isaías 7:14.

Así Dios lo había anunciado y así lo habría de cumplir. ¿Cuándo? Cuando el tiempo se cumpliera.
“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.” Gálatas 4:4-5.

La expresión enviar no hace referencia a una preexistencia, sino a el hecho de que nuestro Señor Jesucristo está sujeto a la voluntad de Dios, recibe y obedece ordenes de Dios. Por eso dijo a sus discípulos:
“Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.” Juan 20:21.

El ser enviado es porque recibió mandamiento de lo que iba a decir y hacer.
“Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar.” Juan 12:49.
“Mas para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago. Levantaos, vamos de aquí.” Juan 14:31.

El ser enviado es porque recibió un mensaje de parte de Dios para trasmitírnoslo.
Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos.” Hechos 10:35.

Del mismo modo habla Dios de un origen para el Hijo de Dios. Proféticamente hablando el salmista nos dice:
“Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy.” Salmos 2:7.

Hubo un momento de creación, un momento de existencia, cuando Dios lo engendró. Como profecía, el salmista está relatando un evento futuro ¿Cuándo ocurrió? Cuando vino el cumplimiento del tiempo.
“ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.” 1ra de Pedro 1:20-21.

Así es introducido, nuestro Señor Jesucristo, en medio de una genealogía, la de David, por medio de María. Al nacer de ella forma parte de su genealogía, pero la imagen que trajo no fue la de María. Jesucristo trajo la imagen de su creador, de su hacedor, de quien lo engendró en el vientre de María. Por más que nace de María, vemos que es colocado como un comienzo. A pesar de que María no está en el comienzo, Jesucristo viene a ser un comienzo. El Apóstol Pablo lo refiere como el segundo Adam. No porque fuese de la descendencia de Adam a través de María, sino por haber sido formado por el mismo creador. Esto tienen Adam y Jesucristo en Común: Ambos fueron creados por Dios; y por esto a ambos se les relaciona con la imagen de Dios.

De Adam se dice:
 “Éste es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo.” Juan 5:1.

De Jesucristo se dice:
“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.” Colosenses 1:15.

De manera que, así como nosotros hemos traído la imagen de Adam, el terrenal, de la misma manera traeremos la imagen de Jesucristo, el segundo Adam, el celestial.
“Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.” 1ra de Corintios 15:49.

Al ser Jesucristo la imagen de su creador, y nosotros traer la imagen de Jesucristo, entonces nosotros traeremos la imagen de Dios, quien creó a Jesucristo a su imagen.
Este es el propósito de Dios, que así como traemos la imagen del primer Adam, lleguemos a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo Jesucristo.
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.” Romanos 8:29.

Este principio se cumple aún en el cambio que debe ocurrir en cada uno de nosotros.
“No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,” Colosenses 3:9-10.

El nuevo hombre tiene la imagen del que lo creó y nosotros somos llamados a tener esa imagen. Al ser revestidos del nuevo hombre tendremos la imagen de Dios que lo creó.

La imagen que trajimos de Adam se fue viciando con toda clase de conductas inapropiadas, conforme a los deseos engañosos y a nuestra concupiscencia; por esto es necesario que la imagen que tenemos sea cambiada. El Apóstol Pablo nos habla como si estuviésemos quitándonos y poniéndonos una especia de prenda de vestir o algo que llevamos.
“… despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo,…” Colosenses 3:9-10.

Este nuevo hombre tiene una imagen, la de su creador. El que creó este nuevo hombre le dio su imagen. Así es el principio: Toda creación tiene la imagen de su creador. Por eso es que usted, al ver el trabajo hecho por otro, tiende a exclamar: “Yo no lo hubiese hecho así.” Claro, esa creación no lleva la imagen suya, sino la de su creador. Del mismo modo Jesucristo, lleva la imagen de su creador, imagen que es necesario que nosotros adquiramos, con la ayuda de Dios, para que lleguemos, de igual modo, a ser verdaderos Hijos de Dios.

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