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El hablar de un enviado


El hablar de un enviado.

“Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.  Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.” Salmos 91:14-16.

En la biblia encontramos el relato de varios personajes quienes hablaron un mensaje de parte de Dios, puesto que ellos fueron enviados por Dios para transmitirlo. Algunos fueron seres humanos, otros fueron seres celestiales u otras creaciones de Dios. Algunos hicieron su trabajo por largo tiempo, otros muy breve, incluso sin mucho protocolo; se limitaron a simples frases u acciones. Daré más detalles en los casos donde hay conversaciones, para conocer mejor como transmitían el mensaje.
Además de que Dios hablaba con los profetas, por medio de su Espíritu, encontramos el relato de cómo se manifestaba el ángel de Jehová. Este hacía aparición corporal, visible, para transmitir un mensaje de parte de Dios; que quien lo escuchaba a su vez debían transmitir.
Esta palabra dada por medio de los ángeles, tenía el respaldo de Dios. Por eso el Apóstol Pablo dijo:
“Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución,” Hebreos 2:2.
 Dios cumplió las palabras que mandó a decir por medio de ángeles. Así tenemos ángeles en el momento de la destrucción de Sodoma y Gomorra, sacando a Lot de ese lugar, porque  tenían una orden de parte de Dios quien les había enviado para destruir el lugar. Génesis 19:13.  Estos ángeles son relatados como varones, a los cuales reverenció Lot, no los adoró, les saludó con respeto, sin saber que eran ángeles. 
“No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.” Hebreos 13:2.,
quienes traían una misión, una palabra de parte de Dios.
Así como la palabra dicha por medio de ángeles, también la palabra dada por medio de los apóstoles fue, es  y será firme hasta que toda sea cumplida.
Pero, ¿Cómo hablaban estos enviados? Si bien, cuando alguno de los profetas hablaba podemos encontrar expresiones tales como: “Así ha dicho Jehová”, “Vino a mi palabra de Jehová”, “Oíd palabra de Jehová diciendo”, “Así dijo Jehová”, “Palabra de Jehová”, entre otras, para dejar claro que no eran los profetas quienes hablaban por su propia voluntad, sino que Dios les había ordenado que decir.  Pero, no en todos los casos fue así.  El libro de los Salmos nos muestra un ejemplo de esto:
“Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.  Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.” Salmos 91:14-16.
 Notemos que estas palabras no están precedidas de “Jehová a dicho” o cosa semejante; pero nadie pasa a creer que es David a quien, el siervo del que se refiere este Salmo, debe dirigirse o que es David quien lo va a librar y mostrarle su salvación. Habla acá David en primera persona, como si él fuese Dios, más sabemos muy claro que no lo es. ¿Qué ocurre entonces? David repite las palabras que oyó de Dios, tal cual como las oyó. No las modifica ni las coloca en tercera persona.
Otros ejemplos están en el libro de Isaías, cuando el habló de las profecías contra Babilonia y contra Moab en el capítulo 13 y 15. La narración la hace en primera persona, como si Isaías fuese Dios. ¿Qué significa? Que él está repitiendo las palabras que oyó. Esta característica es frecuente en el libro de Isaías. Pasa de una narración en tercera persona a una en primera persona como si fuese él el protagonista.
Si vemos otro ejemplo en el libro del profeta Isaías, ocurre de igual manera:
“He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones. No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley.  Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan: Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas. Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas. He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré notorias.” Isaías 42:1-9.
 Vemos que inclusive usa la expresión “Yo Jehová” pero nunca para atribuírsela a Isaías, sino que repite las palabras que oyó.
Claro, es más frecuente encontrar una profecía precedida de la frase “Así ha dicho Jehová” y entonces nosotros reconocemos las palabras que han sido dichas por medio del profeta como palabra de Dios; sin embargo el profeta las expresa en primera persona, como si fuese él quien va a hacer lo que está diciendo en el mensaje.
“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado.” Joel 2:28-32.
 Acá vemos que el profeta Joel pasa de primera persona a tercera persona y esto es común entre los profetas. Puede, entonces, un anuncio de parte de Dios estar precedido de la frase “Así ha dicho Jehová” o puede que no.
De esta forma de hablar no estuvo exento Jesús de Nazaret, el hijo de Dios, quien fue enviado a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
“El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.” Mateo 15:24.
 Ejemplo de esto lo encontramos cuando Jesucristo les explico que:
“…, es necesario que hoy y mañana y pasado mañana siga mi camino; porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén. !Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados!  ! Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!  He aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y os digo que no me veréis, hasta que llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor.” Lucas 13:33-35.
Vemos como Jesucristo pasa de hablar sus palabras, de lo que era necesario que hiciera, a expresar
“Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste.”;
palabras estas atribuibles a su Padre, quien fue quien estableció, a lo largo de los años, profetas y enviados para  hacer volver el corazón de los hijos de Israel; terminando aquí las palabras de Jesucristo con una profecía, de algo que ocurrirá en el futuro y pareciera que son palabras de Jesucristo en todo momento.
Jesucristo habló las palabras que oyó de su padre, por eso en algunas ocasiones pareciera como si fuese Dios mismo el que estuviese hablando, pero simplemente él está repitiendo las palabras que oyó de su padre:
“Entonces le dijeron: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús les dijo: Lo que desde el principio os he dicho. Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo al mundo. Pero no entendieron que les hablaba del Padre. Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo. Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.” Juan 8:25-29.
“Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.” Juan 12:49-50.
 Vemos que Jesucristo repitió las cosas que su padre le dio que dijese, y aun más. “lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.”
De igual manera ocurre con el lenguaje o con la forma de hablar del Ángel de Jehová. Dios le dijo a Moisés:
“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado. Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él. Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren. Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.” Éxodo 23:20-23.
 Claramente Dios da la instrucción de este personaje llamado “El Ángel de Jehová”, a quien Dios mismo dice: “Mi Ángel”; y si Dios dice que él es su ángel, yo debo creerle a Dios. El Ángel de Jehová no es Dios, es su Ángel. Dios puso sobre este Ángel su nombre, por lo tanto si lleva el mismo nombre de Dios, el nombre del ángel es admirable, porque el nombre de Dios es admirable. Si el nombre de Dios es Glorioso, el del ángel también es glorioso, pues es el mismo nombre.
Dios les dijo que éste ángel tendría una función, en ese momento, de ser guía para que “Te introduzca en el lugar que yo he preparado”. Pero había otra cosa más que saber. Este ángel habla. Dios dijo: “Oye su voz” “si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere”. Vemos acá que Dios está diciendo que va a darle palabras por medio del ángel y que si guardaban las palabras que el ángel dijere esto agradaba a Dios, pues no eran las palabras del ángel sino las de Dios, dichas por medio del ángel.
Si este ángel se llama Jehová, usted debe esperar que se refieran a él por su nombre, como Jehová, aunque no es Dios; pero el nombre es el mismo. Veamos un ejemplo: Cuando Sodoma y Gomorra iban a ser destruidas en Génesis 19:23-24.
“El sol salía sobre la tierra, cuando Lot llegó a Zoar.  Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos;”
 Vemos que el ángel de Jehová se le dio autoridad para que hiciese llover fuego de los cielos y dice “Jehová” refiriéndose al ángel de Jehová, “de parte de Jehová” refiriéndose a Dios.
De esta manera, en varias oportunidades, cuando leemos que alguien estuvo delante de Jehová o se le presentó Jehová, puede que se esté refiriendo al ángel de Jehová y no a Dios, pues a Dios nadie le ha visto ni puede verle con estos ojos materiales.
“Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.” Éxodo 33:20.
Dios habló por medio del Ángel de Jehová, le dio palabras, le dijo que debía decir; así como hay ocasiones donde, estando presente el ángel de Jehová, también se escucha la voz de Dios presente. Veamos un ejemplo:
“Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: !Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios. Éxodo 3:2-6.
 Algunos ven aquí solamente a Dios; pero no es así. Acá está el ángel de Jehová, la Zarza, el fuego que no consumía la zarza y la voz de Dios. Al revisar Hechos 7:30-32, nos ayuda a entender.
“Pasados cuarenta años, un ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza. Entonces Moisés, mirando, se maravilló de la visión; y acercándose para observar, vino a él la voz del Señor: Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob. Y Moisés, temblando, no se atrevía a mirar.”Hechos 7:30-32.
“A este Moisés, a quien habían rechazado, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez?, a éste lo envió Dios como gobernante y libertador por mano del ángel que se le apareció en la zarza.” Hechos 7:35.
 Moisés escuchó la voz de Dios desde en medio del fuego. Cuando vio Jehová que Moisés iba, Dios lo llamó de en medio de la Zarza. Así intervino Dios también en esta escena.
De igual forma, podemos ver, en otras oportunidades, Moisés habló con el Ángel de Jehová, como lo explica esteban en hechos 7:38.
“Este es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida que darnos;”
; y el Apóstol Pablo agrega que la ley fue ordenada por medio de ángeles.
“Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador.” Gálatas 3:19.
Este Ángel de Jehová, enviado por Dios, para que introdujera al pueblo de Israel en la tierra prometida, para que les diese a conocer las palabras, hablaba con moisés, aunque moisés en otras oportunidades hablaba cara a cara con Dios.
Notemos que, si el ángel de Jehová era Dios, y ya Moisés había visto al ángel de Jehová varias veces ¿Qué sentido tiene pedirle a Dios que le mostrase su rostro?
“El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria.  Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá. Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña;  y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro.” Éxodo 33:18-23.
 ¿Por qué quería ver el rostro de Dios? Porque aún no le había visto; solamente había visto su Ángel.
Otro ejemplo es cuando Jacob luchó con el varón, en Génesis 32:22-30.
“Y se levantó aquella noche, y tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el vado de Jacob. Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos y a todo lo que tenía. Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.” Génesis 32:22-30.
 Dios envía un ángel para darle un anuncio a Jacob. Dios le envió a decir que su nombre será cambiado por el de Israel. Para ver más claro esta porción debemos leer lo que dijo el profeta Oseas, en el Libro que lleva su nombre.
“En el seno materno tomó por el calcañar a su hermano, y con su poder venció al ángel. Venció al ángel, y prevaleció; lloró, y le rogó; en Bet-el le halló, y allí habló con nosotros.” Oseas 12:3-4.
 Una descripción del encuentro, de la lucha que tuvo Jacob con el varón, dándonos explicación que ese varón era un ángel.
Vemos así, que Jacob no peleo con Dios o contra Dios, por así decirlo, sino con un ángel que lleva el mismo nombre de Dios, el ángel de Jehová, de quien varias veces en la biblia solo se refiere como Jehová; como lo podemos ver en Éxodo 13:21.
“Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche.” Éxodo 13:21.
 “Y el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas,” Éxodo 14:19.
Abraham sabía que Dios obraba de esta manera: Enviaba su ángel para guiar. Esto lo podemos ver cuando envía a su criado para buscar esposa para Isaac.
“Jehová, Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela, y me habló y me juró, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra; él enviará su ángel delante de ti, y tú traerás de allá mujer para mi hijo.” Génesis 24:7.
 Note la expresión: “él enviará su ángel delante de ti”.
¿Cómo hablaba este ángel? Repitiendo las palabras que oía hablar de Dios. Hablaba en primera persona como si se tratase del mismísimo Dios; todo lo que hacía era repetir las palabras dadas. Inclusive encontramos al ángel de Jehová intercediendo ante Dios por Israel.
“Y ellos hablaron a aquel ángel de Jehová que estaba entre los mirtos, y dijeron: Hemos recorrido la tierra, y he aquí toda la tierra está reposada y quieta. Respondió el ángel de Jehová y dijo: Oh Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás piedad de Jerusalén, y de las ciudades de Judá, con las cuales has estado airado por espacio de setenta años? Y Jehová respondió buenas palabras, palabras consoladoras, al ángel que hablaba conmigo. Y me dijo el ángel que hablaba conmigo: Clama diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Celé con gran celo a Jerusalén y a Sion. Y estoy muy airado contra las naciones que están reposadas; porque cuando yo estaba enojado un poco, ellos agravaron el mal. Por tanto, así ha dicho Jehová: Yo me he vuelto a Jerusalén con misericordia; en ella será edificada mi casa, dice Jehová de los ejércitos, y la plomada será tendida sobre Jerusalén. Clama aún, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Aún rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien, y aún consolará Jehová a Sion, y escogerá todavía a Jerusalén.” Zacarías 1:11-17.
 Vemos que el ángel de Jehová intercede por Israel, Dios le contesta y Zacarías dice que las palabras que Dios ha respondido eran buenas. Luego el ángel de Jehová le da un mensaje a Zacarías, de parte de Dios, para el pueblo. Por eso dice “Así dice Jehová de los ejércitos”. Vemos que cuando le entrega el mensaje a Zacarías el ángel habla en primera persona, como si fuese él Dios;  “Celé con gran celo a Jerusalén y a Sion” pero, aunque habla en primera persona, el ángel de Jehová lo que está haciendo es dando a conocer las palabras que Dios le da que diga.
Encontramos entonces en Zacarías al ángel de Jehová hablando como los profetas y exclamando “Así dice Jehová de los Ejércitos”, en alusión a la Autoridad de nuestro Dios, para diferenciarlo de él, que es un ángel que lleva el mismo nombre y es a él a quien está escuchando Zacarías.
“Y el ángel que hablaba conmigo respondió y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, señor mío. Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.” Zacarías 4:5-6.
Usa de esta forma, aquí en Zacarías, la expresión “Así dice Jehová de los Ejércitos” y “Esta es palabra de Jehová”  para dar énfasis de que se trata de la palabra de Dios y no la de él. Es así como encontramos al ángel de Jehová hablando con Zacarías acerca del nacimiento del Hijo de Dios y de la obra que Jesucristo había de hacer:
“Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote, tú y tus amigos que se sientan delante de ti, porque son varones simbólicos. He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo. Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día.” Zacarías 3:8-9. 
De manera que este ángel de Jehová utiliza la misma forma o manera como hablan los enviados de Dios, ya sean terrenales como los profetas o ya sean celestiales, como los ángeles. Hablar en primera persona, como si ellos fuesen Dios, repitiendo las palabras que oyeron, garantiza que el mensaje es transmitido completo y con el sentido que Dios mismo ha querido imprimir en sus palabras.


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